martes, 25 de mayo de 2021

El “Chulo” de Santa Bárbara.

 


Oswaldo Manrique


Algunos años, que no se sabe de su paradero; hemos preguntado por él, han dicho que fue llevado al Hogar de Ancianos de Betijoque. Lo recordamos caminando “antiparabólico” y alegre, ensimismado en su soliloquio festivo, por la sinuosa carretera desde Santa Bárbara, a la “Y”, para llegar a las también empinadas calles de La Puerta. Es todo un simpático personaje de esos que le dan bastante colorido a la vida de nuestra Parroquia, se trata del llamado “Chulo” de Santa Bárbara.

Su nombre, Benito Rangel, nació en 1955, en el sector Santa Bárbara, cercano a El Molino, Parroquia La Puerta, estado Trujillo, Venezuela; su padre, Manuel Rangel, que trabajó como molinero de caña, en el trapiche de Felipe Vieras. La madre, Ubaldina Rangel, una modesta mujer que tuvo la gran tarea de criar a sus hijos con los problemas y condiciones que traen de nacimiento; pero siempre observando las normas familiares y religiosas como toda familia de esta zona andina. La oralidad vecinal, reitera que el apelativo “Chulo”, le llegó, porque en su casa, solo trabajaba el señor Manuel, que era un viejito, y los tres hijos no trabajaban, le decían la casa de los “Chulos”, algunos le dicen a Benito, “Chulito”.

El de gorra azul de medio lado, es Benito Rangel el "Chulito", como fiel devoto, es de los primeros en la procesión de la Virgen de la Paz,  saliendo del templo parroquial de La Puerta.  

Benito, nació con una discapacidad intelectual, por eso lo llamaban “tonto”, aunque perfectamente en su aspecto físico, no es tan alto, de piel blanca, ojos claros, pelo liso, parece hijo de portugués. La gente se burla de él, y él se burla de la gente. Sonríe cuando hace alguna maldad, pero es inofensivo.

Benito Rangel, creció en una modesta vivienda, ubicada entre las ventiscas que llegan del abra serrano de la Culata, y el fresco y húmedo clima que surge del rio Bomboy, en su cauce de norte a sur, sector Santa Bárbara, a unos dos kilómetros de la cabecera o área urbana de La Puerta; compartida por sus padres y sus 4 hermanos, Pedro, Irenio, Trino, y una hembra, que estuvo casada con Pulido, un funcionario que cumplió labores en el  Puesto Policial de La Puerta, murió en Valera. Sus hermanos tan tremendos como él, le hacían la vida llevadera, junto con los afectos de Ubaldina, la madre. Algunos de ellos, han muerto.

Recuerdan vecinos, que de pequeño, lo sacaban a caminar al pueblo, y lo llevaban agarrado de la mano, eran vivencias nuevas para él. Él, como cualquier otro, con esta condición, tiene dificultad para el aprendizaje, el estudio, pero no impedimento para el trabajo, colaborar, comprende a la gente, devoto católico y entiende a la gente cuando se comunica con él, sin burla.

Siendo la discapacidad intelectual, la deficiencia en el desarrollo humano, más común, es de las condiciones que menos apoyo tienen por parte del Estado y la sociedad; tal como lo explicó Galeano, se invierten más en la cirugía estética, para obtener belleza ficticia, y muy poco en aquel tipo de necesidades. Cuando se le escapa a la familia, siempre se va a La Puerta, se pone a beber miche y se pone a hacer barrabasadas, como si fuese un niño y ya pasa de los 60 años de edad. Duerme en la calle, en la plaza.  Es uno de los personajes del pueblo, que menos fotografías tiene. Los que no lo conocen,  piensan que es un peligro y le dicen a sus hijos, que pasen rápido a la acera de enfrente, para no encontrárselo; cuando es simplemente un ser humano pacifico.  

¡Maiiiaaaa! ¡Maiiiaaaa! Es su grito de llegada, el anuncio de su presencia, siempre se le escuchará esa palabra en alta y afincada voz; se dice que es su manera de expresar Virgen María o Santa Maria, de la que es gran devoto, va a misa y le presta atención a la palabra del cura oficiante, y no se pierde las procesiones de la Virgen de la Paz, y San Isidro. Se le podía ver su alegría, y conversarlo en las festividades religiosas.

“Chulo” algunas veces, es tremendo; cuando existía el negocio de billares y esparcimiento, donde el “Gato” Cesar, en la entrada de Santa Bárbara, los ociosos para divertirse, le ofrecían un palo de miche al Chulo, para verlo hacer alguna maldad; en una oportunidad, le pagaron un trago para que le metiera un golpe a un señor muy mal encarado, que había estado en la cárcel por homicidio; el “Chulo”, fue y le dio un fuerte puñetazo al hombre por la espalda, que lo cimbró, y molesto el golpeado, comenzó a desafiar a todos los presentes para que dijeran quién había sido el de la gracia. El “Chulo”, no habló, y quedó como comentario del pueblo, por mucho tiempo. Muchas anecdotas se pueden contar de él.

Camina mucho, a veces anda con un pedazo de palo como garrote. Acostumbra usar una gorra, que siempre lleva de lado, como si se le fuera a caer;  es amigo de todos, hasta de los que golpea por encargo. Sin duda, que esa es la forma con la que el “Chulito” en La Puerta, logró superar las adversidades, las burlas, discriminaciones y el aislamiento social. Larga vida al Chulito de Santa Barbara.

La Puerta, mayo 2021.

Omanrique761@gmail.com



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