Por Oswaldo Manrique (*)
Esto ocurrió propiciamente hace 95
años. A la entrada del Palacio de las Academias, cercana a la iglesia de San
Francisco, frente a la casa de las Leyes, en el centro de Caracas, lo esperan
entusiastas los numerarios José Gil Fortoul, Eduardo Blanco, Laureano
Vallenilla Lanz, Vicente Lecuna, era la formalidad del protocolo.
-
¡Bienvenido doctor Briceño! Fueron las palabras del Dr. Pedro
Manuel Arcaya, Director de la Academia Nacional de Historia. Con natural y
sentida emoción, el joven trujillano respondió:
-
Buen día mi estimado Dr. Arcaya. Fue saludando a cada uno de los
numerarios que se encontraban allí dándole la bienvenida al Palacio de las
Academias.
-
¿Amigo Mario, cómo se siente, al ingresar a la Academia? Lo abordó Gil Fortoul. Con su
característica y recia voz, le respondió:
-
Debo expresarles <<mi profundo agradecimiento por la altísima honra
que me habéis conferido al traerme al seno de esta docta Corporación>>. Lo
que repitió en su discurso en la plenaria.
-
Es un serio compromiso y desafío para mi, ocupar el Sillón de Don
Lisandro Alvarado, un historiador de altísimos quilates. Con su modestia característica, le
agregó el trujillano: Yo, <<Sin títulos que justifiquen la
generosidad de vuestra elección, pues apenas en edad juvenil carezco de la obra
que reclame como premio la silla que me ofrecéis>> (Discurso de
ingreso de Mario Briceño Iragorry a la Academia de Historia. 29-01-1930).
-
Sabemos que Ud., lo sabrá honrar con su conocimiento e investigaciones. Agregó
Vallenilla Lanz, mientras le indicaba que se dirigiera al recinto de la
plenaria académica.
-
Les doy a todos mi profundo agradecimiento por tan generosa bienvenida. Concluyó el flamante y aspirante
académico. Ambos, don Mario y el Conquistador Español, portando sus mejores
sonrisas, entraron a la sala de reuniones de la Academia. Con
ellos, ese día, comenzamos a conocer: a contravía de los viejos e historiados
relatos y los de su tiempo, desarrollar con amplitud de detalles, fechas,
hechos, espacios biográficos, orígenes y genealogía de los fundadores, obras,
luchas, sitios donde dejaron raíces, de buena parte de los cimientos de la
historia trujillana.
Era día miércoles, y no se sabe si
fue coincidencia, que el día anterior, martes 28, se dio la ciada de una de las dictaduras más
complejas que haya tenido el Reino de España, pues señalaban como motivo del
fracaso del gobierno, la diabetes del dictador general Miguel Primo de Rivera.
Este encuentro sucedió el mismo año
en que profundizó Don Mario, en sus estudios etnográficos, y observó en
vestigios arqueológicos, la similitud de los indígenas de occidente, entre
ellos los Timotes, con <<los
Muycas del Nuevo Reino de Granada, que por aquel tiempo ocupaban el tercer
lugar entre las familias de América precolombina>> (MBI. Obras
Completas. Tomo 5. 156. 1930). Indudablemente estaba fascinado por estas investigaciones, de donde salieron resultados
interesantes y desconocidos en este campo.
El "documentazo doctor, el documentazo". El maestro Luis Darío
Torres.
Hasta hace pocos años, disfrutamos en
La Puerta, la compañía, el humor y la sabiduría de un personaje a quien todos
llamábamos el Maestro Luis Darío o simplemente Luis Darío. Sencillo, jubilado
del IAN, usando esa vestimenta combinada y holgada que expresa libertad, bien
peluqueado y con su bigote simétricamente cuidado, de sonrisa plena, hablar
rápido, y con una aquilatada virtud: no era de esos que gozaba mostrar su
cultivada y bien llevada erudición.
Andaba por las calles, como viviendo
cada día una remozada libertad, de Sur a Norte y viceversa, con sus “alegadas”
alegres y cuando encontraba con quién, podían tornarse en intelectuales.
Cargaba sus revistas y publicaciones de diversos tópicos, así como, los distintos
diarios de circulación regional y nacional que compraba en Valera o las que
llegaban a La Puerta. Era el alimento diario e importante para él. Se puede
decir, era el hombre mejor informado de esta comarca, y con el que se podía
conversar de cualquier tema. El que estaba ayuno de información, acudía a él,
como si desempeñara una función social de atención al público, siempre
orientaba a sus semejantes Y si había uno que le llevara la contraria le decía
con mucho respeto y humorismo:
- Si usted lo dice, así será. Los que
lo escuchaban, gozaban de sus ponderadas y mordaces palabras, que los hacia
volver a donde se encontrara para disfrutar sus cuentos, relatos, anécdotas y
sus crudos sarcasmos. Realmente, Luis Darío se había convertido en una especie
de conciencia del pueblo, aquel viejo pueblo de poca escuela y de mucha
penuria. Por eso se sentían orgullosos de un hombre como él en la comunidad.
Nativo de Trujillo, graduado en una de las primeras promociones de la Escuela
de Agricultura de Maracay. Se vino a trabajar a la Escuela de Peritos que
existía aquí en La Puerta, en los años 60, dirigida por el profesor Isaac
Araujo, en su proyecto de convertirlo en un pueblo estudiantil, pero lo paró el
cura y la godarria municipal.
A diario, y en determinadas horas, se
dirigía a una de las dos esquinas calientes, diagonales a la plaza Bolívar, en
el centro del pueblo y si estaba abrumada de silencio religioso, al poco rato
surgía el cambio y hasta a los mudos los ponía a conversar. Un día,
encontrándome en la esquina de Julián Briceño, al frente de la Casa Parroquial,
con el recordado y buen amigo Rafael Moreno "Camello", Hugo Rosales,
y Moncho Carrillo, hablábamos de la fiesta de Trujillo. Vimos pasar a Luis
Darío, y Rafael Moreno “Camello”, le gritó: -
Indígena pa, dónde vas tan afanao. Luis Darío le
respondió:
- Vos sabés, como los profetas, sacudiéndole
el polvo a las alpargates. Con una risotada estruendosa, “Camello” le dice:
- Venga que estamos alegando cosas
interesantes. El
maestro nos vio y algo le hizo dejar para después lo que se había propuesto
hacer. Viéndose las caras le dijo el deportivo Hugo Rosales, con su mezcla de
irónica, suave y fornida voz:
- Tómese una chispita. Luis Darío
muy serio le respondió agarrando el "cuartel":
- A ustedes los protege Dios, lo sé. Espontáneamente
nos congregamos y salió como tema lo del 9 de octubre, es decir, lo de la
fundación de Trujillo. Aquel hombre franco con sus respuestas y opiniones,
dirigiéndose a mí, dijo:
- ¿Doctor y usted no ha leído el documentazo
de Trujillo?
Le pregunto:
- ¿Cuál es ese libro? Luis Darío
replicó:
- El documentazo doctor, el
documentazo de Mario Briceño Iragorry, es el comienzo de todo. Exclamó
mientras se retiraba su casa. Todos quedamos en silencio, nos miramos la cara,
inmersos entre la incertidumbre y sacudiendo la imaginación.
Luis Darío conoció a Don Mario, por
razones de orden natural y también porque había leído buena parte de su
obra.
Historia de la fundación de la ciudad de Trujillo: El pasado como constructor del presente.
Cuando don Mario, se hizo acompañar
de El Conquistador Español, en tan
solemne acto, estuvo movido por razones de ruptura de los anquilosados
paradigmas historiográficos, <<la reacción anti-española que sucedió entre
nosotros a la guerra de Independencia, ha hecho que se estudie la obra de la
Madre Patria con un criterio negativo, a punto de olvidarse que las propias
raíces de nuestra nacionalidad se alimentaron con la sangre de los primeros
conquistadores>>, esta tesis muy polémica, agitó el campo de la historiografía, porque de alguna
forma minimizaba el valor de la sangre
de las víctimas que se produjeron con la invasión.
Se confiesa, estudioso y admirador
<<de aquellos hombres de recia contextura y de voluntad de hierro, para
seguir las huellas marcadas por su paso en nuestra región nativa,…la figura de
aquellos que desde El Tocuyo, en la expedición ordenada por el Cabildo el año
de 1557, se adentraron en la provincia de los cuycas y dieron más tarde
fundación a la ciudad de Nuestra Señora de la Paz de Trujillo>>. La intelectualidad trujillana, evadió este
delicado tema: el de los primeros 70 invasores o adelantados como los denomina
la historiografía, y en su lugar, se contaba con obras poéticas, románticas y
versiones Shakespearianas y griegas, edulcorantes, que poco incluyó la tragedia
vivida por los pobladores originarios, en su enfrentamiento a estos
conquistadores.
De cara
a solidificar su tesis,
sobre la nacionalidad, explicó que los herederos de estos Conquistadores
<<fueron quienes a través de los
tres siglos de Colonia constituyeron la clase dirigente que se educó en América
y Europa y que, llegando a sentir en sí la misma energía de la Madre Patria,
declaró su derecho de Independencia política y realizó una gesta digna de sus
progenitores>>. Por lo que es forzoso e indispensable, <<Estudiar,
pues, el desarrollo de esta clase social y la figura de los capitanes que al
fundar ciudades y mantener su hogar en ellas, dieron origen a nuestra
nacionalidad, puede decirse que es una vía certera que nos llevará a una
verdadera comprensión de nuestras fuentes sociales… el cuadro social de donde
surgió la República de que hoy nos gloriamos>>, ¿cómo se podía
obviar esto, en las investigaciones históricas?
El Conquistador Español: Los Fundadores de Trujillo.
El
documentazo, al que se refería el maestro Luis Darío, con sobrada razón, es el discurso de orden que dio aquel día
de su ingreso como Numerario de la Academia Nacional de la Historia, que tuvo
como titulo: El conquistador español: los
fundadores de Nuestra Señora de la Paz de Trujillo. Una obra magistral y legado perenne para nosotros:
la historia de la fundación de la
ciudad de Trujillo, cuyo título definitivo fue Los Fundadores de Trujillo (1930).
Tras señalar la documentación
estudiada, comenzó su relación magistral, descartando aquellos capitanes que no
aparecen en sus estudios documentales, vestigios de haber estado en las entrada
al país de los Cuycas, y reconociendo con datos al conquistador, que si estuvo
en dicha empresa, pasó hoja de fiscalía, desde el capitán Juan de Aguirre y concluyendo con los datos
de Hernando de Virues. Se había propuesto, estudiarlos <<Para
conocerlos de un modo integral>>; encontrándose con grandes
obstáculos: en primer lugar porque desconocía quienes eran los capitanes que
murieron en la primera entrada, y de segundo, <<se ignoraba el nombre de aquellos otros que se fueron ausentando de
la región en el decurso del largo período que abarca la fundación>>.
Este es un primer elemento principal: el periplo cumplido por estos Capitanes,
para asentar definitivamente la ciudad de Trujillo.
Quien encara esta deuda, con el
respeto crítico, ordenamiento y objetivo debidos, fue el maestro Mario Briceño Iragorry. Un hecho
gigantesco, objetivo, claro y determinante. Lo ignorado pasó a ser información
histórica significativa, por la palabra de un ser ampliamente instruido y
versado sobre el tema.
El discurso sobre los fundadores,
abarcó mucho mas de lo que se desprende del titulo, <<Al enumerar en el presente trabajo
los nombres de los descendientes de gran parte de ellos, lo hemos hecho en el deseo de
que pueda advertirse el movimiento social de la Colonia y la significación que
lograron los descendientes de los Conquistadores, elevados a la categoría de
clase privilegiada de acuerdo con la Cédula Real datada en el Bosque de Segovia
el 13 de julio de 1573, según la cual se hacían "Hijosdalgos de solar
conocido a ellos y sus descendientes legítimos para que en el pueblo que
poblaren y otras cualesquiera partes destas Indias sean Hijosdalgos e personas
nobles de Linaje y Solar conocido y por tales sean habidos e tenidos e gozen de
todas las honras e primicias e puedan hacer todas las cosas que todos los
hombres Hijosdalgos y Caballeros destos Reinos de Castilla según fuero Leyez y
costumbres de España pueden y deben haber y gozar" (Discurso
citado).
¿Qué era o significaba para él, el
Conquistador español? ¿Cuáles fueron
las razones de hacerse acompañar por él
en su entrada a la Academia? Don Mario
respondió: <<El conquistador español es tipo único en la historia de la humanidad;
su advenimiento a la escena del mundo significa el de un nuevo y portentoso
arquetipo humano… Es la reencarnación integral y conjunta, sublimada en
intensidad y del argonauta griego, del legionario romano y del cruzado
medioeval>> (Ídem). La
entrada e invasión a esta región de valles y montañas selváticas, que
progresivamente fue dominada por las persistentes tropas invasoras poseedoras
de esas cualidades, dieron un resultado en la conformación histórica de lo que
hoy es Trujillo.
Con eso, nos esta revelando, con
claridad meridiana, que se trataba del ciclo abierto por la espada del
Conquistador Español, en el que la llamada civilización europea entró a
dominar a sangre y fuego, y con la cruz y la biblia, en un lento y quizás
atrasado proceso de incorporación al imperio español, a lo que sería con el
tiempo, Trujillo. De eso se trata este documentazo y por eso, se lo llevó a la
Academia de Historia. Ciertamente, un Don Mario atrevido y crítico frente a la
historiografía romancera.
Cuando expuso en la Academia de la Historia,
este significativo trabajo, habían transcurrido cuatro siglos de que la
civilización, violencia y cultura europea se había incrustado en tierra
trujillana, por eso exhorta a los historiadores a comenzar <<la labor de una síntesis histórica que
partiendo de la crítica del documento, se eleva a través de la hermenéutica
científica, hacía la explicación integral de los sucesos y convencidos los
nuevos historiadores del peligro de las conclusiones categóricas y considerando
como provisional la investigación de aquellos hechos cuyas fuentes todas no se
tienen a la mano, han dado a nuestros estudios el carácter de una disciplina
experimental>> (Discurso citado). Y, los estimula, << por
cuanto lo que a una historia unilateral fue imposible hacer en un momento dado,
puede lograrse después, cuando se estudia el fenómeno psicosociológico desde
las múltiples posiciones alternas que permitan apreciar la validez de todo el
conjunto y la concatenación de todas las circunstancias causales>>.
El toque de humor bien hilvanado y mejor surtido de Don Mario.
Si hay algo que llama la atención en
los textos de don Mario, que quizás muchos escritores y biógrafos se abstienen
de comentar por la personalidad espiritual, entidad intelectual, y por su obra
formal, de profunda dedicación, seria, detallada, analitica, es el toque de
humor bien hilvanado y mejor surtido. En
su investigación, la psicología de los hombres nuevos de la República, afirmó
que era la síntesis de los hombres de la Conquista, los viejos de la Colonia y
la de generaciones sucedáneas de aquéllos en la conformación del alma
trujillana, entre ello, su buen humor. Seleccioné de este trabajo, estas
curiosidades:
El encantador e irresistible Capitán Don Sancho Briceño.
La tradición es reiterativa en la
causa que haya tantos trujillanos con el apellido Briceño, la alianza de familias, por medio del casorio de Ana Briceño, hija
de “El Encantador”, con el capitán y fundador de la ciudad, don Francisco de la
Bastida. Familias que se asentaron y dejaron huella imborrable en el Valle de
Bomboy.
Dentro del grupo de hechos relevantes
y jocosos, de un personaje de características excepcionales, esta el de Sancho
Briceño, <<Don Sancho entró con Alfinger a
la conquista de Venezuela y en la ciudad de Coro fue Alcalde Ordinario.
Acompañó a Jorge Spira en sus expediciones y se halló en la famosa batalla de
los Omeguas con Felipe de Hutten. Al regreso de esta expedición se halló
presente en la muerte del conquistador ordenada por Juan de Carvajal, y él
mismo debió haber estado a punto de morir, pues Herrera erróneamente dice que
fue ahorcado por el Gobernador>> (Ídem); aquí, en este dramático
pasaje de su vida, fue objeto de la llamada profecía del Dr. Fausto que
acompañó a Hutten y sus compañeros por tierras de lo que sera Venezuela, de lo
que he escrito mi opinión en otra oportunidad.
En su disertación, el Dr. Mario
Briceño Iragorry, expresó que Sancho: estuvo con Francisco Ruiz <<en la
reconquista de los cuycas y repoblación de la Nueva Trujillo, donde fue Maese
de Campo y avecindado estaba en aquella ciudad cuando fue electo para ir de
primer Procurador de la Provincia de Venezuela ante la Corte de España, en 1560>>;
tamaño compromiso: el representante de toda la Provincia.
En España logró entre otras cosas,
algo trascendental que, <<Entre las Cédulas que alcanzó el negociador
es notable por sí sola la que confiaba el gobierno de las nuevas ciudades a sus
Alcaldes cuando ocurría la muerte del Gobernador de la Provincia, y la cual,
según Depons, sirve para demostrar más la habilidad del Procurador que la
previsión de quienes concedieron tal prerrogativa. Si Briceño careciese de
otras ejecutorias en los anales de Venezuela, la simple obtención de esta
Cédula sería suficiente para consagrar su nombre con relieve eminente>>
(Ídem). Un logro que solo podía obtener un hombre con cualidades excepcionales
de convencimiento y atracción.
El cronista Oviedo y Baños, calificó
a don Sancho, como el hombre de un “extraño hado”, duchado por la afable
providencia y destino; sin duda, tanto por sus logros, como por gozar de esa
singular cualidad de poseer esa fuerza desconocida, irresistible sobre los demás
y sobre los sucesos, para que le fueran favorables a sus planteamientos. Así era
Don Sancho “el encantador”. A pesar que, Briceño Iragorry, desciende de este
Capitán, se observa que no ahonda en esta estirpe, sino que sugiere leer los
trabajos de los escritores como Tejera y el Dr.Vicente Dávila (Próceres
Trujillanos).
Otro descendiente de El Encantador
Don Sancho, el Dr. José de Briceño, hijo
del prócer independentista Domingo
Briceño “El Negro”, escribió en una
síntesis sobre la vida de sus ancestros y familiares cercanos, que la suerte de
estos, dependió de una especie estigma. Briceño Iragorry, coherente con su
planteamiento general, señala que de este tronco genealógico, resultará el
Diablo Antonio Nicolas Briceño, <<en
1811 fue al Primer Congreso Constituyente en representación de la Provincia de
Mérida. Fogoso patriota, tomó parte activa en los acontecimientos de aquel año
memorable y…Su figura ha pasado a la historia con tintes de tragedia: la
crueldad a que lo llevaron las urgencias y exaltaciones de la guerra, hizo que
sus medios de lucha fueran de una eficacia dolorosa: cabezas de españoles como
hojas de servicio para ganar ascensos que hacen contraste con la clemencia que
invocaba en el seno del Congreso>> (Ïdem); quizás fueron las
consecuencias del presagio de Fausto, según el Dr. Francisco Herrera Luque.
El Maestre de Campo
Sancho Briceño de la Bastida y su último traje: un hábito de serafín franco,
con el que aspiraba llegar al reino de los cielos.
Si uno estudia este discurso,
encuentra protagonistas y hechos interesantes, pero mas interesantes son porque
tienen el toque chistoso, la chispa briceñana que estimula a su lectura y
re-lectura, por ejemplo cuando se refiere a los descendientes del Conquistador
Francisco de La bastida, fundador de la ciudad, allá en el Valle de los Mucas,
nos encontramos que su descendiente: <<Maestre
de Campo Sancho Briceño de la Bastida, bautizado el 20 de enero de 1667, quien
falleció en Trujillo el 23 de diciembre de 1723 según declaración del Alcalde
José de Asuaje en el acto de la apertura de su testamento, en el cual dijo que
había visto "su cuerpo amortajado con el havito de tercero del serafín
franco en un ataúd en la sala" de su morada>> (Discurso
citado). Nos da a entender que, lo vistieron de angelito y príncipe celestial,
porque seguramente iba a engrosar a algún coro seráfico, pero no, era que
pertenecía a la 3ª. Orden de los seglares Franciscanos, que al pasar de los
años y aventuras, comenzaban a conducirse por el camino del bien.
De la misma familia, Don Sancho
Antonio Briceño, Maestre de Campo, Regidor y Alférez Real de Trujillo, enfrentó
a los Comuneros del Socorro. Don Mario, explicó que, este personaje, siendo Alcalde, en 1777, cuando el ilustre Señor Obispo Martí,
<<estuvo en visita en Trujillo estrechó amistad con el Alférez Briceño,
quien lo acompañó en sus viajes por los pueblos de aquella provincia, lo cual
no fue óbice para que el Obispo llamase seriamente la atención a Briceño por
mantener pública concubina en menosprecio de las leyes del matrimonio>>
(Ïdem). Fue uno de los alcaldes, señalados como corrupto y controlador del
poder, y para congraciarse siendo Alcalde de primer turno formó parte del
Cabildo que en 1786, dio carácter oficial a la Escuela que dicho Obispo había fundado en aquella ciudad.
Debemos estar orgullosos de esos
escapes humorísticos de don Mario, lo que no faltó en El Conquistador Español, como estas otras curiosidades:
Capitán Tomás Davoín,
el portugués, que fue Alguacil Mayor de la ciudad de Trujillo, y se casó con
una viuda de la tercera edad.
El
primer encomendero del Valle de Bomboy” (hoy La Puerta), <<En el
76 formaba en el Cabildo con el cargo de
Alcalde Ordinario. Era natural del Reino de Portugal y casó en Trujillo con
Juana Escoto, viuda de Francisco de Graterol, quien aún vivía por el año de
1617, ya centenaria, pues entró a la Gobernación casada con su primer marido el
año de 1534>> (Ídem). El portugués tenía 45 años en 1576, al
parecer, la señora ya de la tercera edad y viuda, procreó con este capitán, 4 hijos, entre los años 1580
y 1590 aproximadamente. Un vientre excepcional. Uno de sus hijos, Juan
Alvarez Dabuyn, el vencedor de Nigale y las tribus indómitas del lago de
Coquivacoa (Maracaibo) en 1607.
A Domingo Blas, le tocó salir a buscar las pertenencias del difunto
“Marañon” Juan de la Mota.
De este capitán señaló lo siguiente:
<< A éste se señala en 1568 como vecino de la ciudad y fue mandado
entonces por Alonso Pacheco al repartimiento de Juan Guillen de Saavedra a
confiscar las armas y el caballo de Juan de la Mota, marañón de los de Lope de
Aguirre que allí estaba oculto>> (Ïdem). Habían desplumado al
secuaz del Príncipe de la Libertad o las
tomaron como “trofeo de guerra”.
Francisco Camacho, el ganadero, lo quebraron económicamente y se volvió a
levantar.
De este interesante personaje, señaló
<<Tomó parte Camacho en la primera expedición que se formó el año de 1557
para ir a reducir los cuycas al mando del Capitán Diego García de Paredes, y a
más de sus armas y caballo, llevó gran cantidad de ovejas y ganado mayor.
Perdida la primera empresa de Paredes, volvió a entrar el año siguiente con el
Capitán Francisco Ruiz y llevado de su espíritu industrioso, hizo nuevo acopio
de ganado. Puede por tanto considerarse a Camacho como el fundador de la
industria pecuaria en el Estado Trujillo>> (Ídem). Fue
encomendero, en el primer repartimiento y sus indios incluyendo el Principal
Paraca estaban en jurisdicción del actual Distrito Boconó, junto a la
encomienda de Tomás Davoin.
Teniente Luis de Castro, el “Malmandado”, que vendió una botella de vino
a un precio irrisorio y sin permiso.
De este anecdótico Conquistador, destaca
que, <<El 11 de mayo de 1570 se hallaba en la casa de la morada del Capitán
Francisco Ruiz en la dicha ciudad del Tocuyo, cuando llegó a ella el Alcalde
Diego de Escorcha a reclamar a Castro que había vendido una botija de vino sin
medida y a notificarle que estaba de hecho condenado a la pérdida del precio.
Castro replicó al Alcalde y, subido de palabras, le dijo que aquello estaba mal
mandado, y al punto Escorcha exclamó: "¿Malmandado?, yos a la
Cárcel". No alegó más el condenado, limitándose sólo a recordarle que era
apenas por un año que estaba en ejercicio de la Alcaldía y que en la próxima
ocasión lo sería él probablemente>> (Ídem). Posteriormente, intervino
el Teniente Justicia Mayor, Francisco Carrizo, y el Malmandado, fue puesto en
libertad y se le siguió un juicio en que se alegó la falta de
competencia del Teniente.
Gaspar Cornieles, dejó de cabalgar y competir en carrera de cintas.
El caso del Capitán Gómez Cornieles, el
mismo del Mayorazgo, inmensamente pudiente de fortuna y tierras, sujeto de
pasajes románticos, es también curioso, don Mario expresó de este Alcalde: que
fue <<protector material del Convento
Dominico de Nuestra Señora de la Candelaria y quien levantó la Iglesia de éste,
para cumplir un voto hecho cuando se hallaba en peligro de perecer por
habérsele desbocado el caballo en que corría cintas en las fiestas patronales
de Trujillo y el cual, como por milagro, se detuvo cuando iba a lanzarse por la
peña donde se levantó aquel templo. En ella eran sepultados los Mayorazgos, y
dice la leyenda popular que en la cripta de la Iglesia se les enterraba
sentados en ricas sillas doradas y adornados de sus joyas>> (Ídem);
cumplidor y tradicionalista este
privilegiado.
Los seleccionados y precedentes
pasajes, contienen cuadros y expresiones del humorismo paisano, de los que solo
trujillanos, pueden reír a carcajada tendida y sabrosa, pero que a la vez,
forman parte de la fisonomía espiritual de este pueblo.
Una de sus mejores biógrafos, la
investigadora Laura Febres, escribió de este ingreso a la Academia, lo siguiente: <<La contestación estuvo a cargo
del académico Luis Alberto Sucre, quien no deja de señalar la importancia de
los estudios genealogicos dentro del campo de la historia, en los que se
destacaba Briceño-Iragorry. Ademas de los nombrados, amigos de don Mario, son
importantes los miembros de la Academia Nacional de la Historia con los cuales
conversó y discutió sobre la problematica historica nacional, entre los que se
encontraban Monseñor Nicolas Navarro, Luis Correa, Luis Alberto Sucre,
Carracciolo Parra León, Hector Garcia Chuecos y el hermano Nectario Maria, asi
como los contemporaneos de su infancia trujillana como Amilcar Fonseca>>
(Febres, Laura. Mario Briceño Iragorry. N°
48. Biblioteca Biográfica Venezolana. Págs. 25 y 26. El Nacional. Caracas.
2007). A Monseñor Navarro, se le
recuerda por su particular posición ante la iniciativa de santificación de José
Gregorio Hernández.
Evidentemente, se puede incluir El Conquistador Español, acompañante de
don Mario, en su trabajo: origen de la tierra de María Santísima, dentro de lo
que permitía elaborar una definición de las bases para <<un
concepto claro y sencillo de la organización política que culminó en la obra de
1777>>, proceso e hito histórico por el que se funda la Nación
Venezolana. (MBI. Obras Completas. Tomo 4.72. Congreso de la República.
Caracas. 1988 a 1998), una lección de lo que él consideró con mucha razón:
<<el pasado como constructor del presente>>; adicionalmente, por
sus destellos de fino humor y delicados sarcasmos, se puede considerar como una
obra muy agradable de leer.
¿Por qué sorprendernos de celebrar este día, dentro de nuestras efemérides regionales? Suena raro, pero tiene sentido y es importante para nosotros. La fecha: 29 de enero de 1930.
Imágenes: izquierda, Diego García de Paredes, a la derecha, Mario Briceño Iragorry, difusión pública.
(*) Portador Patrimonial Histórico y Cultural de La Puerta.
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