sábado, 23 de diciembre de 2023

De pesebre en pesebre, La Puerta renueva su devoción.

          Por Oswaldo Manrique (*)


         Historia mínima de esta tradición.

Con el verso simpático y pegajoso, que se canta y dedica al niño Dios, a la algarabía y a la esperanza, los jóvenes, mujeres, adultos y por supuesto, los niños del vecindario, van de casa en casa, de portal en portal, de pesebre en pesebre cantando, acompañados del cuatro, maracas, violín y la procesión de aguinalderos, entrando a cada hogar a venerar al “Niño Jesús”.

Venimos volando

en alas del viento

hacia este salón

de recibimiento.

Paseo del Niño, autora Josefa Sulbarán. Imagen cortesía del Museo de Arte Popular Salvador Valero.

En La Puerta, las familias tienen su manera de celebrar esta festividad decembrina, pero hay una en particular, cargada de creatividad, novedades, estética, belleza, ética, participación, conversa, alegría y sobretodo de calor humano, que da pie a otras tradiciones, es el pesebre. Esfuerzo que renueva a la comunidad, en el sostenimiento de su espiritualidad. 

Ábrame la puerta

que puerta tan dura

¿Dónde está la llave

 de esta cerradura?

(Recopilación de Aguinaldos. Isabel Rivas).

La fuerte incidencia de los medios de comunicación y redes sociales en las últimas décadas, ha facilitado el desdén por nuestras tradiciones. Ahora, se ha resumido a la imposición de una tradición navideña anglosajona, del árbol repleto de cuanto adorno deslucido e impropio tengan para vender los comerciantes asiáticos. Algunas familias, viven un proceso de transición o pragmatismo, y ponen debajo del árbol, un pequeño pesebre, las más de las veces, con los personajes y animales, en una sola pieza, bastante alejado del simbolismo del nacimiento y su ambientación rural y tiempo, en que se dio ese acontecimiento.

Esta tradición se remonta a 1608, cuando el Obispo Antonio de Alcega, constituye y asienta en el valle donde hoy está  La Puerta, el Pueblo Cabecera de Doctrina Nuestro Señor San Pablo Apóstol del Bomboy. Ejerciendo su influencia la terrateniente doña Catalina Faxardo, esposa del capitán Francisco Botello, y luego al enviudar, esposa del clérigo Cristóbal Hurtado de Mendoza. La profundidad del conocimiento cristiano, deseo de progreso y de la religiosidad de doña Catalina, nieta de nuestro Quijote, el capitán Alonso Andrea de Ledesma, nos induce a pensar que fue de las más interesadas en implantar y fortalecer aquí estas tradiciones navideñas hispanas, por lo menos en las casas de los encomenderos Daboín, Tafallés, Piñuela, Pacheco, Mendoza, Carrillo, y los otros colonos, debido a sus obligaciones con la Monarquía española y la buena relación con los padres Antonio Montero, Salvador de Carmona y Fray Juan de León, primeros doctrineros de este pueblo indígena. Tradición que pudo permear entre el pueblo Bomboy, coincidente con sus ceremonias mágico religiosas, propias de  su cosmogonía ancestral.

A comienzos del tercer poblamiento, sin indígenas ni negros, partiendo del año1900, los nuevos vecinos, cifraron en la hispana tradición del Niño Jesús, el tiempo de la esperanza. Un antiguo cronista  describió la estampa en la forma siguiente: <<Y al Niño de Belén íbamos a conocerlo en los pesebres…alegraba cada año la aldea abandonada>> (Abreu, José Rafael. La Puerta un pueblo. Pág. 191. Editorial Arte. Caracas. 1969); síntesis del estado socio-económico de esta comarca.

 Agregó Abreu que, <<los pesebres humildes, eran de alegoría conmovedora. En menguados rebaños, ovejas de algodón conducidas por pastores de anime, o pulpa de maguey, vigilaban la soledad del nacimiento, mientras hacia el portal, custodiado por ángeles de trapo, marchaban del oriente monarcas de cartón. Pero la hierba y el musgo de tales pesebres eran más tiernos. Y el laurel y las “albricias” del páramo eran de una fragancia intensa>> (192). Además anotó, los elementos naturales usados: musgo del Páramo de Las Siete Lagunas, barbas de los arboles, seguramente los bucares de Las delicias y El Molino, que cobijaban los cafetos, y helechos del rio Bomboy. Le ponían frutas: duraznos, guayabas, moras piñas, pomarrosas, tomate de árbol, curubas.

Rememorando su infancia, escribió que, los niños eran los encargados de buscar materiales para el pesebre, <<para la Virgen, lo mejor son flores. Eran tan abundantes y lindas las flores de La Puerta. Además de las rosas de nieve que plantaba y cultivaba mi madre, los claveles de purpura, las caléndulas áureas, los pensamientos nostálgicos, las margaritas pensativas>> (193); estos párrafos, nos induce a pensar en un concepto andino y rural de pesebre, por lo menos de esta localidad.

En la indagación  por  datos sobre los viejos pesebres de La Puerta, para elaborar esta nota de Navidad, buscamos información de los más antiguos, las familias responsables, y los que destacaban, por sus características, su belleza, arte, tamaño, materiales usados, sitios, familias, como por su simbolismo y contenido evangelizador, aquello de los misterios, que constituyen la tradición católica, y obtuvimos varios relatos. 

Alfonso Briceño, hijo del recordado José de las Mercedes Briceño,  mantiene en su memoria, que en La Hoyada,  el pesebre más destacado y llamativo <<era el de la  Familia Carrillo. En esta casa, cada diciembre, a la cabeza la señora Porcia de Carrillo, lo elaboraban con elementos naturales, incluso se utilizaba mucho musgo, ya que se conseguía en abundancia, los demás objetos eran muy lugareños, incluso en la vía Valeralta, había o hay vetas de talco y arena blanca, con lo que hacían las decoraciones.  Otra de las características, era el uso de plantas ornamentales: esa fresca combinación de  navidad, piñuelas floridas, que inundaban el ambiente a pura navidad>> (Notas enviadas por  Alfonso Briceño Delgado. Vía Wasap. 5 diciembre 2023). La fragancia fresca y el agradable aroma natural, son características de estos pesebres.    


Desde pesebres religiosos hasta el pesebre cómico y desconcertado.

Recuerda igualmente Briceño, que allí iba a contemplar el pesebre, <<era la mamá de Ramón “Monche” Carrillo, también la familia Rondón, se aplicaba la Sra. Felipa Rondón,  el de los Carrrasqueros era  pomposo, aunque ellos eran muy mantuanos para la época, debe haber buena información al respecto por la religiosidad que reviste, sin duda no se puede dejar de mencionar el de la maestra Jenny >>; esta maestra, es toda una institución en el tema de los pesebres. 

Hubo otros curiosos pesebres,  << Incluso recuerdo que los más antiguos estaba el del comerciante más próspero de la localidad, el señor Abdón Lamus en la entrada norte del pueblo, también a la cabeza su mujer Aminta (Minta) de Lamus, ese pesebre era muy cómico, había objetos que no tenían relación unos con otros>> (Ídem); elaboraciones quizás excéntricas, pero imbuidas en el espíritu navideño.  Pesebre, en la antigüedad, se refería al cajón donde comían las mulas, caballos, burros.

Los pesebres famosos por sus parrandas.

Para Benito Rivas, <<uno de los pesebres más famosos en aquellos tiempos era el de la señora Rosario Lamus, ahí se realizaban unas enormes y buenas parrandas. También en la casa de la señora Josefa Rivas, quien era muy celosa con su “Niño”, no quería que se lo robaran, inclusive le pedía a los hijos que estuvieran pendientes para que no entrara nadie, para que no llegara uno de los ladrones de niño a llevárselo,  porque ella decía que   ahí, en los cantorios, le gustaba mucho el miche y ella no compartía eso, pues esa celebración requería muchos gastos, por esa razón no le gustaba que se lo robaran>>, se refiere a los años 80.

Agregó que, << En la casa de Laura Sulbarán, en la avenida Bolívar con Calle 3, y la señora Eulalia de Rondón, era la esposa de Pedro Rondón, cerca de la Plaza, también hacían bonitos pesebres, sin olvidar el de las hermanas Fernanda, Bernabela y Ubencia Rondón; Ubencia, era muy católica, practicante, muy devota del “Niño Jesús” y realizaban muy bonitos sus pesebres, ahí   en su casa en la calle Páez>>; pesebres llenos de mucho catolicismo.

 En cada familia, existe una particular forma y estilo de hacer el pesebre, que se observa con los materiales que se usaban,  <<en aquella época algunos hacían el pesebre en encima de una mesa otros lo hacían en el suelo, pero normalmente utilizaban las bolsas de tela de harina del Norte,  entonces la volteaban, invertían lo de adentro hacia afuera, y sobre eso era que le echaban la pintura en polvo, la pintura que preparaban también con cal. Los pesebres, además de   la ornamentación natural con musgos, arbustos y barba de viejo y cosas de esas, también   le agregaban una flor blanca de monte muy olorosa llamada de Nochebuena, era un olor que se conocía como   el olor de la Navidad, el aroma que ambientaba la casa de Navidad, y esa característica la ha dado esa flor que se le llamó flor de Nochebuena se utilizaba en   todas las casas donde había pesebre, era una de las características usuales>>; luego del de la llegada del “Niño”, venían las famosas paraduras, la fiesta del robo, la fiesta de los Reyes.

Tradición que prepara la llegada de las otras: Robo del Niño, la Búsqueda y los Reyes.

El pesebre, sin duda alguna, está asociado, como representación cristiana, a los más nobles sentimientos del ser humano: la paz, solidaridad, reconciliación y el amor, por eso se convierte en la atmósfera del renacer y renovación anual en nuestro pueblo andino. Uno de nuestros cronistas, de gran esfuerzo en graficar nuestras tradiciones culturales y religiosas locales, Antonio Lino Rivero, nos informó que, con respecto a los pesebres de esta Parroquia, <<En cualquier hogar de los caseríos de La Puerta por más humilde que fuera, en el mes de diciembre preparaban su pesebre; igual en el pueblo (área urbana), las familias pobres y ricas preparaban unos hermosos pesebres y fijaban la fecha en que le hacían la fiesta. Esta tradición de las familias, todos los años empezaban en diciembre y culminaban el día 2 de Febrero, día de La Candelaria>> (Notas enviadas por Antonio Lino Rivero. Vía Wasap. 12 diciembre 2023).   

Rivero, solidario y generoso colaborador, relata lo siguiente, <<como yo viví los primeros 5 años de mi vida en el campo, le contaré cómo era la instalación de los pesebres en esos lugares. Los Primeros días de diciembre de cada año la Sra de la casa junto a sus hijos y familiares instalaban con mucha devoción y respeto el pesebre y fijaban la fecha de su fiesta. En el transcurso de los días una persona de otra comunidad, se robaba el niño, y eso era una tradición en todas las casas donde existían pesebres La gente comentaba se robaron el niño del pesebre de la familia tal y otros amigos comentaban antes del día de su fiesta, avisarán donde está para que vayan a buscarlo. Asi lo hacían y días antes de su fiesta avisaban donde se encontraba el niño robado, la señal era un volador, después a intervalos lanzaban dos o tres más, para indicar el lugar exacto donde debían buscar al Niño>> (Notas citadas). 

Asi como había la sana competencia de elaborar hermosos pesebres, también hubo a mediados del siglo pasado, los lucidos y agradables villancicos o aguinaldos populares religiosos, que constituían el complemento del tributo al niño Jesús, esto era el canto. Los versos aguinalderos que aquí compartimos, son una recopilación de la señora Isabel Rivas madre de la profesora Belkix Villegas. 

Aguinaldos nuevos

tengo en mi memoria

 hoy los canto aquí

                                      mañana en la gloria. 


En la breve historia de los pesebres, que nos aporta Rivero, señala que <<15 días antes de celebrar la Fiesta del Niño Jesús, en cualquier hogar donde se había instalado un pesebre, el dueño o responsable de ese hogar se encargaba de tener lo necesario como comida, bebida para atender a sus invitados el día de esa fiesta. Cuando ya sabían el lugar donde debían buscar al niño robado, se organizaba un grupo de pastores con sus respectivos cantantes y salían a buscar al niño. Llegaban al sitio, le cantaban muchos versos para que le entreguen al niño y la persona que se lo había robado también cantaba y les contestaba en forma afirmativa que lo iba a devolver. Luego de rescatarlo, lo traían a la casa donde le celebrarían la fiesta o paradura del niño como se le decía en ese tiempo>> (Notas citadas). 

Somos caminantes

venimos poquitos

el dueño de casa

nos dará un traguito.

De los mejores recuerdos de su infancia y juventud que alcanza ya las ocho décadas, el maestro Antonio Lino, nos explica la ceremonia: <<A primeras horas de la noche, con la mayoría de invitados presentes, empezaban los cantantes a dedicarle versos al Niño Dios, que duraban toda la noche, también rezaban el Santo Rosario y cantaban las letanías en Latín que eran bastantes. En el transcurso de la noche, se procedía a darle de comer a los invitados, a los cantantes y rezanderos a demás de la comida le servían vino y licor (Miche), era una fiesta muy emotiva. Al final de la festejo se procedía al Paseo del Niño Jesús con la participación de la mayoría de los invitados. Lamentablemente estas tradiciones ya existen poco en los campos, debido al éxodo de su gente a las grandes Ciudades de Venezuela y otros países>> (Notas citadas).  

Los cuchareados pesebres vivientes.

Conversando recientemente con Benito Rivas, cofundador del Comité Pro Defensa de La Puerta, y persona preocupada por el rescate de la historia y nuestras tradiciones locales,  recordó algunas anécdotas relacionadas con los Pesebres Vivientes, que se hacían en los años 80.  Recuerda que <<en un año, el 24 de diciembre fue de comentario,  en horas de la noche  a la puerta de la iglesia, se dio la presentación y coreografía completa del Pesebre Viviente, con la Virgen cargando al  niño, a su lado,  San José,  los Reyes Magos y los Pastores, hubo en el acto mucha alegría,  mucha algarabía,  música, bombas, campanas, y cuando tocó presentar a San José, el hombre estaba “hecho leña”, es decir, pasado de cucharadas de miche, rascao y al verlo la feligresía en aquel estado, se formó aquella gozadera, cantando y bailando, y puso el toque gracioso en la recepción del Niño Jesús>>. Pero el 24 de diciembre del año siguiente -dice Benito-, no se presentó San José “rascao”, sino que fue la Virgen, la que estaba altamente pasada de cucharadas. Cosas que ocurren en nuestro pueblo.

En una oportunidad, cuenta Benito Rivas, <<había pasado lo del Niño Jesús, ya estaba en su pesebre y en la casa de Rafaela de Abreu, mamá del ingeniero Jorge Luis Abreu, cuando hubo la Paradura de Niño, el ingeniero, va y lleva a los cantores y a los cuatristas  a “La Flecha” donde vivían, y en efecto los llevó, y cuál sería su sorpresa cuando al ratico, al regresar a su casa, le vuelven a llegar los cantores, que se habían metido por la parte de atrás de la casa, por los corrales, para seguir la fiesta>>. Se empalagaron los músicos y cantores. 

El antiguo pesebre filipino.

En un artículo de la señora Addy Rosales de Ávila, apreciada vecina y trabajadora cultural de esta Parroquia, refiere que  en el año 1939,  empezó con la idea de hacer un pesebre. Para ese entonces tenía 15 años, y vivía en la casa de sus abuelos Antonio Rivas y su esposa Mariana Herrera de Rivas, en La Pueblita, Municipio Mendoza",  un día <<le dije a mi abuela cómprame un nacimiento donde los Santini…entonces mi abuela me dice: - hija yo tengo un nacimiento que se encontraron mis antepasados, cuando vivían en el caserío Carmania en el año 1860>>; le contó su nona que ese nacimiento lo encontró la abuela de ella cuando estaba pequeña, y se encontraban jugando por los lados de la casa donde vivían, les llamó la atención y la recogieron, << lo llevó a lavar a la quebrada llamada Doró , que bajaba por la casa y cuál sería la sorpresa, cuando la abrieron se dieron cuenta que era un nacimiento" (Addy Rosales de Ávila. Por Doró bajó la imagen. Revista Espacio Vital. Pág.29. Diciembre 1993). Buena parte de esta posesión, es “El Cucharito”, hoy “Carmania”, cuyo propietario fue el padre y prócer patriota Francisco Rosario, a comienzos de los 1.800.

Imagen del antiguo Pesebre filipino, publicado en la Revista Espacio Vital. Pág. 29. Diciembre 1993. 

Narra la señora de Ávila, que, en el año 1950 se fue a Caracas, donde le recomendaron buscar a un crítico de arte, fue a hablar con <<Juan Calzadilla, quien en su biblioteca buscó la dependencia del nacimiento, y entonces me dijo: este es una talla de marfil, data del año 1570, es de origen filipino...usted consérvelo que es una reliquia>>, hasta ahí, todo iba bien, ya conocía su origen.  Luego fue a su casa el gobernador Márquez Cañizales (1964-1965) y le dijo: <<señora como yo voy para Caracas, usted se va conmigo y escoge el nacimiento del tamaño que usted quiera, y me da el suyo. Yo me negué... entonces con un acento un poco disgustado me contestó: - usted está creyendo que ese nacimiento le va a hacer milagro.  Me quedé callada y se fue>>. (Ídem);  después de este impase con el gobierno, la gente siempre llegaba a preguntar por el pesebre filipino. Desconocemos, si hizo algún milagro.

Un esfuerzo por rescatar la tradición.

El 8 de octubre de 2007, la Parroquia eclesiástica encabezada por el Pbro. Julio León, las promotoras culturales Carmen Carrizo, Emilia Briceño, Belkix Villegas y estudiantes de la Misión Cultura, se propusieron rescatar tradiciones navideñas en La Puerta. Convirtieron la plaza Bolívar, en un hermoso escenario de estampas alusivas a las distintas etapas o misterios evangelizadores sobre el nacimiento y los primeros tiempos del Niño Jesús.

En sus espacios, fueron ubicadas figuras artesanales de 1,60 metros de altura, elaboradas entre otros por: Jenny de Abreu, María de Viera, Melania de González, Rosa Carrillo, Esperanza Mejía, Leonardo Peñaloza, Betty Briceño, Carmen Carrizo, Rogelio Salcedo, Bélkix Villegas, Mirla Araujo, Eleazar Ramírez, y María Ruz.

La promotora cultural profesora Belkix Villegas, siempre colaboradora, fue casi tajante:   <<La que siempre se ha destacado por el pesebre es la señora Jenny de Abreu, la maestra Jenny>>.

El 7 de enero 2008, la alcaldía de Valera premió a los mejores pesebres de las Parroquias, era el Séptimo Concurso de Pesebres Residenciales, con la participación de 21 familias,  ganando el primer lugar la familia Toro de la Parroquia La Puerta. También hubo la premiación dentro del Cuarto Concurso de Pesebres Comunitarios, obteniendo el primer lugar, la comunidad de  “El Censo” y el segundo lugar, el pesebre de la plaza Bolívar, ambos de nuestra Parroquia.

El ambiente que se disfruta por estos días, en el seno de nuestras familias católicas, que pareciera que nos abruma como fenómeno espiritual, cargado de alegría, buena vibra y esperanzadora, con la llegada del Niño Jesús, con su significado "salvador de los hombres" en hebreo, es sin duda, una especie de fenómeno tradicional, que nos viene desde remotos tiempos, y que cada año, se convierte en tiempo nuevo, por eso, lo de que se renueva la devoción cristiana del Nacimiento de Jesús o llegada de la Navidad. 

Va para los lectores, esta nota de Navidad, acompañada de nuestro deseo y el de mi familia, que tengan y disfruten estos días de mucha paz, reconciliación y reencuentro renovador de la familia. Así, podemos sumarnos a cantar todos, como lo interpretaban  a mediados del siglo pasado “Mano Chayo” y el barbero Pedrito Rangel, los trapicheros Aniceto y Bartolo,  el agüero Rito Ramírez, el padrino Octavio Montilla, Maura González, Benito Villarreal, con los poetas del páramo Santos Paredes, Teodoro Torres y mi abuelo Concio Rivas, ese viejo aguinaldo andino de la esperanza, recopilado por Isabel Rivas:

Ha nacido el niño 

el hijo e' María 

por el veinticuatro 

qué grande alegría. 

 

Nació en un pesebre

donde el buey comía

todo el mundo alegre

el hijo e' María.


(*) Portador Patrimonial Cultural e Histórico de La Puerta.

Omanrique761@gmail.com

La Puerta, diciembre 2023.

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