Oswaldo Manrique R.
La tragedia y la fatalidad se
aparecen en cualquier tiempo y en
cualquier lugar, incluyendo, los espacios más apartados e ignorados del
planeta, los más tranquilos y los de
mayor flujo de alegría. Tres meses después del evento telúrico que sacudió
y surcó la tierra en el Xikoke y en La
Puerta, qué se iba a imaginar Concio Rivas,
que al comenzar la tarde del 15 de diciembre de 1950, precisamente en el
páramo donde nació y vivía, donde estaba
siendo objeto él, de un proceso de
estabilización y madurez, ocurriría una de las tragedias que mayor dolor y
consternación causó a la sociedad venezolana.
Un aterrador y estruendoso ruido,
anunciaba que se había estrellado el DC-3, siglas YVC-AVU, de la empresa
Avensa, que debía cubrir la ruta Mérida- Maiquetía, llevando 31 personas, a pocas horas de camino en el mismo páramo de
Las 7 Lagunas, en un cerro conocido como La Palma, a una altura de 2.800
m.s.n.m., concretamente en la cabecera de la Quebrada Grande, al suroeste de
Montecarmelo. No hubo sobrevivientes.
Modelo
de avión DC-3, con 2 motores Pratt & Whitney, similar al de Avensa que se
estrelló contra uno de los cerros del Páramo (7 Lagunas), en 1950.
Sin duda, aquel suceso marcó hito y
tuvo gran significación para los parameños, acostumbrados a su bucólica vida de
montaña, y que será recordado con mucha tristeza. Durante las primeras horas de
haberse conocido la noticia, se produce el tumulto y movilización empírica en
la población más cercana: La Puerta. Las personas bajaron del páramo, se
sentían confundidas, hubo alboroto y sumidas en una consternación colectiva que
se iba intensificando en la medida que iban llegando los familiares de las
víctimas, los deudos, los curas del Colegio San José, incluyendo a su rector,
el padre chileno Vélaz, que participó directamente en la búsqueda de los
cadáveres y agradeció personalmente a Concio por su colaboración. El Padre José María Vélaz, fue el
Fundador de Fe y Alegría, labor educativa que inició en un rancho prestado del sector
popular del 23 de enero, de la ciudad de Caracas.
Padre jesuita José María Vélaz (n. 1910,
Rancagua, Chile – m. 1985, Masparro, Venezuela), Rector del Colegio San José de
la ciudad de Mérida, donde estudiaban los jóvenes siniestrados, quien participó
directamente en la búsqueda de los cadáveres.
Los 3 tripulantes de la aeronave, un
estudiante universitario y los 27 estudiantes de bachillerato del Colegio San
José de la ciudad de Mérida, que habían salido de vacaciones navideñas y eran
esperados por sus familiares en el aeropuerto de Maiquetía, murieron. El avión
era piloteado por uno de los más diestros profesionales de la aviación, el
capitán Powers y a su lado, como copiloto
iba Roberto Suprani, quienes habían despegado del aeropuerto Alberto Adriani, a
las 12 y 13 minutos del mediodía, cogieron su ruta habitual por el valle del
Chama, vía el Lago de Maracaibo, hacia Maiquetía, pero encontró una espesa
nubosidad, y a la media hora de vuelo, se estrelló contra el cerro La Palma, en
el Páramo de las 7 Lagunas.
Obsérvese la cima en la vía a las 7 Lagunas,
cercana al sitio del accidente de aviación. Cronografía 2633, lente de Antonio
Lino Rivero.
El mismo día en la tarde, un
campesino de Montecarmelo dio aviso al prefecto y a las autoridades policiales;
la noticia vía telegráfica fue difundida al país. Los organismos de seguridad, policiales y militares, se movilizaron y
organizaron una comisión al mando de oficiales de la Guardia Nacional, que
dirigió el operativo de rescate de las víctimas. Al conseguir los baquianos y los improvisados
rescatistas, el grupo salió de La Puerta, vía La Lagunita. Llegaron al día
siguiente en la madrugada, a pie. El hombre de la plateada montaña,
experimentado baqueano, pensaba subir al día siguiente, haría algunas
diligencias. Fue sorprendido, porque cuando el jefe de la comisión de la
Guardia Nacional se enteró que era el más experimentado baqueano de la zona, no
hubo excusa e inmediatamente, lo obligó a subir hasta el sitio de la tragedia.
Al llegar a Quebrada Grande, vieron que el avión, no se había despedazado,
todos los cadáveres se encontraron; ante aquella dramática escena, de jóvenes
estudiantes, Concio colaboró en el
rescate y con sus bestias ayudó al traslado de los cadáveres.
De
pie, con sombrero Concio Rivas, el baquiano del Páramo de La Puerta, quien
colaboró con el rescate de los cadáveres de los que iban en el
avión siniestrado en 1950.
Las bestias, hundían sus cascos en el
barrial de los cangilones y cavas por donde pasaron, Concio arreaba las suyas,
en sigiloso y cautelar movimiento para que no se soltaran los sacos rústicos
que envolvían los cadáveres de los estudiantes del San José, cortejo mular que
al llegar al pueblo, conmovían los nervios más templados que se encontraban en
la plaza Bolívar de La Puerta. Todos los ojos estupefactos, permanecieron volcados
hacia las figuras de los sudorosos animales, con sus cargas funerarias.
Capilla
en el sector Laguna Negra, cercana al sitio del accidente de aviación, se
observa mucha neblina. Cronografía 2635, lente de Antonio Lino Rivero.
Desde Valera, los cadáveres fueron
llevados a Caracas el día 19 de diciembre, donde serían sepultados. Al año siguiente, los familiares, los curas y
estudiantes del Colegio San José, subieron y levantaron una enorme Cruz de
madera, en el sitio del siniestro, que luego sería sustituida por una de
aluminio, y hoy, hay construida una
hermosa ermita, donde los deudos,
sus amigos y los rescatistas y jóvenes de nuestra comarca, todos los años suben
a conmemorar y rezar por las víctimas de ese accidente aéreo.
Panorámica de la capilla en el sector
Laguna Negra, cercana al sitio del
accidente de aviación. Cronografía 2636, lente de Antonio Lino Rivero.
Nota: El anterior relato, forma parte de las aventuras del abuelo
Concio Rivas, de mi libro Relatos y
Cuentos del Páramo de La Puerta, que transcribo y comparto, a propósito que
el año que viene se cumplen 70 años de tan lamentable tragedia aérea, y en
tributo y memoria a los estudiantes y demás víctimas. El 5
de marzo de 1991, ocurrió otro accidente aéreo en este páramo; el avión llevaba
45 personas, no hubo sobrevivientes.
La Puerta, diciembre 2019.
Excelente y esclarecedora crónica de esos sucesos tan lamentables. Gracias.
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