sábado, 28 de diciembre de 2024

José Trinidad Toro, un patriota postergado

José Trinidad Toro, un patriota postergado.


Oswaldo Manrique.

Hemos expuesto, que la historiografía nacional y regional, ha manifestado desdén o desconocimiento por ciertos personajes que aportaron de una forma u otra, a la guerra de independencia, pero los mantiene obviados, silenciados, no existieron, como es el caso, del Dr. Francisco Antonio Labastida, celebre constituyente de La Puerta, en 1811, murió en 1813, a las pocas semanas de haberlo visitado, Bolívar,  se reunió con él, y se alojó en su residencia, como primer sitio trujillano que pisó, en su campaña admirable en 1813. Otro caso, del valle del Bomboy, es el del patriota José Trinidad Toro.

El asunto metodológico en el pequeño ensayo sobre este prócer independentista e internacionalista, nativo de nuestro Valle del Bomboy, lo hemos abordado  en una dirección investigativa que tiene por objetivo presentarlo, con rasgos biográficos importantes directos e indirectos, nos hemos armado de la escasa referencia documental directa, la revisión del espacio geográfico de los Briceño Toro,  contextualizando su vida y su ruta de lucha, sus costumbres como hombre del valle andino, su tiempo limitado al último cuarto del siglo XVIII y las primeras ocho décadas del  XIX, los líderes de la emancipación y de la campaña del sur, y finalmente el hecho fundamental de Ayacucho, medios probatorios, indicios, presunciones y la memoria oral, que quizás no son del agrado de quienes mantengan su enfoque de la historia en blanco y negro, porque requieren el señalamiento subrayado de la fuente documental, que es lo que nos ha limitado con mucho complejo,  el reconocimiento histórico de nuestros libertadores nativos de esta Provincia. 

En todo caso, hemos adoptado la orientación del historiador polaco Jerzy Topolski (1992), de su teoría del conocimiento histórico basado y no basado en fuentes inmediatas, que nos permite echar mano, al conocimiento que se tenga del pasado, en forma directa, y por otra parte, el conocimiento indirecto, para la reconstrucción  de esos acontecimientos lejanos en el tiempo,  por medio del saber teórico y descriptivo acumulado, en eso, nos ayudamos con fuentes culturales, religiosas, biográficas, históricas, con lo que se pudo lograr el resultado que proponemos en nuestro ensayo biográfico.

Un mendocino, <<Vencedor de Ayacucho>>.

Uno de los elementos historiográficos que nos da punto de apoyo, para el ensayo citado, lo es el referido a la casa de este prócer independentista. En la edición del año 1972, de la obra Geografía General del Estado Trujillo, del historiador Américo Briceño Valero, actualizada por el ingeniero Jesús Briceño Enríquez, éste, agregó un dato histórico interesante. En la pagina correspondiente anotó esto: <<La tradición ha señalado esta casa como el postrer albergue del patriota José Trinidad Toro, en el caserío El Cucharito. A los 39 años recibió una herida en la batalla de Ayacucho, que lo invalidó para toda su vida, la cual terminó en el año de 1899>> (Briceño Valero, Américo. Geografía General del Estado Trujillo. Actualizada por el ingeniero Jesús Briceño Enríquez. 1972). Este, es uno de los agregados, que hizo a la magistral obra de su padre, el ingeniero Briceño Enríquez.

El Cucharito, antes de convertirse en la hacienda Carmania, formaba parte de la Posesión del encomendero Cristóbal Hurtado de Mendoza y su esposa Catalina Fajardo. La forma de esta posesión, terminaba en su lado Norte, con el encuentro de la quebrada Doro y el río Bomboy, especie de vértice descendiente.  



Fotografía que publica el ingeniero Jesús Briceño Enríquez, de la casa del prócer independentista José Trinidad Toro, en la edición de la obra Geografía General del Estado Trujillo, del año 1972.


 En la Campaña del Sur. la gloria de Ayacucho y su invalidez.


De la estirpe guerrera independentista de los Briceño Toro, se ha incluido a Juan José Indalecio Briceño Toro, prócer internacionalista, quien nació igualmente en Mendoza y fue asiduo y vecino de José Trinidad, que vivía en el Cucharito, murió en Cuzco en 1847 (Dávila: 186 y 341). Indalecio era de piel morena, que contrastaba con la de sus hermanos. 

 Fueron varios Trujillanos que se convirtieron en internacionalistas, además de Indalecio Briceño y de José Trinidad, entre ellos, Rogelio Linares, nació en San Lázaro en 1785, y murió en ese pueblo en 1855, estuvo bajo las órdenes de Bolívar en la campaña de Venezuela y la Nueva Granada, prosigue la del Perú y coronó su ascenso militar de comandante en la batalla de Ayacucho (Dávila, Vicente. Próceres Trujillanos. Pág. 108. Imprenta Bolívar. Caracas, 1921). Toro, fue oficial, pero al igual que su pariente el demócrata radical Indalecio Briceño, no dio ínfulas de ello.

Incorporado al ejército de Colombia la Grande, a mediados de junio de 1824, tramontó la Cordillera de los Andes, fue de los aguerridos soldados venezolanos, que lograron esa hazaña, para ir en busca de las fuerzas imperiales españolas y darles combate. Al decidirse continuar su actividad patriótica con Jacinto Lara, se va a la campaña del Perú, iniciada en 1823, combatiendo en Arequipa, pero no en Junín el 6 de agosto, porque el ejército libertador con Sucre a la cabeza, llegó con cierto retraso, pero finalmente, se batió en Ayacucho, donde se distinguió valientemente y fue gravemente herido. 

Otro de sus coterráneos, que estuvo en el combate Ayacucho, fue José Francisco Valbuena, regresó a Trujillo y allí vivió muchos años y murió, según la oralidad trujillana, de lo que no se tienen mayores datos (biografías. ULA.saber). 

Según Rumazo González, el <<colosal y decisivo choque en Ayacucho>>  de los seis mil soldados patriotas, contra los nueve mil realistas duró unas 4 horas, dejando un saldo de víctimas para los libertadores, de mil muertos y heridos, entre esos heridos se contaba a José Trinidad Toro.  Quedaron dos mil prisioneros y algo sumamente importante, <<el gran proceso de la guerra de independencia de América terminó ese día>> (Rumazo González, Alfonso. Antonio José de Sucre, Gran mariscal de Ayacucho. Pág. 28. Biblioteca Familiar). Nuestro soldado trujillano, a pesar de salvar su vida, quedó inválido. Al momento de partir de Perú, habría recibido el premio en pesos, que acordó el gobierno de dicho país, y distribuyó entre los combatientes de Ayacucho.

La batalla de Ayacucho, en la que según la reseña de Briceño Enríquez, fue herido y quedó invalido el combatiente Toro, desarrollada el 9 de diciembre de 1824, en la Pampa de Quinua en Ayacucho (Perú),  es considerada como uno de los más brutales enfrentamientos militares, en la guerra independentista de 1809 a 1826, al punto que fue y significó el fin definitivo del poder virreinal del imperio español en americe del sur. Las fuerzas realistas, las jefaturó el Virrey José de La Serna, y las revolucionarias, el general Antonio José Sucre.

Gráfica de la portada de la de la obra Geografía General del Estado Trujillo, de Américo Briceño Valero,  que publicó en el año 1972, su hijo el ingeniero Jesús Briceño Enríquez, en el que aparece la reseña que éste hace del prócer independentista José Trinidad Toro.









Monumento inaugurado en la pampa peruana de la Quinua, año 1974, en la ocasión de cumplirse los 150 años de la Batalla de Ayacucho; estuvo presente el Presidente de Venezuela, señor Carlos Andrés Pérez. Se escenificó dicho enfrentamiento bélico, usando uniformes similares a los que usaron los soldados en la batalla original. Cortesía http://www.scielo.edu.uy/scielo 


General caroreño: Jacinto Lara (Juan Jacinto Lara Meléndez), apodado “El Vencedor”.

Se retiró del ejército activo, como consecuencia de haber quedado invalido en la pampa de Quinua en 1824.  Regresó oficial, pero por su manera de ser, de los de su familia, haría guardar los fueros, honores y privilegios que le correspondía. En 1825, estando algo recuperado de las graves heridas, y concluida la Campaña guerrera del Sur, volvió a Venezuela, a su Trujillo natal, tras una larga travesía, que duró varios meses. Llegó para recuperar la salud, de sus heridas de guerra, e intentar incorporarse a sus actividades privadas, ya que había cumplido, incorporado su nombre glorioso como prócer de la independencia suramericana. 

En su valle, en su Cucharito de labriegos, luego de su regreso de la campaña y batalla de Ayacucho, su condición de guerrero herido, no era de lo mejor, pero supo sobrellevar y enfrentar las vicisitudes que se le presentaron. Lisiado por las heridas de guerra, se movilizaba con dificultad, ahora, la actitud era por sobrevivir a la post hostilidad, a la pobreza y al desorden. Murió en 1884.

Antonio José de Sucre, el Gran Mariscal, comandante único de los ejércitos patriotas, vencedores en Ayacucho.

José Trinidad Toro, que luchó al lado de Sucre, vivió el resto de sus días con la dignidad de ser uno de los valientes soldados de Ayacucho. Tenían los valeranos, mendocinos y la gente puertense, en el siglo pasado, una esperanza que logró reivindicar su nombre, sacarlo a la luz pública, que pudo haber salvado para la posteridad toda la historia de este prócer independentista suramericano

Como andamos en tiempos de historia insurgente, de rescate, de los nombres de hombres y mujeres silenciados,  que entregaron todo en favor de la libertad de Venezuela y América, tanto recabar toda la información sobre su vida y obra es importante, como también, es pertinente, recordar con orgullo y gratitud, por los nativos del Valle del Bomboy, Valera, Trujillo y en Venezuela, a José Trinidad Toro. Un poco de eso, hacemos con este extracto de artículo.


Nota: Para más información sobre este prócer, pedir por nuestros contactos, el ensayo <<José Trinidad Toro, internacionalista postergado>>, en PDF. 



La Puerta, febrero de 2022.

Omanrique761@gmail.com

sábado, 21 de diciembre de 2024

Julio Sánchez Chevarri, el popular "Picapiedras".

Julio Sánchez Chevarri, el popular "Picapiedras".

Por Oswaldo Manrique (*)

En este pueblito de la Serranía de La Culata, cercano a Valera, existe un local en el que se reúnen muchas personas, de distintas características sociales, para en medio de pujas, gritos de entusiasmo, alegrías, quienes desde muy temprano, presencian y dedican su atención desde la comparación de ejemplares, preparación de espuelas, pesaje, hasta apostar o sencillamente ver, la confrontación de bravuconas aves. Esta ubicado en el sector popular de “La Hoyada”, de La Puerta. Es allí, en donde se le veía, en esa mezcla de orden y agrado, a nuestro personaje, caminando de un lugar a otro, para que todo saliera como es debido. Me refiero a Julio Sánchez Chevarri, el popular "Picapiedras”.  

La vida de este personaje está ligada a un negocio diversificado entre la comercialización de víveres y el entretenimiento familiar, que en La Puerta, constituye una práctica que viene desde que se comenzó el tercer proceso de poblamiento de La Puerta: los gallos.  Desde las primeras fiestas patronales dedicadas a San Pablo y a la Virgen de la Paz, particularmente la del año 1906, presididas por el coronel Américo Burelli y el maestro Lucio Viloria, existe prueba documental Programa de Fiestas de La Puerta de 1909, que la cultura gallística fue evolucionando con este pueblo. Si bien la memoria oral en nuestra parroquia, considera que los más antiguos dueños de galleras fueron los señores Jacinto Peñaloza y Martín Sulbarán, fue Julio Sánchez Chevarri, el que mantuvo en el tiempo esta actividad y entretenimiento hasta finales del siglo XX, soportando el hostigamiento de quienes sustentan la idea de que es maltrato animal. 


Julio Sánchez Chevarri, el popular "Picapiedras"

En la gallera Picapiedras, amplio negocio, en el que había venta de víveres, restaurante, juego tradicional de bolos, música en vivo los fines de semana, fue un local donde se dieron campeonatos gallísticos regionales y se citaban los cultores y criadores de gallos de pelea, así como se acercaban familiares amigos y todas aquellas personas que por sus venas corría sangre de gallero, aficionados y gente buscando entretenimiento. 

Apuntó Rafael Abreu, que en el programa de regocijos populares, con motivo de las festividades religiosas en honor a los patronos del pueblo, se ofrecía entre la diversidad de entretenimientos las “peleas de gallos” (Abreu, 93). <<Como diversiones y pasatiempos en los días domingos y otros feriados del año…los desafíos de gallos con los pueblos circunvecinos>> (Abreu, 99); apartando cualquier consideración ideológica que se sustente, la actividad gallística forma parte de la cultura y la historia puertense.

Correspondió a Julio Sánchez, el popular "Picapiedras", la difícil tarea de enfrentar a los detractores de la cultura gallística, que se vio un día extinguida por un decreto trasnochado e inconsulto de un alcalde busca votos, valiéndose de esta medida para su reelección, a la final, repudiado por el Municipio, no repitió. Pero además, de no consultar al pueblo,  lo más lamentable es que fue solo en La Puerta, que se dictó esta prohibición, los demás Municipios y Parroquias, siguieron con sus galleras abiertas.

En La Puerta, esta cultura está extendida en los caseríos más alejados, hay personas que tienen sus cuerdas de gallos, los crían de diverso pedigrí y tienen sus propios cosos, donde los topan y enseñan a pelear. 

Julio Sánchez Chevarri conocido popularmente como "Picapiedra", era oriundo de la población de Jají, Municipio Campo Elías del Estado Mérida, un pueblo andino rodeado de montañas, cuya actividad económica gira en torno al turismo, a la ganadería y a la agricultura, se cultivan papas, zanahorias, hortalizas, café, flores, entre otros rubros, donde nació el día 20 de diciembre de 1949. Su padre Olegario Sánchez y su madre Plácida Chavarri, también nativos de esa población. 

Fue característico de su trato con sus vecinos, clientes y amigos, llamarlo "Compañerito".  Joven se fue al Cuartel, donde estuvo hasta 1970, le dan la baja. Se fue a Caracas.

 Cuando Julio se va a  la capital, son tiempos de la Venezuela Saudita, del "ta barato, dame dos"; sin embargo, existe un clima de desestabilización política, pues aún había ciertos grupos  irregulares en armas, en su afán de tomar el poder, y en el plano internacional avanza la Revolución tecnológica que cambió al mundo. 

Al cumplir el Servicio Militar, se fue a Caracas, a buscar nuevos aires y a trabajar. En ese contexto de comienzo de los años 70, llega a Caracas, en búsqueda de empleo donde pudiera percibir mejor remuneración y otras retribuciones de carácter social y poder ahorrar algo de dinero. Comienza a laborar en una empresa de telares. Ahí conoce a Marta, ambos de origen campesino, estaban ellos transitando una etapa distinta en su vida: lograron convertirse en trabajadores de esta industria textil, del oeste de la ciudad capital, eran asalariados.

Compañerito" Julio, encontró su media naranja.

Surgió una relación amorosa que unió a Julio con Marta oriunda de La Puerta y unió la vida de ambos. María Marta Albarrán de Sánchez, su esposa, recuerda que se conocen en Caracas, en el año 1972. Ella, trabajaba también en esta textilera ubicada en la avenida Sucre. Se casaron al poco tiempo. El casamiento fue en Los Teques, ese mismo año.

1972. Los Teques.

Esta pareja se unió en matrimonio en el año 1972, con la entusiasta aprobación de sus familias. De la relación matrimonial de julio y Marta nacieron cinco hijos de nombres: Julio César, Álvaro José, Maribel, Nelson Enrique (difunto) y Yazmín del Valle Sánchez Albarrán.

Duilio Linares (compadre de pica), Jacinto Rivas, sobrino político, Julio, de sombrero blanco, Abraham, de rojo, Julio (hijo), camisa azul, Ezequiel, sombrero negro, Marta, de amarillo, reunidos en el pull,  La Puerta. 1980. 

En 1973, luego de haber hecho algunos ahorros, deciden trasladarse a Trujillo, a buscar más tranquilidad y tranquilidad,  un trabajo de menos explotación y fomentar y cuidar su familia. En La Puerta se inicia una nueva etapa en la vida de Julio Sánchez Chevarri. Ambos cónyuges, contribuyen grandemente a consolidar el negocio de comercio y el de entretenimiento: la gallera, lo que puede imputarse a la virtud del carácter y buen trato de Julio “el Picapiedras” y su excepcional conocimiento de dicha actividad, entre sus coterráneos, clientes y vecinos. 

El compañerito Julio “Picapiedras” y los gallos de confrontación.


 Entre los primeros pobladores de este lugar y sus alrededores hubo entusiastas galleros,  por ser la gallística o pelea de gallos, una  de las más antiguas costumbres y actividad recreacional, por lo menos desde 1906.

Julio cuando montó su local de comestibles y bebidas, en 1974, comenzó a visitar y a entusiasmarse con esta práctica, asistiendo a la Gallera de Jacinto Peñaloza, cerca de la Plaza Bolívar. Allí fue conociendo y aprendiendo sobre gallos y el tope o enfrentamiento de estos, asi como, sobre su preparación, cuido, cría y hasta el lenguaje particular de esta actividad.  Apostaba en aquel ambiente que le gustaba, y hasta llegó a viajar a Caracas, a la famosa Gallera de El Calvario, a ver y apostar en peleas, en 1990.

"El Compañerito" Julio Sanchez Echevarri,  atendiendo s Bodega "Picapiedras". 

El entusiasmo lo llevó a mirarlo como un negocio, y se decidió a montar una gallera en La Hoyada, en un solar en la parte posterior, del mismo sitio donde tenía su local de comestibles. Allí, tuvo su propia “cuerda”, sus familiares recuerdan que uno de sus ejemplares a quien llamó “El Giro”, por su plumaje blanco, amarillo u negro, le ganó siete peleas, y eso lo llenó de mucha alegría. Era muy cuidadoso con sus gallos,  sabia cuando iban a salir buenos, un día calificó al “Negro”, como Chongo, que no iba servir, y resultó que el ejemplar le ganó tres peleas, ya en la cuarta pelea si corrió, y dijo: - ¡Se fija era chongo!. Llegó a tener hasta 100 gallos.  En 1985, contrató a su vecino Chico Aldana “La Chiporra” y construyó la gallera, que ha servido como centro de entretenimiento y recreación familiar de los puertenses y de visitantes, amigos de lo gallístico.

 El sugestivo nombre “Picapiedras”, según Marta, la esposa, fue tomado del programa de comiquitas, que para la época, transmitían por televisión. En la gallera Picapiedras, amplio negocio, en el que había venta de víveres, restaurante, juego tradicional de bolos, música en vivo los fines de semana, fue un local donde se dieron campeonatos gallísticos regionales y se citaban en temporada, los cultores y criadores de gallos de pelea de todo el Estado Trujillo, así como se acercaban familiares amigos y todas aquellas personas que por sus venas corría sangre de gallero, aficionados y gente buscando entretenimiento. 

Algunos Datos Históricos de la familia Albarrán. 

Con relación a la señora Marta Albarrán, conyuge de Julio Sánchez Chevarri, cabe señalar que es integrante de una de las familias más antiguas del Páramo de La Puerta, dedicada a las faenas del campo. Su historia familiar, la podemos sintetizar mediante:

Para el árbol genealógico de la familia Albarrán.

El primero de este apellido que se asentó en estos páramos de La Puerta, fue José Antonio Albarrán, quien compró la posesión La Perdía, al señor Mauricio Torres, en 1925. Vivió en El Curubo. Se casó con Filomena Ocanto, y procrearon a los siguientes hijos: 

Hilarina Torres, madre de Marta Albarrán de Sanchez. Gráfica cortesía de la señora  Marta Albarrán.  

Abraham, Aparicio, Martín, Ignacia, Catalina, Telvina, y Florentina. 

Abraham Albarrán, casó con Hilarina Torres y procrearon a: Teotista, Angélica, Haydee, Zenaida, Carmen, Ercilia, Marta y Simón. 

Marta Albarrán, casó con Julio Sánchez Chevarri, arriba se identificaron a los hijos (Datos suministrados por Marta Albarrán).

Como elemento documental que expresa datos biográficos interesantes del personaje, compartimos el texto de su mortuoria legal. 

<<Acta N° 13. El suscrito abogado Luis Guillermo Matheus Moreno, en mi carácter de Jefe de la Jefatura de Registro Civil de las Parroquias La Puerta y Mendoza, Municipio Valera, estado Trujillo, hago constar: que hoy Veintiseis de Enero del año Dos Mil Nueve, se presentó ante este despacho la ciudadana Yasmín del Valle Sánchez Albarrán, de parentesco: hija, titular... mayor de edad, de profesión docente, natural de la Parroquia Mercedes Díaz, Municipio Valera, estado Trujillo y domiciliada en la avenida Páez, casa N° 12, Parroquia La Puerta, Municipio Valera, estado Trujillo, y espuso: que el día VEINTIDÓS DE ENERO DE DOS MIL NUEVE, falleció el ciudadano JULIO SÁNCHEZ CHAVARRI, en su domicilio ubicado en la avenida Páez casa N° 12, Parroquia La Puerta, Municipio Valera, estado Trujillo, de cincuenta y nueve años de edad, titular de la cédula de identidad N° V - 4.944.920, de ocupación comerciante, natural de la Parroquia Jají, Municipio Campo Elías del Estado Mérida y que nació el día VEINTE DE DICIEMBRE DE MIL NOVECIENTOS CUARENTA Y NUEVE,  de estado civil casado con la ciudadana María Marta Albarrán de Sánchez, titular de la cédula... Era hijo de Olegario Sánchez y Plácida Chavarri (difunta), dejó cinco hijos de nombres: Julio César, Álvaro José, Maribel, Nelson Enrique (difunto) y Yazmín del Valle Sánchez Albarrán. Según Certificado Médico del doctor Benigno Velázquez, consta que murió a consecuencia de: Infarto al Miocardio Insuficiencia Cardíaca Global Diabetes Mellitus Insuficiencia Renal Bilateral. Fueron testigos María Nancy González... y María Diomedes Malpica... Leída la presente acta conformes firman. Abogado Luis Guillermo Matheus Moreno (firmado ilegible)>>. (Copiado fielmente del acta original que reposa en el Archivo del Registro Civil de La Puerta).

Sirva esta pequeña reseña biográfica, para recordar al compañerito Julio, su vida y las simpáticas anécdotas de este personaje, que colorea en parte la idiosincrasia de nuestro pueblo serrano, con lo que contribuimos al mejor conocimiento de nuestra gente, y,  para señalar, que fue un desacierto de la autoridad municipal, que sin consultar a nuestra comunidad y violando los derechos constitucionales, de un solo plumazo, se haya prohibido la actividad gallística en La Puerta, siendo como ha sido y es parte de nuestra tradición, cultura e historia. 

(*) Portador Patrimonial Histórico y Cultural de La Puerta. 

omanrique761@gmail.com 

La Puerta, enero 2024. 

Galería Fotográfica.


Día del matrimonio, familiares, Ligia Linares, Julio, Hercilia Albarrán, Clemencia rondón, Alberto Nieves, esposo de Ligia, Aura y Josefa Rondón e Hilarina Torres, mamá de Marta. 



Hilarina Torres, madre de Marta Albarrán de Sanchez, con sus nietas. Gráfica cortesía de la señora  Marta Albarrán. 


Reunión de Semana Santa, en el sector El Curubo, en el Páramo de Pan de Azúcar.

El Curubo, Páramo  Pan de Azúcar.



Julio Sanchez Echevarri y su esposa, en el matrimonio de su hija Maribel. 
Reencuentro de Semana Santa, con la familia  en "El Curubo". Imágenes cortesía de Marta Albarran .





sábado, 14 de diciembre de 2024

Asunción Vetancourt, con el brigadier Bolívar y el “Vientre Bendito”.

Por Oswaldo Manrique (*)

El señorial carruaje, estacionado a la entrada de la mansión de la hacienda “San Francisco”. Neblinoso y frio el tiempo, la ventisca del ocaso, anunciaba la llegada del controvertido visitante. La familia, la servidumbre, en movimiento todo, para tratar de atenderlo adecuadamente, porque aun siendo una dificultad, el Brigadier está de paso.

Los niños no jugaban, pero se miraban tensos y atentos a la entrada, luego se devolvían a las caminerías del  patio de los jardines, a molestar a los grillos o ir al encierro de las aves, para ver desfilar los coloridos pavos reales.  Levantaba el humo sobre el techo del fogón, y difuminaba olor a café, cacao y panela. Se escuchaban los pasos conjugados al movimiento de cadera de la bella dama, soberana de aquellas posesiones, caminando desde la cocina, atravesando el gran salón, para ir a asomarse a las enjasminadas rejillas de las ventanas, para mirar el camino real de Mendoza. Era nerviosismo y temor, lo que sentía, tras un año de acoso realista.

Ella, de talle esbelto, regular estatura, de tez blanca, con impresionantes ojos negros nerviosa  y sudando hasta los más recónditos lugares de su cuerpo,  busca calmar a todos, a sus chontales que se reunieron en la plazoleta de piedras gordas de la hacienda, donde hablaban y reían destempladamente, luego de la jornada de ventear café, limpiar tártago y desgranar maíz o lidiar con los animales. También estaba pendiente del Dr. La Bastida, que mostraba cara de preocupación, está encamado tratando de recuperar su salud y hace esfuerzos para pararse a atender al amigo. 

Ya roznaba cerca, pasando el puentecito sobre el caprichoso rio Bomboy, que mueve las piedras del ingenio, para que brote la melaza, melcocha, batido y la deliciosa agualoja, más sabrosa que cualquier fina champaña, el ruido de los caballos de la pequeña guardia de avanzada del Brigadier. Con una clara voz y pureza del lenguaje, en el momento de su llegada, le dijo:

-         ¡Bienvenido Brigadier, pase adelante, está en su casa! La gentileza y la gracia de aquella mujer, lo hizo sonreír y contestar:

-         Gracias, mi señora. Había llegado a “San Francisco”, la vieja casa colonial, lugar de veraneo, clima delicioso, y de agua fría y saludable.

En junio de 1813, la primera casa que visita y pernocta el Brigadier Simón Bolívar al entrar con su ejército libertador a tierras trujillanas fue la de su amigo Francisco La Bastida Briceño, es decir, la hacienda “San Francisco”. Y fue su esposa doña Asunción Vetancourt, la primera trujillana que le dio la bienvenida a estas tierras.

                                                        *

Trujillo, fue testigo de excepción de la Guerra a Muerte, entre los venezolanos y los españoles y canarios. Los criollos firmes en su afán de independencia, corrieron los riesgos con sus vidas, sus bienes, soportando persecución, penurias y hambre, que es lo que en definitiva cuesta una revolución de emancipación. De ahí, que, tampoco se salvaron las familias de estos rebeldes y particularmente sus mujeres.  

Afirman destacadas historiadoras como la profesora Iraida Vargas, que al haber ocultado a las mujeres en la historia escrita, se logró negar la propia historicidad de sus luchas, de lo que realizaron y de lo que hacen. (Vargas Arenas, Iraida. La ocultación de las mujeres en la historia de Venezuela.  Revista Venezolana de Estudios de la Mujer. N° 34. Caracas, 2010).  María de la Asunción Vetancourt Uzcátegui Briceño, fue objeto de ese silencio.

Es obvio que, la mayoría de nuestros encumbrados historiadores y cronistas, han incurrido en la práctica de abordar cualquier hecho importante desde la óptica del personaje-héroe-protagonista, por lo general  el masculino, detentador del poder y excepcionalmente la mujer. El escritor  Nelson Méndez, comentado por la profesora Iraida Vargas Arenas, escribió lo siguiente: «La historia de la humanidad se escribió desde la perspectiva masculina… y la presencia de la mujer quedó en la penumbra» (2009) (Ídem). Acertada  reflexión que nos  convoca en estos tiempos de reconstrucción histórica, echar una mirada a esa parte de la historia silenciada.

Doña María de la Asunción Vetancourt Uzcátegui Briceño,  nació el  veinte y tres de septiembre del año 1782, en la población de San Alejo de Boconó, sus padres Don Miguel Eusebio Vethencourt  Berdugo, y Doña  María Lucía Uzcátegui Briceño, de las familias  aristocráticas y poderosas económicamente de esa región. Era descendiente del conquistador y capitán español Sancho Briceño uno de los fundadores de Trujillo. A finales del siglo XVIII, se casó con un importante personaje de la Colonia trujillana, el letrado Francisco Antonio Labastida Briceño y Fernández, el Constituyente del pueblo de La Puerta, líder de los propietarios y hacendados, y quien tuvo una participación destacada desde los inicios del movimiento independentista en 1810, suscribiendo la primera Constitución de Trujillo emancipado.

Asunción realizó cuanta labor fue necesaria en función de la independencia. En 1810, estando embarazada, mientras atendía la hacienda, a su familia, y se esforzaba por alimentarlos, su casa en la hacienda “San Francisco”, en el Valle del Bomboy, se convirtió en un sitio de activismo patriótico. Ella, como esposa del Dr. La Bastida, también conocido como “El Provincialista”, coordinaba todo lo necesario para que se produjeran esas reuniones y facilitaba la logística y apoyo a los conspiradores. Doña Asunción, es una de esas lecciones de mujeres libertarias.

Muy escaso, lo que se conoce de la participación de la mujer en el proceso de emancipación. Su campo de acción fue el hogar, la familia y el oratorio. Conocida cariñosamente entre sus familiares y amigos como Doña Asunción. Al casarse, se mudó con su marido a vivir, atender y hacer prosperas las tierras adjudicadas a Francisco Labastida el otro conquistador y fundador de Trujillo. Abandonaba la vida aristocrática, plácida y cómoda de la ciudad de Trujillo, para mezclarse en la vida agreste del  valle del Bomboy.  

          Desde su matrimonio, aprendió de Francisco La Bastida su esposo, lo que esto significaba legalmente para el imperio español y su fuerza en las colonias americanas y lo leyó y analizó. Supo, que según las 7 Partidas del Rey Alfonso X,  “…Matris y munium son dos palabras del latín de que tomó nombre matrimonio, que quiere tanto decir en romance como oficio de madre. Y la razón de por qué llaman matrimonio al casamiento y no patrimonio es esta: porque la madre sufre mayores trabajos con los hijos que no el padre, pues comoquiera que el padre los engendre, la madre sufre gran embargo con ellos mientras que los trae en el vientre, y sufre muy grandes dolores cuando ha de parir y después que son nacidos, lleva muy grandes trabajos en criarlos ella por sí misma, y además de esto, porque los hijos, mientras que son pequeños, más necesitan la ayuda de la madre que del padre. Y porque todas estas razones sobredichas caen a la madre hacer y no al padre, por ello es llamado matrimonio y no patrimonio…” (Alfonso X, Rey de España. Las 7 Partidas. Titulo 2. Ley 2. De los casamientos. 1265. España). Dicha norma explicativa, describía lo que sería gran parte de su afanosa vida familiar al lado del trujillano Francisco Labastida, hasta que este, se sumó al proyecto independentista, y tuvo que asumir el trabajo solidario con sus ideales libertarios y provincialistas; y luego lo que le tocó arrogarse, por la apasionada lucha republicana de su hijo Ricardo Augusto Labastida Vetancourt, primer gobernador de Trujillo, luego de la ruptura de la denominada Colombia, Gran Colombia o Colombia la Grande, asi como, la actividad conspirativa de María Ignacia, y las contingencias políticas de su vástago, Manuel María Carrasquero, eminente gobernador civilista de esta región.  

En 1800, el 16 de enero,  en la casa de la hacienda “San Francisco”, dio a luz su primer niño, quien con el transcurrir del tiempo sería el primer gobernador de la Provincia de Trujillo, tras la separación de la República de Colombia: el Dr. Ricardo Augusto Labastida Briceño Vethencourt.

Su esposo Francisco Antonio La Bastida Briceño, era además de terrateniente, letrado y capitán de milicias, un destacado político, que ocupó varias veces el cargo de Teniente de Gobernador, asi como, el de Alcalde, y Justicia en la jurisdicción de Escuque, La Puerta, Mendoza. Luego procrearía según los árboles genealógicos que hemos confrontado a Jose Felix de San Rafael Labastida Vetancourt,  nacido el 21 Febrero 1801; Catalina Laurencia Ana Labastida Vetancourt, nacida el 29 Abril 1802, Mendoza del Bomboy; Maria Ignacia Labastida Vetancourt,  la siempre armada y radical conspiradora republicana,  nacida el 17 Agosto 1804, en Mendoza Fría, casada con el patriota carachero Francisco Miguel Labastida Briceño; Vicente Antonio del Espiritu Santo Labastida Vetancourt, nacido el 2 Julio 1805, Mendoza del Bomboy; Juana Evangelista Eleuteria Labastida Vetancourt, nacida el 17 Abril 1807, en Mendoza del Bomboy, esposa de Juan Pablo de La Bastida Briceño, hijo del prócer y constituyente, oriundo de Carache, José Miguel La Bastida ; Francisco Antonio Labastida Vetancourt, nacido el 18 Abril 1808, Mendoza del Bomboy, acompañó a su hermano Ricardo, en varias de sus campañas políticas y militares; Juan Bautista Ignacio Rafael Labastida Vetancourt, nacido el 1 Julio 1810, Mendoza del Bomboy, en una de las obligadas emigraciones, se radicó en Pie de Cuesta, de la Nueva Granada (hoy Colombia) y se casó en 1840 con María Blasina Ordoñez Orbegozo, de familia independentista republicana; Evaristo Eusebio Labastida Vetancourt, esposo de Concepción Sierra,  nacido el 14 Agosto 1812, en Mendoza del Bomboy, a quienes crió y veló por su educación. En la sociedad mantuana se le llamaba la mujer del “Vientre Bendito”. Una verdadera matrona republicana.

A la caída de la primera República, su esposo Francisco La Bastida, el popular “Paco Labastida”, comprometido con la causa libertaria se dedicó a la lucha insurreccional enfrentando al gobierno español, junto con la mayoría de los alcaldes, comandados por el coronel rebelde Vicente de la Torre, su primo. Las fuerzas realistas capturaron a su cuñado José Miguel “el carachero” y a varios de sus parientes. Ella  tuvo también gestos de señalado heroísmo, en 1812, a la caída de la primera república, no emigró como hicieron las familias de los líderes republicanos, siguió a su esposo y al coronel Vicente de la Torre,  en la lucha guerrillera de los alcaldes, para mantener vivo el fuego emancipador en Trujillo. Atendía personalmente la hacienda “San Francisco” en el Valle del Bomboy y también los trigales en La Puerta, con el tiempo esta matrona se convertiría en una heroína trujillana de la época independentista.

El Valle del Bomboy, sus poblaciones La Puerta y Mendoza, pueden sentirse orgullosas de la participación femenina tanto en sus inicios en 1810, como en su devenir hasta la ruptura de la República de Colombia en 1830. La mujer, como sujeto imprescindible de la sociedad trujillana, se sumó a las aspiraciones independentistas de la Nación y su Provincia divulgadas por el Dr. Mendoza, por el letrado La Bastida y por el coronel Antonio Nicolás  Briceño el “Diablo”, desempeñando un papel trascedente en algo que consideraba fundamental, estratégico y definitivo: la construcción de la Patria. Justo es, comprender y reconocer en la realidad histórica del pasado colonial, lo que significó para las mujeres, sustituir su modo de vida, sus costumbres, sus comodidades y hábitos matrimoniales y familiares, por el sacrificio, la estrechez y la penuria al incorporarse solidariamente con los hombres, a las intrincadas montañas para enfrentar y combatir a las fuerzas realistas o sirviendo como estafetas y correos en las ciudades y pueblos, y a la vez, velar y atender la sobrevivencia del hogar, de los hijos, y las labores del campo. Esto, no puede asumirse como simple labor de retaguardia, sino como el punto de equilibrio para el hombre, para que pudiera enfrentar a las fuerzas de la Monarquía o para irse a la guerra.

Aparte de eso, Asunción, en aquellos ásperos tiempos, tampoco fue timorata, así como la mayoría de las esposas de los patricios trujillanos, asumió  iguales riesgos de la vida guerrillera de su esposo, y luego de las batallas, a curar enfermos, coser, cocinar, recolectar alimentos, llevar información, y otras faenas necesarias para el avance de la lucha revolucionaria. La mujer andina, constituye un magnífico ejemplo de la inalterable decisión de una joven nación por alcanzar la libertad.

Presos sus familiares José Miguel Labastida y José Juan Vetancourt, trasladados a Maracaibo y confiscados sus bienes, cuando intentaron abrirle causa de infidencia a Francisco Antonio su esposo, se trasladó a Trujillo para conversar y comprometer a familiares y amigos realistas del gobierno que pudieran interceder para que evitaran tal desaguisado. Se armó de efectivas palabras y argumentos, que reconocían que sí, efectivamente, había sido electo representante de La Puerta a la Constituyente Provincial, pero con dicha designación no había lesionado a nadie ni hecho ningún daño, y él fue presa de la avalancha popular que significó el movimiento republicano, y que como descendiente de un reconocido conquistador español, que había prestado importantes servicios a la Corona, merecía se le aplicara el decreto real de perdón a los súbditos criollos. Su esfuerzo, en algo ayudaría a cambiar la percepción de los realistas sobre las actividades radicales de su esposo, porque no fueron despojados de sus  bienes y él aunque enfermo, siguió ocupando el cargo de Alcalde. 

Después de soportar las vicisitudes de la guerra en la que participaba Francisco La Bastida, con algunos quebrantos de salud, y lograr salvar sus propiedades ante el gobierno español, pero siempre vinculado al movimiento emancipador y formando a sus hijos en las ideas republicanas, particularmente a Ricardo, el mayor de su prole.  A los tres meses de haber recibido la visita de Bolívar, de ese mismo año 13, Asunción quedó viuda, pues falleció su marido, el prócer civil Capitán y Dr. La Bastida.

Tras la muerte del ilustre Provincialista, que fue su esposo,  Asunción, guardó el luto, dedicándose a la educación de sus hijos y a atender la hacienda. El republicanismo, y la defensa de la autonomía de Trujillo, serán las inclinaciones políticas de su hijo Ricardo, seguidor de las ideas provincialistas de su padre, por lograr que Venezuela fuera República libre e independiente, y que Trujillo fuera declarada Provincia autónoma; esto se convirtió en el  eje político de las vidas de los La Bastida Vetancourt, en pleno intento de consolidación de la Gran Colombia, presidida por el Libertador Simón Bolívar, período de convulsión, en el que el general Páez, asumió la dirección político-militar del país e impulsor de la disolución de la incipiente Patria Grande.

Llegada la mermada tranquilidad a su vida familiar, siendo aún joven, porque se había casado a muy temprana edad, la hermosa Asunción, tomó la decisión de restablecer su vida, y en 1819, se casó con el hacendado Gregorio Felipe Fernández Carrasquero, con quien tuvo varios hijos, entre ellos, mencionamos a otro destacado republicano, como fue Manuel María Carrasquero Vethencourt, terco defensor del civilismo gubernativo, enfrentando a las expresiones militaristas; María Enriqueta, Rita, Onofre, Lucia, Victoria, quien será una de las mas enjundiosas damas valeranas;  Mercedes y Soledad Carrasquero Vethencourt, lo que le ganó -según recuerda la memoria familiar-, que la llamaran la dama del “Vientre Bendito”.  

En 1831, su hijo Ricardo Augusto, siendo apasionado jurista y constituyente por Trujillo, fue designado por el nuevo gobierno presidido por José Antonio Páez, como Gobernador de la provincia de Trujillo, lo que le ocasionó a la familia volver a la guerra regional; posteriormente, ocupó importantes cargos y misiones republicanos, hasta que en 1835, está involucrado en la insurgencia de la “Revolución de las Reformas”;  en 1848 lidera el movimiento paecista denominado los “Araguatos”, y años más tarde, estará comandando junto con el general Trinidad Baptista, el movimiento armado contra la intención de fusionar a Trujillo con el estado Zulia. En 1876, fallece el líder más destacado del conservatismo trujillano.    

En 1857, su otro hijo, Manuel María Carrasquero, es designado gobernador de Trujillo, quien además,  fue un destacado escritor, hacendado y buen funcionario de gobierno, según los Anales de La Riva Vale, “…Manuel María Carrasquero, nació en Mendoza en 1820, fue hijo de Don Felipe Carrasquero y Doña Asunción Vethancourt, viuda de Francisco Antonio Labastida… (La Riva Vale, Alberto. Anales de Valera. Pag.114. Editorial Multicolor. Valera. 1988); éste Carrasquero  murió en 1892.

Acta de bautismo de Doña Maria de la Asunción Vethancourt  Uzcátegui Briceño, <<Oi Lunes día veinte y tres de septiembre deeste año de mil setecientos ochenta y dos, Yo Dn. Php. Antonio Hernández Cura doctrinero de este Pueblo de Sn. Alexo de Boconó, puse oleo, Chrisma, y di bendiciones baptismales Conforme al Ritual rromano a María de la Asumpción Parbula que nació el día veinte y tres de Agosto proso pasado deeste año, y le baptisé ensu Casa Vrgente necessitate: esdha Parbula hija legma de Dn. Miguel de Vetancourt yde Da. Lucia Vscategui Feligreses deesta Sta. Igla. Fueron Padrinos deagua, y Vendiciones, Dn. Manuel Briceño, y Da. Paula Abrube, aquienes advertí el parentesco espiritual. Fueron Tgos. Juan Ramón Carache y Fernando Vasques. Doyffe = Phelipe Antonio Hernández>> (Archivo Histórico Diócesis de Trujillo).

Imagen: retrato de Adriana Labastida de Gabaldon, hija de Ricardo Labastida y  nieta de doña Asunción Vetancourt Uzcátegui.

La valiente vida de esta matrona del Valle del Bomboy, es una relevante referencia de nuestra historia local, en el acontecer de un importante período de la Colonia, la guerra de independencia y la lucha regional por elevar a Trujillo al estatus de Provincia, rompiendo con la subordinación a otras entidades regionales. Esto nos ayuda a la comprensión de esa fase histórica, en una visión integral y poder contribuir a una historia inclusiva y visibilizadora. 

(*) Portador Patrimonial Historico y Cultural de La Puerta.

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