Matronas del Páramo de La Puerta.
Oswaldo Manrique
Existen sitios que para las personas,
son de agradable recordación, casi siempre el paisaje, flora, fauna. Creo que
el mejor símbolo para expresar nuestro afecto a los lugares, es la propia gente, a la que uno sigue en sus afectos,
labores, valores, costumbres y su misma cotidianidad, y aun cuando perezcan, se
mantienen en nuestra memoria. Eso ocurre, con los del Páramo, ese mismo que
se encuentra enclavado una majestuosa montaña conocida como el páramo o
cerro La Puerta (hoy Páramo Los Torres), hacia el lado oeste de la parroquia La
Puerta. El propósito de este articulo, es ir reivindicando a las mujeres que
con su esfuerzo diario, responsabilidad, fueron creando y fortaleciendo en condiciones adversas, la principal célula de la sociedad: la
familia y además de ello, por su nobleza y su virtuosidad; las conocemos como
las Matronas del Páramo.
En ese grupo, debemos comenzar por
mencionar a Matilde Rivas de Villegas, quien estuvo por muchos años, viviendo
en el sector La Popa, antes vivía con su esposo en Casa Quemada. Los parientes y
amigos le decíamos tía “Matolda”. Fue quien donó los terrenos para construir la
escuela de La Popa, y la Capilla de San Benito. Su hijo Filadelfo, fue el
entusiasta promotor de la carretera agrícola que une la zona urbana de La
Puerta, con este Páramo, lo que le dio empuje económico y social a los
habitantes y productores de esta zona.
En la
gráfica, Matilde Rivas de Villegas, en compañía del padre Sergio Tesio, y con
su hijo Filadelfo Villegas.
Dentro de ese conjunto de seres forjadores
de vida, recordamos a María Bernabela
Rondón Rivera, quien vivió en el sector El Llanito, luego se mudó al área
urbana; era una mujer profundamente católica.
Algunos de sus visitantes llaman al
Páramo como “El Llanito”, que es uno de los primeros puntos de interés
turístico del Páramo de La Puerta, hoy llamado los Torres, ubicado a
unos 12 Km de distancia del área urbana de la Parroquia. Tiene un pico del
mismo nombre, hacia el extremo norte, su altura es de 3.536
m.s.n.m, es considerado uno de los más altos de Venezuela. Hay
mucha producción agrícola.
María Bernabela Rondón Rivera,
en el templo San pablo Apóstol de La Puerta; cuando tenía 82 años.
Igualmente, como podíamos olvidar a Petra
Villarreal, esposa de Martín Salcedo, quienes vivieron e hicieron familia en el
sector Los Pozos.
Petra
Villarreal, matrona del Páramo.
Es necesario y obligatorio nombrar a
María Guadalupe Ramírez de Rivas, a quien llamábamos“mamá Lupe” o nonita;
esposa del cantautor de décimas y contrapunteo criollo Concio Rivas. Vivieron
por muchos años en la posesión Xikoke (Sicoque), sitio indígena de nación
Timoto. Mama Lupe, tuvo unos 14 hijos.
Maria
Guadalupe Ramirez de Rivas, cuando ya rayaba los 100 años de edad.
Una matrona que vivió una dramática
experiencia en el sector San Rafaelito, vía Boca del Monte, en el Páramo de las
Siete Lagunas, es María Natividad Villarreal, esposa de Oswaldo Rivero.
Natividad, fue la primera mujer que llegó en forma solidaria al Cerro San
Antonio, para asistir a las víctimas del accidente aéreo de Aeropostal, en
1991, sin embargo, no hubo sobrevivientes.
María
Natividad Villarreal, habitante de San Rafaelito.
Otra matrona destacada, por su empeño
y solidaridad comunitaria lo fue doña Gregoria Paredes, esposa del amigo Luis
Villarreal (QEPD), agricultor, comerciante. Este matrimonio vivió el sector Las
Mesitas, donde constituyeron una respetable familia; hace unas pocas décadas, se mudaron al área
urbana, al sector Pueblo Nuevo.
Doña Gregoria
Paredes, esposa Luis Villarreal.
En forma grata recordamos a la señora
Verónica Jerez, esposa de Adriano Torres, destacado labriego de nuestro Páramo,
con el que fomentó una respetable familia, en el sector “La otra banda”.
Verónica
Jerez, esposa de Adriano Torres.
Incorporamos a este grupo de mujeres
laboriosas de nuestro Páramo a Toña Alarcón, quien ha vivido toda su vida en la Mesa del Aliso.
Pertenece al antiguo y fecundo clan de los Alarcón.
Toña Alarcón,
en compañía de Américo.
Como homenaje justo, recordamos a
doña María Cristina Salcedo de Villarreal, que habitaba junto con su familia,
en el área urbana de La Puerta; una matrona bondadosa, cumplidora de sus deberes
familiares y fervorosos de los compromisos con la colectividad y con la
iglesia.
María Cristina Salcedo de
Villarreal, en el templo San Pablo Apóstol de La Puerta, cuando tenía 97
años.
Una de las mujeres que engrosa
nuestro grupo, es Adriana Paredes, mujer de mucho temple y trabajo,
colaboradora de inalterable disposición en las actividades y servicios de estas
comunidades parameñas, que la hace destacar.
En la gráfica
Adriana Paredes, mujer de trabajo y
páramo.
Incluimos en el conjunto de matronas,
a María Zenaida Briceño, esposa de Julio Ocanto. Ella desciende del recordado y
prospero comerciante y productor agrícola Serafín Briceño, nuestro deudo. Ha
vivido siempre en la posesión Los Bicuyes, sitio histórico, por haber sido
asentamiento indígena.
En la gráfica, María Zenaida Briceño, con
algunas de sus hijas.
Cerrando este grupo de matronas de
nuestra Parroquia, recordamos a la señora Aura Paredes, esposa de Blas
González, hombre muy trabajador, vivieron en el sector Mesa Alta, donde fundaron
respetable familia. Ella era enérgica, comunicativa y entusiasta en sus labores
de madre y mujer campesina.
Aura Paredes,
esposa de Blas Gonzalez.
La Puerta, mayo de
2021
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