Gregoria Ruz Carrizo, aguerrida matrona de Los Aposentos.
Oswaldo Manrique.
Hasta el año 2018, eran muy escasos
los testimonios que nos permitían ir descubriendo el papel de las mujeres de La
Puerta, en los hechos y acontecimientos históricos que le dieron cuerpo social,
cultural y físico, a nuestro viejo pueblo campesino andino. A pesar de la
lógica, natural e innegable participación al lado de los hombres, fueren esposos,
novios, amantes, hermanos, hijos, padres, tíos o abuelos, la mujer siempre fue
silenciada, era un ser invisible, sin notoriedad, cuando lo cierto es que, sin
haberse escrito o reseñado sus hazañas y emprendimientos en múltiples obras y
acciones, fueron de hecho, protagonistas ineludibles y reales en sucesos
memorables que fueron forjando y dando impulso al proceso de evolución de La
Puerta, como pueblo. Son las mujeres históricas, campesinas, guerreras,
de nuestra pequeña y rebelde comarca, que queremos, más que recordar, reconocer
y rescatar por justicia histórica, del ostracismo historiográfico en que se les
mantiene. Una de ellas, es Gregoria del Carmen Ruz Carrizo, la aguerrida
matrona de Los Aposentos, en las cercanías de La Puerta, Trujillo en Venezuela.
Gregoria del Carmen, nació al igual
que su hermana María Gregoria Ruz Carrizo, en Las Mesas, el mismo 12 de marzo
de 1907, eran hijas de Francisco Javier Ruz (n. 1849, m. 1919), hermano del
legendario coronel nacionalista y justiciero Sandalio Ruz; y su madre fue: María
Eulogia Carrizo. Francisco Javier, fue adjudicatario de tierras del Resguardo
indígena de La Puerta, en 1891. Su
hermana María Gregoria, se casó con Pedro Ángel Ruz Danieri (n. 1900), se
residenciaron en la ciudad de Timotes, estado Mérida y tuvieron doce hijos,
entre ellos José Olmides y María del Carmen Ruz Ruz. Pedro murió en 1970.
La familia Ruz Carrizo, estuvo residenciada en el páramo de
Los Aposentos, y los Caseríos Altamira de Garabulla, Mucutí, Portachuelo de la
Lagunita y el Tendal. Desde que Gregoria
era niña, sus padres: Francisco y Eulogia, le hacían seguimiento de sus
ocurrencias, cuando se les escapaba con la morocha o alguno de sus otros hermanos,
para ir de cacería o de sumarse a prestar algún apoyo a un desvalido, era severamente
castigada, sin embargo, fue una mujer de armas tomar, aguerrida y al frente de
las iniciativas en cuanto resolver problemas y lucha social de su comunidad se
presentaba.
Gregoria
del Carmen Ruz Carrizo, el de sombrero, su hermano Juan Ruz. Cortesía de Ramón González
Carrizo.
Su origen campesino le convirtió la
vida en un viaje cargado de vicisitudes, madrugonazos y de días de esfuerzo.
Pese a eso, logró trascender las condiciones que le tocó vivir, y logró
sobreponerse convirtiéndose en una mujer útil y matrona ejemplo para su
comunidad, estableció su negocio
mercantil, y aun, siendo octogenaria, seguía atendiéndolo con su conocida
vitalidad. El trabajo permanente, y su consagración de vida a ayudar a otros
integrantes de la familia Ruz, favorecieron el futuro de varias generaciones de
esta. Fue muy alegre, atenta, pero también implacable cuando había que serlo y corregir
entuertos, en aquellos tiempos de dureza y de fuertes carencias socioeconómicas
para el país.
La cotidianidad y la
caspiroleta de la matrona “Ma’Golla”.
La actividad diaria de la nona, se
centraba en la protección y formación responsable de sus hijos, nietos y
bisnietos, según su pariente Carmen Geralda Carrizo, que vivió con ella, en los
Aposentos, relata que siendo muy culta y asidua lectora, tenía una letra de
trazos hermosos y legibles. Una mujer de pensamiento liberal, que tenía
respuesta agradable para todo lo que le preguntaran; lo único en que expresaba
algo de vanidad, era cuando le preguntaban la edad, <<siempre se quedó en
70>>. En la familia la llamaban “Ma’Golla”, diminutivo de Mamá Gregoria, la
Nona cordial, cariñosa y de buenos
modales, <<era una mujer aque atendía a sus invitados como Reyes, siempre tenía
un café, algo para ofrecer a los que venían a los Aposentos o iban de
paso>>; lo que acompañaba con una buena conversación.
Su nieta Mari González, describió una
estampa cotidiana muy autentica y propia de las familias de nuestros páramos,
su nona “Ma’Golla”, <<era consentidora y atenta con todos sus
nietos y bisnietos, contadora de anécdotas por esta época de Cuaresma, al lado
de su fogón de leña encendido hasta tarde de la noche para paliar el frio, la
rodeábamos todos muy atentos, y después nos costaba dormir por miedo a lo que
contaba. Aunado a eso al amanecer había que ayudarla a ordeñar vacas y cabras,
nos enseño esa ardua y bella labor, de quien recuerdo muy claro su enseñanza, a
moler maíz para hacer las cachapas del desayuno y muy particular de ella era
servir leche recién ordeñada con pedacitos de cachapas calientica, lo que solíamos
comer también al lado del fogón la popular sopita de leche, en las tardes no
podían faltar para todos y el que llegara, sus dulces elaborados en leña como
el higo, durazno, membrillo todos cosechados en la famosa huerta, así como
también sus caspiroletas y el postre de Maicena>>. Aparte de eso,
se dedicaba a << la cría de animales de corral y los diferentes tipos de gallinas
que criaba>>. Recuerda esta misma nieta, que <<los
primos que siempre estábamos compartiendo con ella aparte de Duilio Carrizo su
consentido y su hermana Clara, a quienes crio con mucho amor, eran los Carrizo
Rivas, Carrizo Calles, Abreu Carrizo y los González Carrizo>>;
procuró conservar la cultura de la convivencia parental, como lo hizo el taita
Sandalio y fue tradición de los Ruz.
Escribió su nieta Carmen Geralda
Carrizo, que, a partir de las 6 de la tarde, Ma’goya, se convertía en su
televisor, porque comenzaba a contar las historias más entretenidas, de
morocotas, de las guerras de Sandalio, recordó su relato cuando éste, llegó con
su tropa a Los Aposentos, y ella tenía una siembra de arvejas, y se la
llevó, la preparó y le dio comida a toda
su tropa, porque iban de campaña guerrillera al Paramo del Salvaje, vía Santa
Cruz, un paso fácil y corto para llegar a Mérida. . <<y les
daban a los soldados comida y los caballos pastaban en el llano de los
Aposentos y Mesa Alta>>. A veces, <<se quejaba porque
llegaban los soldados y acababan con todo>>; los enemigos de Sandalio.
Sus hijos muy laboriosos, y don
Jacinto un respetable hombre del campo agrario. Muchas veces, se acercaban a su
negocio a encontrar la conversación franca y alegre de doña Gregoria, y a pesar
de que éste, tenía sus historias, se quedaba abrumado por las narraciones y recuerdos
de su mujer, que solo intervenía cuando ella le pedía algún dato o
referencia. Como seres afincados en la
tierra de labor, sus hijos e hijas, sus palabras y conversaciones, se formaban
con palabras de un discurso histórico, muy propio de esta zona paramera, relacionado
con el tema del abandono del Estado a los
campesinos y el problema de la tenencia de la tierra; pero mostraba el
orgullo de formar parte de una familia luchadora, y que tenia por símbolo a su tío
el legendario Sandalio Ruz.
En
esta gráfica histórica, de los años 60 del pasado siglo, sentada en un paraje
de Los Aposentos, Gregoria del Carmen Ruz Carrizo, con una escopeta en la mano,
a su lado, su hijo Francisco; aunque habían derrocado al general Marcos Pérez Jiménez,
aun se respiraban aires de dictadura, eran tiempos de guerrillas y de levantamientos
contra los cambios políticos. Cortesía de Ramón González Carrizo.
Relatan sus hijos y nietos, que Gregoria tuvo que
trabajar muy duro en las labores del campo y de la casa, sin embargo, sentía
una franca admiración por su tío el coronel Sandalio, el hombre fuerte de la Cordillera
de la Culata, el guerrillero que hacia justicia, cuando las leyes y el gobierno
no lo lograban o se hacían de la vista gorda, el mismo que con su tropa,
acompañado de su lugarteniente Mitridates Volcanes, armó una revuelta y destruyó e incendió la
finca de los González en Santiago, la propia cueva de los “Lagartijos”, en desagravio por los saqueos que la “Gonzalera”
hizo en las propiedades de las familias conservadoras de La Puerta. Eran los
tiempos de caudillos, de las recorridas y pisadas de los cascos de caballos y
bestias por toda la serranía de La Puerta, Trujillo y de Mérida. Recordaba con mucha emoción, los hechos y
sucesos relacionados con su tío, como aquel en que hizo justicia en el
misterioso asunto de los marchantes y comerciantes desaparecidos en la Posada
de Carmania, así como, de los personajes
que lo iban a buscar, para bien o para mal.
En
esta gráfica, tomada en el comedor de la casa materna de los Ruz, degustando
unos chirganos de ovejo a la brasa, de izquierda a derecha, de pie, Gregoria
del Carmen Ruz Carrizo, de perfil y con sombrero, su hermano Juan Ruz Carrizo;
a la derecha, de flux y sombrero, su esposo Jacinto Carrizo, sentada viendo a
la cámara, su hija Zenaida Carrizo. Cortesía de Ramón González Carrizo.
Como mujer del campo, había aprendido
no solo a la utilización del machete para lidiar con las sementeras y huertas,
sino que como todo integrante de las parentelas Ruz, conocía el manejo de
armas, escopetas, precavidos para acompañar a su líder el Coronel, sino como
elemento útil para la cacería y conseguir carne entre las montañas del Paramo
de La Puerta.
La alegría y la felicidad que
producía en toda la familia, saber que su tío Sandalio regresaba de las distintas
guerras y alzamientos, significaba
asistir a la celebración en su honor, en la casa que éste tenía en La Cañada,
donde Vivian también su mujer María Antonia
Carrizo “Toñita”, quien quiso tanto esta noble
tierra y su bella gente. A la muerte de Francisco Javier, su padre en
1919, Sandalio se había convertido en su
“Taita”. Allí, también Vivian, sus dos
hijos Nicolás y Pedro, con los que compartía juegos y sabrosas conversas
familiares.
Se casó a los 28 años, o sea, en el 1935, con Jacinto Carrizo, con el que procreó nueve hijos, Oscar “el negro”; Rafael, Francisco, Armida, Concepción, Maria Ermilda “Milda”, Gregoria, Rosa y Zenaida, ésta última y Rafael, son morochos. Establecieron como lugar de su residencia los Aposentos, donde dejaron fuertes raíces.
Jacinto Carrizo, esposo de Gregoria del Carmen Ruz. Cortesía de Ramón González Carrizo.
A la muerte del Coronel Sandalio, Gregoria
se convirtió en emprendedora, en una especie de guía comunitaria; cuando se comenzaba o acometía una obra, o un
negocio que favoreciera a la comunidad, allí estaba presente. Si alguien
llegaba a su establecimiento mercantil con algún problema, solidaria buscaba
resolverle o encaminarla a la solución, era ella un punto de apoyo para las
familias de ese caserío. Su negocio que para la tercera década del siglo XX,
estuvo dedicado a la comercialización de productos del campo y alimenticios
básicamente, lo sostuvo dirigiéndolo personalmente durante muchos años, con él,
levantó a su familia y ayudó a otros. De ella, sus descendientes obtuvieron,
que para el mundo del comercio, había que estar informado de los asuntos del
país, recordó que hubo un tiempo en que en pleno Páramo, se pagaban con
monedas de otros países, dólares, incluso con monedas de oro, y mencionaba
el pago con las populares “chivitas”.
Fue una destacada matrona puertense, vecina y residente de Los Aposentos y de La Puerta, donde fortaleció, no solo relaciones comerciales con los grandes comerciantes de la comarca y de la región, sino vínculos sociales y afectivos con los parroquianos. Su local y negocio comercial, le dio vida a ese caserío. Un dato interesante en la vida comunitaria de “Ma’Golla”, fue su apoyo para el desarrollo agrícola de los Aposentos, su nieta Mary González, la recuerda como <<fiel colaboradora cuando se inició el proyecto de la vialidad agrícola para el beneficio de toda la comunidad >>. Gregoria murió de 105 años de edad, es decir, en junio de 2012. Su casa, la materna de los Ruz Carrizo, en Los Aposentos, aun permanece en pie.
Anécdotas y leyendas:
Son muchas las anécdotas que contaba y
donde fue protagonista nuestro personaje, que se han convertido en leyendas
para la tradición oral puertense, que merecen ser recopiladas, pero solo
seleccionamos unas pocas que aquí les compartimos.
Ella contaba que en una oportunidad,
llegó a su negocio, un hombre oriundo de otro sitio de Venezuela, que
pasó por esos lares (Los Aposentos), con unas bestias cargadas de dos cajones que
subió a la montaña, al riñón del Páramo, conociéndose todos sus habitantes, se
esperaba que bajara a los pocos días, y
ella, preguntaba por el extraño visitante del que los que bajaban no daban noticias
de él; pasó el tiempo y no se supo mas de él.
Igualmente rememoraba, que muchos años atrás, era
visitada por gente extraña que provenía de lugares distantes, que iban unos pa
arriba, en ruta a Mérida, y otros para abajo rumbo a Trujillo; la Sierra de la
Culata, de la cual forma parte Los Aposentos, es desde tiempos inmemoriales, vía
comunicante con los pueblos del sur del lago de Maracaibo, por donde pasaban
las montoneras gitanas o “zarcilleros” que se sumaban a la tropa del Coronel.
Considera su nieta Mary González, que
<<sus
historias quedaron y la más importante inolvidable para ella y que quedó
plasmada en nuestros corazones esa Campaña fue de los 15 días…En esa travesía
del coronel Sandalio, hay una ruta por el Paso de los Andes, que se inició por
la Mocotí>>; esta campaña guerrillera nacionalista, se inició en
La Puerta, y tuvo caudillos y gente comprometida en toda la Sierra Nevada.
Otra de las narraciones relacionadas con doña Gregoria
Ruz, que se repite y mantiene en el arsenal oral de nuestra comarca, es que
ella al fallecer, no hace muchos años y ya de muy avanzada edad, vino uno de sus
nietos que ella había criado, se presentó a su funeral, y de la cocina, escarbó
dentro de las paredes que se elevaban para formar el fogón, y extrajo, lo que
ella una vez o su esposo encontró, algo de gran valor; se dice que eran las
alhajas del Coronel Sandalio, otros dicen, que eran las monedas de un viejo
entierro montañero, de la época de la guerra de caudillos.
Si hay un hecho que contaba con mucha
aflicción, como si lo estuviese viendo en el momento, fue lo que sucedió en 1929,
en su familia, un hecho que alteró el
sosiego en su casa y en las de sus vecinos. Había visto subir varias veces a Nicolás
Ruz, que tenía su finca en Jajó, y a Pedro que estaba en su negocio en La Mesa de Esnujaque, asimismo, a Mitrídates
Volcanes con su mujer Micaela Sulbarán, que vivían en La Maraquita. Mitrídates que
fue su lugarteniente, estaba cerca en La Flecha (La Puerta), a poca distancia.
Solo estuvo por fuera cuando se iba de campaña militar o a “desfaser
entuertos”. Esto le generó preocupación. Sandalio estaba enfermo, desde hacía días, de la enfermedad del guerrillero, el
Reumatismo agudo; esas visitas le
advertían que algo triste se avecinaba y estuvo acertada. Al día siguiente, quince de marzo de mil novecientos
veinte i nueve, en horas de la tarde, uno de los troperos del Coronel, la llama
en baja voz y le dijo: - Toñita, le manda avisar, que
vaya ligero que Sandalio se está muriendo. Inmediatamente, como estaba,
se puso el sombrero, buscó una carpeta de lana burrera, y se dirigió a la casa del Coronel que construyó en La Cañada, en Mesa de los Pavones, un sitio cercano a
El Portachuelo (La Puerta) y Garabulla (Timotes) , donde tenía su custodia
personal y el asiento de sus negocios.
Varios estaban
sentados en el corredor, y otros más en piedras, conversando, saludaron. Ella se puso algo nerviosa y entró a
la cocina sollozando en silencio y le pregunto a Toñita por su tío, solo se le escuchó: - po’ allí está. Había muerto,
a las 12 del mediodía, muy asoleado y fresco.
Cuando estuvo cerca de la cama del
coronel, lo observó con mucho desánimo, se le iba el “taita”, el protector de
la familia, de La Puerta y sus contornos, el varón de la Cordillera de la
Culata, quien dio grandes enseñanzas de vida y valentía, allí se despedía. El
estar cerca del cadáver, sin embargo, le dio cierta tranquilidad. Sandalio Ruz,
murió a la edad de setenta y tres años.
Los restos mortales
del Coronel Sandalio Ruz, los sacaron para enterrarlo en un sitio en el que no
se le pudiera ubicar, así duró por más de 90 años. Ni siquiera los mismos
familiares del Portachuelo, la Mucutí, Garabulla, Los Aposentos conocían el
lugar de la tumba. Esto se mantuvo en secreto, quizás por el temor a que sus
enemigos políticos y militares, saquearan o profanaran su tumba. Era el miedo a que se enteraran sus enemigos
y aprovecharan de saquear su casa,
bienes o cobrar venganza sobre sus familiares.
Esa y otras respuestas a interrogantes que se desprenden de este hecho,
se lo llevaron como secreto a la tumba sus familiares, ya murieron, ninguno
dijo dónde estaba enterrado el coronel Ruz. Los restos del Coronel Sandalio,
fueron descubiertos, a comienzos de la primera década del siglo XXI.
Nota 1.- Quien esto escribe, fue la primera persona que obtuvo una copia de la Partida de defunción del Coronel Sandalio Ruz, para la elaboración de su biografía, que integra el libro <<Los tres varones de la Culata>>
Nota 2: Para la elaboración de este pequeño bosquejo biográfico, se contó con la colaboración de Ramón González Carrizo, nieto de doña Gregoria Ruz, de quien pudimos obtener parte de los datos y fotografías que aquí compartimos, y a quien damos nuestro agradecimiento.
La Puerta, marzo de 2021.
omanrique761@gmail.com
Excelente recopilación de datos. Me agradó mucho que le hayan hecho ese homenaje a mi tía Golla. Los hermanos Carrizo Ruz de Timotes Estado Mérida la apreciamos mucho. Un cuento infaltáble cuando visitábamos a Tía Golla, era el relato de como obtuvo el anillo del piloto.
ResponderEliminarSaludos Unknown. Agradezco su valioso comentario. Mucho le agradeceré me escriba un poco, acerca de esa historia del <>, que usted me comenta. OM.
EliminarAmigo Oswaldo Manrique saludos, esta publicación en el Día Internacional de la Mujer enaltece el carácter bravío de las mujeres de nuestra comarca. Sin embargo, la foto en la que aparece Francisco "Chico" Carrizo y su mamá la Sra. Gregoria del Carmen Ruz Carrizo no es de los años 30 tal como la fechaste, ya que Chico Carrizo nació en 1940, por tanto no corresponde a la época gomecista.
ResponderEliminarSaludos Profesor Beltran. Agradecido por su valioso comentario. En efecto, por la cuenta de Instagram, algunos de los familiares de Ma'Golla, aportaron valiosa información que nos ayudó a despejar ciertas dudas y fechas, y a mejorar el articulo biográfico, que es interesante. Esto es lo bueno de esta herramienta, que se puede interactuar y hacer las correcciones de los datos de los personajes de nuestra parroquia. Un abrazo. OM
EliminarUnknow, agrego: quise decir <>. OM.
ResponderEliminarcomo obtuvo el anillo del piloto
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