Oswaldo Manrique
Algunos años, que no
se sabe de su paradero; hemos preguntado por él, han dicho que fue llevado al
Hogar de Ancianos de Betijoque. Lo recordamos caminando “antiparabólico” y
alegre, ensimismado en su soliloquio festivo, por la sinuosa carretera desde
Santa Bárbara, a la “Y”, para llegar a las también empinadas calles de La
Puerta. Es todo un simpático personaje de esos que le dan bastante colorido a
la vida de nuestra Parroquia, se trata del llamado “Chulo” de Santa Bárbara.
Su nombre, Benito
Rangel, nació en 1955, en el sector Santa Bárbara, cercano a El Molino,
Parroquia La Puerta, estado Trujillo, Venezuela; su padre, Manuel Rangel, que
trabajó como molinero de caña, en el trapiche de Felipe Vieras. La madre,
Ubaldina Rangel, una modesta mujer que tuvo la gran tarea de criar a sus hijos
con los problemas y condiciones que traen de nacimiento; pero siempre
observando las normas familiares y religiosas como toda familia de esta zona
andina. La oralidad vecinal, reitera que el apelativo “Chulo”, le llegó, porque
en su casa, solo trabajaba el señor Manuel, que era un viejito, y los tres
hijos no trabajaban, le decían la casa de los “Chulos”, algunos le dicen a
Benito, “Chulito”.
El de gorra azul de medio lado, es Benito Rangel el "Chulito", como fiel devoto, es de los primeros en la procesión de la Virgen de la Paz, saliendo del templo parroquial de La Puerta.
Benito, nació con
una discapacidad intelectual, por eso lo llamaban “tonto”, aunque perfectamente
en su aspecto físico, no es tan alto, de piel blanca, ojos claros, pelo liso,
parece hijo de portugués. La gente se burla de él, y él se burla de la gente. Sonríe
cuando hace alguna maldad, pero es inofensivo.
Benito
Rangel, creció en una modesta vivienda, ubicada entre las ventiscas que llegan
del abra serrano de la Culata, y el fresco y húmedo clima que surge del rio
Bomboy, en su cauce de norte a sur, sector Santa Bárbara, a unos dos kilómetros
de la cabecera o área urbana de La Puerta; compartida por sus padres y sus 4
hermanos, Pedro, Irenio, Trino, y una hembra, que estuvo casada con Pulido, un
funcionario que cumplió labores en el
Puesto Policial de La Puerta, murió en Valera. Sus hermanos tan
tremendos como él, le hacían la vida llevadera, junto con los afectos de
Ubaldina, la madre. Algunos de ellos, han muerto.
Recuerdan
vecinos, que de pequeño, lo sacaban a caminar al pueblo, y lo llevaban agarrado
de la mano, eran vivencias nuevas para él. Él, como cualquier otro, con esta
condición, tiene dificultad para el aprendizaje, el estudio, pero no
impedimento para el trabajo, colaborar, comprende a la gente, devoto católico y
entiende a la gente cuando se comunica con él, sin burla.
Siendo la discapacidad intelectual, la deficiencia en el desarrollo humano, más común, es de las condiciones que menos apoyo tienen por parte del Estado y la sociedad; tal como lo explicó Galeano, se invierten más en la cirugía estética, para obtener belleza ficticia, y muy poco en aquel tipo de necesidades. Cuando se le escapa a la familia, siempre se va a La Puerta, se pone a beber miche y se pone a hacer barrabasadas, como si fuese un niño y ya pasa de los 60 años de edad. Duerme en la calle, en la plaza. Es uno de los personajes del pueblo, que menos fotografías tiene. Los que no lo conocen, piensan que es un peligro y le dicen a sus hijos, que pasen rápido a la acera de enfrente, para no encontrárselo; cuando es simplemente un ser humano pacifico.
¡Maiiiaaaa!
¡Maiiiaaaa! Es su grito de llegada, el anuncio de su
presencia, siempre se le escuchará esa palabra en alta y afincada voz; se dice
que es su manera de expresar Virgen María o Santa Maria, de la que es gran devoto, va a misa
y le presta atención a la palabra del cura oficiante, y no se pierde las
procesiones de la Virgen de la Paz, y San Isidro. Se
le podía ver su alegría, y conversarlo en las festividades religiosas.
“Chulo” algunas veces, es tremendo; cuando existía el negocio de billares y esparcimiento, donde el “Gato” Cesar, en la entrada de Santa Bárbara, los ociosos para divertirse, le ofrecían un palo de miche al Chulo, para verlo hacer alguna maldad; en una oportunidad, le pagaron un trago para que le metiera un golpe a un señor muy mal encarado, que había estado en la cárcel por homicidio; el “Chulo”, fue y le dio un fuerte puñetazo al hombre por la espalda, que lo cimbró, y molesto el golpeado, comenzó a desafiar a todos los presentes para que dijeran quién había sido el de la gracia. El “Chulo”, no habló, y quedó como comentario del pueblo, por mucho tiempo. Muchas anecdotas se pueden contar de él.
Camina
mucho, a veces anda con un pedazo de palo como garrote. Acostumbra usar una
gorra, que siempre lleva de lado, como si se le fuera a caer; es amigo de todos, hasta de los que golpea
por encargo. Sin duda, que esa es la forma con la que el “Chulito” en La
Puerta, logró superar las adversidades, las burlas, discriminaciones y el
aislamiento social.
La
Puerta, mayo 2021.
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