sábado, 31 de mayo de 2025

Tesoro lingüístico de La Puerta: Sus topónimos indígenas.

    Por Oswaldo Manrique


    Estas notas sobre vocablos indígenas puertenses, que aun se usan y están vigentes en su mayoría; son un aporte dirigido a la misión de reconstrucción  histórica, cultural y etnolingüística, que se debe realizar en todos los pueblos andinos.

    Sin aspiraciones de que se tome como un estudio de dialectología, lexicografía  o lingüística o etnolingüística, este conjunto de topónimos propios del colorido y fonetismo Timoto, usadas por nuestra comunidad, han formado parte de su patrimonio histórico y tesoro cultural, que se ha considerado pertinente ordenarlas y difundirlas, con sus respectivas definiciones o explicaciones. 


      La lengua o dialecto indígena Timoto.


    Los datos e informaciones tempranas que se poseen, títulos de encomiendas, dan cuenta que para el siglo XVI,  el área del valle del Bomboy, de la que comprende hoy la parroquia La Puerta, estuvo ocupada mayormente por grupos de lengua Timoto, de la familia lingüística Muku-Chibcha, en desplazamiento desde Tunja (hoy Colombia), hacia el lago de Coquivacoa, buscando salida al Mar Caribe. Se evidencia una marcada y definida posesión espacial de expresiones grupales y comunidades de dicha poderosa Nación indígena. En varios puntos de su territorio, esta signada por la topografía, hidrografía y por los contextos históricos que  le dieron impulso a la evolución de La Puerta, como pueblo.

    La lengua Timoto, prácticamente ha desaparecido. Para atrevernos a la elaboración de este sencillo artículo, además del conocimiento geográfico de nuestra Parroquia, y los documentos añejos, de encomiendas, títulos de propiedad, libros de la Parroquia eclesiástica archivados en la Diócesis de Trujillo, y el escaso material historiográfico con que se cuenta, tomamos en consideración algunas pautas importantes, adelantadas por la profesora Jacqueline Clarac. Los cronistas, conquistadores, alcaldes, escribanos, notarios y demás integrantes de la “ciudad letrada” hispana, <<…como no hablaban las lenguas indígenas, interpretaban lo que querían y anotaban los nombres indígenas (sin saber si se trataba de caciques, de comunidades o de grupos más numerosos) con un descuido total>>; por eso, complementando con el criterio del doctor Fonseca en su trabajo sobre dialectología, los nombres indígenas siendo como eran onomatopéyicos, algunos símiles de sonidos de animales, ríos, y demás elementos de la naturaleza, cuando los indígenas les respondían, ellos anotaban como iban escuchando, indistintamente a como se lo hablaba uno y otro indígena; agregando que, como en nuestro caso, eran oriundos de distintos países de Europa, encontramos encomenderos portugueses, venecianos, vascos y españoles moriscos (Al-Andaluz), escribían los nombres a su manera y gramática. Por ejemplo, el vocablo Bomboy, lo escribieron de diferentes maneras: Vomvoy, Vonboy, Bomboi, Bombas, Bombay, pero mayormente Bomboy, como lo asientan los viejos documentos.  

    Otro aspecto interesante que hemos notado en nuestra Parroquia, lo ha denominado la citada profesora, como fenómeno de desplazamiento, que ratifica lo que han anotado viejos Cronistas de Indias, según el cual, se produjeron mudanzas de conglomerados indígenas y cambios de lugar, por intereses de los encomenderos, a lo que hay que agregar también, como causa, para dividir y neutralizar la carga de rebeldía de los aborígenes, lo que ayudó a mezclar la información original  (Clarac de Briceño, J. 1999. Los grupos étnicos andinos venezolanos en la visión de Julio C. Salas y la de investigadores contemporáneos. Boletín Antropológico 47: 35-28. Portal académico de la Universidad de Los Andes. 29 Mar. 2009).  En nuestro caso, encontramos un grupo que por inducido desplazamiento, se asentó en la parte sur de esta comunidad como Mucutí,  y otro, el de los Xikokes, en el páramo de la Puerta (oeste), ambos de origen Timoto.


    Descripción de topónimos indígenas y distribución espacial de lugares de La         Puerta del Bomboy.

    Los topónimos locales, nos ayudan a desempolvar parte de nuestra historia prehispánica local, fuente del proceso de ocupación y adaptación del ser humano sobre la tierra y sus elementos naturales y convertirlos en hábitat, espacio de vida y labor, de  costumbres y cotidianidad, sus expresiones mágico religiosas,  inclusive, marca su manera de ser, de sentir y pensar.

    Aquí, partimos de once (14) topónimos locativos indígenas, de los cuales 13 son usados en la actualidad, y otro, encontrado en los registros de antiguos geógrafos, fue sustituido; aparte, hemos registrado nueve (9) antropónimos, que son objeto de un artículo publicado en lapuertaysuhistoria.blogspot.com.  Entre esos topónimos, que nos van dando idea para la reconstrucción del proceso de evolución como pueblo de La Puerta del Bomboy, tenemos:

    Bomboy, San Pablo de Bomboy. Los denominados conquistadores hispanos, en su empresa de invasión dieron a nuestra aldea indígena, el nombre de Pueblo Cabecera de Doctrina San Pablo de Bomboy; así lo patentizan los documentos de organización de Doctrinas (Alcega, 1608;  Valera y Messa, 1687; Libros Eclesiásticos aperturados por el padre Rosario en 1795), asimismo,  asentado como Valle de Vomvoy (Titulo de “Encomienda Valle de Vomboy”), Vonboy o Bomboi.

    Este vocablo Bomboy, en dialecto Timoto, significa río de aguas de espuma; sin embargo, la dinámica social de la invasión y la realidad del lugar, fue sustituyéndolo por imposición española, por un nombre más práctico: La Puerta.  Para 1777, el uso popular del cognomento La Puerta, fue recogido y asentado en el Informe de la visita pastoral del Obispo Mariano Martí, como San Pablo de Bomboy alias La Puerta. En los primeros libros de nacimientos y defunciones de esta parroquia, así es asentado.  Había pasado por la fuerza de los hechos a llamarse La Puerta del Bomboy, como espacio de frontera que era, acceso a la Provincia de Venezuela.  El valle y el río, pasaron la tormenta de la cultura española, y equivalentemente, el apoderamiento violento de estas tierras por los oligarcas, sostuvieron su nombre indígena: Bomboy, como hasta ahora se le conoce, aunque con el reiterado descuido de sustituir la “b” por la “m”.  

    Américo Briceño Valero, sobre este valle, escribió en su Geografía del Estado Trujillo (1926),  lo siguiente: <<El valle del Bomboy principia en las fuentes del río de este nombre, se dirige al NE y luego toma rumbo hasta unirse casi completamente en la desembocadura del rio, cuyas aguas vierte sobre el Motatán>> (Briceño Valero: 122). Morfológicamente, el Dr. Fonseca hizo esta distinción <<Bomboi: smomosh – la espuma>> (Fonseca: T1. 269).

    Hemos propuesto, que a los fines de revalorizar nuestras raíces étnicas, en esta hora de descolonización de la historia local, en los ensayos, escritos oficiales y educativos, información de medios de comunicación social, que nuestra parroquia, debería denominarse La Puerta del Bomboy, y tener como gentilicio Puertenses del Bomboy.   


        En el norte de la parroquia:

      Molino de Mimbón, el tiempo y la practicidad, ha venido borrando este nombre; hoy es conocido simplemente como El Molino, caserío, cuya historia desde el siglo XVIII, ha venido girando alrededor del Molino antigua propiedad de los Briceños conquistadores y encomenderos, que los naturales llamaban de Mimbón para diferenciarlo. Mimbón, significa en dialecto Timoto, rio grande, uniendo la palabra española, con la Timoto, tenemos Molino de rio grande, como en efecto era el Bomboy, propulsor de este instrumento de la producción de harina de trigo de aquella época, en la que según el sabio Humboldt, se producía mucho trigo en La Puerta y una de las mejores harinas; esto lo anotó en su obra Viajes a las regiones equinocciales del Nuevo Continente. A la gente que vive en este sector, se le llamaba y aun se le llama escuetamente con el gentilicio de Molineros. Américo Briceño Valero, lo anotó así: Molino de Mimbón, en su lista de <<caseríos y comarcas de La Puerta>> (Briceño Valero, Américo. Geografía del Estado Trujillo. pag.123. Editorial cultural venezolana. Caracas. 1926). También, lo  encontramos en Guía General de Venezuela, del geógrafo francés Francis Benet. Lo adecuado, es que se usara por lo menos en la escritura, el gentilicio de Molineros de Mimbón. 

Vicuyes o Los Bicuyes, es la entrada del camino norte que lleva al Páramo de La Puerta y a Pan de Azúcar, donde hoy está la carretera agrícola. Este vocablo lo usaban los indígenas para señalar un arbusto pequeño, silvestre, que sirve de aliño, de fuerte olor no muy agradable, pero que da muy buen sabor a las comidas, que ellos preparaban. El termino es semejante al carvajalense: Bucuy o Bucúx, por el que se entiende sitio de cocuiza y fibras vegetales, producto que permitió el desarrollo de la cestería en esa zona. A la gente que vive en este sector de La Puerta, se le llama con el gentilicio de Bicuyeros.   

    En el Sur de la parroquia:


Mocotí.  Algunos de los nombres de tribus o parcialidades, respondían a los nombres de sus caciques, principales o tabiskayes, que gobernaban en el tiempo de la llamada conquista europea. Uno de los jefes y principales dirigentes de los nativos Bomboyes, de los Páramos y del valle del mismo nombre, reconocido por los llamados conquistadores que llegaron al espacio geográfico que constituye hoy La Puerta, es Mukutí.

Al parecer, esta comunidad indígena se establece en La Lagunita, El Portachuelo (punto de frontera entre el Nuevo Reino de Granada, actual Colombia, y la jurisdicción de la capitanía General de Venezuela), caseríos del Valle del Bomboy (La Puerta) y en zona cercana al santuario Maen Shombuk (Páramo de las Siete Lagunas), como consecuencia del traslado que les había impuesto su encomendero y amo,  al momento en que ingresó el alcalde y capitán Juan Rodríguez Suarez, en el siglo XVI,  a un sitio también llamado Mocotí, en el rio de montaña que forma parte de la cuenca del rio Chama, y el extenso valle del mismo nombre ubicado en el occidente del Estado Mérida, Bailadores y Páramo de La Negra. Sus habitantes Mucutís,  fueron entregados en encomiendas, luego divididos y sufrieron varios traslados desde su lugar originario. Seguramente, los Mocotis asentados en La Puerta, eran una parcialidad de los de Mérida. 

El topónimo indígena Mocotí, en dialecto Timoto,  significa según Amílcar Fonseca <<tierra templada>> (Fonseca: T1. 310). Este lugar, calificado por este historiador y filólogo, como tierra del cacique Mukutí,  fue escenario de varios hechos históricos violentos, entre ellos, la batalla de 1892, en el que el ejército de los Ponchos Oligarcas, del Araujismo-Baptista, fue totalmente vencido por los liberales “Lagartijos”, comandados por Rafael Montilla Petaquero, quien posteriormente llamarían “El Tigre de Guaitó”.

Mukuti, el cacique, pudo haber nacido hacia el año 1555, y tendría unos 53 años de edad, cuando fue trasladado con su gente a concentrarse en tierras del Valle de Bomboy en 1608, para trabajar las haciendas y fundos del capitán Juan Álvarez de Dabuyn, Blas Tafallés y Hernando Hurtado de Mendoza. Su cacicazgo lo heredó de su padre, quien usó ese mismo nombre. Como lo reconocen los historiadores trujillanos, sus predios y posesiones estaban ubicados en el sitio conocido como Mocotí, en términos del Pueblo de San Pablo del Bomboy (hoy La Puerta), a cuyo Señorío indígena  pertenecía; << Mocotí o Mucotí, es el nombre del sitio de residencia del cacique Mukutí>> (Fonseca: T 1. Pág. 294).  Ese sitio se encuentra localizado geográficamente en la zona sur-oeste de la Parroquia La Puerta, Municipio Valera, del estado Trujillo, en Venezuela; donde se involucra con otros sitios históricos como El Portachuelo, Los Aposentos y Altamira de Garabulla, estos dos últimos, pertenecientes política administrativamente al actual Municipio Miranda del estado Mérida, pero de hecho, hacen vida efectiva con el valle de La Puerta.

Isnabus. Se ha llamado así, un lugar, ubicado en la vía a Agua Fría, al parecer asiento de un grupo indígena perteneciente a los Tirandaes, que morarían en tierras de San Lázaro y Santiago del Burrero, de lo cual no contamos con documentación que nos lo confirme, su localización se confunde como parte de La Puerta, porque está apenas a 2 kilómetros de La Lagunita.

Garabulla, este topónimo, tiene relación con un caserío que se denomina Altamira de Garabulla, cerca de La Lagunita, en la parte suroeste de La Puerta, que se confunde con la jurisdicción de otras Parroquias. En nuestra pesquisa, significa tierra larga o mucha; hay un lugar llamado Garabulla en la laguna de Sinamaica (La Guajira).  

Maraquita, (derivado del guaraní mbaracá), es el llamado Derrame o Chorrerón de La Maraquita, que se desprende del páramo de las Siete Lagunas; fue el primer camino indígena para llegar a dicho Páramo. Es lindero principal de las posesiones del Resguardo Indígena de La Puerta (Partición de 1891). Se le llama así, porque antes de construir el dique, cuando llovía en la cabecera (Paramo), avisaba con un ruido que asemejaba una maraca, asi, los agricultores de la zona baja cercana al río Bomboy, se resguardaban ellos y sus animales, para evitar se los llevara la crecida. 

         En el lado Este de la parroquia:

    Komboko, Kombokoy (Comboco), según Amílcar Fonseca, este topónimo <<Convocoy (Kombokoy) significaba río seco, pues la aféresis es muy propia para Mocoy, río de esta ciudad que solo tiene la categoría de vertiente por la escasez de sus aguas>> (Fonseca: T1. 310);  la compara fonéticamente con el listado de palabras relacionadas con aguas. Hace pocos años, esta quebrada y caída de agua dormida o escasa, tuvo un temporal que arrasó con todo un lugar de turismo, destruyendo edificaciones, cabañas, restaurant, zonas de esparcimiento. Es un lugar conformado por laderas y barrancos de importancia, a la altura de la carretera trasandina que va de La Puerta a Timotes.  

Es lindero principal de las posesiones del Resguardo Indígena de La Puerta (Partición de 1891), y parcialidad indígena Timoto, ubicada hacia el Sur-Este, jurisdicción de nuestra parroquia, vecindad con las tribus hermanas Durí, Esnujaque, Jajó, cercanas al torrentoso Hitatán o río Motatán.

Se ha venido sustituyendo el topónimo indígena del lugar Comboco, por nombres como La Nevera, Neblina  y otros parecidos.

    Motatán (Hitatan).  En cuanto al nombre del río Motatán (Hitatan),   significa “Stimots-Ustate-An”, traducido del dialecto indígena significa “Timotes-Puerta-Yo”, es decir, en sentido amplio: yo soy la Puerta de los Timotes. (Fonseca: 309). En su rivera oeste, se fueron asentando los Kombokos, grupo que conformaron desde El Horno, Mesa de Esnujaque y Timotes hasta el río Bomboy los primeros pobladores del valle y Comuna Indígena del Bomboy. Esta puede ser una hipótesis valedera, sobre el origen del nombre de nuestra parroquia, <<yo soy la Puerta de los Timotes>>, que habría derivado en la articulación de la expresión castellana La Puerta y la aborigen Bomboy, resultando La Puerta del Bomboy,  asunto que no se ha ahondado en su estudio.   

    Pitimay, uno de los nombres de mayor uso en nuestra toponimia local es Pitimay; además se mantiene inscrito en añejos documentos de titularidad de la propiedad de un vasto perímetro de tierras, entre el sector Carorita y el Molino, incluso lo han dividido, entre Llano de Pitimay y la Cima de Pitimay; es además un punto oficial político-territorial, como lindero de nuestra Parroquia, con Los Cerrillos, jurisdicción de la Parroquia Mendoza. La combinación Pitimay significa, en lengua Timoto, Pity o piti, cuatro (4), y may: plumas, fuerza, o nivel, que en nuestro criterio equivale a cacique de cuatro rangos. Se asemeja al nombre del cacique de los Visipites, encomendado al capitán Joan Román en 1565,  es decir, Pitijay o Pitisay, que significa cuatro buenos. 

    Kukuruy, un ejemplo interesante de un nombre que se ha querido borrar, ya no se utiliza, es el de Kukuruy. Este topónimo indígena femenino (Cucuruy), lo registró para la posteridad, el agrimensor e historiador Américo Briceño Valero, en su lista de <<caseríos y comarcas de La Puerta>> (Briceño Valero, Américo. Geografía del Estado Trujillo. pag.123. Editorial cultural venezolana. Caracas. 1926). Igualmente, lo  encontramos en una importante obra de conocimiento histórico, como lo es Guía General de Venezuela, encomendada por el gobierno de Juan Vicente Gómez, al geógrafo francés Francis Bennet; éste en su recorrido por el Municipio La Puerta, señaló al sector de lo que hoy se conoce como Carorita, con el nombre de Kukuruy, recorrido que hizo  en 1926. Briceño y Bennet, corroborando el trabajo de Codazzi del siglo XIX, registraron en sus citadas obras y divulgaron para la historia, la existencia del topónimo Kukuruy, de origen nativo. Según nuestras indagaciones Kukuruy (Cucuruy),  este hermoso vocablo indígena puede significar india muy buena, por su terminación una persona prehispánica de mucho poder, de acuerdo al Diccionario de Dialectología de Fonseca. También, tierra o lugar brumoso y frio. Por su parecido al sonido gutural de algunos sublimes animales, puede ser paloma de cuello o cola larga. Bastante parecida a la voz onomatopéyica Cuculí, del Quechua, que significa especie de paloma silvestre del tamaño de la domestica, pero de forma más esbelta; de color cenizo y con una faja de azul muy vivo alrededor de cada ojo, cola larga, alas cortas finas, pico largo y curvado, con patas con dos dedos hacia adelante y dos hacia atrás (DRAE). De ser esta palabra de origen quechua, como otras,  pudo ser traída por los curas o misioneros católicos, a estas tierras. El topónimo  Kukuruy, en nuestro criterio es propio de los Timotes, en esa riqueza de creación de nombres para los jefes principales de los sitios, de acuerdo a las características de los mismos o de las denominadas parcialidades (toponímicos);  por lo que sería propio de la gran variedad dialectal de los Timotes.     

    Los Timotes, en su organización social del trabajo, asignaban las labores de cestería, telares y la cerámica a las mujeres, dirigida por una jefa o caudilla. En este sitio, se explotaba y actualmente también, una mina de arcilla, se trabaja  la cerámica, el barro, no solo para elaborar piezas de utilidad domestica, sino para fabricar los famosos chorotes o piezas de tributo a los dioses indígenas, por lo que perseguían y castigaban los sacerdotes de las encomiendas. Este hermoso nombre que fue orgullo de los aborígenes, y usado por una caudilla artesana, según la memoria oral, fue borrado por orden del general oligarca Juan Araujo, en una de las reformas de la división político-territorial, luego del despojo de tierras del Resguardo Indígena de La Puerta, en 1891, sustituyéndolo por el de Carorita. Los despojaron de las tierras y también de uno de sus sellos de identidad cultural. Sería interesante dentro de este proceso descolonizador de saberes y de nuestra historia, que las autoridades locales y municipales, estudiaran la posibilidad de renombrar este sector Carorita, con el de Kukuruy.     

    Jumangues. Se ha denominado así, un lugar en el lado este, del casco urbano de la Parroquia, donde antiguamente estaba el cementerio indígena, fue llamado el Callejón de los Muertos, de donde se han originado algunos mitos y viejas leyendas; como referencia, está detrás de la calle Sucre y el templo parroquial. Jumangue es un árbol originario del Amazonas (cinaro), que da unas frutillas dulces y aromáticas; sus ramales y tronco son de forma torcida, su aceite tiene propiedades medicinales. Sale mucho, en esta zona.   

        En el oeste de la parroquia:

    Chegué, vocablo de origen muisca, de donde deriva la lengua Timoto, que significa sumo sacerdote, algunos lo asemejan a mohán. Fray Pedro Simón, lo define: <<es el sacerdote de los ídolos, el que ayuna, y hace las ofrendas>>.

    Chegué queda cerca de “Los Asientos”, donde se origina el agua que va a dar a la Quebrada de San Martín, forma parte del Parque nacional Sierra de La Culata. Para acceder al sitio Chegué, se llega a La Lagunita, cercana a La Mocotí, (Sur de nuestra Parroquia), busca la entrada para subir al Paramito, se emprende la subida y se llega a Chegué, un sector muy frio e inhóspito que tendrá unas 15 casas en la actualidad, queda a pocos kilómetros de la Laguna Negra, Santuario Maen Shombuk.

    Se repite en los páramos de La Puerta, la leyenda que este indígena rebelde participó en la guasábara que comandó el Tabiskey Jaruma, líder de los Escukekeyes, cuando enfrentó a la tropa de Diego García de Paredes, al invadir sus tierras. Según la memoria oral, este guerrero fiel devoto de la diosa Ikake, pasó mucho tiempo en el Quibao, llenando su espíritu de valor guerrero;  vivió más de 150 años, porque comía a diario el díctamo real y jalea de frailejón de Maen Shombuch. Fue un hombre muy respetado, inclusive, por los europeos invasores.

    Xikoke. Los Timotohablantes, en su creatividad para escoger topónimos, llamaban a los lugares de viviendas cercanas y ubicadas en el margen de quebradas y ríos: Xikoke (Sicoque); esto fue delineando la personalidad y características de un grupo de familias indígenas, quizás de parentelas, por su conexión y cooperativismo, que construían sus viviendas cerca de los cauces de las quebradas y de los ríos, o  riveras de las aguas.

    Uno de los casos de desplazamiento de pueblos originarios hacia nuestra parroquia es el de Xikokes. Hubo una parcialidad Quicoqui (Xikoke), que con Durí, Jajó y Esnujaque fueron trasladados por su rebeldía, varios de estos grupos aborígenes al Valle del Bomboy, que ayudaron a conformar la Comunidad Indígena de este lugar.

    Desde tiempos muy antiguos, y así lo evidencian escrituras, la posesión el Xikoke (Sicoque), en el páramo de La Puerta ha sido tierra indígena; en ella se puede encontrar los vestigios de las plantas base en piedra de 4 viviendas indígenas muy antiguas; hoy es propiedad de la familia Rivas, gente mestiza descendiente de esos Xikokes. Pudiera agregarse, a lo que planteamos con el caso de Kukuruy, se consultara la posibilidad de renombrar el Páramo de La Puerta, hoy llamado “Los Torres”, nombre que ni siquiera era de las primeras pobladas mestizas de esas montañas,  con el de Xikoke, Páramo de Xikokes.  Las autoridades locales y municipales, tienen la palabra.

    Maen Sombeuch  (Páramo de Siete Lagunas).

    El denominado Santuario Maen Sombeuch, ubicado en el Páramo de Siete Lagunas, parte oeste de nuestra parroquia, está conformado por igual número de Lagunas o espejos de agua, cada una con su respectivo nombre y su propia historia, ya españolizada: la Calzona, de la que más se habla por sus mitos y leyendas; la Laguna Negra, sitio de reencuentros; la Laguna Gata, considerada muy bonita, por sus formas;  la Corcovada, Corazón, La Ciega o Tapada y la Madre de la Laguna Gata. Cuenta la memoria oral parameña, que en este espacio se veneraban las divinidades o elementos fundamentales de los indígenas, y también, los espíritus de sus antepasados. A tal fin, los restos de sus muertos, eran enterrados en las distintas cuevas que están cercanas a estas lagunas, y era su costumbre, ir en grupos como en especie de peregrinación familiar, a rendir tributo a sus antepasados o a realizar sus actos y ritos mágico religiosos, por ejemplo a dar gracias al Dios de las cosechas, o al de la lluvia. 

 Morfológicamente, sombeuch o shombuch, nombre genérico  significa agua, el agua (Fonseca T1.299). El numeral Maen, representa siete; articulando ambos vocablos, obtenemos Maen Shombuch, que significa las Siete Lagunas.

                                                                        *

    Con estos datos, se van aclarando algunos aspectos, como la integración social de los Timoto; el desplazamiento, migraciones o traslados de familias de otras naciones como la Kuika, Jirajara a esta comunidad del Bomboy; la fusión cultural hispana europea.  

    Sirva este pequeño aporte sobre la toponimia indígena, para que los estudiantes y educadores de nuestra parroquia La Puerta del Bomboy,  así como estudiosos,  investigadores y hasta curiosos, se conduzcan por el camino del rescate de nuestros nombres y vocablos autóctonos, a la protección de ese patrimonio inmaterial, como auténticos complementos de la reconstrucción  histórica y  para que no se borren de nuestras familias, que aun las usan y las mantienen en su cotidianidad, junto con la carga cultural del Al Andaluz,  lo que ayuda a la revitalización de nuestra forma de hablar, sentir y pensar de nuestra comunidad.

    Imagen cortesía: pintura nativos, autor Richard Terán. 

(*) Portador Patrimonial Historico y Cultural de La Puerta.  

sábado, 24 de mayo de 2025

Desenterrando la historia indígena de La Puerta: La “Encomienda Valle de Vomboy”.

Por Oswaldo Manrique (*)


 Desafiar la narrativa histórica dominante que ha invisibilizado uno de los más hermosos pasajes de nuestro pasado local: la indígena de los Bomboyes, no es tarea sencilla. Pese a eso, dar a conocer ese legado que permanece oculto, significa ayudar a reafirmar la identidad, el gentilicio y la memoria colectiva puertense.


Es necesario mencionar que  hay algunos historiadores como Mario Briceño Perozo, que aseveran que el principio, nacimiento o de donde surgió  y se activó la evolución de los pueblos coloniales que tomaron los nombres de los valles andinos, se inició con las primeras Encomiendas. Fueron las Encomiendas, el sistema de colonización adoptado en América,  por los españoles invasores (Cardozo, 16).

El historiador Mario Briceño Iragorry, acerca de esto, escribió que <<La Doctrina fue la expresión molecular de la encomienda;…Con el tiempo la Doctrina evolucionó hacia una forma civil más avanzada y se convirtió en pueblo… las poblaciones de los Andes y regiones centrales montañosas, donde no las hubo por ser más blando el natural de los indígenas y fácil su reducción por otros medios, tuvieron su génesis en la Doctrina>> (Briceño Iragorry, Mario. Tapices de Historia Patria, 54. Caracas. 1998). 

 El más antiguo y fundamental título, relacionado con los orígenes coloniales del pueblo de La Puerta, es el de la “Encomienda Valle de Vomboy”, documento cierto, oficial e histórico que desmorona la anacrónica e inventada historia que nos han contado de las imaginarias fundaciones hechas por “un fundador anónimo” y los anacrónicos datos de desubicadas encomiendas, que no aparecen en ningún archivo ni se mencionan en ninguno de los infolios Coloniales.

 Encomienda Valle de Vomboy”, que corresponde precisamente al espacio geográfico y Valle de La Puerta, fue la otorgada al capitán Tomé Debuyn, por participar entre otras hazañas, como uno de los guerreros que acompañaron al capitán Diego García de Paredes en 1557, en la fundación y poblamiento de Trujillo, así como en la campaña invasora contra los Cuicas, Kuikas o Coycas. Tuvo otra encomienda en el Valle de Boconó, en 1576 fue Alcalde Trujillo, pues  <<Con sus armas y caballo estuvo en el desbarate del Tirano Lope de Aguirre y acompañó a Alonso Pacheco a la fundación de Ciudad Rodrigo de Maracaybo>> (MBI. Fundadores de Trujillo); era natural del Reino de Portugal.

La encomienda, si bien fue una figura socioeconómica que le sirvió a la Monarquía española  para repoblar y colonizar a América, también fue una especie de recompensa, premio y retribución a los Adelantados, capitanes y guerreros que participaron en la denominada Conquista o invasión de este continente, fundando ciudades y pacificando territorios, que consistió en la concesión dada por el Imperio Español, o sus representantes en América, a un conquistador, un guerrero, un funcionario o emprendedores aventureros y buscadores de fortuna, de un número específico de "indios" que habitaban en una zona también especifica, para que le trabajaran jornadas esclavizantes y le rindieran servicio económico en sus haciendas, potreros e industrias, que no incluía concesión de tierras, no obstante en muchos casos, los encomenderos irrespetaban esto, y ocuparon las posesiones de los indígenas, a cambio de “civilizarlos” y evangelizarlos.

El viejo capitán portugués Debuyn, luego de varios años de explotación, hizo uso de su derecho de dexacion de dicha encomienda, es decir, de los indios que le fueron asignados del Valle de Vomboy, porque sería efectivamente cedida a su hijo capitán Juan Álvarez de Dabuyn, el vencedor de los Zaparas y Parautes, comandados por el cacique Nigale en el lago de Maracaibo, hecho este, por el que luego se le llamaría “Benemérito”. Esta Encomienda, para 1608, en que fray Antonio de Alcega, realiza su Visita Pastoral y organización de Doctrinas, tenía 409 indios útiles (Briceño Perozo, 57), una de las más grandes Encomiendas, es posible que incluyera el grupo de aborígenes de Quebrada de Conboco (Komboko), que forma parte de La Puerta.  

El titulo principal que otorga al capitán Juan Álvarez de Dabuyn, el derecho, beneficio y aprovechamiento para explotar los indígenas que habitaban originariamente esta zona andina, es el de Confirmación de la “Encomienda Valle de Vomboy” y  la “Quevrada de Comboco”, de fecha 19 de mayo de 1611 y reposa en el Archivo General de Indias. Para facilitar su lectura, se ha dividido en párrafos con anotaciones iniciales,  manteniendo la paleografía del arquitecto Eduardo Zambrano, a quien agradezco la generosidad de proporcionármelo. Entre los aspectos más resaltantes encontramos:


El gobernador de la Provincia de Venezuela Cap. Sancho de Alquiza, otorgó los indios de la “Encomienda Valle de Vomboy” y  la “Quevrada de Comboco”, al Cap. Juan Álvarez de Dabuyn, el 12 de septiembre de 1609.

El texto comienza así: <<El cappan Sacho de Alquiza gobernador y cappan general desta provincia y governaçion de benezuela y su distrito pot su magd por quanto en conformidad Execuçion y cumplimiento de una su real zedula su ffa en aranjuez a beynte y tres de mayo de mil y seisçientos y siete refrendada del Juan de çiriça su secretario declare por vacos los indios principales y sujetos que viven en (en términos de la ciudad de Trujillo en la lomalla de busandi) y en el valle de Vomboy y en la quevrada llamada conboco>> (Archivo General de Indias. Expediente de Confirmación de Encomienda Valle de Vomboy y Quebrada de Comboco en Trujillo, Venezuela, a Juan Alvarez de Buyn. Resuelto. Fecha de Digitalización: 2017. Paleografía: 2018.  Arq. Eduardo II Zambrano R). Esta declaratoria de vacos los indígenas de encomiendas trujillanas, seguramente responde a la necesidad del Rey de pechar nuevamente a los encomenderos con el pago de Composición de Titulo.


Primeros pobladores del Valle de Bomboy: gente de nación Timotes.


El territorio que hoy forma La Puerta del estado Trujillo, estuvo poblado originariamente por tribu de nación Timotes, descendiente de los pueblos de Tunja y Cundinamarca, de una de las civilizaciones indígenas más avanzadas culturalmente en ese tiempo. 

El documento señala quienes eran los jefes y dirigentes de estos aborígenes encomendados: << el principal Vonbas y el principal Gasepe y el principal Yguara y sus suxetos capitanes y capitanexos de naçion Timotes>>. Asimismo, los jefes de “Quebrada de Comboco”, eran para ese tiempo: <<el prinçipal Alo con sus sujetos capitanes y capitanexos de naçion timotes y los demás principales y indios que fueron encomendados en Juo Albarez vso de la dicha ciudad>>; se entiende que al caudillo principal lo bautizaron Alonso.


La dexacion de la Encomienda que hizo el primer encomendero del Valle de Bomboy, el capitán portugués Tomé Debuyn, en 1601.


Este documento histórico, precisa que el primer encomendero, utilizó su derecho de <<dexaçion que hizo el cappan Tomas Debuyn por el gobernador Alo Arias Vaca en la çiudad de Coro en beynte y seis días del mes de março de mil y seisçientos y un años >>. Esto nos da una firme evidencia, que para el año 1601, ya existía Encomienda y explotación de indios, en las tierras y Valle de los Bomboyes, pero  a partir de 1608, se estableció un espacio reclusorio denominado “Pueblo de Indios” Cabecera de Doctrina, al que fueron a parar grupos, familias y comunidades reducidas como Xaxoes, Xicokes, Mocotís, Kombocos, Bicuyes, Escuqueyes; por esa diversidad allí congregada, Mario Briceño Iragorry lo llamaría Puebla; y posteriormente, avanzado el siglo XVII, se asentaría el Resguardo Indígena de La Puerta.  Es ese año 1601, en el que se activaría el inicio de la evolución del pueblo colonial esclavista del Bomboy, nombre de su río y valle, con la invocación católica de Nuestro Señor San Pablo Apóstol (el Obispo Martí en su relación de Visita en 1777, lo citó como San Pedro de Bomboy “La Puerta”), porque para este  tiempo, ya lo llamaban La Puerta, en virtud de ser espacio dinámico de frontera con el Virreinato de Nueva Granada, e ingreso o entrada a la Provincia de Venezuela.


El titulo del 12 de septiembre de 1609, otorgado a Juan Álvarez de Vuin.  Su petición que le confirmen las mencionadas Encomiendas.   

Luego señala que, <<a titulo de cunpisiçion y atento a que el rey nuestro señor por la dicha su rreal çedula me hordena  y manda no guarde ni cunpla semexantes encomiendas por ser contra lo dispuesto por sus reales çedulas y hordenanças en cuya conformidad mediante los meritos y calidad del dicho Juan Alvarez de Vuin confirme y de nuevo encomiende en el susodicho los dichos indios suyo rreferidos como costa del título por mi despachado en esta ciudad en doze días del mes de setienvre de mil y seisciudad en doze días del mes de setienvre de mil y seisçientos y nueve años por ante Pedro Gutierres de Ligo escrivano>>;  gobernador Sancho de Alquiza, aplica la Cédula Real de 1607.


¿Cuáles fueron los meritos para otorgarle la “Encomienda Valle de Bomboy”, a Juan Álvarez de Buyn? En çinquenta pso de oro, se reguló  y compuso la encomienda.


En esta parte del texto, se toca un aspecto interesante: la hoja de servicios, hechos y jornadas en favor del Rey de España, del Encomendero de Valle de Bomboy, así: <<Y atendiendo a la calidad y meritos de vos en dicho Juo Albarez Debuyn soys hixo lecitimo del capitán Tomas Debuyn uno de los pobladores y pasificadores de la ciudad de Merida del nuevo rreyno de Granada y que sirbio a el rrey nuestro señor a su costa con sus harmas y caballos en todos los alçamientos y ocasiones que se ofreçieron y a que estais casado con hixa lexitima del capitan Hernando çerrada uno de los primeros paçificadores y pobladores de la dicha ciudad de Merida el qual bino a socorrer a la dicha ciudad de Trujillo en muchos alçamientos que los naturales de ella hizieron y que se hallo en el campo del rrey nuestro señor contra el tirano Lope de Aguirre hasta que fue desbaratado y muerto todo a su costa con sus harmas y caballos y que asi mismo es nieta de Martin Fernandez de cabyslas uno de los primeros discubridores y pobradores y paçificadores de la ciudad de Tunja a su costas y que bos por vuestra persona acudisteis y allasteis en la paçificazion y castigo de los indios zaparas parautes y otros de la laguna de Maracaybo qye en mi tiempo se hallanaron y castigaron plaça de benemeritos que señale para ver de probeher las vacaciones de indios que en conformidad de la dicha rreal çedula de beite y tres de mayo se an hecho y declarado en lo qual os abeis ocupado mucho tienpo y gastado y dado socorros a ayudas para la dicha paçificaçion y castigo como me consta por çertificación rreal capitán Juan Pacheco Maldonado a quien lo cometi por los quales dichos serviçios y meritos propios y de v’ros padres y abuelos y de la dicha vuestra mujer que desgrasi>>; en la hoja de servicios, llama la atención, el peso y valoración  de haberse casado el capitán Dabuyn, con una hija de los “descubridores, pobladores y pacificadores” de Tunja, además, fue <<Alcalde Ordinario de la ciudad de Trujillo en 1630 y también de Maracaybo, casado con María de Saavedra, hija del Conquistador de Mérida Capitán Hernando de Cerrada>> (MBI. Fundadores de Trujillo); procrearon 7 hijos.

 1606, el Gobernador Sancho Alquiza nombra al capitán <<Juan Pacheco Maldonado, su Teniente y como tal fue a someter los indios toas, aliles, parautes, quiriquires y zaparas que hacía catorce años que estaban levantados contra la autoridad de los españoles, con gran mengua del comercio y de la tranquilidad de aquella región>> (MBI. Fundadores de Trujillo); Juan Álvarez Dabuyn, se enrola en esta empresa militar.


Se le declaró Benemérito al Cap. Juan Álvarez de Dabuyn.


 Otro de los aspectos interesantes, que nos deja este Título de Encomienda, es la declaratoria de benemérito al encomendero Dabuyn, <<de la  notoriedad me an costado por rrecaudos batanteis que ante mi asentasteis y atendiendo a la pobreza de la dicha ciudad de Truxillo y de toda esta provincia y a la dicha rreal çedula y usando del tenor della os admiti a una moderada compusiçión declarándoos como os declaro por tal benemerito y de las personas que deben goçar de semejanta med [ida]>>; además, le acuerda la Composición de la encomienda, por posibles defectos de titulo, pagando una cantidad de pesos.

Confirmación del 19 de mayo de 1611, de la “Encomienda Valle de ” y  “Quevrada de Comboco”, dada por el gobernador de Venezuela,  Alonso Arias Vaca al Cap. Juan Álvarez de Dabuyn, el 12 de septiembre de 1609.

A pesar que esta encomienda, formaba parte de la Séptima Doctrina creada en 1608, por el Obispo Alcega y el gobernador Alquiza, con más de 400 indios útiles, como retribución al capitán Juan Álvarez Dabuyn, por el sometimiento de los rebeldes indígenas del lago de Maracaibo en 1607,  tardaría unos años más su confirmatoria, que es del tenor siguiente:  <<de la dicha vuestra encomienda y defe[c]tos de los títulos della de la qual cantidad hizo el liçençiado Bartolome Suarez por v’ro poder obligaçion en forma tengo por bien en nombre de su magd de confirmar y confirmo la dicha encomienda que hizo en bos el dicho Juo Albarez Deboin el dicho gobernador Alo Arias Vaca y la confirmación que yo hize según el rreferido ya mayor abundamiento en virtud y conformidad de la dicha rreal çedula y usando del tenor della de nuevo encomiendo en vos el dicho Juo Alvarez de buin los principales y todos sus suxetos que os fueron dados y encomendados por el dicho Alo Arias Vaca gobernador y por mi confirmados según va rreferido y mencionado con los demás indios principales y suxetos conprehendidos y ynclusos en los títulos con que hasta aora los abeis goçado y v’ros antecesores con el derecho titulo posesión y antigüedad con que los abeis tenido y posehido y con las demás fuerças y firmeças qie para la validación y seguridad de la dicha encomienda son nesesarias y se conçeden y a mí se cometen por la dicha rreal çedula suso incorporada y llebareis los frutos y aprovechamientos de los dichos indios que buenamente pudiesen dar conforme a la moderación y tasa que esta hecha guardándola y cumpliéndola solas penas della y en su conversión y buen tratamiento lo que su magd tiene ordenado y mandado por su rreales çedulas y nuevas hordenanças en favor y conservaçion de los naturales y mando a las justiçias desta dicha gobernaçion le den metan y anparen en la posesión de los dichos indios de della no consientan seays desposehido sin primero ser oydo y por fuero y derecho bençido con declaraçion que dentro de quatro años primeros siguientes desde el dia de la fecha y conpusiçion de su magd y su real Consexo de Yndias en conformida y cumplimiento de la dicha su rreal çedula y sola pena della – ffa en la ciudad de Santiago de Leon en Diez y nueve días del mes de mayo de mil y seis y onçe años – Sancho de Alquiza – por mandado del señor gobernador y capitán general Juo Luis escribano de gobernación. Concuerda con su orixinal que queda en mi – ffo en La cuidad de Santiago de Leon a diez y ocho de Jullio de seisiento y once. Escribano de Gv’on Joan Luis>>. Hasta aquí el texto de este importante documento histórico.

La confirmación definitiva fue dada en Madrid, el 10 de enero de 1620, suscrita por Duarte Navarro, Fiscal del Consexo de Yndias.    

(*) Portador Patrimonial Histórico y Cultural de La Puerta


domingo, 18 de mayo de 2025

Crónica de fuego: El liberal Felipe Uzcátegui se bate a plomo con los godos hermanos Burelli

Por Oswaldo Manrique (*)  

Cuando se prende en la Sierra de La Culata, la “Guerra de los 15 días” y se intenta “la toma de Timotes” –imperecedero episodio para las familias parameñas-, liderada por Américo Burelli, Sandalio Ruz, Mitrídates Volcanes, Cesáreo y Genaro Parra, Fidel Rivas, el viejo Pabón, y otros vecinos, en contra de la dictadura gomecista, Felipe  Uzcátegui, caudillo liberal y primera autoridad civil y militar de La Puerta, se dispuso a enfrentar a los alzados, y con algunos amigos del lugar, campesinos sin tierra, dados a las revueltas y al saqueo de fincas, como retribución a las acciones de las montoneras, comandó la persecución y captura del Coronel Américo, mientras llegaban los de la bestial “Sagrada”.

El polvo plomizo de las montañas, se levantaba al paso de su mula, igual que los rumores que le aventajaban. A Felipe "Tragabalas" Uzcátegui, el político y  coronel liberal de quien decían había nacido con una carabina en la mano y una bala entre los dientes, se le conocía en cada caserío parameño desde La Puerta hasta Tabay. Su leyenda, estaba trenzada con acciones de temeridad y una sed insaciable de mando, rechinaba más fuerte que el eco de sus  balazos. Algunos lo admiraban, otros, lo miraban con el rabillo del ojo del temor y miedo, y otros, eran propiamente sus enemigos políticos: los “Ponchos” conservadores que lo tenían como objetivo a vencer, con o sin las armas. Pero el comentario general, en su zona cercana de operaciones políticas y militares, era que las balas no le hacían nada, que las tragaba con la misma avidez con la que imponía su autoridad.

Coronel Américo Burelli García, perseguido por Felipe “Tragabalas” Uzcátegui y los "Chacharos" gomecistas. 

Sobre la persecución del Coronel Américo, su sobrina la escritora Ligia Burelli, nos deja su particular versión de actos desenfrenados y salvajes realizados en Palmira por los “Chacharos” del gobierno, destacando lo que sufrieron las familias del lugar, particularmente el caso de Antolina, mujer campesina que <<estaba siendo vigilada y una noche, al regresar a su hogar, se encontró con una visita por demás inesperada. Era Felipe Uzcátegui, uno de los personajes más siniestros en esta etapa de persecución, que sin más ni más se había ofrecido como voluntario para rastrear las huellas de los montañeros, comenzando desde Palmira. Aquella noche había llegado a la casa de Antolina en compañía de dos hombres más, todos armados, con la esperanza de llevarse la recompensa. Como la mujer resueltamente negara todo conocimiento de los fugitivos, la sacaron de allí y la dejaron golpeada y maniatada en el monte, con la amenaza de que al siguiente día volverían por la respuesta>> (Burelli, Ligia. Humo de Hogueras. Págs. 108 a 109). Felipe, además de próspero hacendado, dueño de las posesiones “La Mocotí”, “Villa Mercedes” y La Puerta, otras, era el caudillo liberal guzmancista y montillero mas connotado de la localidad, y también el más hábil baquiano de la región con que contaba el gobierno, sin embargo, como lo relata la señora Burelli, discretamente unos campesinos encontraron a Antolina y la escondieron junto con sus hijos, en tanto que los hombres proseguían la búsqueda de los huidos, por otros parajes. Aquí comenzó Felipe, a dejar huella como rastreador y defensor del régimen político, y para alguno, como chácharo.

Y se batieron a plomo con el coronel “Tragabalas” Uzcátegui. Le habían puesto precio a la cabeza del coronel Américo Burelli García.

La Sagrada o simplemente "Los Chácharos" era la temible policía gomecista que mantenía a raya a los disidentes de las políticas del "Benemérito de la Patria".  La jefatura general estuvo a cargo de José Vicente Gómez "Vicentico", hijo del dictador, como Inspector de las FAN, que tenía como Jefe de Operaciones al Coronel Eloy Tarazona “el Indio”, quién dirigía los intensos y crueles interrogatorios. Cuando muere "el Bagre", como le decían al dictador, esa policía fue disuelta para convertirse más tarde en 1937, mediante la Ley de Seguridad Nacional en las Fuerzas Armadas de Cooperación (FAC), la  Guardia Nacional (GN).

Uno de los sobrinos del Coronel nacionalista alzado, al mencionar a Felipe Uzcátegui “Tragabalas”, escribió que era lo que le esperaba a los hermanos Burelli, quienes <<se habían batido cerca de Timotes, en la Mesa del Palmar y en la Amarilla con las tropas que indistintamente dirigían Felipe u Olegario Salas>> (Burelli, Miguel Ángel, 19), era una guerra, con connotación nacional, en consecuencia, desplegaron desde el gobierno, la persecución de Estado contra Américo.

La persecución fue cruenta, como si fuera un episodio de las películas del oeste norteamericano. Ligia Burelli-Dávila, también sobrina del perseguido,  escribió que, habían colocado,  carteles pegados en paredes, muros y en los troncos de los árboles <<ofreciendo recompensa por entregar vivo o muerto a los hermanos Burelli>> (Humo de Hogueras, 103), lo que demostraba la peligrosidad de estos políticos fugitivos. El plan insurreccional lo habían denominado “el barril de pólvora”, que tenía como escenario toda la zona occidental, particularmente la de la Sierra de La Culata y toda la región andina, era un plan de desestabilización política y militar. Los liberales, se enfrentaban al plan de derrocamiento del gobierno del Presidente Juan Vicente Gómez.

De dónde le viene al Coronel de avanzada liberal, lo de “tragabalas”.

En una ocasión, la algarabía en el bolo de Timotes, era tan fuerte que se podía formar una refriega de disparos y los presentes no darse cuentas. Por el pasillo llegaron dos personajes, que no eran asiduos jugadores ni espectadores del local. De pronto, se ve que cae al suelo un hombre herido: la figura regia del Coronel, quien se defendió como pudo.   

A Felipe le decían el “tragabalas”, porque recibió varios disparos en diferentes oportunidades. Era buen  tirador.  Su nieto Dr. Luis Uzcátegui, nos comparte que, su papá Herman, le relató que en una oportunidad el coronel Felipe Uzcátegui, <<Estando en un bolo en Timotes, llegaron a matarlo unos personajes, unos  hermanos de apellido Aguilar, y llegaron a matarlo, lo hirieron, y desde el suelo el coronel sacó su revólver y les disparó y les dio fin a los dos hermanos. Gozaba de buena puntería.  Le pegaron uno de los tiros en la boca, que  le quebró la mandíbula y otro la clavícula. De hecho él, convaleciente con los disparos se trasladó a Maracaibo, y luego a Curazao y de ahí en un barco lo enviaron a los Estados Unidos. En el maxilar inferior, lo operaron y quedó con la mandíbula reconstruida, el maxilar inferior  tenía  platino y tornillos>> (Conversación wasap con Luis Uzcátegui. 16-01-2025). Al parecer, uno de los agresores, fue el hacendado godo, Mayordomo de la Iglesia y ex jefe Civil de La Puerta, Miguel Aguilar. 

Su innegable experticia y habilidad de comandante de tropa, acumulada por Uzcátegui, su lugarteniente Lázaro Volcanes, Francisco Juan Uzcátegui, los González y otros militantes liberales, para emprender persecuciones y capturas en batallas, y las emboscadas de madrugada, aplicadas para la captura del coronel Burelli García y sus hermanos Pedro Mario y Umberto, fueron  inútiles y burladas, solo dejó como en este tipo de experiencias, víctimas de los atropellos o daños colaterales; había recompensa por la captura de los alzados. La misma escritora Burelli, relata en su particular versión familiar que, en  <<su afán por ganar, no solo la recompensa, sino prestigio ante las autoridades del Estado llevó a Felipe Uzcátegui hasta Quebrada Seca, pasando por San Martín y el Portachuelo, las propiedades de sus perseguidos. Como ninguna de las familias vivía allí en ese momento, a él se le ocurrió que aquellas tierras ya no tenían dueño y procedió a invadirlas. La casa más grande, la de San Martín, propiedad de los viejos y donde se había refugiado José Américo al comienzo de la persecución, fue cuidadosamente desvalijada y luego destruida>> (Humo de Hogueras, 103). Es posible que buscara prestigio ante el gobierno gomecista, pero lo de la ocupación de tierras, saqueo de las casas, reparto de bienes entre la soldadesca, consumir el ganado, los alimentos y cosechas propiedad de los perseguidos, era práctica habitual en la guerra de caudillos, también denominado “botín de guerra” o prenda común de los montoneros vencedores.

El coronel nacionalista y “Poncho” José Américo Burelli, <<se había destacado en las montoneras del General Juan y luego como aguerrido oficial en el bando del General Leopoldo Baptista>> (Burelli Dávila, 105); se refiere al general Juan Bautista Araujo, llamado el “León de la Cordillera”.  Luego del alzamiento contra Gómez, <<al finalizar el año dieciséis, José Américo logró burlar el cerco que le tenían y se refugió en Mendoza con los suyos>> (Burelli Dávila, 113). Los montoneros que acompañaba a los hermanos Burelli en este difícil trance,  eran, Sabino Briceño, nativo del caserío  “La Amarilla”, cerca de la “Mesa del Palmar”, quien se hacía llamar  <<el edecán de don Pedro (Burelli)…>> (Burelli Dávila,  91). Y, un hombre pequeño y delgado, de cara cuarteada por el sol, de edad imprecisable, el baqueano Alcibíades <<la profundidad de su mirada que delataba tal vez su condición como buscador de quimeras y fantasías>> (Burelli Dávila,   90); hombres resteados con los caudillos y con los ideales de la causa.    

En Humo de Higueras, su autora Ligia Burelli Dávila, anotó como parte del relato sobre la persecución que, <<El coronel José María Jiménez pasó por Palmira durante la ocupación de los bienes de Pedro (Burelli) logró que le dejaran a la esposa, al menos dos vacas paridas para la leche de los niños>>; además de la vivienda en Palmira, los oficiales del general Omaña, <<registraron la caballeriza, la despensa, la cocina y los alrededores de la casa>> (Burelli Dávila,  100); era Chuy o Mario Pabón, nativo de La Puerta,  el capataz en Montecarmelo, hijo de Umberto hermano mayor de los Burelli;  su medio hermano José Antonio Pabón, es el mártir de Palmira, que fue detenido en este allanamiento y encarcelado por haber defendido a los hermanos Burelli, le pusieron el cepo de campaña en los dedos pulgares y torturaron para que revelara el lugar de escondite de los Burelli.

Un lagartijo, Jefe Civil de La Puerta. Momento crucial de centralización del poder político: enfrentar el derrocamiento de la dictadura de Juan Vicente Gómez.

Su acción de apoyo a los “Lagartijos”, fue franca y consecuente. Era un cuadro liberal de importancia en la zona de La Culata, un comprobado “Lagartija”. Se le respetó, inclusive, era reconocido con el arcaísmo de  “Maese” Felipe, es decir, Maestro Felipe como tratamiento de respeto en el seno del movimiento político liberal. Debido a los pactos del Presidente Guzmán con la dinastía Araujo-Baptista, para mantener la paz en los Andes, se les permitió a estos “Ponchos” conservadores, enemigos de los “Lagartijos”, gobernar a sus anchas en Trujillo.

Felipe Uzcátegui, fue Jefe Civil de La Puerta, durante la dictadura liberal restauradora gomecista: en los años 1908, 1914 y 1915. Estos dos últimos años, fueron de inestabilidad política y revueltas, en los que ocurrió el alzamiento nacionalista de las montoneras de La Puerta, Mendoza, Jajó, Boconó y gente de Mérida, al mando del coronel Américo Burelli y Sandalio Ruz, contra la rebatiña de las concesiones petroleras y mineras a empresas extranjeras, por parte del dictador Gómez, siendo la “Toma de Timotes” o "Guerra de los 15 días", los eventos militares más destacados de ese alzamiento. 

Se rumoraba, casi que con señas y murmullos, entre las familias de la Cordillera, el número de años que iba a pasar con grillos en los pies, el Coronel Américo en la cárcel, si lo capturaban. El esfuerzo no fue en vano, Uzcátegui que se dio a conocer andando y militando en el bando liberal, el gobernador Timoleón Omaña, lo designó Jefe Civil de La Puerta, con prerrogativas militares, el foco de la insurrección estaba aquí.

En el mismo año de la revuelta de los nacionalistas de La Culata, 1914,  Felipe Uzcátegui, es designado nuevamente Jefe Civil de La Puerta. Se convirtió en la primera autoridad civil y policial de la incipiente comarca, que no lograba crecer ni urbanizarse; para unos fue un funcionario distinto a los que hubo desde finales de siglo XIX, y para otros,  al parecer, fue un personaje siniestro de la época de Juan Vicente Gómez. 

 El año 1916, siendo Jefe Civil, es el mismo Felipe Uzcátegui quien emprende las acciones de rastreo y persecución para capturar a su vecino, el coronel Burelli. 

Su estadía al frente del Municipio, le dio base para establecerse en el área urbana de La Puerta (del antiguo Resguardo Indígena). Se desempeñó como hombre de confianza de la dictadura gomecista y asumió el cargo de Jefe Civil por varios años. Viajaba de vez en cuando a Trujillo, en la búsqueda de recursos para el mejoramiento de las calles y caminos, la plaza y las acequias  de donde se aprovisionaban de agua las familias. Vivió aquí, al lado de la sede de la Jefatura Municipal, con su  esposa doña Mercedes Cols Arvelo e hijas, y nació su hijo Herman.

¿Cómo era La Puerta en las primeras décadas  del siglo XX, bajo la autoridad civil de Felipe Uzcátegui? 

 A comienzos del siglo XX, a La Puerta, fue llegando gente de otras partes debido a que se estaba construyendo un nuevo pueblo “sin indios y sin negros”, el proyecto de los “Ponchos”, sobre las tierras despojadas a los indígenas,  y daban facilidades para obtener buenas y productivas tierras, por compra, alquiler, como enfeudado, algo así como especie de tierra prometida. Venía gente oriunda de Jajó, la Mesa de Esnujaque, Timotes, Piñango, San Lázaro, las Mesitas, Niquitao,  Boconó,  Pueblo Llano, Tabay y hasta de Calderas de Barinas.

Felipe de pensamiento liberal y montillero, era un personaje de a caballo de montura, revólver y puñal en la cintura, así mismo, tenía su faja de cuero para las morocotas. Con su cartuchera oficial para las balas y la funda para el revólver, se presentaba siempre con su sombrero borsalino, botas de cuero y espuelas, lo que lo hacía imponente a la mirada de los demás.  

El general Perfecto Crespo, en sus Memorias de un Soldado Trujillano, nos describe en forma sencilla y sentida, lo que era La Puerta y los parajes de Uzcátegui, para finales del siglo XIX,  <<acampamos en el Municipio La Puerta, en aquel lugarcito, al pie de los páramos, me tocó el turno de hacer vigilancia y servicio con mi guerrilla en la Esquina Noroeste de la Plaza. Fue una noche terrible por el frío; el sargento Abdón Espinoza me decía: “Mi teniente, si así seguimos voy a amanecer con los dientes pelados”. Al fin después de una noche sin abrigo…Puse mi gente de pie... Seguimos ese día nuestro desfiladero, contemplando aquellos parajes llenos de luz y colores, el sol mañanero acariciaba con la bendición de sus rayos aquellos trigales. Tal o cual gañan dejaba el arado solo por la presencia de los grupos armados…trepamos la cuesta de La Mocotíe, que nos rememoró, con su desfiladero agrio y su mudez heroica, el drama del mes de abril de 1892>> (Crespo, 62). De acuerdo a este testimonio, era un lugar íngrimo y ermito.  La última expresión de Crespo, al reivindicar a Felipe Uzcátegui,  se refiere a la batalla de La Mocotí-El Portachuelo de 1892, donde triunfaron los liberales comandados por Ferrer, Montilla y Uzcátegui y otros oficiales sobre los oligarcas, bastión este, al que pertenecía tanto el coronel Américo Burelli, como el coronel Sandalio Ruz y la mayoría de los terratenientes y hacendados del valle de Bomboy.

El férreo Felipe Uzcátegui, no se rindió ante la imposibilidad de capturar al coronel Burelli, ni  la convertiría en frustración. Américo Burelli García, escondido y protegido por la misma gente agricultora de Mendoza, fue capturado, en 1916. La cronista Liga Burelli, relata que poco más de un año había permanecido el coronel Américo con su familia, escondido por sus vecinos. El gobierno ofreció la pacificación a los rebeldes, y un día el Pdte. del Estado Trujillo, le envió una comunicación, pidiéndole una entrevista garantizándole la libertad y cayó en la trampa <<así de fácil cayó. Inmediatamente fue esposado y enviado al Castillo de San Carlos. Su cautiverio habría de durar diez largos años, de manera que Pedro no volvió a verlo ya mas>> (Burelli Dávila, 125). Esperaba la invasión del general Baptista, que no se realizó nunca.

En 1917, luego de la pérdida de su esposa y una de sus hijas, en dramáticas circunstancias, “Tragabalas” percibió que su tiempo en La Puerta llegaba a su final, y el gobierno nacional del general Juan Vicente Gómez, lo destacó como Jefe de Distrito El Mojan, en el Estado Zulia, muy cerca de frontera, donde se desarrollaba un intenso contrabando, a lo que tuvo que enfrentarse e imponer el peso de su autoridad en aquel lugar,  logrando desarrollar una labor de control y pacificación.

Entre 1914 y 1917, fue de hecho, Felipe Uzcátegui el “pacificador” autoritario,  quien con la pequeña tropa asignada por el gobierno regional del general  Timoleón Omaña,  mas los pocos hombres que lo seguían, logró desaparecer todo vestigio del movimiento nacionalista y antigomecista de los Burelli García, de La Puerta e impuso además, la sensación de “tranquilidad” que produce el terror de una dictadura nacional como la gomecista, en el contexto del repoblamiento de La Puerta, sin negros y sin indios. Aunque calificado como “Lagartijo” por unos,  y  “Chácharo”, por otros, este otro antihéroe con sus virtudes y fallas, con sus cuestionadas acciones y ambiciones, conducta generalizada en los gobernantes y caudillos de aquel tiempo, fue una de las figuras liberales locales de los comienzos del siglo XX trujillano,  que históricamente no debemos dejar de mencionar.

 (*) Portador Patrimonial Histórico y Cultural de La Puerta.

Ruta de fe: El Obispo Martí, el novicio Francisco Antonio y un pueblo olvidado, 1777

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