Por Oswaldo Manrique (*)
El olvido está lleno de memoria, apuntó
Mario Benedetti, a los advertidos. Uno de los elementos interesantes y
complejos de los pueblos en el disfrute de su identidad, es el derecho que
tienen a interpretar y expresar su historia, a reconstruir su memoria desde su
gente, de la de a pie, sencilla y diáfana, a través del diálogo jorungador, eso
que conocemos aquí como “alegar sabroso”, cargado de gracia, de humor. Hay
personas en nuestros pueblos andinos, en los alrededores de su Plaza Bolívar, a
quienes se les reconoce esa cualidad y capacidad de recordación de los hechos,
sitios, personajes y saberes de su localidad, incluso, siempre en disposición
de atender a sus vecinos y a los visitantes en sus requerimientos de
información, son una especie de guías de lugares, conocedores de esa realidad, que
impiden sean condenados al olvido. Están aquilatados, difícil dudar hasta de sus dichos alegres,
porque toda su vida la han pasado en el pueblo al que pertenecen.
Uno de ellos, que goza de la virtud
de la narración popular y de humor de La Puerta, es Pablo Villarreal conocido
por todos como “Pablito”. Mi interés al acercarme a la historia urbana, a la
historia de la Plaza, es obtener y compartir la historia sencilla popular y
campesina, a través de las remembranzas de uno de sus iguales, de los de ellos,
desde sus propias experiencias de vida; en nuestra conversación aunque llevaba
un orden establecido, el interlocutor espontáneamente en el transcurso de ella,
lo fue interrumpiendo por el flujo espontaneo de sus recuerdos, una anécdota,
una circunstancia graciosa y finalmente cambiando. Fueron muchas historias,
hechos y personajes para una sola tanda.
Cuando me vio llegar, con lápiz y
papel en la mano, tenía cara de alegría porque ya tenía previsto narrarme
la historia que seguramente él pensaba que le iba a preguntar: las de hechos y
personajes de nuestro querido Páramo de La Puerta. Pero se sorprendió, cuando
le comencé a pedir sus datos biográficos, su información de vida y esto le hizo
mover el entrecejo y enserió.
Pablo Antonio Villarreal Paredes, que
es su nombre completo, nació en el
Páramo de la Media Loma, jurisdicción de la parroquia La Puerta, estado
Trujillo, el 10 de diciembre de 1954, allí en el Sector Las Aguaditas <<en
unas casas de paja, donde vivían los Villarreal por muchos años. Hice mis
estudios primarios en la escuelita que tenía el maestro Paulino, cerca de La
Popa, donde Marta Briceño, la mamá del doctor Troconis, el famoso oftalmólogo
trujillano>> (Conversación con Pablo Villarreal, La Puerta, 25
agosto 2023). Cuando bajó de la montaña, lo hizo para continuar los estudios,
en la escuela José Luis Faure Sabaut; llegó a vivir al área urbana de La
Puerta, donde fijó definitivamente su residencia en la misma casa que sigue
ocupando hoy, ubicada frente a la Prefectura, en la esquina de la Calle 7 con
avenida Páez, sitio al que llaman la esquina o el negocio "Donde
Pablito".
El hombre, buen conversador,
servicial, culto, educado, desde su llegada se fue ganando la estimación de la
comunidad y desde entonces, se le ha considerado buen vecino y ciudadano por
sus méritos personales. Con una memoria privilegiada, siempre está presto a
testimoniar sobre la historia contemporánea de esta localidad y particularmente
la del entorno de la Plaza Bolívar, que ha vivido a cabalidad por más de medio
siglo. Luego de eso, retomó el regocijo cuando comencé a preguntarle
sobre “Mano Chico” su padre, sobre la casa donde vive, pero él de una vez con
aquella facilidad que tiene el buen conversador fue insertando expresiones muy
particulares de personajes, y narrándome una a una con especificidades sus
pequeñas biografías, así como hechos tan interesantes, que no se le
pierde a la conversación, nada, en forma alguna.
El negocio de comestibles y otros
rubros mercantiles que ahí hubo, fue establecido por su padre Francisco
Villarreal y su madre Baldomera, en el que se podía adquirir cualquier elemento
necesario para la agricultura o de utilidad para las familias, debido a que
"Mano Chico", también comerciante, era agricultor. "Mano Chico" que ese era el
tratamiento que le dieron sus familiares, amigos y clientes al padre de “Pablito”,
no le gustaba vivir en el pueblo, siempre vivió en el páramo de La Puerta, allá
en "Piedras Negras" y solo por razones de salud o sea por necesidad
de atención médica, bajaba a vivir al pueblo. Considerado una persona a
quien consultar, tanto por sus recursos económicos, como por su experiencia, lo
requería su gente del Páramo para que los aconsejara para tomar alguna decisión
de importancia, personal o familiar o también para guiarse en una negociación o
transacción. Siendo útil, figuró en asociaciones de carácter cívico y en pro de
favorecer a la comunidad de La Puerta en aquellos tiempos.
Tras una enfermedad, falleció el día
23 marzo 1982, a los 73 años de edad. Su esposa Baldomera Paredes lo sobrevivió
y murió el 1° agosto 1992, con 85 años de edad. (Conversación con Pablo
Villarreal. La Puerta, 25 de agosto del 2023).
*
En los antiguos exhibidores hechos de
ruda madera paramera, hay botellas y envases de vidrio ya en desuso, y el
mostrador también de madera, está ocupado hoy por viejos y nalgudos televisores
y algunos electrodomésticos, piezas usadas y repuestos, y su gato negro. La
otra pared, de fuerte tapial, atiborrada de carteles de propaganda, viejos
calendarios y hasta reseñas y fotografías de personajes de este pueblo. Cuando
le preguntan ¿Cómo era fulano? Él le enseña la foto, y le dice: -
¡véalo ahí!
Recordó que su padre le dejó una
enseñanza, muy fundamental para su vida, <<me dijo: - Si usted le trabaja a
otro por un sueldo no está haciendo nada, usted tiene que trabajar para lograr
y hacer lo suyo propio, esa es la ley de la vida y así, aceptando esa enseñanza
he llevado mi vida, lo mío es mío lo que he podido lograr>>.
Al explicar que el primero de los
Villarreal de su familia en esta comarca fue Francisco Villarreal (abuelo),
quién había sido desalojado de Palmira, estado Mérida, por las fuerzas
tachirenses, de ahí se fue obligado a Piñango, y con su esposa Casimira Hoyos,
se estableció en los páramos de La Puerta. Describe Pablo que, <<las
casitas donde vivían eran de techo de paja y paredes de bahareque, de carruso y
barro, eran propiedad de Abdón Lamus, quién pasaba cobrando arriendo. Un día
pasó a cobrar, y mi papá le propuso comprarle y le vendió la finca
"Piedras Blancas", a mi papá
Francisco Villarreal y a mi mamá Baldomera Paredes de Villarreal, ese negocio
se hizo con monedas de plata blanca>> (Conversación citada).
La antañona casa de las 4 puertas.
Una de las más viejas casas de La
Puerta, es la que está cercana a la plaza Bolívar, en el lindero Norte de la
Prefectura. Se calcula que pudiese tener más de 80 años de construida, incluida
la sala o local comercial y su estantería, que es de sólida madera. De paredes de
gruesos tapiales, aún conserva su estilo arquitectónico y construcción
andinos. Es la casa de Pablo Villarreal, ahí tiene su negocio de arreglo
de electrodomésticos.
Recuerda Pablo que, Rafael Villarreal
y su hermano Urbano, que no eran su familia, provenían de Valeralta, y fue el comerciante
que por los años 40, <<construyó la casa de cuatro puertas, frente
a la Prefectura de La Puerta en la avenida Páez, allí inició sus negocios; le
fue tan bien, que a pocos metros, pasando el río Bomboy, estableció un centro
de acopio. Tenía la ventaja que le compraba las cosechas completas de papa, a
los agricultores del Páramo>>. En esa época una carga de papá de
92 kilogramos la vendían en 80 Bolívares aproximadamente. Urbano, era el suegro
de Gil Combita, que tenía negocio: el “Tropical”, cerca de la casa de Laura
Sulbarán (Ave Bolívar con Calle 3).
Su fachada este o frente, da con la
calle Páez, por el oeste, con el río Bomboy, y se pueden ver los dos
cementerios y el sector Pueblo Nuevo, en la carretera trasandina. Según “Pablito”
Villarreal, << la madera de las puertas, la llevó Concio
Rivas "el Cantor de las Siete Lagunas" que era aserrador y la sacó
del "Riñón del Páramo">>;
este, también construyó el muro de concreto que sostiene y protege dicha casa,
en la bajada del río; aquí era el descansadero y comedero de las bestias de
carga que bajaban del paramo con productos agrícolas.
Benito Rivas recuerda que la casa de
las 4 puertas en <<la parte de abajo, especie de sótano era
como un depósito, donde llegaba gran parte de la producción de papa y
hortalizas del Páramo>> (Rivas). Fue construida en los años 40,
al parecer fue propiedad del padre Verde. Existe una fotografía de ese tiempo,
donde se puede observar que no existía el edificio de la Prefectura.
Pablito y los pobladores de las adyacencias de la Plaza.
En su relato familiar, Villarreal
indicó que, <<del páramo de Piedras Blancas lo que
sembraban lo llevaban a vender a Monte Carmelo era fácil llegar allá y de ahí
Agua Viva y Maracaibo, a los dos días volvían a subir, con dinero y con las
compras, los comestibles, el pescado y el plátano>> (Conversación
con Pablo Villarreal, 25 agosto 2023); era mas práctico por el camino llegar al
Lago, que a Valera.
Agregó: <<mi papá me decía que los terratenientes del
pueblo en aquellos tiempos, principio del siglo XX, eran Felipe Viera, el viejo
Ciriaco Carrasquero, Antonio González “el quemado”, su compa Audón Lamus y uno
de apellido Viloria>> (Ídem); coinciden en parte con el censo de
1929, Geografía General de Venezuela, del francés Bennet.
Se acuerda que en 1967, abandonó la Serranía
y se vino a vivir a La Puerta, a estudiar, <<Antes de que mi padre tomara las
riendas de este local, aquí estuvo el negocio de víveres de Rogelio Torres,
luego Pedro Rondón y Emiliano Rodríguez, que también eran gente del Páramo>>
(Ídem); se refiere a la casa de las 4 puertas.
En su arsenal de información
histórica, nos da una panorámica del comercio del centro del pueblo, <<en la otra esquina estaba la casa de Pedro
Villegas (frente a la casa de las 4 puertas), hermano de Carracciolo Villegas.
Este Pedro dejó 18 hijos>>.
Pedro Villegas montó un negocio de víveres, <<llegó con su hermano Carracciolo
Villegas que se casó con Matilde Rivas de Villegas, hermana de Concio Rivas y
procrearon a varios hijos entre ellos Filadelfo Villegas, a quien se reconoce
como el dinámico promotor de la carretera de La Lagunita y también la del
Páramo de los Torres en 1983; y se casó con la primera maestra de La Lagunita
doña Amparo Pacheco, quien venía de Monte Carmelo, hija del señor Pánfilo Artigas. Luego en este local se
estableció la casa comercial de Don Carmen Matheus, que era oriundo de la Mesa
del Palmar, Municipio Monte Carmelo y se vino con sus hermanos Francisco
“Chico”, Juan y Rosa>> (Ídem); familias que se han mantenido en la
Parroquia.
¡Ahí vienen los bachilleres!
Pablito y su padre, han sido testigos
de asentamientos importantes de familias campesinas muy respetables, venidas de
otras partes del Estado. Una de las historias que le fluye con facilidad a
Pablito, es la de la familia Ramírez, que pasó la misma tragedia de despojo de
sus tierras que los Villarreal, al
señalar que de los primeros siete apellidos que se avecindaron en aquella época
en los páramos de La Puerta, está el matrimonio conformado por Pedro Ramírez y
Teresa Terán y sus hijos, quienes vivían en las Mesitas de Niquitao.
Hábil en eso de los incisos anecdóticos,
contó que en una oportunidad, estaban en la casa de esta familia y observan que
<<iban en esa dirección, varias personas, y le dicen al viejo Pedro: -
ahí vienen los bachilleres, sí, son los bachilleres. El viejo inmediatamente se
movió a preparar todo para recibirlos, le dijo a una de las muchachas que
montara café, cuando al rato llega la gente, resulta que eran los mismos hijos
de él, a quienes le decían "los bachilleres", no por estudiosos sino
por los labiosos que eran>>; al sorprendido Pedro, hombre
trabajador, no le quedó más remedio que callar y sonreír.
De José Rafael Abreu y el Dr. Truzkoski.
Una de las jocosas anécdotas que
contó Pablito, es la siguiente: <<en una oportunidad José Rafael Abreu, el
hacendado que publicó el librito “La Puerta un pueblo”, le hizo una invitación
a Truzkoski, el doctor de la Medicatura, que era su médico de familia, a quien
consultaba a menudo por cualquier dolencia, al doctor le tocaba a veces ir a su
casa para revisarlo. Un día lo invitó a almorzar y el doctor aceptó. Ese
mediodía, el doctor se fue detrás de Abreu que tenía fama de ser muy
"hueso", y paró y entró en una bodega. Abreu compró una lata de “Diablito”
para untar y unas galletas de soda. El
doctor le preguntó ¿y esto es lo que vamos a almorzar? Abreu le respondió: - Yo
lo invité a comer. Aquí está la comida>>. El doctor no lo vio más
en su consulta médica.
Una de las del Taita Sandalio Ruz.
Como si tuviera los relatos
computarizados, recordó fácilmente un hecho histórico de armas, que le contó “Mano
Chico” su papá, que se dio en La Lagunita, antes de la dictadura gomecista,
dijo: <<Un día las fuerzas liberales planearon
capturar de sorpresa, al coronel Sandalio Ruz, para eso enviaron al general
José Abad Paredes. El hijo de este general aún vive en Maracaibo. Mucha
"gente de caballo" llegó a La Lagunita y se dispersaron en varios
flancos, para cercar y capturar al coronel en sus propios predios; todo el
despliegue anduvo bien, cuando iban a arremeter contra el Coronel, de pronto
comenzaron a llegar los montoneros del "Taita" Sandalio, y se fajaron
a echarse plomo. Luego de horas de estar disparando de parte y parte, el
general José Abad viendo que no podía avanzar, decidió llamar a retirada y se
fue a sus cuarteles>> (Conversación con Pablo Villarreal, 25 agosto
2023). Todos se preguntaron en el pueblo: ¿y cómo se comunicaron los adeptos
guerrilleros, para ir defender al Coronel?
No se supo ni se sabe.
El general Paredes <<No
pudo hacer nada y se mantuvo la leyenda de que a Sandalio lo escondían fuerzas
especiales y espirituales>> (Ídem); una de tantas del legendario
coronel Sandalio Ruz, contadas por Villarreal.
Pablo Villarreal, es sin duda, un
cronista popular, el de la "Esquina
de Pablito", “Pablito" el de la Plaza, “Pablito" el de la casa
de las 4 puertas, ahí, frente al edificio de la Prefectura de La Puerta, estado
Trujillo, los que no han conversado con él, se lo pierden. Sea este un merecido reconocimiento, para
este útil y pintoresco personaje conocido por todos y apreciado en nuestra
comunidad puertense.
(*) Portador Patrimonial Historico y Cultural de La Puerta.
omanrique761@gmail.com
Gracias a quien escribió está biografía pero debo hacer unas correcciones. La madre de mis hermanos Carmen Amparo Pacheco era oriunda de Santa Ana de Trujillo, nació en 1932 y falleció el 24 de Mayo de 2024, fue maestra en la lagunita con tan solo 14 años y allí conoció al que fue su esposo Filadelfo Villegas Rivas, de ese matrimonio procreó 6 hijos Francisco José(+),Matilde, Gilberto ,Gustavo,Wuilfredo y Marisol. Mi padre fue un comerciante muy próspero en la ciudad de Valera y siempre ayudó a sus paisanos del Páramo de los torres hasta cumplir su sueño que era construir la carretera del Páramo de los Torres para que los agricultores pudiesen sacar sus cosechas hasta la ciudad.
ResponderEliminarSaludos señor Filadelfo. Expreso mi agradecimiento por su valioso comentario y por el aporte de datos que complementa la crónica Pablito Villarreal y su testimonio ante el olvido, que ha despertado mucho interes en nuestra comunidad, por sus hechos y personajes historicos. Lo invito a leer este mismo portal, donde encontrará articulos, cronicas y referencias varias publicadas en años anteriores, relacionados con el señor Filadelfo Villegas su padre. OM
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