jueves, 10 de diciembre de 2020

La postal del reventón de Cabimas, en 1922.

 



Oswaldo Manrique Ramirez.


En la época de la dictadura gomecista, los trujillanos y particularmente los nativos de La Puerta y áreas circunvecinas, eran mal vistos por ese gobierno, los que no estaban presos como el coronel Américo Burelli, o estaban huyendo como el coronel Sandalio Ruz y su segundo, el capitán Mitrídates Volcanes y su tropa, como consecuencia de su alzamiento en La Culata, contra ese esquema de poder, solo les quedaba una alternativa, abandonar sus casas y sembradíos e irse a trabajar  a las petroleras extranjeras. Varias familias enteras, transitaron el camino de las Siete Lagunas (Maen Shombuk), con sus pocos enseres, y bajar por el monumento de Las Escaleras indígenas, para enrumbarse  hasta los pueblos de la Costa Oriental del Lago, buscando integrarse al trabajo de alguno de los campos petroleros, fue el sacrificio de la distancia, entre su vida rural y bucólica, a la vida dinámica del salario y explotación de la fuerza de trabajo; cambiando el paisaje natural de las sementeras y potreros, al paisaje de cemento y asfalto, el salto que dieron del uso de la indumentaria con tela de costal de harina y alpargates, al uso de la braga de obrero con accesorios industriales; dentro de esa nueva dinámica cultural, pasaron de hablar con el característico cantadito andino, a conversar en ingles machucado, adaptado al zuliano rajado; aunque sí hubo algo similar en ese tránsito de vida: dejaban del maltrato que recibían como peones o jornaleros de los hacendados, para recibir el maltrato como obreros de los patronos extranjeros. Esta crónica, aunque pequeña, es parte de nuestra historia petrolera, impulsada por muchos trujillanos, como fuerza de trabajo.     

Un día de 1926, Vicente Briceño, se le ocurrió enviarle un bonito e interesante saludo, como hacían antes, por medio de una postal a una dama de la familia Rosales, oriunda de Montecarmelo, y que se fue avecindando en este valle; la tarjeta que tenia impresa la fotografía del reventón de Cabimas, Estado Zulia, acompañada de una corta descripción manuscrita, con buena letra, en su lado posterior, de ese acontecimiento y su línea de tiempo.   Esa vieja postal me la ha remitido en imágenes un colaborador de este blog, que a su vez, la recibió como obsequio de una amiga común, pariente de los Rosales, la señora María Hortensia Ramírez (+), quien fue durante muchos años, funcionaria judicial de Valera, y vecina de Los Cerrillos, y aquí la compartimos, porque nos hizo recordar la jornada en que un ciudadano ingles  y otro curazoleño, de nombres George Brake y Samuel Smith respectivamente, técnicos emprendedores de la  explotación petrolera y las compañías transnacionales y sus cuadrillas, le dieron desde Cabimas, con el pozo Barroso N° 2,  el 14 diciembre de 1922, un cambio profundo, una transformación sentida en todos los renglones a esta zona del occidente del país. En esa oleada de trabajadores, aspirantes a ganar entre 5 y 6 bolívares diarios, con poder real adquisitivo,  llegaron muchos trujillanos, algunos Puertenses del Bomboy, como Vicente R. Briceño, quien desde ese espacio petrolero, le envió a la señora Oliva P. de  Rosalez,  habitante de este valle, la tarjeta postal, con la imagen del reventón, que aquí publicamos.   Seguramente, de esa postal se imprimieron y vendieron muchas copias, lo interesante de ésta, es su autenticidad, que viene dada por la interrelación histórica de dos personas de nuestra comunidad rural andina, no se le observa estampilla, lo que nos hace pensar, que fue no enviada a la señora Rosalez por correo, sino por medio de algún emisario de confianza.

En la gráfica histórica, anverso de la postal original, un poco deteriorada,  enviada por Vicente Briceño a la señora doña Oliva P. de  Rosalez, se puede observar el famoso reventón petrolero, la torre y la zona de vegetacion. Imagen cortesía del amigo Wilmer Viloria.  Cronografía N° WAO028.


Fue el del Hato el Barroso, en el caserío La Rosa, municipio Cabimas, en la zona oriental del Lago de Maracaibo, en Venezuela, uno de esos históricos reventones petroleros. Cuentan muchos cronistas sus particulares versiones, pero todas indican,  que a eso de las 4 de la mañana de aquel día, ya se sentía el rugir de las piedras y los líquidos que surgían de la profundidad de la tierra, anunciando e impulsando el esperado reventón. Muchos de los entusiastas trabajadores, ingenieros, técnicos y los propietarios de la Venezuela Oíl Concesión, esperaban ese gran y estruendoso boquete, que les enriquecería la vida, era el elixir del diablo que superaba en chorretes los más de 50 metros de altura, pero que buena falta hacían, era el oro negro y la bonanza petrolera. Hay un dato interesante que nos suministra la historiografía es que, fue a partir de 1929, cuando Cabimas, se convierte en un efectivo campamento petrolero, es decir, 3 años después de que Vicente Briceño remitiera la postal a la dama; lo que nos induce a pensar, que éste pudo estar entre los pioneros de los trabajos de exploración del Barroso o cuando menos, estuvo cerca de ellos.

En esta otra gráfica, el reverso de la postal original, en donde se puede leer encima de “Post Card. Correspondence. Address”, la siguiente nota escrita a mano: <<Agosto 8 de 1926. Para la señora doña Oliva P. de Rosalez le envía este rretrato la cual fue una explotación de petróleo de un taladro en tierra. Vicente R. Briceño>>. Estas líneas la convirtieron en una autentica antigüedad de colección. Imagen cortesía del amigo Wilmer Viloria.  Cronografía N° WAO029. 

La mayoría de los Puertenses del Bomboy, que se fueron a trabajar en las petroleras o en oficios y sitios cercanos a esa y otras actividades industriales derivadas, allí se asentaron, allí padecieron clima y enfermedades, y la misma dramática y cruel dictadura, porque la tragedia les tocó a todos los venezolanos y venezolanas de esa época,  pero formaron sus familias, y por supuesto, allí se quedaron. Esos lazos, indiscutiblemente, ayudaron a fomentar la sensibilidad y empatía con la zulianidad tan cimentada, como parte de ese proceso socio cultural que ha vivido nuestra comarca. Sirva esta crónica y la postal, en estos días de navidad,  para hacer un ejercicio de memoria colectiva, de refrescamiento imaginario, reviviendo nuestras relaciones parentales con los que han emigrado a otros sitios y países, y para ubicarnos en un espacio más vivencial de nuestra historia parroquial.

La Puerta, diciembre 2021.

Omanrique761@gmail.com

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