sábado, 25 de mayo de 2024

La Puerta, ancestral y estético pueblo alfarero.

 

La Puerta, ancestral y estético pueblo alfarero.

Por Oswaldo Manrique (*)  

El antiguo arte de elaborar cosas, vasijas, cacharros, imágenes, efigies y otras figuras, en barro y loza, de las más disímiles características, usos, colores, brillos y cualidades estéticas, representan para los arqueólogos, etnohistoriadores e investigadores una fuente y huella irrebatible de nuestro pasado, el que algunos quieren seguir escondiendo y otros desean conocer.

Una vasija, un chorote o un cacharro de arcilla o una pieza de artística,  encierra <<un grado de desarrollo tecnológico para su fabricación, una función para la cual estaba destinada y una forma y decoración que indican un planteamiento estético>> (Los ceramistas de tiempos pretéritos. Diario El Tiempo. Pág. 34. Edición martes 12 febrero 1991. Valera), los pueblos ceramistas prehispánicos evolucionaron este arte siglos antes de la era cristiana. 

Se puede afirmar que uno de los pueblos más antiguos tanto en la actividad agrícola, como la de alfarería es el del valle de Bomboy,  conocido tras la invasión europea como San Pablo Apóstol de Bomboy,  y posteriormente denominado La Puerta (Edo. Trujillo), localizado en la región occidental andina, en una hermosa estribación que se desprende del ramal septentrional del Pico Miranda de la Cordillera de los Andes, llamado por los primeros pobladores: Bomboy.

Se estima la presencia de primeros pobladores en el valle de Bomboy (La Puerta), entre 450 D.C. a los 1000 años D.C. (Vargas: 1967; Wagner: 1969; Niño: 1988; Ramos: 1988; y Gordones y Meneses: 1992. En: Gordones Rojas, Gladys.  Lo étnico en las sociedades prehispánicas de la Cordillera de Mérida. 1ras. Jornadas de Investigación de la Escuela de Historia). Investigaciones genéticas de los Drs. Miguel Layrisse y Johanes Wilbert, también permiten señalar que los primeros asentamientos de estos pueblos agro-alfareros aparecen posiblemente hacia los 3.000 años antes de ahora (1.000 A.C.) (Iraida Vargas y Mario Sanoja. Orígenes de Venezuela). Poblamiento dado en un proceso estratégico de expansión de la civilización Chibcha-Muisca, de la que se extiende la nación Timoto, en dominio y desarrollo económico desde la Sierra Nevada y el hoy Lago de Maracaibo, buscando la salida al Mar Caribe.  

Dicha afirmación se fundamenta en primer lugar, por las piezas encontradas dentro de este espacio geográfico, en su mayoría utensilios  domésticos, platos, trastes, ollas, cacharros, corotos, los famosos imbaques, como se denomina en nuestras montañas, así como, las imágenes bien pulidas y objetos de uso religioso como los chorotes, los bracerillos de quemar esencias o los envases globulares como los mintoyes o guacas destinados a usos funerarios; existen otras hermosas piezas que simbolizan aspectos importantes de su cosmovisión indígena como la que simbolizan la maternidad y vida o al honorable hombre y caudillo, que denotan la calidad estética de estos artesanos; asi como,  los sonajeros para acompañarse musicalmente, y los chorotes para sus presentaciones teatrales y celebraciones mágico-religiosas; el segundo elemento, que nos refuerza eso,  es el referido a las fuentes o minas de los materiales, que en su mayoría, son de arcilla mezclada con arenilla cocida y el color rosa y ocre que dependía de la ceremonia y del rango dentro del Señorío Tribal al que está dirigida; esas actividades se realizan cerca de canteras de arcilla, explotadas a cielo abierto; materiales que se encuentran en nuestra zona como “Tierra de Loza”, llamada así por los antiguos encomenderos, (hoy Tierra Colorada, para los habitantes de este caserío), donde está la mina de arcilla ubicada en lo que hoy se conoce como “Carorita”; la arenilla y greda fina que se encuentra todavía en el río Bomboy, la cal y mica una especie de elemento blanco en una mina denominada por los Adelantados y encomenderos antiguamente "Tiza" y que se encuentra ubicada en el sector Santa Bárbara, o la mica y el granate de La Mocotí, de nuestra parroquia, elementos básicos de esta actividad artesanal. En tercer término, el reconocimiento e importancia dada en estudios de especialistas nacionales y algunos extranjeros como Herbert J. Spinden y Jean-Albert Vellard, a este patrimonio cultural a comienzos del siglo XX. 

La cerámica puertense encontrada u objeto de despojo, una exhibida en Museos nacionales y extranjeros, otra en poder de particulares, nos informa que los indígenas Bomboyes, de la nación  Timotes respetaban la vida, al hombre y a la mujer, a sus caudillos y le rendían ciertos tributos, así mismo, adoraban la naturaleza, los elementos, los astros, veneraban sus antepasados, es decir, un acervo interesante de que dichos pobladores basaban su cotidianidad sus costumbres y religiosidad en dichos valores, en los que incluían su concepción sobre la belleza; un ejemplo muy hermoso de ese acervo, lo constituye la pieza y figura femenina sentada, que actualmente es exhibida en el Museo Tulene Bertoni, de Valera, pieza antropomorfa que simboliza la maternidad, la vida, el amor,  fue hallada en el Páramo de La Puerta, (hoy los Torres). 

Maternidad. Imagen captada en 2024, propiedad de este blog.

En la figura  que  se observa en la parte superior izquierda de la composición de imágenes que aquí se acompaña, se puede observar que representa a una mujer completa. Cabeza completa con ojos achinados y bien definidos, nariz firme con orificios, boca de labios gruesos, orejas con orificios, de posibles pendientes, en la parte superior de la cabeza, un cintillo con trazos verticales, símbolo de linaje, rango o posición social. Senos de mujer, brazos y antebrazos definidos, manos con dedos abiertos posados sobre las rodillas, piernas que culminan con trazos verticales en forma de pie, apoyados en el suelo 

Se pueden ver, pezones erguidos con orificios, destaca sus órganos genitales y un gran abdomen, de donde brota una criatura con cabeza al relieve, ojos, nariz con orificios, boca, orejas, piernas con marcas de dedos, posiblemente, simboliza el embarazo, maternidad o la vida o estas tres fases.

La posición del cuerpo, está sentada con las piernas abiertas, ampulosamente en forma de "L”, tiene muslos, talones, apartados, y pies sobre el suelo. Se revela por las facciones y forma del rostro, la ansiedad, orgullo y alegría del acto del alumbramiento,  estado de parturienta o símbolo de la maternidad. Del mismo modo es exhibida en dicho museo, una bonita pieza dedicada al hombre caudillo, sentado en doho. Esto, notablemente es, arte prehispánico Bomboy.

Imagen captada en 2024, propiedad de este blog.

La libertad para la elaboración de estas figuras, culminó en el periodo colonial, cuando se ordenó penalizar y castigar con azotes por el Consejo del Santo Oficio, y lo calificaba como brujería y Mojanería;  los artistas y alfareros que hacían estas piezas perdían sus privilegios como principales de la tribu.

Aunque dispersa en la actualidad, el pueblo originario de La Puerta, dejó  una hermosa y perenne  muestra de su muy antigua actividad artesanal alfarera y por ende expresa a través de ella su cultura y cotidianidad como pueblo indígena paramero, sus costumbres y religiosidad, y su valoración de la estética, la ética y la belleza, lo cual es tema importante para la etnografía venezolana.

El etnógrafo y antropólogo francés-tunecino Vellard (1901-1996), especialista en etnobiología de los Andes, en 1936 escribió que el despojo de tierras de los resguardos indígenas había “precipitado la desaparición de los indios de los Andes venezolanos" (Vellard, Jean-Albert. Arqueología de la región occidental de Venezuela. Pág. 2. 1940); el fraudulento despojo de las posesiones del  Resguardo Indígena de La Puerta, ocurrió en 1891, que marcó la extinción -por decir lo menos-, de la Comunidad nativa Bomboy y su cultura. 

Piezas precolombinas encontradas en La Puerta, expuestas en el Museo Tulene Bertoni, de la ciudad de Valera. imagen tomada en 2024, propiedad de este blog. 

Igualmente afirmó este investigador que, hasta 1920 aproximadamente, en el mercado de Mérida, se podía encontrar a personas que hablan en lengua Timote, y en los páramos uno que otro anciano, que conserva nociones de la lengua de sus antepasados. Habitaban en <<chozas redondeadas con paredes de barro armado sobre una base de gruesos cantos rodados, sin cemento; recubríanlos con un alto techo cónico de juncos>>, (Vellard, 32); la última que conocí de ese tipo, con fogón de tapia en la entrada, fue la casa de Gabriela Aldana, en la Mesa del Aliso, en el Páramo de La Puerta. Luego fueron rectangulares, quizás guiándose por la cuadricula española.

Los indígenas para la protección de los restos de sus ancestros, los ubicaban en tumbas en zonas altas, en La Puerta, están localizadas en cuevas, entre otras, como la que está en Quebrada Seca, El Pozo, otra en Los Aposentos, igualmente la de la Cuesta de los Rondones y en el santuario de las Siete Lagunas, que según el criterio de Vellard, atestigua la densidad de esta antigua población  y cultura Bomboy, como una de las primeras poblaciones agrícolas (papa y maíz), desde 1.000 a.c. (Sanoja y Vargas),  sumado a la pequeña industria del chimó, la cestería, esteras y los sombreros de raíces vegetales, sus telares y mantas de algodón, que conservaran en la época de esclavitud, transmutando sus técnicas ancestrales, que fueron aprovechadas por los invasores españoles, lo que nos da una idea de cómo era la solidez de la cultura de esta población aborigen, siendo el estilo y belleza de su cerámica prehispánica una de sus expresiones, que merece ser abordada y estudiada, a pesar de la dispersión de piezas en diferentes museos del mundo.

Piezas precolombinas encontradas en La Puerta, expuestas en el Museo Tulene Bertoni, de la ciudad de Valera. imagen tomada en 2024, propiedad de este blog. 

Uno de los objetos que llamó la atención de Vellard, encontrado en el páramo de las Siete Lagunas, de La Puerta, fue una pieza que comparó con la que utilizaban y elaboraban en el Perú, fue el triturador de piedra cuya forma recuerda exactamente una plancha de ropa, con su asa redondeada, se refiere a la piedra de moler que se consigue ahora en algunas casas, como adornos,  y hace una disgregación interesante sobre el tipo de cerámica, <<la región Timote y la de Cuica aparecen entre ellas diferencias sensibles>> (Jean- Albert. Arqueología de la región occidental de Venezuela. Pág.40. 1940); coincido con este criterio, inclusive, se debe agregar las diferencias con la etnia Jirajara que se asentó en la zona baja trujillana.

Otro de los datos importantes de Vellard, es que  dentro del grupo de figuras estudiadas por él, incluye una estatuilla Timote de 88 mm de alto y se encuentra en la colección del Museo del Hombre, de París, allí mismo se pueden encontrar imágenes de piezas precolombinas encontradas en La Puerta (Vellard, J. Contributión a l' Archíologie des Andes Venezueliénnes. Journal de la Society des Americanistas. Tomó 30. Pág. 121.1938); que robustece nuestra afirmación acerca de las diferencias citadas. Existen otras piezas que reposan en el The American Museum of Natural of History of New York (USA).  

Sonajeros precolombinos encontrados en La Puerta, elaborados por la Comunidad Indígena Bomboy, para acompañarse musicalmente. Piezas expuestas en el Museo Tulene Bertoni, de la ciudad de Valera. Imagen tomada en 2024, propiedad de este blog. 

Imágenes de piezas precolombinas encontradas en el Páramo de las Siete Lagunas, en la cueva de El Pozo y otros lugares de  La Puerta, que tiene el Musée de l' Homme, de la ciudad de Paris, Francia, la pueden observar en la parte inferior izquierda de la composición de imágenes que aquí se comparte,  (Vellard, 128).

Aparte de esas gráficas, en la página 121, de la obra de Vellard, incluye unos dibujos con detalles de las piezas placas aladas del parisino Musée de l' Homme,  por ejemplo la N° 3, es una serpentina de 120 x 27 mm, hallada en el Páramo Siete Lagunas (La Puerta); la marcada con el N° 6, es serpentina de 123 x 40 mm, encontrada en la cueva El  Pozo (La Puerta); la N° 19, es un Coquillaje de 27 x 16 mm, encontrada en la cueva El Pozo  (La Puerta); la N° 27, también hallada en La Puerta, es un schistes sériceteux, de 28 mm, figura antropomorfa;  y la N° 20 y la marcada 28, halladas igualmente en el Páramo de La Puerta, es una figura antropomorfa en serpentina haut 75 mm., todas estas piezas, que son de nuestro patrimonio histórico y cultural local, evidencia el carácter e historia de pueblo alfarero prehispánico, que tiene La Puerta. 

Una de las características de este periodo arqueológico de La Puerta, es la ausencia de metales, la existencia de sepulturas colectivas en cerros o cimas de montañas, por ejemplo, el encontrado en los años 80, cuando pasaron la máquina por lo de la construcción de la carretera en “La Camacha”, en el Páramo de La Puerta. También las placas líticas aladas encontradas en “Los Aposentos”, “Las Siete Lagunas”, que simbolizan rangos, y la cerámica de índole y arte muy particular, lo que merece un estudio idóneo y apropiado (Jehan-Albert Vellard. Arqueología de la Región Occidental de Venezuela.1940).  Acerca de estas placas aladas, recomiendo el detallado trabajo del artista plástico e investigador Franklin Fernández, denominado la Geometría sagrada de las placas líticas aladas.  Hemos escrito en otra oportunidad, sobre el peto lítico de un principal Maviskey, que se puede observar en la parte superior derecha de la composición de imágenes que aquí se comparte,  obra prehispánica, encontrada en las Siete Lagunas.

La Puerta, pueblo y tierra de alfareros prehispánicos.

Si compartimos la clasificación de la profesora Wagner encontraremos la presencia de rasgos que ubican el pueblo originario de La Puerta, en lo que se llama zonas parameras, es decir, por encima de 2.000 y hasta 3.800 m de altura del occidente venezolano, por lo que se estaría dentro de la clasificación del patrón Andino, cuyas constantes básicas son la subsistencia centrada en el cultivo <<de la papa y otros tubérculos de clima frío como el ullucus tuberusos y oxalis tuberosa. La cerámica es tosca, más simple... decoración escasa: modelado burdo, incisión, aplicación y punteado. Construcciones de piedra, terrazas agrícolas, cuevas funerarias y ceremoniales y entierros asociados con parafernalia votiva compleja y diversificada: idolillos antropomorfos, isomorfos y pendientes líticos en forma de alas de murciélago... La cronología abarca... desde aproximadamente 300 DC hasta el presente>> (Wagner. Erika. Arqueología de los Andes venezolanos. Página 256. IVIC. 1967). Asevera igualmente Wagner que el estilo o fase Mucuchíes tiene relación con la cultura Chibcha (página 210). Esos datos, colocarían al andino pueblo Bomboy, en el marco de dicha civilización ancestral.

La fase Mucuchíes para Wagner. 

Otro de los datos interesantes que nos suministra la profesora Wagner, que refuerza nuestra tesis de La Puerta como pueblo y tierra de alfarería prehispánica, es por la cercanía y el tipo de cerámica del Alto de Mucuyupú en el área de Timotes, límites entre Mérida y Trujillo, es decir, contiguo al Valle del Bomboy de indígenas Timotes (hoy La Puerta), espacio en el que se produjeron relaciones de intercambio con otros grupos y comunidades de la zona de la Serranía de La Culata y los nexos culturales con estos pueblos protohistóricos de Colombia (regiones Tayrona y Chibcha) (Wagner, Erika. La Prehistoria de Mucuchies. Pág. 5. UCAB. Caracas. 1980); esas marcadas similitudes, iguales prácticas agrícolas y socioeconómicas, hidráulicas y terraceo en pendiente, los silos en cuevas y en plataformas de piedra, el tipo de vivienda monticulada y sobre plataforma, los importantes trabajos de vialidad intermontanos (“Las Escaleras” en piedra bruta simétricamente picada) para llegar al lago de Coquivacoa (Maracaibo), el  uso del mismo lenguaje, festividades, música, teatro y religiosidad nos obliga a pensar en que para el tiempo de llegada de la invasión europea, esta comunidad había alcanzado un alto grado de maduración cultural, y también en el orden socio político.

Piezas precolombinas encontradas en La Puerta, expuestas en el Museo Tulene Bertoni, de la ciudad de Valera. imagen tomada en 2024, propiedad de este blog. 

        Sirvan los datos precedentes, como base de la antigüedad del pueblo de La Puerta, con un estilo de cerámica indígena prehispánica, quizás de unos 3.000 años antes de ahora, que merece ser abordada y estudiada, a pesar de la dispersión de piezas en diferentes museos; asimismo, se debe considerar la muy marcada característica de la entidad y densidad de su cultura prehispánica.

De acuerdo a la señalada obra artesanal y los fundamentos anteriores,  califica al andino pueblo Bomboy y su cultura, como una comunidad indígena de vida social organizada, con destacada creatividad y obra artística, propio de una civilización ancestral milenaria.

Piezas precolombinas encontradas en La Puerta, expuestas en el Museo Tulene Bertoni, de la ciudad de Valera. imagen tomada en 2024, propiedad de este blog. 

El propósito de esta nota sobre indigenismo puertense, es  visibilizar la existencia de colecciones de esas piezas de barro y cerámica, líticas, orgánicas y autóctonas; asi como,  la importancia de la riqueza de su patrimonio cultural que ha sido llevado por arqueólogos y saqueadores extranjeros a París, Nueva York, Hamburgo, a colecciones privadas, a finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX, no importándoles el valor cultural para los venezolanos.  Por eso, es necesario, se active desde las comunidades, escuelas, grupos culturales y organismos competentes, una iniciativa para que se devuelvan estas colecciones al lugar de donde fueron despojadas, es decir, la repatriación al lugar de sus autores, creadores y artistas indígenas Bomboyes: La Puerta, estado Trujillo, en Venezuela. 

(*) Portador Patrimonial Histórico y Cultural de La Puerta.

 omanrique761@gmail.com 


sábado, 18 de mayo de 2024

Los montoneros de La Puerta, tomaron a Valera, por el "Mocho", en 1898.

Los montoneros de La Puerta, tomaron Valera, por el "Mocho", en 1898.

Por Oswaldo Manrique (*)

Mitrídates Volcanes, el lugarteniente del coronel Sandalio Ruz y último montonero de La Puerta, enviaba mensajes con uno de sus hijos desde su casa en La Maraquita; según la tradición familiar, tuvo horas, amolando el machete y sacó de un escondite su viejo fusil y le hizo mantenimiento. 


El día anterior, en La Popa, cuando le pidieron que le preparara avío, para salir de noche y los vio buscando a las bestias, la india Juana Paula Rivas, les dijo molesta a sus hermanos: - ¡So vagamundos, se van con Sandalio, a moler vidrios con el rabo!  ¡A eso, es que van!  No le dieron respuesta, eran tiempos de violencia, consternación y de quedarse callados. 

Durante la última década del siglo XIX, se dieron en el valle y montañas de La Puerta, algunas acciones de carácter militar vinculadas a causas nacionales, que se deben rescatar y considerar como jornadas históricas. Una de ellas, lo es, cuando los montoneros de La Puerta, tomaron a Valera. 

Los viejos caudillos de la Cordillera, estaban calificados en su mayoría por decisiones que expresaban lo que llamó Mario Briceño Iragorry "extroversión telúrica", es decir, seres impulsivos, instintivos, que rezando y persignándose, guiados por la necesidad de mejorar las condiciones de vida, sobrevivencia, aunque algunos los guiaba la ambición, el trofeo de guerra de los saqueos y las destrucciones, fueron capaces de sumarse a causas prioritarias para la Patria. 

Para dicho tiempo, se desarrolló un fenómeno nacionalista desde las entrañas del mismo liberalismo hegemónico, en todos los lugares de la República, que inclusive,  abrumó y trastocó la causa goda trujillana. Los grupos "ponchos" y "chutos" como se les llamaba a los del conservatismo, dieron un viraje radical, y se vincularon a lo que se denominó el mesianismo de finales del siglo XIX. 

Rafael y Jesús, hermanos de la india Juana Paula, salieron en la noche, y tomaron el camino hacia “Pan de Azúcar”, para unirse a la tropa de Sandalio Ruz.

Llegó el “Mocho”, quien con dos Bolívares recorrió el país, y llegó a Trujillo.

En julio de 1896, este personaje llegó de Estados Unidos. Su arrolladora personalidad, la describe el historiador Ramón J. Velásquez en La caída del liberalismo amarillo, así: << tal vez el venezolano veía en su sencillez, en su pobreza orgullosa, en su vida errante y llena de simples episodios, el más fiel reflejo de su propia desventura>>.  Federico Brito Figueroa, lo calificó como <<hombre progresista>>, algunos lo llamaron el caudillo romántico, que logró enfrentar la oligarquía corrupta liberal amarilla, y arrastró grandes simpatías a finales del siglo XIX. Un hombre honorable convertido en la esperanza del pueblo.

El Mocho, empuja duro la caída del liberalismo amarillo.

La insurgencia de nuevos partidos políticos, y el recio malestar de una generación decepcionada por los gobiernos de los generales Guzmán Blanco y Crespo, activó el repudio popular del régimen político del liberalismo amarillo. Según el  mismo Ramón J. Velázquez, <<Partido Nacionalista se va a llamar en 1897 el más vasto movimiento popular de protesta y renovación políticas que contempló el país antes de 1936, acaudillado por José Manuel Hernández>> (Velásquez, Ramón J. Confesiones imaginarias de Juan Vicente Gómez. Pág. 18. Centauro. 1979). La historiografía regional, relata que el General José Manuel Hernández alias “El Mocho”, <<estuvo en la ciudad y otros pueblos trujillanos trabajando por su propia candidatura para Presidente de la República>> (La Riva, 85), se refiere a Valera, centro político y esto, mantuvo alborotadas las pasiones y la confrontación de los grupos y tendencias políticas y electorales, en los Distritos de la región. 

En 1897, es creado el partido liberal nacionalista y lanza la candidatura del General José Manuel Hernández "El Mocho"; quien <<recorrió el país de extremo a extremo, y en cada pueblo planteó su programa de gobierno y terminando sus concentraciones públicas...enseñó a sus oyentes la manera de ejercer el sufragio>> (Cardozo, 252).  Su postulación, encarnó un fuerte fervor y fanatismo popular ante las fechorías e ineptitud de los gobiernos liberales amarillos. 

¿Y de dónde le venía lo de “Mocho”? 

El historiador Vicente Lecuna, relató que Hernández <<a los 17 años le dejaron por muerto en el combate de Los Lirios, a principios del Septenio...que en el suelo fue macheteado en el cuello y en el brazo, quedándole la mano derecha desfigurada, de donde se le designó con el apodo del Mocho>> (De Armas Chitty, 9), Hernández usó en su correspondencia los seudónimos "Renó", "Cachirulo" y "Valentín". 

En Trujillo, según el recordado historiador Arturo Cardozo,  <<el gobierno regional hace un despliegue de fuerza como si se tratase de un invasor... Celebra mitin en Valera...toda esta gira por la sección Trujillo la realiza durante la segunda quincena de junio>> (Cardozo, 252), los godos ven con simpatía la candidatura del General Hernández, quien tenía un discurso reivindicador, y sus adeptos quedaban sorprendidos mucho más cuando le estrechaban la mano y no era tal,  era un muñón de huesos triturados cubiertos por una gruesa piel dura y encallecida, que los saludaba. Al comentar esto, más y más gente, quería ir a mirarlo y a saludarlo, como si se tratara de un personaje circense.

Los hacendados y pequeños y medianos agricultores liderados por los "Ponchos" Araujo y Baptista, lo apoyan pero éstos <<se abstienen de manifestarlo en forma pública, por razones muy especiales: no desean estar en complicaciones con el general Crespo>> (Cardozo, 253); al morir el general Crespo en la Mata Carmelera, quedaron libres de compromiso y apoyan al candidato nacionalista.

Al final, el candidato del gobierno, general Ignacio Andrade, ganó la elección presidencial, Hernández consideró que hubo fraude electoral, <<se alzó en Queipa, estado Carabobo el 2 de marzo de 1898>> (De Armas Chitty, 61), en consecuencia, este alzamiento tuvo enorme apoyo popular, pero sin planes, sin armas y sin orientación bélica alguna. 

          La toma de Valera por las montoneras  parameñas.

Como lo había avizorado la india Juana Paula Rivas, la tropa de Sandalio, andaba enrevueltada. La casa de Gobierno Distrital de Valera, fue atacada a las 4 de la mañana por una partida de hombres que se concentró previamente en la hacienda "San José" del General José Manuel Baptista; como lo testimonia el general Perfecto Crespo, eran grupos del  partido conservador, que apoyaron al general Hernández, bajaron de la serranía de La Puerta, los Aposentos, la Mocotí, Quebrada Seca, San Pedro, el Molino, Caroríta, las Delicias, conformando una tropa totalmente de campesinos, indios y mestizos, macheteros parameños, y ejecutaron la jornada del día 11 de mayo de 1898,  contribuyendo a la causa nacionalista que liderizaba el mocho Hernández; igualmente del Cucharito, La Cañada, Mendoza, cuando <<asaltaron la ciudad>> (Crespo, 53), así calificaron esta acción.

Entre los caudillos de La Puerta, que menciona el general Perfecto Crespo, en sus memorias, está Noé Matheus, oriundo de la Mesa del Palmar, años mas tarde llegó a ser Coronel y Jefe Civil de Valera; el labioso Pancho Ramírez, de las antiguas familias Ramírez, de estos predios (Crespo, 53). Por los participantes de La Puerta al llamado de Baptista, se nota las diferencias políticas muy marcadas con el clan Araujo, el otro bastión del conservadurismo, que se había alzado y atrincherado en Jajó.

Los montoneros de la serranía entiéndase los de La Puerta, encabezados por el coronel Sandalio Ruz,  acompañado por un grupo de su parentela guerrillera, por Mitrídates Volcanes y sus temibles macheteros.  El "jurungo" Burelli, socio de Leopoldo Baptista, que iba con su hijo Umberto y también su yerno Antonio Parra, Rito Pabón y Cesáreo Parra; eran los llamados Varones de La Culata.

Igualmente, el guerrillero conservador Miguel Delgado, un hacendado oriundo de Mendoza, quien se radicó en La Puerta, en 1893, fue propietario de la casa N° 4 de la Calle Real, hoy avenida Bolívar, colindante con la casa de los Carrasquero, y por el otro costado, con la casa de Juan Pedro Lamus, padre de don Audón (Abreu B,  201).  Aparte de Miguel Delgado y “El Pinto” Bernardino Silva, curruña del "Chato" Briceño, el "Atila Trujillano" que se mantuvieron  araujeros, el resto de los montoneros y caudillos de La Puerta, siguió bajo las directrices de Leopoldo Baptista.  Sandalio Ruz, que a veces les prestó apoyo militar, como enemigo acérrimo de los González  “Lagartijas”, se mantuvo de forma independiente a las revueltas y revoluciones de los godos trujillanos.

Asimismo, bajó el "Macho" Palomares, Carracciolo Palomares, también conocido -según el historiador Guillermo Morón- como el legendario "Calzones Negros", considerado el mejor francotirador del valle de Bomboy, tenía su propia guerrilla integrada por sus hermanos y sobrinos, con los que fue tomando posiciones: Carmania, el Cerro la Cabaña, también, hacia la Gallera, Contrafuego, Curazalito, Cerro la Cruz, Beatriz, San Pedro y Agua Negra, que divisaban los amplios cañaverales y hasta el Zanjón del Tigre fueron vigilados por las partidas de montoneros de La Puerta. Valera inicialmente, se había tornado en el centro del conflicto, entre las fuerzas del gobierno y los mocheros. Años después, el “Macho” Palomares, se fue con el Tigre de Guaitó.

Estas hoscas y reservadas montoneras, que solo conocían de labranza, cría de ganado, y de lucha guerrillera, que antes de cualquier acción seguían sus ritos supersticiosos, se arrodillaban y rezaban para encomendarse, besaban y frotaban sus camándulas, para salir ilesos, en horas de la madrugada, se comenzaron a escuchar los primeros tiros, por los costados de la Plaza. Hicieron descargas cerca de las amplias y herméticas puertas de los comercios, se movían sombras, así en las calles aledañas a la Casa de Gobierno, donde resistían el general Garbi y el general Ramírez Carrero. 

Cuando entraron los temidos seguidores de Sandalio Ruz, ataviados de sus carpetas ahumadas, disparando y apoderándose de sitios y calles principales de la ciudad, cundió el pánico. Los pobladores italianos y criollos, sintieron llegar por los flancos, la desaforada y escandalosa galopa de los montoneros serranos. Los curas se ausentaron inmediatamente del templo de San Juan Bautista y de la ciudad. Mitrídates Volcanes, el aguerrido y leal lugarteniente de Sandalio, al disparar, lanzó el endemoniado grito: ¡Arriba el Mocho, carajo!!  ¡Viva el general Hernández! ¡Abajo Andrade!

Los varones de la Cordillera de La Culata, con sus rostros toteados, sobre sus mulas sudorosas, serían unos 100 hombres apenas, que sembraron ese amanecer de terror, en el denominado "asalto de Valera".

Vencida la resistencia de los liberales, fueron  ocupadas la Casa de Gobierno, la Plaza, la Iglesia y los sitios de acceso. El General Ramírez Carrero, fue hecho prisionero, con su tropa, mientras el jefe civil, general Tomas Garbi, logró escapar. No obstante, según lo señaló el general Crespo, en sus memorias, este <<grupo revolucionario no ejerció venganza ni tropelías contra nadie, salvo algunas detenciones de elementos civiles que eran partidarios morales de las causas políticas>> (Crespo, 53), demostraron que lo hosco, no quita la varonía. 

Las consecuencias de estos hechos de solidaridad con el mesianismo mochero, van a notarse en lo inmediato, con la saga belicista, la suerte del líder, la toma del poder por los andinos de la Restauradora,  y las negociaciones de los “Ponchos” trujillanos.

El mocho Hernández (n. Caracas, 1858 - m. Nueva York, 1921), es apresado en junio de 1898 y enviado a los calabozos de La Rotunda, al año siguiente es puesto en libertad, por el general Cipriano Castro. La suerte del movimiento mesiánico, quedó suspendida.  En  carta de fechada en Boconó, el  27 octubre 1899,  del viejo general trujillano y “Poncho”  José M. Baptista al Gral. Garmendia, <<ahora bien, figurando el Gral. Hernández en el nuevo Gabinete no sabemos a qué atenernos de modo que tenemos que esperar la luz en estas circunstancias y por consiguiente nos urge conocer la actitud del Nacionalismo, en presencia de tales hechos, para saber el rumbo fijo en nuestras deliberaciones…Por lo demás Leopoldo trajo parque para hacernos fuertes i esperar los acontecimientos>> (De Armas Chitty, J. A. El Mocho Hernández, papeles de su archivo. Págs. 229 y 230. UCV. 1978). Leopoldo Baptista, el jefe del conservadurismo, pasó a formar parte del gobierno del liberalismo restaurador.

Desde Carache, “el Chato” Blas Briceño, en carta al “Mocho” Hernández, de fecha 27 de noviembre de 1999 le expresa: <<El doctor Leopoldo Baptista me notifica su franca adhesión al castrismo y le intimo la desocupación del Estado de toda fuerza nacionalista>> (Armas Chitty, 69). 

Este mes, se cumplen 126 años de esta acción, en la que un grupo de montoneros de La Puerta, tomaron la ciudad de Valera, como objetivo político militar,  en la campaña nacionalista del Mocho Hernández, lo que debe registrarse como interesante hecho, de nuestra historia regional y local.

(*) Portador Patrimonial Histórico y Cultural de La Puerta.

La Puerta, mayo 2024.

Omanrique761@gmail.com

sábado, 11 de mayo de 2024

Agripina Burelli Garcia de Parra, la Preceptora de la primera escuela de La Puerta.

Agripina Burelli Garcia de Parra, la Preceptora de la primera escuela de La Puerta. 


Por Oswaldo Manrique (*)


Un sitial destacado ocupa Agripina Burelli García de Parra, en el seno del magisterio regional, por ser pionera y baluarte de la educación en el Municipio, hoy parroquia La Puerta. Abnegada maestra y formadora de las primeras generaciones de puertenses, quien destacó por su vocación y méritos.


Vino al mundo en los tiempos en que el “León de la Cordillera” cuando ordenaba tocar las campanas de Jajó, bajaban cientos de indios y mestizos de los Páramos, armados de machetes afilados por los dos bordes a cortar cabezas, era propiamente el Presidente del Antiguo Estado Soberano y jefe único de los godos  en Trujillo, el terrateniente y general Juan Bautista Araujo y además, representante del gobierno nacional liberal gusmancista. Asi, eran las cosas.

Al detallarle su físico en uno de sus retratos, se notaba el cabello grueso y natural, acostumbró usarlo largo y arreglado. Hermosa figura que atraía la mirada de muchos. De andar pausado y elegante. Su peso y contextura física le permitió desplazarse a su conveniencia en el área urbana del pueblo, como en el campo. Su soberbio aspecto físico, combinó hasta en las más apretadas situaciones y contingencias, con sus reacciones, siempre amable, comprensible y demostrando seguridad para los suyos. No se dejó arrebatar el control de la situación ni las perspectivas, ni siquiera cuando Antonio su esposo, y Américo, su hermano, no lograron la toma revolucionaria de Timotes y comenzaron  a ser perseguidos por las fuerzas del gobierno, y para colmo a este, le pusieron precio a su cabeza.  

Agripina Burelli García, también nombrada como la maestra Agripina o doña Agripina, nació en 1879, en el fresco y vecino pueblo de Mendoza del Bomboy, estado Trujillo, Venezuela, en el seno de una familia de hacendados andinos, cultos, varios de ellos educadores: los García, a la que se integró un inmigrante italiano, que quería ser marino, oriundo de la Isla de Elba.

Hija de “ponchos” cultos, se crió en un ambiente de saberes y de ideas oligarcas nacionalistas. En el hogar de la terrateniente Petra Cantalicia García, mujer fuerte, educada en el mas calificado colegio de Trujillo, quien tocaba piano, de amplia y selecta lectura, abnegada y amorosa madre, y de un inmigrante italiano de nombre Giuseppe Zenone Burelli Raffaelli, luego venezolanizado como José Burelli, recibió Agripina una esmerada formación en valores cristianos y morales, al igual que sus hermanos, y con ellos compartió los afectos y vicisitudes de su crianza. La casa ubicada a pocos pasos de la Plaza Real de Mendoza y el templo San Antonio Abad,  aun existe.  Sus hermanos, primera y desconocida generación de los Burelli trujillanos: Américo, el Coronel nacionalista y antigomecista; Umberto, productor trigalero, Pedro Mario, el comerciante y Cristino Burelli García, el célebre molinero de La Puerta, son recordados por muchos de nuestros mayores y abuelos de Timotes, Mendoza  y La Puerta, como laboriosos hacendados y también, como insurrectos ante las injusticias; esto nos dice que ella tuvo las condiciones de gente con bienes de fortuna, que le dispensó atención, cuido y afecto, y a la vez, formación rebelde.

Transcurrió su infancia y juventud, en la casa familiar de la vieja aldea de Mendoza del valle de Bomboy, con casas de tapiales y tejas rojas; de la misma forma, pasaba días en “San Martin”, donde podía hacer muchas excursiones a una zona relativamente cercana, donde existía un pueblo de indígenas Timotes, en la margen derecha del rio Bomboy,  llamado La Puerta, y adyacentes a este sitio, estaban los grandes trigales de su mamá Petra Cantalicia y su abuelo Roque García, en las  posesiones “Quebrada Seca”, “San Martin”, “El Censo” y “El Portachuelo”, en este último sitio, donde había una muy pequeña laguna, y hoy está un bonito estanque natural, conocido como La Lagunita.

Para comprender cómo era La Puerta, a comienzos del siglo XX, ciclo vital de Agripina, la más detallada descripción la tenemos escrita por el acucioso don Mario, quien la incorporó en su única novela Los Ribera, asi: <<entre sembradíos de trigo y maíz, el camino del estrecho y delicioso valle de La Puerta>> (Briceño Iragorry, Mario. La Puerta a través del estrecho y delicioso valle. Novela Los Ribera. En: La Puerta, un pueblo, José Rafael Abreu. Caracas. 1969);  se refería al paso estrecho que había desde El Portachuelo de La Mocotí, tierras de los padres de Agripina, para llegar a la plaza de La Puerta.

Igualmente, de la descripción hecha por don Mario, tomo: <<Las casas son sencillas, las aceras están a medio hacer, la iglesia es pobre, la plaza es solo un solar abierto, sembrado de menuda hierba. Sus vecinos son buena gente agricultora, que vive de la molienda del trigo, de la fabricación del queso y de la saca de panela. Apenas había una escuela primaria y el Cura  poco cuidaba de sus feligreses, pues tenía que atender, también y en forma principal, a la feligresía de Mendoza>> (Ídem). El molino de trigo al que hace alusión, es el de Petra Cantalicia García, madre de Agripina. (Briceño Valero, Américo. Geografía del Estado Trujillo. pág. 123. Editorial Cultura Venezolana. Caracas. 1920). Tenía este pequeño pueblo, por aquellos días, 38 casas y 260 habitantes. 

Como es generalmente aceptado, los símbolos, entre ellos, el nombre de pila, nos ayudan a comprender y en muchos casos a contextualizar los hechos y los personajes del remoto pasado, mujeres bellas vinculadas con el poder y con la apasionante historia de Italia. Haciendo  una aproximación  afín, es probable que las características físicas, de la recién nacida, hayan sido las de tener sumamente blanca su piel,  con pelo claro ensortijado y de reacciones y lloriqueos fuertes, que los llevaron a pensar en ponerle dicho nombre.

El nombre de Agripina, significa nacida de un parto pedáneo, es decir, salió de pies, lo que antiguamente se conoció como parto difícil; pero también es posible que se lo haya seleccionado el papá, como reminiscencia de la célebre y poderosa dama del imperio romano, “Agripina la  mayor”,  bella mujer del imperio romano.

Un rostro serio y a la vez, encantador, con ojos oscuros y cejas arqueadas, de mirada impenetrable, fue la expresión física en su mayoridad. Sus finos labios, sensuales, libraban una enigmática sonrisa, cuando quería y lo creía prudente; de ahí, brotaban palabras y un aroma propio de sensibilidad femenina. 

Al detallarle su físico, en uno de sus retratos se notaba el cabello grueso y natural, acostumbró usarlo largo y arreglado.  Hermosa figura que atraía la mirada de muchos. De andar pausado y elegante. Su peso y contextura física le permitió desplazarse a su conveniencia en el pueblo, como en el campo. Tenía la costumbre de pasar a menudo sus delicadas manos por el vestido, para sacudir cualquier hebra o polvo de los montes y camino o para alisarlo y no se le arrugara. 

Su soberbio aspecto físico, combinó hasta en las mas apretadas situaciones y contingencias, con sus reacciones, siempre amable, comprensible y demostrando seguridad para los suyos. No se dejó arrebatar el control de la situación ni las perspectivas, ni siquiera cuando Américo, no logró la toma revolucionaria de Timotes y comenzó a ser perseguido por las fuerzas del gobierno, y le pusieron precio a su cabeza.  

Hija de “ponchos”, se crió en un ambiente de cultura y de ideas oligarcas nacionalistas;  a su padre  Giuseppe Zenone Burelli Raffaelli, quien fue conocido como “El Jurungo”, por no saber hablar bien el español, no obstante bien relacionado políticamente, lo visitaban con frecuencia personajes enviados por los generales Leopoldo Baptista y el mismo general Juan Bautista Araujo,  jefes militares y políticos del conservadurismo andino, asimismo, personalidades del mundo de la cultura y las letras. Consentida por ser la única hembra entre sus hermanos, se forjó un carácter fuerte, de decisiones y compromisos, pero a la vez, era cariñosa, atenta y afectuosa.

Junto a ella, se criaba un aguerrido caudillo andino, que con el tiempo seria destacado militar nacionalista y defensor de la Patria, su hermano el coronel Américo Burelli García, uno de los varones de la Sierra de la Culata, quien luego de un levantamiento contra el dictador Juan Vicente Gómez, cayó prisionero de la dictadura y pasaría más de 10 años en las mazmorras del Castillo San Carlos del Zulia, y luego, unos años más en el Castillo de Puerto Cabello, ambas tenebrosas y sombrías fortalezas venezolanas.

En el hogar de la terrateniente Petra Cantalicia García, mujer fuerte, educada en el mas calificado colegio de Trujillo, quien tocaba piano, de amplia y selecta lectura, abnegada y amorosa madre, y de un inmigrante italiano de nombre Giuseppe Zenone Burelli Raffaelli, luego venezolanizado como José Burelli, recibió Agripina una esmerada formación en valores cristianos y morales, al igual que sus hermanos, y con ellos compartió los afectos y vicisitudes de su crianza. La casa ubicada a pocos pasos de la Plaza Real de Mendoza y el templo San Antonio Abad,  aun existe.  Sus hermanos Américo, el Coronel nacionalista y antigomecista; Umberto, productor agrícola, Pedro Mario, el comerciante y Cristino Burelli García, el célebre molinero de La Puerta,  son recordados por muchos de nuestros mayores y abuelos de Timotes, Mendoza  y La Puerta, como laboriosos hacendados y también, como insurrectos ante las injusticias; esto nos dice que ella tuvo las condiciones de gente con bienes de fortuna, que le dispensó atención, cuido y afecto, y a la vez, formación rebelde.

Transcurrió su infancia y juventud, en la casa familiar de la vieja aldea de Mendoza del valle de Bomboy, con casas de tapiales y tejas rojas; de la misma forma, pasaba días en “San Martin”, donde podía hacer muchas excursiones a una zona relativamente cercana, donde existía un pueblo de indígenas Timotes, en la margen derecha del rio Bomboy,  llamado La Puerta, y adyacentes a este sitio, estaban los grandes trigales de su mamá Petra Cantalicia y su abuelo Roque García, en las  posesiones “Quebrada Seca”, “San Martin”, “El Censo” y “El Portachuelo”, en este último sitio, donde había una muy pequeña laguna, y hoy está un bonito estanque natural, conocido como La Lagunita.

Para comprender cómo era La Puerta, a comienzos del siglo XX, la más detallada descripción la tenemos escrita por el acucioso don Mario, quien la incorporó en su única novela Los Ribera, asi: <<entre sembradíos de trigo y maíz, el camino del estrecho y delicioso valle de La Puerta>> (Briceño Iragorry, Mario. La Puerta a través del estrecho y delicioso valle. Novela Los Ribera. En: La Puerta, un pueblo, José Rafael Abreu. Caracas. 1969);  se refería al paso estrecho que había desde La Mocotí hasta la plaza de La Puerta, esos sembradíos de trigo que vio en El Portachuelo (hoy llamado La Lagunita), luego los de San Martin, Quebrada Seca, El Censo, inclusive en lotes de la cabecera de La Puerta, eran posesiones de los Burelli García, cuyo elemento dinamizador fue el hermano de Agripina, Américo.  Éste, es uno de los notables siete hacendados que existían para aquel tiempo en todo el Municipio La Puerta (Bennet, 376).  

Igualmente, en la descripción hecha por don Mario, señaló: <<La pequeña población se ha mantenido pese a su antigua data en escaso desarrollo. Las casas son sencillas, las aceras están a medio hacer, la iglesia es pobre, la plaza es solo un solar abierto, sembrado de menuda hierba. Sus vecinos son buena gente agricultora, que vive de la molienda del trigo, de la fabricación del queso y de la saca de panela. Apenas había una escuela primaria y el Cura  poco cuidaba de sus feligreses, pues tenía que atender, también y en forma principal, a la feligresía de Mendoza>> (Ídem). El molino de trigo al que hace alusión, es el de Petra Cantalicia García, madre de los Burelli García. Tenía este pequeño pueblo, por aquellos días, 38 casas y 260 habitantes (Briceño Valero, Américo. Geografía del Estado Trujillo. pág. 123. Editorial Cultura Venezolana. Caracas. 1920). Era el nuevo comienzo, el tercer poblamiento en lo que eran las tierras del núcleo de viviendas indígenas, ahora área urbana, rodeada de los viejos campos de trigales. 

La formación magisterial de Agripina, comenzó con las lecciones que le dio su madre Petra Cantalicia, quien había estudiado en colegios de Trujillo y Valera.  Hizo estudios Agripina, en la escuela de niñas de Mendoza, bajo la guía y orientación de viejos maestros y maestras valeranas y particularmente sus tías y primas  educadoras.

 Ese Municipio, de clima saludable, con carretera a Valera, un hotel y varias casas mercantiles e importadoras, allí, en una amplia casa de ventanales, que aun se mantiene en pie, ubicada frente a la esquina nor-este de la Plaza Bolívar. Aprendió a hablar algunas expresiones en italiano con su padre “el Jurungo” Giuseppe, su tío Luigi, y sus tías, y también a cantar. Agripina, estuvo dotada de esas virtudes y principalmente, la vocación por la pedagogía.  

Sus hermanos abrieron un importante establecimiento comercial denominado Burelli Hermanos (Bennet, 374); en dicho Municipio, caracterizado por sus extensas posesiones de café, caña de azúcar y por hatos de ganado vacuno, caballar y lanar, contaban asimismo, con buena influencia de su gente, en conocimientos de historia Patria, la tierra de los patriotas coronel Antonio Nicolás Briceño y sus hermanos, igualmente, del cura patriota y santo Francisco Antonio Rosario.

Fue a instruirse luego, al colegio de Trujillo, donde estudio Petra Cantalicia, su madre. Andaba el tiempo, y estudiaba más que un didáctico normal, sentía la necesidad de formarse adecuadamente. Se convirtió en una mujer de muchos conocimientos, en varias disciplinas, y era una rigurosa investigadora para sus lecciones y enseñanzas. En los relatos de La Puerta, es considerada como una de las  primeras maestras preparadas que dejó huella en la educación de esta comarca. Quienes la conocieron y trataron, la recuerdan como una dama delicada e intensamente estética, le desagradaba ver a sus alumnos desarreglados y usando vocablos vulgares. Profesaba sus valores cristianos y familiares, acerca del ser humano, y no compartía las injusticas, sobre todo cuando se maltrataba a algún niño de sus escueleros.

Los estudios de pedagogía en instituciones especializadas o creadas para ello, eran casi nulos, pero Agripina, tuvo que  prepararse como maestra, y además, tuvo que demostrar su reconocida moralidad para dar clases, exigencia, a la que se sumó la de demostrar con exámenes médicos, estar indemne de tuberculosis (Revista Pedagógica, 40), y de cualquier otra enfermedad contagiosa. 

Américo, su hermano, el valiente representante de La Puerta, destacado en batallas militares de los “Ponchos”, estando sus copartidarios en el alto mando del gobierno nacional, entre ellos, su amigo Leopoldo Baptista, Secretario de la Presidencia de la República, intercede para la creación de una escuela formal, pública y subvencionada por el gobierno. Al haber aprobado el examen de suficiencia en el Ministerio de Instrucción Pública, para ejercer como Preceptora de escuela, como se decía en aquellos tiempos, inició su labor docente en nuestro Municipio, en la escuela creada por el gobierno, ya bajo el modelo liberal gratuito y público.

La historiografía local, al referirse a los planteles educativos en La Puerta, registra que, <<Para el año 1907, solo había en todo el Municipio una escuela para varones, con sede en la población de La Puerta y a cargo de don Lucio Viloria…esta escuela fue eliminada pocos años después; en su lugar fue creada una Escuela mixta bajo la dirección de doña Agripina de Parra>> (Abreu, José Rafael. La Puerta: un pueblo. pág. 71. Editorial Arte. Caracas. 1969); se dio el salto de la escuela selectiva y excluyente, a la nueva escuela liberal, que inició en septiembre de 1909; también dieron clases allí, doña Concepción de Salinas, la señora Adriana Gabaldon de Mora, y su hija Elvira Mora Gabaldon, Edilia Carrasquero Bello y doña Juanita Archila; institución que continuó el desarrollo de la instrucción pública primaria en nuestra comarca, es decir, 1°, 2° y 3° grados. Hubo algo maravilloso en esa escuela, enseñaban además de primeras letras, canto, guitarra y la elaboración de la deliciosa dulcería criolla.  

En la publicación del Centro de Historia del estado Trujillo, sobre anales de la educación en esta región, aparece que, para el 2 de julio de 1911, estaba creada la nueva Escuela Nacional Mixta de Niñas de La Puerta N° 22, de carácter mixto, para dictar clases a niñas y a varones, siendo su primera preceptora doña Agripina, luego serian preceptoras la maestras Srta. Sofía Ramírez, como Directora y la Srta. María Teresa Heredia, suplente, con la responsabilidad de impartir el programa de primeras letras; siendo el Intendente de Instrucción Pública de ese Municipio, el señor Ignacio González  (Revista Pedagógica. Órgano de la Instrucción Primaria Federal del Estado Trujillo. Publicación del CHET. Trujillo. 1981). Este González, fue Jefe Civil, Juez y otras veces Secretario. Las escuelas del vecino Municipio Mendoza, eran las Nros. 20 y 21.

Fue tanta la aspiración de las familias campesinas de los distintos sectores, caseríos y páramos, de poner a estudiar a sus hijos en la escuela nueva del pueblo, dirigida por Agripina, que, fue poca la capacidad de la institución para aceptar e impartir enseñanza a la amplia matrícula de aspirantes. En 1912, el Superintendente de Educación de Trujillo, en comunicación de 1° de febrero de dicho año, dirigida al Ministro de Instrucción Pública, le plantea la urgente necesidad de crear una escuela de varones para el Municipio La Puerta (Revista Pedagógica: 117); eran tiempos de la nueva escuela, como concepto democratizador de la enseñanza, pero también aunque parezca contradictorio, tiempos del gobierno del general Juan Vicente Gómez, la crearían muchos años después.

El año escolar, de acuerdo al Código de Instrucción Pública, se iniciaba el 16 de septiembre y concluía, con el último examen en julio. Nuestros mayores y abuelos, recordaban que utilizaron el antiquísimo libro Mantilla y el de Mandivel, para aprender a leer, luego los maestros lo sustituyeron por el oficializado Libro Primario y el método de Appleton, para enseñar a leer, igualmente el texto del padre Francisco Labastida, descendiente de la familia Labastida de este valle, sobre Lenguaje Nacional, para lectura y pronunciación castellana.

En la Escuela Nacional Mixta de Niñas de La Puerta N° 22 de La Puerta, Agripina hizo todo el esfuerzo por establecer y ajustar las directrices del Código de Instrucción Pública, impartiendo como materias obligatorias de enseñanza, lectura, escritura, ejercicios de lenguaje, geografía de Venezuela y universal, las cuatro reglas aritméticas, el sistema métrico decimal y doctrina cristiana, así lo había establecido el Ministerio (Revista Pedagógica, 39). Al iniciarse el régimen gomecista, este quiso caracterizarse como bolivariano, y estableció entre otras cosas, la celebración obligatoria en todas las escuelas, del onomástico del Libertador, es decir, el 28 de octubre, día de San Simón, como manera de reconocimiento a la magna obra independentista (36); quizás la celebración de mayor prosapia escolar.  

La maestra Agripina, sabía muy bien que la grandeza de los pueblos, están sostenidas en sus valores y virtudes, así como, en la cultura y la intelectualidad de sus integrantes, por eso, su amplio esfuerzo a lograr ese objetivo de progreso. El hacendado y escritor José Rafael Abreu, al referirse a Agripina Burelli, y las otras maestras de este tiempo, señaló: <<antes que servir por la paga, dijerase que pagaron por servir, por educar a quienes, levantándose, pudieran elevar de nivel la existencia del pueblo>> (Abreu, José Rafael. La Puerta: un pueblo. pág. 62); Abreu, fue también maestro de primeras letras, hacendado y era casado con una sobrina de doña Agripina.

Comenzando  el siglo XX, Agripina como se le decía respetuosamente en el pueblo, se casó con un señor que le duplicaba la edad, de nombre Antonio Parra, quien nació 1852, en Mendoza del Bomboy, Trujillo, Venezuela, y fue uno de los voluntariosos productores de caña dulce en nuestro valle, con el que procreó varios hijos y tuvo algunas pérdidas, que seguramente la obligaron a desistir de continuar al frente del plantel educativo.

Ella se casó  muy joven,  con Antonio Parra, procreó 13 hijos, Sandra Lozano Barone, hija de Dulce Barone Parra, a su vez, hija de María Emira del Carmen Parra Burelli,  hija de la  Preceptora, nos explica que,  <<Su abuela Agripina tuvo 13 hijos de los cuales murieron 3 y quedaron 10, todos hijos de Antonio Parra, sus nombres de mayor a menor: Elide, Nestor, Enriqueta, Mario, OIiva, Mirian , Edmundo, Juan de Dios, María Emira del Carmen y  Luis. De ellos, solo Elide la mayor  y Oliva se quedaron viviendo en Mendoza>> (Datos suministrados por Sandra Lozano Barone, bisnieta de Agripina Burelli de Parra. Diciembre 2023). 

Por motivo de trabajo del marido, aceptó el cambio y se trasladó por un tiempo a un pueblo del estado Mérida. Fue a dar, a un sitio entre montañas, cercano a la zona sur del lago de Maracaibo, de temperatura variable, inclinada más a lo caluroso, diferente a lo que había disfrutado hasta ese momento, a Torondoy, hoy cabecera del Municipio Justo Briceño, estado Mérida, donde la agricultura y la ganadería eran las actividades económicas principales. Se desconoce, si de su madre, heredó alguna propiedad en este sitio. Allí llegaron, al emprendedor pueblo de Torondoy, con la familia y realizó también obra docente. Su esposo Antonio Parra, hacendado en Mendoza, también tenía un trapiche ubicado en el sitio denominado "Los Barriales", en el área urbana de La Puerta (Abreu, 44), hacia el lado oeste del rio Bomboy. Murió  en Torondoy, Municipio Justo Briceño, estado Mérida, el 25 de julio de 1917,  tenía entre 64 y 65 años de edad (Geni.com), al parecer, luchando contra la dictadura.  

En mayo de 1913, cuando Leopoldo Baptista, oficial superior de Américo Burelli García,  abandona el país y va a exilarse a la isla de Curazao, para algunos historiadores, como protesta ante la intención reeleccionista del general Juan Vicente Gómez en la Presidencia de la República, Américo quien había tenido responsabilidades como jefe de armas en varias ciudades de la República,  muestra su solidaridad con Baptista y se suma al movimiento conspirativo anti reeleccionista nacional, que pasaba por el alzamiento de todas las tropas regionales en pro del derrocamiento del Dictador. . Su cuñado Antonio Parra se sumó a la conspiración.      

Al año siguiente, en la casa de los Burelli, en La Puerta, hubo mucho movimiento y hasta visitas de gente extraña, todos buscaban conversar con Américo.  El  día fijado para el levantamiento armado y la invasión por la costa, era el 24 de julio, fecha de nacimiento del general Gómez. Al enterarse de este nuevo plan, esa nueva experiencia que se proponían, desconcertó a toda la familia; Agripina fue solidaria, quería que derrocaran al dictador, pero  quería a sus hermanos vivos y sanos. Para  Américo, Umberto y Pedro Mario,  la conspiración se convirtió en el centro de su pensamiento y de sus propias vidas, los tres hermanos Burelli, así lo decidieron, al costo que tuviere, no importaban los riesgos, ni las correrías azarosas que seguramente se presentarían, ni las acciones inciertas o caídas que pudieran tener, era el costo del poder, ellos cabalgarían esa aventura,  participarían y serian protagonistas en la mas revolucionaria causa de inicio del siglo XX en Venezuela, harían historia, Américo los había convencido.

Américo a finales de 1916, logró burlar el cerco militar y se refugió en Mendoza donde todos los vecinos lo protegían. Con su hermano Pedro, tomó el control de sus tierras  en Quebrada Seca y El Portachuelo. De La Puerta a Mendoza  se hacía en una jornada de camino, de 8 horas a pie. 

Un día del año 1917, estando como presidente del estado Timoleón Omaña, le envió una carta al Coronel Américo pidiéndole una entrevista, garantizando su libertad; este aceptó, se presentó en la ciudad de Trujillo y antes de entrar al despacho, lo capturan, es esposado y enviado a la cárcel de la isla de San Carlos,  en el Zulia, donde estuvo por espacio de 10 años.

Comienzan sus sufrimientos, Américo, el militar, su hermano protector, fue capturado y convertido en prisionero en el castillo de San Carlos del Zulia, esto le causó un profundo dolor, allí, pasado un tiempo, iba a visitarlo. Eran los hermanos menores de la familia Burelli García, y esa especial condición los había convertido en cómplices solidarios y de protección. La casa de familia que tenían en su posesión “San Martin” (La Puerta), donde vivía su padre y Américo, fue quemada y destruida totalmente, y saqueada la finca por las fuerzas policiales y militares del gobierno; de ese calibre eran las represalias, en tiempo de caudillos.

Era imparable, el despojo y saqueo de los bienes del coronel y de sus hermanos,  los hubo, y quemaron y destruyeron la casa de Américo en San Martín, Sandra Lozano Barone, bisnieta, nos comenta que en su familia comentaban  <<que la dictadura les había quitado todo>> (Datos citados).

Ese mismo año, recibe otro duro golpe, su esposo Antonio Parra, fallece en Torondoy, cuando este contaba con 64 años de edad (Datos tomados de Geni.com). Al enviudar se comentó la historia que, Antonio Parra <<contada en familia, había muerto en el levantamiento contra Gómez>> (Notas citadas).  Posterior a esto, el 11 de abril de 1920, muere en La Puerta, su padre Giussepe Zenone Burelli Raffaelli, tenia éste, 78 años de edad.

El amor y predilección  de Agripina,  por su hermano Américo era de tan alta magnitud, que cuando la visitaba y éste salía de paseo o a realizar diligencias, ella hacía que lo acompañara un joven de nombre Edmundo, algunos le decían “Mundo”. Un día del año 1931, entró a las montañas de La Puerta, una comisión a caballo, buscando a un enemigo del gobierno, que no era otro que, Américo Burelli García, al Coronel nacionalista, lo persiguieron y le dieron alcance, tenía unas 5 décadas de edad, enfermo y con el estigma de haber soportado muchos años de cárcel; cuando lo detienen los policías lo golpean y junto con él, golpeado en la cara, por la culata de los máuseres de los “chácharos” de “La Sagrada”, iba Edmundo. Los bajaron al pueblo, sus amigos y compañeros los pudieron ver, iba amarrado de los brazos, sobre su caballo blanco, flanqueado por la tropa del gobierno,  y detrás iba con una fuerte herida en su cara, Edmundo Parra, su sobrino, el hijo de la maestra Agripina.  (Burelli Rivas, Miguel. Prologo a la edición de 1969, del libro La Puerta, un pueblo. José Rafael Abreu. pag.12). El hostigamiento y la persecución contra José Américo Burelli eran permanente; ahora, el Coronel, vuelve a la cárcel, esta vez a las mazmorras del Castillo de Puerto Cabello.   

Siendo dueña de derechos sobre las posesiones y bienes dejados por su madre, entre ellos, el molino de trigo de La Puerta,  en el año 1922, Umberto con su salud deteriorada, le transmitió por venta a Agripina y a sus otros hermanos, el derecho de tierra que tenia sobre la posesión “San Martin y Loma del Senso”; el documento correspondiente autenticado el 8-2-1922, contiene lo siguiente:   “folio 69. Febrero 8 1922. Yo Humberto Burelli vecino del Municipio La Puerta, mayor de edad, agricultor y en capacidad legal para todos los acto de la vida civil declaro: que he vendido irrevocablemente a mis legítimos hermanos Cristino y Pedro Mario Burelli, José Américo Burelli y Agripina Burelli viuda de Parra,  los dos primeros y la ultima vecinos de este Municipio y el tercero detenido actualmente en el Castillo  San Carlos, representado este por su apoderado Pedro Mario Burelli, todos vecinos mayores de edad y agricultores y la ultima con los oficios domésticos y capaces para contratar, el resto del derecho de tierra que poseo en la posesión “San Martin y Loma del Senso” en jurisdicción de este Municipio, o sean tres cuartas partes por haber vendido una cuarta parte al señor Carmen González. Este terreno que hoy vendo lo hube por herencia materna y linda por el pie con Ciriaco Carrasquero, sucesión de Antonio Sierra y Rafael Abreu; por un costado posesión de Carmen González y Juan Domingo Araujo; por otro costado con Rafael Abreu y por cabecera con derrames para Montecarmelo y por el este el filo de la montaña>>. (Encontrado en: Libro Documentos Varios1900-1916. Registro de Poderes Juzgado Municipio La Puerta, julio 28 de 1900. Juez Rafael Monreal. Ignacio González. Secretario.  Archivo Juzgado Primero de Municipio Valera, estado Trujillo); se hizo constar en este documento que José Américo Burelli, para ese tiempo, se encontraba detenido en el Castillo  San Carlos, y en esa negociación estuvo representado por su apoderado Pedro Mario Burelli, su hermano.

Otro dato interesante es, que legalizada esta venta, estando su hermano Américo preso, muerto Pedro Mario y muerto Umberto, viviendo ella en La Puerta, extrañamente le da Poder especial ante el Tribunal de La Puerta, el 21 de abril 1922, al señor José Abel González, Jefe Civil del Municipio, para que la representara en el inventario liquidación y partición de la herencia quedante al fallecimiento de su  hermano Umberto, que era propietario de otros bienes. El día 17 de marzo de 1922, efectivamente dejó de existir su hermano Umberto, en La Puerta, el pueblo de donde nunca se fue, como bien lo dijo Pedro Mario Burelli García.

La maestra Agripina, vivió en La Puerta, con su familia hasta el año 1923, después de que se celebró el matrimonio de su hija Josefa María Parra Burelli, con Gerónimo González, oriundo de Jajó, la novia tenía 28 años de edad  y fue tan formal este acto que en el acta especifican fue realizado <<en la casa de habitación de la señora Agripina Burelli de Parra>>, en La Puerta, siendo jefe civil el mismo José Abel González, quien fungía como apoderado de la maestra. Fueron testigos del acto Emilio Ibarra, quien fue Jefe Civil de este Municipio y su esposa Juana Rumbos, estos son personas reconocidas en Mendoza, el señor Aquilino Azuaje, era un personaje de aquí, fue Jefe Civil de La Puerta, y la señora Anita Parilli de Ribera.

Lozano Barone, en su  narración explica que, Agripina Burelli << llegó a Caracas con sus hijos sin nada, la dictadura les había quitado sus propiedades como represalia a los Burelli>> (Notas citadas); es posible que ese fuera una de las formas de gobierno, para quitar los bienes a sus opositores. 

Agripina, murió en 1948, en la ciudad de Caracas,  a los sesenta y nueve años de edad, su bisnieta nos refiere: << mi mamá Dulce Barone Parra, hija de Maria Emira del Carmen Parra Burelli, me dice que ella tenía 5 años cuando murió su abuela Agripina, ella asistió al funeral, la fecha de su fallecimiento debe ser 1948, en Caracas>> (Notas citadas); murió a los 69 años de edad, evocando siempre en sus recuerdos, la hazaña inmortal del coronel Américo Burelli, su hermano, sobre las montañas trujillanas y merideñas, en defensa de la Patria.

La vida de la única hembra, de los hermanos Burelli García, tiene sentido trascendental, no solo por ser hermana de uno de los grandes caudillos andinos del siglo XIX y comienzos del XX, sino por su destacada actuación como educadora y primera directora de una institución educativa pública y de carácter mixta, es decir, para hembras y varones, la Escuela Nacional Mixta de Niñas de La Puerta N° 22, que sustituyó el viejo régimen de escuela solo para varones, que constituye una notable contribución a la educación de nuestra Parroquia. Por eso, es justo que La Puerta, la reconozca y recuerde  con respeto, entre sus mejores motivos de orgullo, en homenaje a su labor pionera de la educación en esta comarca. Expreso mi  agradecimiento a  Sandra Lozano Barone, por su generosidad al aportarnos datos sobre este personaje.   

 (*) Portador Patrimonial Histórico y Cultural de La Puerta.

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