sábado, 18 de mayo de 2024

Los montoneros de La Puerta, tomaron a Valera, por el "Mocho", en 1898.

Los montoneros de La Puerta, tomaron Valera, por el "Mocho", en 1898.

Por Oswaldo Manrique (*)

Mitrídates Volcanes, el lugarteniente del coronel Sandalio Ruz y último montonero de La Puerta, enviaba mensajes con uno de sus hijos desde su casa en La Maraquita; según la tradición familiar, tuvo horas, amolando el machete y sacó de un escondite su viejo fusil y le hizo mantenimiento. 


El día anterior, en La Popa, cuando le pidieron que le preparara avío, para salir de noche y los vio buscando a las bestias, la india Juana Paula Rivas, les dijo molesta a sus hermanos: - ¡So vagamundos, se van con Sandalio, a moler vidrios con el rabo!  ¡A eso, es que van!  No le dieron respuesta, eran tiempos de violencia, consternación y de quedarse callados. 

Durante la última década del siglo XIX, se dieron en el valle y montañas de La Puerta, algunas acciones de carácter militar vinculadas a causas nacionales, que se deben rescatar y considerar como jornadas históricas. Una de ellas, lo es, cuando los montoneros de La Puerta, tomaron a Valera. 

Los viejos caudillos de la Cordillera, estaban calificados en su mayoría por decisiones que expresaban lo que llamó Mario Briceño Iragorry "extroversión telúrica", es decir, seres impulsivos, instintivos, que rezando y persignándose, guiados por la necesidad de mejorar las condiciones de vida, sobrevivencia, aunque algunos los guiaba la ambición, el trofeo de guerra de los saqueos y las destrucciones, fueron capaces de sumarse a causas prioritarias para la Patria. 

Para dicho tiempo, se desarrolló un fenómeno nacionalista desde las entrañas del mismo liberalismo hegemónico, en todos los lugares de la República, que inclusive,  abrumó y trastocó la causa goda trujillana. Los grupos "ponchos" y "chutos" como se les llamaba a los del conservatismo, dieron un viraje radical, y se vincularon a lo que se denominó el mesianismo de finales del siglo XIX. 

Rafael y Jesús, hermanos de la india Juana Paula, salieron en la noche, y tomaron el camino hacia “Pan de Azúcar”, para unirse a la tropa de Sandalio Ruz.

Llegó el “Mocho”, quien con dos Bolívares recorrió el país, y llegó a Trujillo.

En julio de 1896, este personaje llegó de Estados Unidos. Su arrolladora personalidad, la describe el historiador Ramón J. Velásquez en La caída del liberalismo amarillo, así: << tal vez el venezolano veía en su sencillez, en su pobreza orgullosa, en su vida errante y llena de simples episodios, el más fiel reflejo de su propia desventura>>.  Federico Brito Figueroa, lo calificó como <<hombre progresista>>, algunos lo llamaron el caudillo romántico, que logró enfrentar la oligarquía corrupta liberal amarilla, y arrastró grandes simpatías a finales del siglo XIX. Un hombre honorable convertido en la esperanza del pueblo.

El Mocho, empuja duro la caída del liberalismo amarillo.

La insurgencia de nuevos partidos políticos, y el recio malestar de una generación decepcionada por los gobiernos de los generales Guzmán Blanco y Crespo, activó el repudio popular del régimen político del liberalismo amarillo. Según el  mismo Ramón J. Velázquez, <<Partido Nacionalista se va a llamar en 1897 el más vasto movimiento popular de protesta y renovación políticas que contempló el país antes de 1936, acaudillado por José Manuel Hernández>> (Velásquez, Ramón J. Confesiones imaginarias de Juan Vicente Gómez. Pág. 18. Centauro. 1979). La historiografía regional, relata que el General José Manuel Hernández alias “El Mocho”, <<estuvo en la ciudad y otros pueblos trujillanos trabajando por su propia candidatura para Presidente de la República>> (La Riva, 85), se refiere a Valera, centro político y esto, mantuvo alborotadas las pasiones y la confrontación de los grupos y tendencias políticas y electorales, en los Distritos de la región. 

En 1897, es creado el partido liberal nacionalista y lanza la candidatura del General José Manuel Hernández "El Mocho"; quien <<recorrió el país de extremo a extremo, y en cada pueblo planteó su programa de gobierno y terminando sus concentraciones públicas...enseñó a sus oyentes la manera de ejercer el sufragio>> (Cardozo, 252).  Su postulación, encarnó un fuerte fervor y fanatismo popular ante las fechorías e ineptitud de los gobiernos liberales amarillos. 

¿Y de dónde le venía lo de “Mocho”? 

El historiador Vicente Lecuna, relató que Hernández <<a los 17 años le dejaron por muerto en el combate de Los Lirios, a principios del Septenio...que en el suelo fue macheteado en el cuello y en el brazo, quedándole la mano derecha desfigurada, de donde se le designó con el apodo del Mocho>> (De Armas Chitty, 9), Hernández usó en su correspondencia los seudónimos "Renó", "Cachirulo" y "Valentín". 

En Trujillo, según el recordado historiador Arturo Cardozo,  <<el gobierno regional hace un despliegue de fuerza como si se tratase de un invasor... Celebra mitin en Valera...toda esta gira por la sección Trujillo la realiza durante la segunda quincena de junio>> (Cardozo, 252), los godos ven con simpatía la candidatura del General Hernández, quien tenía un discurso reivindicador, y sus adeptos quedaban sorprendidos mucho más cuando le estrechaban la mano y no era tal,  era un muñón de huesos triturados cubiertos por una gruesa piel dura y encallecida, que los saludaba. Al comentar esto, más y más gente, quería ir a mirarlo y a saludarlo, como si se tratara de un personaje circense.

Los hacendados y pequeños y medianos agricultores liderados por los "Ponchos" Araujo y Baptista, lo apoyan pero éstos <<se abstienen de manifestarlo en forma pública, por razones muy especiales: no desean estar en complicaciones con el general Crespo>> (Cardozo, 253); al morir el general Crespo en la Mata Carmelera, quedaron libres de compromiso y apoyan al candidato nacionalista.

Al final, el candidato del gobierno, general Ignacio Andrade, ganó la elección presidencial, Hernández consideró que hubo fraude electoral, <<se alzó en Queipa, estado Carabobo el 2 de marzo de 1898>> (De Armas Chitty, 61), en consecuencia, este alzamiento tuvo enorme apoyo popular, pero sin planes, sin armas y sin orientación bélica alguna. 

          La toma de Valera por las montoneras  parameñas.

Como lo había avizorado la india Juana Paula Rivas, la tropa de Sandalio, andaba enrevueltada. La casa de Gobierno Distrital de Valera, fue atacada a las 4 de la mañana por una partida de hombres que se concentró previamente en la hacienda "San José" del General José Manuel Baptista; como lo testimonia el general Perfecto Crespo, eran grupos del  partido conservador, que apoyaron al general Hernández, bajaron de la serranía de La Puerta, los Aposentos, la Mocotí, Quebrada Seca, San Pedro, el Molino, Caroríta, las Delicias, conformando una tropa totalmente de campesinos, indios y mestizos, macheteros parameños, y ejecutaron la jornada del día 11 de mayo de 1898,  contribuyendo a la causa nacionalista que liderizaba el mocho Hernández; igualmente del Cucharito, La Cañada, Mendoza, cuando <<asaltaron la ciudad>> (Crespo, 53), así calificaron esta acción.

Entre los caudillos de La Puerta, que menciona el general Perfecto Crespo, en sus memorias, está Noé Matheus, oriundo de la Mesa del Palmar, años mas tarde llegó a ser Coronel y Jefe Civil de Valera; el labioso Pancho Ramírez, de las antiguas familias Ramírez, de estos predios (Crespo, 53). Por los participantes de La Puerta al llamado de Baptista, se nota las diferencias políticas muy marcadas con el clan Araujo, el otro bastión del conservadurismo, que se había alzado y atrincherado en Jajó.

Los montoneros de la serranía entiéndase los de La Puerta, encabezados por el coronel Sandalio Ruz,  acompañado por un grupo de su parentela guerrillera, por Mitrídates Volcanes y sus temibles macheteros.  El "jurungo" Burelli, socio de Leopoldo Baptista, que iba con su hijo Umberto y también su yerno Antonio Parra, Rito Pabón y Cesáreo Parra; eran los llamados Varones de La Culata.

Igualmente, el guerrillero conservador Miguel Delgado, un hacendado oriundo de Mendoza, quien se radicó en La Puerta, en 1893, fue propietario de la casa N° 4 de la Calle Real, hoy avenida Bolívar, colindante con la casa de los Carrasquero, y por el otro costado, con la casa de Juan Pedro Lamus, padre de don Audón (Abreu B,  201).  Aparte de Miguel Delgado y “El Pinto” Bernardino Silva, curruña del "Chato" Briceño, el "Atila Trujillano" que se mantuvieron  araujeros, el resto de los montoneros y caudillos de La Puerta, siguió bajo las directrices de Leopoldo Baptista.  Sandalio Ruz, que a veces les prestó apoyo militar, como enemigo acérrimo de los González  “Lagartijas”, se mantuvo de forma independiente a las revueltas y revoluciones de los godos trujillanos.

Asimismo, bajó el "Macho" Palomares, Carracciolo Palomares, también conocido -según el historiador Guillermo Morón- como el legendario "Calzones Negros", considerado el mejor francotirador del valle de Bomboy, tenía su propia guerrilla integrada por sus hermanos y sobrinos, con los que fue tomando posiciones: Carmania, el Cerro la Cabaña, también, hacia la Gallera, Contrafuego, Curazalito, Cerro la Cruz, Beatriz, San Pedro y Agua Negra, que divisaban los amplios cañaverales y hasta el Zanjón del Tigre fueron vigilados por las partidas de montoneros de La Puerta. Valera inicialmente, se había tornado en el centro del conflicto, entre las fuerzas del gobierno y los mocheros. Años después, el “Macho” Palomares, se fue con el Tigre de Guaitó.

Estas hoscas y reservadas montoneras, que solo conocían de labranza, cría de ganado, y de lucha guerrillera, que antes de cualquier acción seguían sus ritos supersticiosos, se arrodillaban y rezaban para encomendarse, besaban y frotaban sus camándulas, para salir ilesos, en horas de la madrugada, se comenzaron a escuchar los primeros tiros, por los costados de la Plaza. Hicieron descargas cerca de las amplias y herméticas puertas de los comercios, se movían sombras, así en las calles aledañas a la Casa de Gobierno, donde resistían el general Garbi y el general Ramírez Carrero. 

Cuando entraron los temidos seguidores de Sandalio Ruz, ataviados de sus carpetas ahumadas, disparando y apoderándose de sitios y calles principales de la ciudad, cundió el pánico. Los pobladores italianos y criollos, sintieron llegar por los flancos, la desaforada y escandalosa galopa de los montoneros serranos. Los curas se ausentaron inmediatamente del templo de San Juan Bautista y de la ciudad. Mitrídates Volcanes, el aguerrido y leal lugarteniente de Sandalio, al disparar, lanzó el endemoniado grito: ¡Arriba el Mocho, carajo!!  ¡Viva el general Hernández! ¡Abajo Andrade!

Los varones de la Cordillera de La Culata, con sus rostros toteados, sobre sus mulas sudorosas, serían unos 100 hombres apenas, que sembraron ese amanecer de terror, en el denominado "asalto de Valera".

Vencida la resistencia de los liberales, fueron  ocupadas la Casa de Gobierno, la Plaza, la Iglesia y los sitios de acceso. El General Ramírez Carrero, fue hecho prisionero, con su tropa, mientras el jefe civil, general Tomas Garbi, logró escapar. No obstante, según lo señaló el general Crespo, en sus memorias, este <<grupo revolucionario no ejerció venganza ni tropelías contra nadie, salvo algunas detenciones de elementos civiles que eran partidarios morales de las causas políticas>> (Crespo, 53), demostraron que lo hosco, no quita la varonía. 

Las consecuencias de estos hechos de solidaridad con el mesianismo mochero, van a notarse en lo inmediato, con la saga belicista, la suerte del líder, la toma del poder por los andinos de la Restauradora,  y las negociaciones de los “Ponchos” trujillanos.

El mocho Hernández (n. Caracas, 1858 - m. Nueva York, 1921), es apresado en junio de 1898 y enviado a los calabozos de La Rotunda, al año siguiente es puesto en libertad, por el general Cipriano Castro. La suerte del movimiento mesiánico, quedó suspendida.  En  carta de fechada en Boconó, el  27 octubre 1899,  del viejo general trujillano y “Poncho”  José M. Baptista al Gral. Garmendia, <<ahora bien, figurando el Gral. Hernández en el nuevo Gabinete no sabemos a qué atenernos de modo que tenemos que esperar la luz en estas circunstancias y por consiguiente nos urge conocer la actitud del Nacionalismo, en presencia de tales hechos, para saber el rumbo fijo en nuestras deliberaciones…Por lo demás Leopoldo trajo parque para hacernos fuertes i esperar los acontecimientos>> (De Armas Chitty, J. A. El Mocho Hernández, papeles de su archivo. Págs. 229 y 230. UCV. 1978). Leopoldo Baptista, el jefe del conservadurismo, pasó a formar parte del gobierno del liberalismo restaurador.

Desde Carache, “el Chato” Blas Briceño, en carta al “Mocho” Hernández, de fecha 27 de noviembre de 1999 le expresa: <<El doctor Leopoldo Baptista me notifica su franca adhesión al castrismo y le intimo la desocupación del Estado de toda fuerza nacionalista>> (Armas Chitty, 69). 

Este mes, se cumplen 126 años de esta acción, en la que un grupo de montoneros de La Puerta, tomaron la ciudad de Valera, como objetivo político militar,  en la campaña nacionalista del Mocho Hernández, lo que debe registrarse como interesante hecho, de nuestra historia regional y local.

(*) Portador Patrimonial Histórico y Cultural de La Puerta.

La Puerta, mayo 2024.

Omanrique761@gmail.com

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