Encomenderos y Encomiendas del Pueblo de Doctrina
San Pablo Apóstol de Bomboy.
Por
Oswaldo Manrique.
Varios historiadores coinciden, en
que el inicio y erección de la mayoría de pueblos coloniales serranos, sobre
todo los más antiguos, sería consecuencia, de las denominadas encomiendas, es decir, su núcleo generador.
Este pequeño y productivo valle, conocido desde tiempos
remotos como Bomboy de <<indios
Timotes>>, fue objeto desde finales del siglo XVI, de la invasión
europea, las tierras despojadas a sus tranquilos habitantes, y estos,
convertidos en esclavos. Aquella aldea, organizada en su particular y diseminada distribución y ubicación de viviendas, de acuerdo a su cotidianidad,
hábitat y cosmovisión, fue saqueada y sus habitantes reducidos, recluidos y
concentrados en una limitada posesión de una legua a los cuatro vientos, llamada Resguardo, que en la práctica,
se constituyó en la cabecera del Pueblo de Doctrina San Pablo Apóstol del
Bomboy, es decir, el conformado por los aborígenes encomendados, localizados en
los sitios que hoy conocemos como La Puerta, Mendoza, Jajó y La Quebrada, del hoy estado Trujillo, que significó una amplia jurisdicción política religiosa y a
la vez, espacio de frontera con el Virreinato. Los principales capitanes que
poseyeron tierras y encomiendas de indios esclavos en este valle, fueron:
Capitán Francisco de La Bastida.
Considerado el Fundador de la ciudad de Trujillo, en su último asiento, el valle
de los Mukas, en 1572. Encomendero por derecho de conquista y fundación. Las
tierras que le fueron adjudicadas a este Capitán, estaban localizadas en lo que
hoy es la parroquia Mendoza, justo centro del valle de Bomboy. La posesión de
tierras explotada por La Bastida, existe aún, conocida como Hacienda San
Francisco, Parroquia Mendoza, municipio Valera, estado Trujillo. Se intuye que,
esas tierras fueron trabajadas con los indígenas que tenía de la encomienda en
el área de Boconó, grupo de 208 aborígenes Tostós, según la organización
jurisdiccional católica de Pueblos de Doctrina, del Obispo fray Antonio de
Alcega, de 1611 (Briceño Perozo, 56).
Capitán Sancho Briceño. Acompañó a
Diego García de Paredes y Francisco de La Bastida, en la conquista y fundación
de Trujillo. Fue el primer alcalde de la ciudad de Coro. Desarrolló una
próspera hacienda, colindante a la de su yerno el Capitán La Bastida, son las
tierras del linaje Briceño, fue el primero de ese ilustre apellido en Trujillo.
Esta posesión, aún existe, denominada hacienda La Concepción, aquí nacieron
varios próceres independencistas, entre ellos, el Dr. y coronel Antonio Nicolás
Briceño, conocido como "el Diablo Briceño". Allí funciona el Museo
Casa Natal de Antonio Nicolás Briceño.
Capitán Juan Álvarez Dabuyn. Prestó
servicios importantes para el Rey de España, entre ellos, el aniquilamiento del
cacique Nigale y las tribus zaparas, aliles y otras, que no permitían el
tránsito de barcos por el lago de Coquivacoa, hoy Maracaibo, lo que valoró el
Gobernador Sancho de Alquiza, quien le confirmó la Encomienda "Valle de Vomboy", a la que había
hecho dejación su padre el capitán Tomé Dabuyn, el 23 de marzo de 1601, quien
la había recibido años antes del Capitán General de Venezuela, Don Alonso Arias
Vaca. A este Juan, se la otorgaron de primera vida, y también, la Encomienda "Quebrada
Comboko", adyacente a la anterior, que poblaban el territorio que hoy
conforma La Puerta. Le otorgó una tercera, la Encomienda denominada
"Lomalla de Busandi" (Titulo y Confirmación por el Capitán
General de Venezuela Sancho de Alquiza 19 de mayo de 1611, confirmada en
Madrid, por el Consejo de Indias, el 10 de enero de 1620. En: Zambrano,
42). Es de destacar que la Encomienda "Valle de Vomboy", fue la de
mayor cantidad de indígenas esclavos, 408 de la nación Timoto, y pasó a
integrar la 7a. Doctrina (Briceño Perozo: 57), luego pueblo de Doctrina San
Pablo Apóstol de Bomboy, cuyo pueblo cabecera estuvo ubicado en lo que hoy es
el área urbana de La Puerta.
Capitán Blas Tafallés. Acompañó a Diego
García de Paredes, en la avanzada de dominación contra los Cuicas. Por el
llamado derecho de conquista y fundación, le fue otorgada la Encomienda de los Timotes, constante de
108 indígenas, que pasó a conformar la 7a. Doctrina, organizada por el Obispo
Alcega (Briceño Perozo: 57). Las tierras que explotaba este capitán, pudieron
estar localizadas entre La Mesa de Esnujaque, Quebrada Grande (Municipio
Urdaneta) y La Mocotí y El Portachuelo de La Puerta.
Capitán Hernando Hurtado de Mendoza y
Acosta. El Pacificador español de Trujillo, liberó el camino de los Andes, de
grupos de aborígenes rebeldes. Don Diego de Osorio, Capitán General de
Venezuela, le otorgó la Encomienda en el valle
de los Timotes, que antes fue de Juan de Umpierres y su mujer Ana Xacome.
Umpierres muere y su viuda, junto con su nieta María Márquez de estrada y
Umpierres, siguieron disfrutando de la encomienda, pero la declararon vaca, por
dejación que hizo la viuda, y la nieta, se casó con el capitán Hernando
Hurtado de Mendoza, y logra que se la concedan a él. Hernando Hurtado de
Mendoza, para 1610, tenía a su disposición 137 indígenas del valle de los
Timotes, 18 nativos del valle de Carache, de Boconó 51 indígenas, y de Pocó,
174 aborígenes esclavos (Briceño Perozo, 56).
Francisco de La Piñuela. Participó en
las avanzadas de dominación europea contra los primeros pobladores. Por estos
servicios al Rey de España, le fue otorgada la Encomienda de los Timotes, constante de 175 indígenas, que conforma
parte de la 7a. Doctrina.
Pedro Gómez Carrillo. Acompañó a
Diego García de Paredes, en la avanzada de dominación contra los Cuicas. Por el
llamado derecho de conquista y fundación, le fue otorgada la Encomienda de los Timotes, constante de
131 indígenas, que conforma la 7a.
Doctrina, organizada por el Obispo Alcega (Briceño Perozo: 57). Es bastante
probable, revisados algunos datos hereditarios, que esta encomienda, de acuerdo
al acta de matrícula y libertad, elaborada por el Alcalde Jacinto Valera y
Mesa, en 1687, sea la que obtuvo el capitán José de Sánchez Mexias, que, <<está debajo de Señor San Pablo un
título y confirmación y se compone de dos Partidos que es el de La Quebrada y
el de Timotes>> (Castellanos: 86).
Juan Pacheco Maldonado. Exterminador
del cacique Nigale y de los Zaparas y Aliles, en 1607. Le adjudicaron tierras
en el valle de Bomboy, y le fue otorgada Encomienda
de Burbusay, con un grupo de 545 indígenas esclavos (Briceño Perozo: 56);
esta fue la Encomienda con mayor número de integrantes en toda la región
Trujillana. Es muy probable, revisados algunos datos hereditarios de los
Pacheco (Dávila), que esta encomienda, de acuerdo al acta de matrícula y
libertad de indígenas, elaborada por el Alcalde Jacinto Valera y Mesa, en 1687,
tenga relación con la del capitán Alonso Pacheco de Mendoza, constante de 107 naturales
(Castellanos: 81).
Doña Catalina Fajardo. Esta dama, fue un
personaje importante, en el campo del desarrollo y estabilidad del nuevo modelo
económico en este valle. Junto con su esposo Francisco Botello, fueron los
primeros beneficiarios del grupo de indígenas de la Encomienda “San Pablo de
Bomboy", para 1629, Catalina estaba viuda y no cumplió con la gestión
de Confirmarla para disfrutarla
legalmente, a pesar que la siguió explotando, y declararon la Encomienda,
vaca, es decir, volvió a quedar a la disposición del Rey, sin asignación a
colono en particular. Se casó con el hijo del capitán Hernando Hurtado de
Mendoza, Cristóbal y éste obtuvo el otorgamiento de esta Encomienda, el 25 de
enero de 1629, por parte del gobernador Juan de Meneses.
Un dato importante se encuentra en
dicho documento, relacionado con ese grupo aborigen, que lo califican de Nación
Cuyca, cuyo jefe principal, era Julián, debido a que ya estaba
cristianizado, <<los que
viven y están mandados poblar en el pueblo de San Pablo de Bomboy, según y de
la manera que los tubo y poseyó la dicha Cathalina Faxarda>>
(Zambrano, 11); sin embargo, la mayoría era de origen Timoto. En esas condiciones, los tuvo el capitán y primer encomendero
Francisco Botello, desde antes de 1592. Se entiende de este párrafo,
además de que pertenecían a la nación Cuycas, que la localización originaria de
este comunidad nativa convertida en
esclava, no era propiamente de La Puerta, <<mandados
poblar en el pueblo de San Pablo de Bomboy >>, esto es, donde estaba
el Pueblo cabecera de Doctrina, y luego
Resguardo Indígena, sino que los mandaron a concentrar allí, por razones de
control social, racial, adoctrinamiento y de administración de los esclavos. Lo
que nos lleva a confirmar que una cosa es el Pueblo de Doctrina San Pablo
Apóstol de Bomboy, y otra diferente, es la denominada "Encomienda San Pablo Apóstol de Bomboy",
que integró junto con otras, dicho Pueblo de Doctrina, ubicado en lo que hoy,
es el área urbana de La Puerta. También es conveniente señalar, que
aquella figura jurídico político religioso, es diferente del denominado Pueblo
San Pablo Apóstol de Bomboy, como cabecera de Doctrina, que en realidad fue el denominado
hasta el año 1891, Resguardo Indígena de La Puerta. Esta posesión de tierras,
sólo incumbía al Rey de España y a los indígenas a quienes se les había
asignado para su concentración y subsistencia, no le pertenecían a ningún
encomendero.
Al convertirse en heredero del
capitán Hernando, Don Cristóbal gestionó la fusión e integración de la encomienda
del sitio de Muxunp, otro en el sitio llamado "La Cuchilla, ambos en el
valle de los Timotes, de su padre, con la Encomienda que tenía su esposa Catalina,
la denominada "Encomienda San Pablo
de Bomboy", lo que logra de las autoridades de Venezuela, el 2 de
enero de 1638, aunque el Consejo de Indias, en Madrid, al final del proceso, se
lo negó.
Entre los encomenderos de otras
zonas, que también figuran como dueños de sembradíos en mesas, mesetas, lomas,
lomallas, llanos, llanitos, así como hatos, hatillos y potreros, en el valle de
Bomboy: como Baltazar Aguilar, además de militar y encomendero, prestó
importantes servicios a la Corona española, en el campo de la ingeniería y la construcción.
Agregamos a Martin Cabrita; ambos eran poseedores de mesetas y posesiones
agrícolas en el Valle de Bomboy, por haberlas obtenido como derechos de
conquista, o como repartimiento, colonizadores, mercedes de tierras, o composición,
y tenían sus grupos de aborígenes encomendados que traían a trabajar a estas
tierras.
El valle de Bomboy que desde tiempos
ignotos, fue calificado como mágico, por su exuberante fertilidad, y por la
rápida prosperidad dada a los hacendados y terratenientes, tiene un nombre indígena
hermoso cuyo significado encierra sus características innatas y otras un
contenido filosofal, Bomboy, que toma
del mismo nombre del río, que significa rio de aguas de espuma, altivas y
fuertes, palpitantes, fogosas. Bomboy,
no Momboy, que es una suerte de distorsión del topónimo auténtico y
original. Fue este valle, sus páramos y su río, el portentoso cosmos de
la Comunidad indígena Bomboy, conformada progresivamente por Xaxoes, Xikokes,
Mucutis, Bicuyes, Kombokos, y por supuesto, los Bomboyes. Se agregaron forzosamente
Kuicas y nativos del pueblo Jirajara, cuyo
mejor ejemplo fue la princesa bozal Yeguenda.
Antiguamente, nos vendieron la idea
que, la historia de La Puerta, comenzaba con los hacendados y caudillos y
oligarquía municipal del siglo XIX, ocultando todo un rico y apasionante mundo
anterior a éste. Los Bomboyes, desaparecieron gradualmente durante el periodo
colonial, terminando la labor sistemática de extinción, los hacendados, curas,
jueces, prestamistas, estafadores y gamonales, en 1891.
Nos ocultaron ese vergonzoso proceso
de esclavitud y exterminio, pero dejaron que se les colara en el tiempo y por
la fuerza misma de la palabra, raíces que se irán develando en el proceso de
descolonización histórica, y los hermosos topónimos, nombres y palabras
indígenas, que los mencionamos en la cotidianidad, que usamos a diario,
desconociendo su hermoso e interesante significado.
La Puerta, octubre de 2022.
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