Filadelfo
Villegas, forjador de pueblo.
Personajes
del Páramo de La Puerta (1).
Oswaldo Manrique Ramírez.
La serie de personajes del Páramo de La Puerta, he creído
conveniente iniciarla con la pequeña semblanza de una autentica historia de
vida, edificante y autóctona, que ha contribuido al enaltecimiento de nuestro
gentilicio, que debe ser conocida por las nuevas y futuras generaciones. Se
trata de Filadelfo Villegas Rivas.
Filadelfo Villegas, impulsor de obras útiles en el Páramo de Los Torres. |
El Páramo de La Puerta, también llamado por los geógrafos
como las Siete Lagunas (Maen Shombuk en dialecto Timoto), es una
formación que se desprende del Pico de Miranda de la Sierra
Nevada, que a su vez, es ramal de la Gran Cordillera de los
Andes, que se desgaja del nudo de Pamplona (República de Colombia). Constituye
este espacio montañoso, uno de los más hermosos y valiosos lugares del Estado
Trujillo.
Cualquier habitante del páramo de La Puerta, con bastante
regularidad, antes de la penúltima década del siglo pasado, tuvo que
bajar y subir la ruta de la Cuesta de los Rondones, el ancestral camino de la
Maraquita o el indígena camino de los Bicuyes. Desde pasar el río
Bomboy, primero llegar a La Cueva, seguir hacia El Tampacal,
pasar por La Cruz Chiquita, luego La Cruz Grande, El Arbolito y finalmente El
Llanito. Eran esos los puntos que guiaban el viaje y ajustaban el tiempo de
llegada. A pie o en bestia, esa era la ruta cotidiana que tenían que
transitar los que iban a la escuela del pueblo; los adultos a hacer
diligencias y compras, o sacar su producción agrícola, ir a misa, bajar un
enfermo o enterrar un difunto. Sufrían mucho las mujeres cuando tenían que
bajar cargando un niño, para ir al dispensario. Algunos murieron en el mismo
camino, en la misma parihuela, por no poder aguantar el largo y
accidentado trance del traslado.
Las economías familiares, de abundante papa, caraota,
arveja, trigo, maíz y hortalizas, se veían mermadas, por la imposibilidad de
sacarlas al mercado a tiempo, la producción era llevada hasta el pueblo,
en lomo de bestias, el que las poseía, y otros en sacos por las
costillas, por la llamada Cuesta de los Rondones. Otros, se veían en
la obligación de vender a los negocios de La Puerta, particularmente a Rafael
Villarreal, en la esquina de la Plaza Bolívar, o al local de Pedro Villegas el
viejo, donde quedaría años después, la Comercial de Don Carmen
Matheus.
Desde
los años 50 del siglo pasado, un joven agricultor de este
páramo, tenía entre sus sueños, subir insumos y
mercancías y bajar las cosechas de su páramo en carros, por una vía agrícola
que les ahorrara tiempo y dinero. Su nombre Filadelfo Villegas Rivas. Quizás, a alguno de los lectores, les parezca éste, un nombre raro, poco
común; sin embargo, antiguamente, se registraban civilmente a algunos niños con
este nombre, cuyo significado, es amigo de los demás, ser fraterno, protector y
emprendedor. A estas características, le hizo honor nuestro personaje. Fue Filadelfo
Villegas, un hombre emprendedor, incansable luchador por sus ideas y proyectos,
con una identificación y solidaridad con su gente del páramo de La Puerta, con
su cercana Lagunita, y hasta en la expansión de su actividad comercial en la
ciudad de Valera; donde participaba, ahí dejó huella benefactora en la
comunidad. Filadelfo Villegas Rivas.
Nació en el sector La Casa
Quemada. Hijo de Caracciolo Villegas, y de su bonita esposa Matilde Rivas de
Villegas, ambos agricultores. Matilde era hija de la india Juana Paula, la de
los legendarios amores con el catire Jesús Briceño (1). Después se mudaron al
sector La Popa, donde fijaron hogar y desarrollaron
sus economías.
Filadelfo, luego de recibir formación en primeras letras, en las escuelas del Páramo y La Puerta, se dedicó a la agricultura y el comercio. Era un hombre emprendedor desde muchacho. Con su hermano Juan María, comerciante nato que murió joven, compró tierras en La Lagunita, cerca de Quebrada Seca. Al decir, de Tulio Rivas, y del señor Martín Rivero, papá de Antonio Lino, quien vivió en el Llanito, del Páramo de La Puerta y posteriormente en La Lagunita, al primero que vieron, movilizando sus propias yuntas de bueyes y pagando obreros de su bolsillo, para convertir aquella trocha o angosto paso histórico en un camino más amplio, fue al joven productor Filadelfo Villegas y otros pocos campesinos que colaboraron, nunca vieron personalidades encumbradas en este logro. Trabajando su finca, pudo establecerse en un punto de la ciudad de Valera, para comercializar lo que producía.
En 1958, ya se le conocía como uno de los más importantes comerciantes de los alrededores del Mercado de la ciudad de Valera; así lo recordó el sargento Leandro Rangel, el famoso <<guardián del mercado popular de Valera>>.
Se había
establecido en la avenida 6, N° 11-53, en la ciudad de Valera, a escasos
pasos de la plaza San Pedro. Con el tiempo se constituiría en una de las
mayores comercializadoras de alimentos de la ciudad. Madrugador de páramo, Filadelfo
abría las puertas de su negocio, desde las 5 de la mañana. A esa hora, se le podía
ver a él y sus ayudantes, sacando bultos y organizando la mercadería para la exhibición
y venta. Al frente, tenía el parqueadero de carros de rolineras, custodiados
por sus respectivos conductores, encargados de llevar las busacas o bultos hasta la casa del comprador. Logró
un amplio local en una de las avenidas mas transitadas en el centro de la
ciudad, en el que atendió y consolidó su
muy respetada Comercial Villegas; aquí compraba y negociaba toda la gente del
páramo, y él o sus empleados, le llevaban la mercancía hasta el terminal de
las busetas de La Puerta. Fue Filadelfo Villegas así, con tesón y
constancia, uno de los interesantes forjadores de la Valera pujante, de la
ciudad emprendedora, que merece ser recordado.
A finales
de la década de los años 70 del siglo XX, se iniciaron las reuniones de los
productores, entre ellos Filadelfo, igualmente se incorporaron los
demás habitantes del páramo de La Puerta, para organizar un plan y
hacer las primeras diligencias ante organismos públicos, para construir la
carretera agrícola. A esto se sumaron gentes de Valera y otros lugares.
Filadelfo Villegas Rivas, dinámico emprendedor del Páramo de La Puerta, y de La Lagunita. Gráfica cortesía de Yadira Rivas.
En
1982, como promotor principal de la idea, Villegas convoca y celebra una
reunión definitiva para discutir el por qué no se había podido iniciar la
construcción y se pusieron de acuerdo aquellos pobladores del
páramo, que podían suministrar recursos para comenzarla. Decidieron que no
podían esperar más a los burócratas de los organismos públicos e iniciaron por
su cuenta, esfuerzo personal y financiamiento la construcción de su ambiciosa
aspiración.
En las
distintas comunidades andinas, existen las necesidades materiales importantes
que resolver y sobre ellas, también existen las necesidades más sentidas, las
espirituales, que de igual forma se tienen que atender y resolver. Al comienzo
de la década de los 80 del siglo pasado, los pobladores del páramo, se pusieron
de acuerdo y construyeron un sitio u oratorio para cumplir con los asuntos
litúrgicos de la religión, la mayoría católicos y muchos devotos de San Benito.
En esto, tanto Matilde Rivas, como Filadelfo Villegas su hijo, se dispusieron a
construirlo con la ayuda de los otros miembros de la comunidad. Ella donó el
terreno. Él, su esfuerzo, y también su colaboración económica. Se hizo realidad
lo de la Capilla de San Benito de Palermo.
El 22
de agosto de 1982, se reunió a la comunidad en La Popa, en la
oportunidad de la inauguración de la Capilla de San Benito (2), estuvo el
párroco Padre Sergio Tessio, y después de los actos con este motivo, Filadelfo
con su estruendosa voz, y liderando su gente, los reunió a todos y les habló
muy claro como solía hacerlo. Ya tenían la Capilla, ahora el objetivo era
lograr la carretera.
Como todo líder, fijó la fecha de inicio, el 30 agosto, y ese día, los comuneros comenzaron a pico y pala, abriendo trochas y arreglándolas, para la obra que cambiaria la vida a todos los habitantes de este páramo. Él daba el ejemplo, sacaba de su bolsillo el dinero para ir pagando gastos y materiales, tuvo también la colaboración en trabajo de José Félix Rivera, Tulio Rivas, Pedro Rondón, Ramón y Américo Alarcón, Ezequiel Villegas, Amadeo y Pablo Villarreal, el gato Horacio, Luis y Víctor Torres y muchos otros que aportaron trabajo o dinero.
Gráfica de 1982, inauguración de la capilla de San Benito de Palermo, en La Popa, del Páramo de La Puerta, Estado Trujillo, en Venezuela. Este mismo día y en este sitio, se reunió la comunidad para decidir el comienzo de la construcción de la carretera. Se puede observar a Filadelfo (con sombrero), al lado del padre Sergio y de su madre Matilde Rivas de Villegas. Cronografía N° 2669.
En 1983, con la ayuda de la Gobernación del Estado y
Corpoandes (3), se hizo realidad la vieja aspiración comunitaria, de tener una
vía para vehículos de doble tracción para sacar la producción agrícola hacia
los mercados, la carretera del Páramo hasta La Puerta, lo que cambió la vida de
todos los parameños, rompiendo el aislamiento y acercándose a realidades y
oportunidades, que se les había impedido acceder hasta ese
momento.
De esa forma, organizados, venciendo las dificultades,
atravesando terrenos deleznables y alturas insospechadas, fue
concluida la carretera hacia todos los sectores; por lo que con el mismo
entusiasmo, los habitantes del páramo de La Puerta, se trazaron otro
objetivo, lograr llevar la electricidad. En los años siguientes, se comenzaron
a ver, primeras pruebas montadas sobre improvisados estantillos o enormes palos
de madera, cables y gruesos alambres sirviendo de conductores eléctricos, hasta
las mismas viviendas de las familias.
Se convertirían en chatarra o en ligeros
modelos para el recuerdo, aquellos viejos aparatos para escuchar y bailar, los
disco de 45 r.p.m., las rancheras de amor y desamor de las Hermanitas Calles, o
las Jilguerillas, ya era tiempo de abandonar los radios de pila (batería), para
escuchar amaneciendo el noticiero de Radio Valera o los programas con las
canciones de Antonio Aguilar y Pedro Infante. Para 1993, sobre las plataformas
de los vehículos de doble tracción mecánica, comenzaban a llegar los
primeros televisores, neveras y otros electrodomésticos que cambiarían y facilitarían
la vida a las familias y niños de esta comarca. Hasta en estas
diligencias, participó Filadelfo Villegas.
Panorámica del sector El Llanito, punto de ingreso al Páramo de La Puerta, Estado Trujillo, en Venezuela. se puede observar, parte de la carretera agrícola que bifurca en dos ramales que conducen a los distintos lugares de este Páramo. Carretera, que con muchas dificultades fue construida por la comunidad y bajo la iniciativa de Filadelfo Villegas, en 1982. Cronografía N° 2530.
Desde el punto conocido como el Llanito, los
habitantes y los visitantes, tomaban antiguamente, por el camino
izquierdo, la ruta que los llevaba a Los Pozos, Las Cruces, Las Moras
Piñas, Llano Grande, Mal Paso, San Rafaelito, Las Piedras Blancas, La
Meseta, La Mesa Alta, La Casa Quemada. Los Cerros: San Antonio y
San Felipe y también el camino hacia el Santuario Maen Shombuk o Las Siete
Lagunas. Al tomar el camino del lado derecho, se dirigían a los
sectores La Mesa del Alizo, Cicoque (Xikoke), La Loma Colorada, Los
Alicitos, La Lagunita. El otro lado, La Popa, El
Curubo, El Alto, El Picacho, La Lomita, La Aguada, El Arbolito, Las
Mesitas, El Valle, La Boca del Monte (Entrada a Monte Carmelo) Loma
Larga y La Perdia, entre otros lugares. Sus viejos clientes, ya tenían la
ventaja con Filadelfo y sus choferes, de que les llevaran la mercancía hasta
las casas en el Páramo.
En
su dossier fotográfico sobre el páramo, el amigo Antonio Lino Rivero, hijo del
señor Martín Rivero, hace esta mención << Atrás quedan para el
recuerdo, la famosa “Churumba”, El “Barrilito” para buscar el agua y el “Cacho”
que se usaba para avisar de un cerro a otro cuando había un enfermo grave o
para avisarle al compadre cuando era la fecha del próximo “Combite”>>;
ya no moriría la gente en la Cuesta, en improvisadas camas o parihuelas cargadas
sobre los hombros de sus solidarios paisanos; tampoco, ni calcularían angustiados
el tiempo que faltaba para llegar, en la Cruz Grande y en
la Cruz Chiquita, ni se pararían mas, a rezarle en “Los Santicos” para
que aguantara la llegada al hospital; se abría otra realidad para esta
comunidad.
Filadelfo Villegas Rivas, destacado comerciante de la ciudad de Valera.
Seria mezquino, no registrar este personaje entre los hombres más entusiastas, sinceros y emprendedores de nuestra comarca; con él, tanto La Lagunita, como el Páramo de La Puerta, tuvieron el impulso necesario para acometer objetivos de desarrollo económico social y lograr justas reivindicaciones sociales, que fomentaron otro nivel de vida, una nueva cotidianidad. Filadelfo Villegas, fue un líder en su comunidad y ayudó a la transformación y mejoramiento de la misma. Murió en Valera, el 17 de mayo del 2003.
(1) Para más datos de este hecho, ver nuestro artículo El Amor en la Historia de La Puerta, publicado en este mismo blog.
(2) Para más datos de este hecho, ver nuestra crónica Inauguración de la Capilla de San Benito, publicada en este mismo blog.
(3) Para más datos de este hecho, ver nuestra crónica Carretera del Páramo de La Puerta, publicada en este mismo blog.
La
Puerta, enero 2021.
No hay comentarios:
Publicar un comentario