sábado, 27 de julio de 2019

Frailejón, venerable del Páramo de La Puerta.




Oswaldo Manrique R.

El bondadoso y atractivo páramo de La Puerta, con sus 7 Lagunas, es la corona de la faja agropecuaria de la  Zona Fría, es decir, en este sitio, es difícil cultivar cualquier rubro o fomentar  cría de ganado como en las zonas calientes y templadas y las mismas frías. En este lugar crece abundante y frondosamente el frailejón, que se destaca entre los líquenes, musgos y el legendario Díctamo Real, de donde se extrae el llamado elixir de la vida longeva de los indios.  




Flores silvestres, cotejando  con los hermosos frailejones en el Páramo de La Puerta (7 Lagunas).  Gráfica del amigo  Antonio Lino Rivero.

El frailejón es una planta exclusiva y propia de los páramos andinos.  En el mundo de la ciencia se le conoce como Espeletia sp. Esta planta la encontramos abundantemente en nuestro Páramo de La Puerta, en los alrededores de las 7 Lagunas, a una altura de más de 3 mil metros s.n.m,   y por su colorido es todo un espectáculo ese paisaje.  Datos interesantes nos informan que, el frailejón tiene una enorme función en el Páramo, la de absorber agua de la neblina y almacenarla.




Variedad de frailejones y arbustos floreados de hermosos colores en el Sector Pozo Seco. Páramo La Puerta. Gráfica de Antonio Lino Rivero.

De tamaño, puede alcanzar  hasta 2 metros de altura, a pesar que crece un centímetro cada año;  tiene hojas anchas, gruesas,  con una  lanilla blanquecina y brota una flor de color amarillo oro. Por su tardío y lento crecimiento se les llama los “Abuelitos del Páramo”. Aunque parezca extraño, produce una resina muy apreciada en otros países.   La hoja es utilizada por los agricultores, entre otras cosas, para envolver los quesos ahumados, para darle mayor consistencia y aroma, conocido como queso parameño, que puede ser de leche de vaca o de cabra.  




Frailejones parameros. Gráfica de: Subproyecto Informática. UNELLEZ-Portuguesa-Venezuela.

Tiene un extraordinario valor apícola, por la producción de néctar y polen; es polinizada por las abejas recolectándolo de sus flores. Echa una miel de color amarillo, manteniendo su característico aroma y sabor de frailejón.  En las tribus Timotes, que habitaron los páramos y sus descendientes, entre ellos La Puerta, acostumbraban desde tiempos inmemoriales elaborar una pasta del cocimiento de la planta, que bota una resina suave y agradable al paladar, y que utilizaban como manjar dulce. 


Un burro pequeño, intentado probar el dulzor que expide el fresco frailejón, sector “Pozo Seco”, páramo de La Puerta (hoy Los Torres). Gráfica del amigo  Antonio Lino Rivero.

         En Mérida, la hemos probado como mermelada de buen sabor; además  es utilizada por la farmacología como elemento medicinal principal,  elaboran comprobados remedios anti bronquiales; sirve como antiinflamatorio y antihipertensivo.  En las casas de familia andina se acostumbra a preparar con frailejón la toma contra los problemas renales. Estas son algunas de las bondades de nuestro hermoso Páramo, que exige la protección de esta especie, considerada como el pulmón de este hábitat, regulando su explotación y uso.


miércoles, 24 de julio de 2019

Un 24 de julio de hace muchísimos años, nació…




“Sepa Usted, mi querido Lacroix: Yo no nací para la felicidad. ¡No! —Dijo en tono grave contrayendo el rostro y mirándome fijamente con sus ojos vidriados llenos de fiebre— ¿Pero cómo pude ignorar este destino mío? A los nueve años quedé huérfano de padre y madre y a los diecinueve, viudo. ¡La felicidad no es para mí, No! Y ahora aquí está mi cuerpo, vea usted, sólo huesos y calenturas terribles que agotan mis fuerzas; la tos me desgarra por dentro como un tridente y ese maldito estreñimiento… Veinte años en guerras y escabrosos triunfos. Y ahora totalmente desengañado de la gloria”. (Diario de Bucaramanga).


Un 24 de julio de hace muchísimos años, nació…

Oswaldo Manrique R.

 Pareciera que el desdén o el aburrimiento se redujeran en este cuento, pero así, debo confesarlo, conforme a ese título nos lo vendieron en la escuela primaría los maestros que nos tocaron y es concreción de la valoración mítica y el poco interés que se la da nuestra historia y a nuestros valores patrios. Historiografía y oficialismo histórico. Un episodio parecido nos contaron con lo que ocurrió en Belén.
Me decidí a escribir esta nota sobre esta fecha, porque para mí, igual a Bolívar, nadie que se le parezca, y por supuesto por encima de Bolívar, igualmente, nadie. Esto no lo digo por petulancia bolivariana, patrioterismo pueblerino o para congraciarme con alguien, o porque me haya leído algún libro sobre este ser excepcional y adelantado a su tiempo y lo pueda difundir; no, simplemente que por formación y convicción, sobre la circunstanciada vida y obra en el tiempo de este genio, no hay a mi juicio nadie que se le parezca. Que conste, que no me motivó lo que está ocurriendo en Vargas-La Guaira, que es importante, pero subalterno y me referiré en otro artículo, porque nada de lo que hay u ocurra en mi país, me es ajeno.
Este 24 de julio, además del día de “fiesta nacional y patria”, por el advenimiento al mundo Nuestro Americano, de ese señor que se le ocurrió emanciparnos de cadenas imperiales, políticas, ideológicas, que para una gran parte, es como decir, un día de playita, hacer diligencias, jornada de “palos y refrescamiento”, para ver la hosca televisión en familia o simplemente hacer cola bien temprano para conseguir harina pan, llegar  a casa con 2 paquitas en la mano y decir: “hoy si me fue bien”. Seguramente habrá, un conjunto de actos celebrativos oficiales, y algunos escasos Twets o posteo en las redes sociales, recordando ese día patrio, junto con otras fechas que hoy se consideran de la misma o superior entidad y significación al día de Simón Bolívar, de júbilo bolivariano.  



Estado del busto de homenaje y reconocimiento al Padre de la Patria, ubicado en la                      Plaza Bolívar de La Puerta. Cronografía propia de este blog. 

En la historia de Venezuela, aunque parezca contradictorio, fueron los más déspotas y sátrapas dictadores, quienes se preocuparon  –razones obvias-, por enaltecer y rendir tributo al Padre de la Patria, ejemplo  Guzmán Blanco, Gómez, Pérez Jiménez, por mencionar algunos. Muchas magistrales y buenas biografías se han escrito sobre Bolívar, como las de Mijares, Alfonso Rumazo, Ruiz Rivas, Indalecio Liévano Aguirre, Germán Arciniega, Manuel Pérez Vila, Vicente Lecuna, Germán Carrera Damas,  entre otros. Asimismo, testimoniales como el Diario de Bucaramanga o vida pública y privada del Libertador Simón Bolívar,  del francés Luis Perú de Lacroix y las Memorias del General O’Leary; la misma recopilación epistolar de Don Simón,  complementa el acervo, para conocer la vida de carne y hueso y el pensamiento de tan excepcional personaje.



Caratula de una de las ediciones del Diario de Bucaramanga, del general de origen francés Luis Perú de Lacroix, en el que se compendia parte de la historia del Libertador. 


Hago este recuento, porque estamos asistiendo en Venezuela y Latinoamérica, a momentos convulsos, complejos, de mucha incertidumbre, dilemáticos, quizás erráticos,  en los que pareciera no tendríamos bitácora de vuelo, un país sin rumbo, y lo peor, que no tendríamos al parecer, formula o modo para lograr ubicar esa guía necesaria; esto se lo achacó al desinterés en revisar nuestro pasado, sin cuyo estudio careceremos de esa bitácora de vuelo que nos ayude a elaborar las líneas luminosas y anímicas que hemos de tomar en nuestro camino como nación al futuro.



General de Brigada Daniel Florencio O’Leary, irlandés, uno de los más leales oficiales de Bolívar, escribió en sus Memorias, parte de la vida del Libertador.  Estuvo presente en 1820, en Trujillo, durante las negociaciones entre Bolívar y Morillo, por el  Armisticio y la Regularización de la Guerra. 


Fue Bolívar el que nos emancipó, el que nos enseñó lo que debe ser una república y pueblo libre, y todavía seguimos sin mirarlo, obviándolo, sin tomar en cuenta sus ideas, porque aun seguimos esperando a un mesías o algún extraterrestre que nos venga a sacar de este dilemático momento; o que del imperio, o de las naciones unidas o de los países hermanos,  nos vengan a resolver nuestros problemas, cuando evidente y públicamente estamos escondiendo nuestras flaquezas, buscando otro hombre que igualmente nos mande, y no hacer lo que debemos hacer, que  “un pueblo (como el nuestro) se mande a sí mismo”. Algunos  me entenderán, los demás…que sigan su fiesta, total es 24 de julio.


domingo, 21 de julio de 2019

Las primeras maestras de La Puerta.



Oswaldo Manrique R.

El primer registro histórico sobre un espacio para la educación en nuestra comarca lo encontramos en una publicación-vocero oficial de la Superintendencia de Instrucción Pública del año 1911,  denominada  Revista Pedagógica, en la que aparece como plantel público la Escuela Nacional Mixta de Niñas de La Puerta N° 22; este, era su nombre y registro oficial. 
En los inicios del siglo XX, en medio de un período dictatorial oscurantista y tiempo de caudillos, sujeta la vida rural a los designios de la ley del talión, la actividad magisterial, se le llamó acertadamente la “Causa de la Instrucción Primaria” (Revista Pedagógica. N° 2. Trujillo, agosto 1911). Se comenzaba un proceso de ruptura con más de 300 años de analfabetismo pleno, que enrumbara hacia el avance moral y el progreso intelectual, y en concreto, este proceso lo asumieron los primigenios educadores, como una campaña social de guerra contra el analfabetismo. No se puede obviar, que fue una dilatada iniciativa en el tiempo, por lo menos para La Puerta, ya que en 1870,  se había firmado el Decreto de Instrucción Primaria Pública y Obligatoria, durante la presidencia del general Antonio Guzmán Blanco, pero en nuestra parroquia la escuela llegó muy tarde.



Fotografía de 1946. Calle La Legua, a 200 metros de esta casa, 35 años antes, estuvo ubicado el primer plantel público, bajo la denominación de Escuela Nacional Mixta de Niñas de La Puerta N° 22. Obsérvese la calle de tierra y las condiciones, bases, paredes y techos de las viviendas, en el centro del pueblo.  

De acuerdo con aquel dato documental, en la segunda década del siglo pasado, los instrumentos básicos con que contaba esta escuela, no pasaban de una casa vieja en la transversal 8 frente a la Plaza Bolívar, con pupitres para 12 alumnos, una pizarra para ejercicios gramaticales y operaciones aritméticas, la serie de 6 cartones Geográficos de Colton, el Mapa de los Estados Unidos de Venezuela,  de esta forma se llamaba la República, la colección de Alfabeto en cubos de madera, con las letras mayúsculas grabadas en negro y las minúsculas para la enseñanza de las letras, así como, el equipo Gimnástico de Phellen; eran estas, las herramientas con que contaban las inaugurales y abnegadas maestras, para impartir enseñanza primaria a los niños de este pueblo rural. 
A los docentes de estas escuelas, se les llamó Preceptores. Las primeras preceptoras de esta Escuela Nacional Mixta N° 22, fueron la señorita Sofía Ramírez, que era la Directora del plantel, y como Subdirectora, la señorita María Teresa Heredia. Abnegadas educadoras que cumplían labores de aula y también de índole administrativa. (Revista Pedagógica. Trujillo. 1911).  Ambas eran bachilleres, en ese tiempo no existía escuela Normalista, sin embargo, el bachiller no era una simple credencial o cartulina como lo es hoy día, sino que representaba mucho conocimiento y estudio; ellas eran idealistas militantes en la cruzada contra el analfabetismo, afrontando decepciones, poca remuneración, pero firmes en cumplir su misión de vencer las sombras. 
Como dato importante, relativo a los ingresos económicos de los maestros, el aporte mensual que daba la Gobernación a las Escuelas Federales, era de 100 Bolívares, provenientes del “Sobrante de la Renta Estadal”.    



Bajo la Superintendencia del señor Pedro Carrillo Guerra, se determinó el esmero magisterial  en el cuido y atención a la lectura, las maestras cada día escogían la lección que debía leerse varias veces, palabra a palabra en la primera ronda, dando a los estudiantes las explicaciones sobre los significados; de dos a dos palabras en la segunda ronda, de modo que se pudiera notar la concordancia y armonía que alcanzaran, y una tercera ronda, leyendo las oraciones completas, para que los alumnos pudieran detallar el valor ortográfico de la puntuación en el oído. Ese era el método exhaustivo que se aplicaba en dicha escuela, para aprender a leer, inclusive, podían hacerlo sobre artículos de prensa o de revistas (Revista Pedagógica, pág. 10. Julio 1911).    
La directora de la escuela, la maestra Sofía Ramírez,  al parecer pertenecía a una familia de Niquitao, que se asentó en La Puerta, a principios del siglo XIX, de la que solo fueron adjudicatarias de tierras del Resguardo Indígena,  Trinidad y María Rosario Ramírez  (Adjudicación 43ª,   lote N° 60, con 100  mts de frente, colindante por el norte con Gregoriana Moreno).  Sofía,  tuvo oportunidad de cursar estudios de bachillerato y aprobó los exámenes de magisterio que se realizaban periódicamente en la misma Superintendencia de Instrucción Pública en la ciudad de Trujillo, así como, las diferentes evaluaciones que se le hacían al exigente cargo.  Su físico era de aspecto menudo, sencilla en el vestir, de gruesa cabellera negra,  de espíritu amable, culta, consagrada al magisterio, fue ejemplo y guía para los nuevos docentes de la parroquia.

Según los tratadistas, el apellido Ramírez, es  castellano, casi exclusivamente de Madrid (España), ya que fue en esa ciudad que estuvo su solar primitivo desde tiempos inmemoriales.   El apellido se hizo presente en la conquista y posterior colonización de Venezuela, donde personajes llamados Ramírez participaron en dichas empresas, aunque por ser un apellido de origen patronímico, las distintas ramas carecen de relación genealógica entre sí, es decir, no poseen el mismo origen.  A una de esas ramas, que se asentó en Trujillo, pertenecía la maestra Sofía, quien ocupa un sitio prominente entre los educadores de La Puerta.





Un interesante dato histórico, indica que  el 2 de julio de 1911, asistió en representación del plantel, la señorita Heredia, a la Asamblea de Institutores realizada en la ciudad de Trujillo, una especie de claustro educacional, en el que participaban el Dr. e historiador Amílcar Fonseca, Monseñor Mejía y el maestro José Luis Faure Sabaut, entre otros,  convocada por la Superintendencia de Instrucción Popular, en homenaje a los Fundadores de la Patria, se cumplía el primer centenario de la firma del Acta Magna de la libertad, el 5 de julio de 1811.  La maestra María Teresa Heredia, que era una especie de subdirectora,  según indicios que hemos encontrado, nació en otro apartado pueblo rural: Niquitao, en la penúltima década del siglo XIX. Provenía de una familia en la que se registró una encomiable lista de destacados educadores trujillanos, como la señorita María del Rosario Carrillo Heredia, los doctores Ignacio y Alfredo Carrillo, la señorita Braulia Heredia, entre otros; igualmente de  poetas, estudiosos, aunque varios de sus miembros fueron autodidactas, ejemplo de ello, su pariente el poeta José Ramón Heredia, quien se convirtió en uno de los escritores trujillanos de mayor brillantez en su época, diplomático, quien integró  la Generación del 28 y el grupo literario Viernes, ya adulto mayor, en 1974,  recibió el Premio Nacional de Literatura con Antología poética.  En la importante Asamblea de Institutores trujillanos, a la que asistió la maestra Heredia, fue aprobada entre otros puntos, la creación de 12 nuevas escuelas, una de ellas, proyectada para la población de La Puerta. (Revista Pedagógica. Trujillo. 1911).     
Estas dos maestras, como hemos dicho, militantes de la causa de la instrucción del pueblo, que habían asumido el apostolado educativo en favor de La Puerta, sabían que en aquel contexto dictatorial, debían aprovechar el tiempo, por eso eran categóricas al expresar que pueblo que no valorara su escuela y sus maestros, era un pueblo condenado a sufrir las consecuencias de “…tan censurable irreflexión. Sobre él pesará…las siete conocidísimas  plagas y calamidades de todo orden…” (Revista Pedagógica. N° 2. pag. 34. Trujillo.  Agosto 1911). Solo con la escuela, se podía avanzar hacia los estadios del progreso.
En el Directorio de la Superintendencia de Instrucción Pública de 1912, dirigida por Pedro Carrillo Márquez, continua como Preceptora de la Escuela Nacional Mixta de Niñas N° 22 de La Puerta, la maestra Sofía Ramírez.
Fueron estas señoritas, las primeras que sirvieron como maestras de grado, directoras y subdirectora del primer plantel educativo público de La Puerta, cumpliendo una significativa y extraordinaria labor educativa y social para esta comunidad.  Las vidas de estas dos maestras, se hacen acreedoras al reconocimiento y gratitud de nuestra población.  Justo es, rescatar su legado para la memoria histórica de nuestra parroquia.


jueves, 11 de julio de 2019

Francisco Prada Barazarte, militante de la Utopía.



                                                                       Oswaldo Manrique R.

Por lo general se tiene la creencia que la actividad del militante se hace solo dentro de los partidos políticos y por las personas que están allí inscritos y para realizar política partidista. Según esa concepción el militante seria el individuo que gira alrededor de las líneas idóneas que genera la organización, siempre que esté revestida del espíritu formador de conciencia. Pero militante, no lo son solamente éstos, los que participan de un partido político, ni los que hacen carrera política dentro de una organización, ni los que están allí para ser dirigidos o para dirigir. Militante es todo aquel que en el mismo seno de su comunidad, con sus mismas o distintas aspiraciones de grupo, asume una actitud de lucha ante la injusticia; es militante el que en cualquier conflicto social se hace solidario, apoya y actúa en favor de los débiles, que puede servir de guía a hombres y mujeres, y que con su idea, conducta y esfuerzo contribuye a que su comunidad se eleve y perfeccione.
En ese sentido el trujillano Francisco Prada Barazarte, fue un militante. Un militante de la dignidad nacional, un militante del empeño responsable por la redención social, militante de ciudadanía, militante del pueblo, militante de hacer Patria, autentico militante de la Utopía.  


          Las comunidades y los pueblos que evolucionan en armonía con el tiempo y el espacio, se alimentan y se sustentan con el ejemplo y el legado  inmaterial de los grandes hombres, de esos militantes que han construido historia, hojas de vida que son imborrables.  Hombres de compromiso, de firmes posiciones y convicciones ideológicas y libertarias. Sin duda, uno de ellos, es   Francisco Ramón Prada Barazarte, el Irreductible Flaco Prada. Luchador Social, Académico, Antropólogo de profesión, Promotor Cultural, el Comandante “Arauca”, con cuyo seudónimo combatió en la lucha armada de las décadas de los 60, 70 y 80, del siglo pasado, es uno de los trujillanos que elevó con su obra y pensamiento nuestro gentilicio regional.  Este 11 de julio, se cumplen 5 años de la siembra de  este singular personaje de la historia contemporánea de Venezuela.   
         El Flaco Prada,  luego de la Pacificación guerrillera, y de ir impulsando  el proyecto RUPTURA-UTOPÍA-TERCER CAMINO, para esa época, reflexionaba:    “…Tenemos el compromiso de aportar nuestra experiencia, que alcanzó en Argimiro Gabaldón y Fabricio Ojeda la abnegación de la generación de combatientes que nos atrevimos a pelear con las armas a partir de los años 60.  Legados  invalorables de abnegación y firmeza, de combate militante en su práctica y en su teoría…”;   sabía que su misión era esa y la puso efectivamente en práctica, marchó al combate, al lado de la humanidad, acompañó y participó activamente en  las luchas populares, universitarias, ambientalistas, campesinas, indigenistas, culturales y otras.

Símbolo de las FALN, organización en la que el Flaco Prada fue destacado militante. 

En los años 80, cursando mis estudios universitarios, lo vi involucrado en la lucha por la defensa de las tierras ancestrales de los indígenas de La Puerta, y la protección del medio ambiente, incluyendo aire, agua, atmósfera, y sus demás elementos,   condiciones y circunstancias sociales, económicas,   y por supuesto,  la gente. No solo era luchar por el oxigeno y el paisaje y vivir en un sitio agradable, la pelea era contra la injusticia social y la miseria en el campo, producto del régimen de propiedad privada sobre la tierra, el despojo de los terratenientes,  y el apoyo encubridor  que le daba a éstos,  el Estado Nacional.  Si había una persona clara, en cuanto al norte de la lucha ambientalista y de las razones de pelear por la tierra y el hábitat en nuestra comarca, fue el Flaco Prada, pero a pesar de exponerlas ante los colectivos, otros eran los intereses y los objetivos que se sobrepusieron a esas razones, y fueron los gamonales, terratenientes y sus macoretos, los que al final triunfaron y sacaron provecho económico de aquella jornada heroica.
Hay un aspecto de la quijotesca vida de Francisco Prada, que se ha escrito muy poco, y que sería interesante sea abordada por sus biógrafos, el Flaco Prada, fue el cuadro político que la Comandancia Suprema de las FALN, designó para organizar un Núcleo Guerrillero en los Llanos, y en efecto lo hizo, pero con otras características. El ingenioso hidalgo trujillano, al poco tiempo creó un Frente de navegación de la guerrilla en el Arauca – Apure, frontera con Colombia, donde contaban con lanchas, piraguas y barcazas para la actividad  insurreccional; presumo que sería una vía de escape para los combatientes más buscados por los cuerpos policiales y militares, o un aliviadero para los heridos o para sacar a los que iban en misión de solidaridad internacional;  aguerrida experiencia, en aquellos cauces de agua dulce,  quizás su apodo toponímico de Comandante Arauca, venga de allí, nunca se lo pregunté.  

Prada en una de las múltiples jornadas en favor de la lucha indigenista y en solidaridad con el cacique Sabino Romero.

A comienzos de los 90, inestable el país luego del paquetazo Rodríguez y el subsecuente “Caracazo”, fui invitado a una reunión con el Flaco, en el Centro de Animación Juvenil de Valera,  donde explicaba el proyecto religioso de Utopía-Tercer Camino, tesis espiritual robustecida por él, lo que me llamó la atención. Íbamos a plantearle un asunto muy puntual, y nos quedamos a atender su interesante exposición.  Perspicaz, didáctico, exegético, categórico,  con capacidad para convencer y organizar, aquel grupo de jóvenes universitarios y dirigentes vecinales, lo  escuchaba con admiración.  Al tiempo, lo encontré en el movimiento insurreccional bolivariano, que le ocasionó nueva persecución.  Eran momentos en el que el pueblo tuvo un repunte y  auge revolucionario, con los levantamientos militares de 1992,  el Flaco, no podía faltar a esa convocatoria, y asistió con mucha solidez y con su norte bien definido e inquebrantable.
En el 2009, nos encontramos y saludamos en la Biblioteca Mario Briceño Iragorry; esta vez, era un encuentro de educadores, historiadores, intelectuales, gente de la cultura, que se habían convocado contra la ignominia de un gobernador “bolivariano” de Trujillo, quien desde sus actos de gobierno, pretendió  torcer y en algunos aspectos borrar nuestra historia regional y nacional; inclusive, se expuso que las descalificaciones contra el Flaco Prada, que se habían hecho desde el gobierno regional, ningún trujillano salió a enfrentarlas ni a desmentirlas; se sentía mucho miedo, y en efecto, habían sobradas razones para tenerlo. ¡Cosas veredes Sancho!
Muy quebrantado de salud, pero con el mismo espíritu de lucha, en el 2010, acompañó la lucha por la libertad del Cacique Sabino Romero y su hijo, cuando se les mantuvo presos en la Cárcel de Trujillo,  siendo juzgado por un Tribunal ordinario penal, violentándole su  prerrogativa  a tener un juez natural previsto en la novísima Constitución; Estado de Derecho y Justicia que al igual que el de ayer, incumple sus preceptos rectores.
Posteriormente, vuelve a alzar su voz, cuando dijo: “…Todos de alguna manera somos corresponsables de esta muerte…”; esta lapidaria frase trastumbó, las más inertes conciencias. El Flaco había hecho denuncias previas, que este cacique, sería asesinado por los terratenientes y las trasnacionales mineras, con la complicidad de los organismos policiales, militares y de seguridad.  Era profundo conocedor de las luchas emprendidas en relación a la demarcación y posesión de sus tierras ancestrales, por las comunidades Yukpas, las más afectadas en la Sierra de Perijá.  
Mientras, en nuestra región, le enfilaron fuertes cuestionamientos y oprobiosas críticas por sus posiciones y luchas emprendidas, inclusive, voces agoreras le llegaron  a llamar “contrarrevolucionario”, el Comandante de las guerrillas del pueblo, recibía el halago y reconocimiento público del presidente Chávez,  lo que nunca lo deslumbró, ni cedió ni negoció sus principios y convicciones. Así, conocí al Flaco Prada; ¡genio y figura… 
Hoy que se cumplen 5 años de su siembra, lo recordamos, como el hidalgo trujillano, cuya figura representaba la resistencia a la injusticia social, su capacidad de lucha motivaba a preservar la moral en alto en cualquier momento de dificultad, el que elevó nuestro gentilicio, cuya vida, obra y militancia de la utopía nos motiva y nos  convoca a esa esperanza que aspiramos retoñe en una nueva fe de humanidad. Y por siempre, la presencia de Francisco Prada Barazarte.

viernes, 5 de julio de 2019

El 5 de julio nuestro, se fraguó en la calle.




Oswaldo Manrique R.

En muchos textos, se expone el acto supremo del 5 de julio de 1811, como un evento de fiesta, ceremonioso, formalista en el que todos estaban comprometidos y dieron sus discursos favorables en pro de la Independencia de Venezuela. Sin embargo, si se le hace la debida contextualización histórica, no podemos obtener menos que, en medio de aquella crisis del régimen monárquico, en la Colonia hubo un fuerte rechazo al cambio que les proponía aquella vanguardia de  mantuanos revolucionarios, influenciados por las ideas enciclopedistas, jacobinas, unos y otros por la revolución norteamericana; sin faltar, la abstracción de ciertas clases sociales y raciales, la preponderancia religiosa y los intereses económicos de la época. Aquellas ideas aunque permearon, causaron conmoción en la población, significaba la demolición violenta de sus antiguas instituciones políticas y de gobierno. Lo difícil se presentó a la hora de tomar la decisión en el Congreso General recién electo por los vecinos de las distintas provincias.



Fotografía del cuadro 5 de julio de 1811,  elaborado por el pintor Juan Lovera, es una representación de varios de los protagonistas de este hecho definitivo y crucial para la forja de la nación; está en la capilla Santa Rosa de Lima, Concejo Municipal de Caracas. Se ha escrito que Lovera, fue uno de los pardos leales a la causa independentista, presencio dicho evento histórico, y apegado a su memoria,  culminó  esta obra, presentándola a la Diputación de Caracas en 1838. (MPPC).

 Cierto es, que la verdadera confrontación se tenía que dar en el propio Congreso General, convocado para definir el destino de Venezuela. Sin embargo, al declarar la Regencia de España, a Venezuela en estado de rebeldía, la opinión de un grueso sector de la nación pronosticaba que “…el país se precipitaría a la disolución social si se declaraba inmediatamente la independencia...” (Liévano Aguirre, Indalecio. Bolívar. Pág. 48. Cuba. 2005); esto, modificó rápidamente el sentir de buena parte de los diputados-constituyentes, los invadió el temor y la ambigüedad,  algunos historiadores han calculado que casi la mitad de ellos. El esfuerzo del 19 de abril de 1810, estuvo a punto de perderse, por esa ambivalencia.  


Fotografía de la obra El Constituyente del 5 de julio de 1811, elaborado por Martin Tovar y Tovar. En esta interesante representación pictórica, permite ver en posición altiva al Precursor Miranda,  al diputado Yánez, firmando el acta suprema y al Secretario Ustariz, ofreciendo la pluma.  Este cuadro fue encargado por el presidente Guzmán Blanco y expuesto en 1883, con ocasión del Centenario del natalicio del libertador Simón Bolívar. Colección del Palacio Federal Legislativo (Asamblea Nacional).  El historiador don Arístides Rojas, escribió: “Miranda en el cuadro de Tovar está en su meta histórica” (MPPC).

Una de las cabezas visibles del movimiento emancipador, el Bolívar a la altura de las dificultades, determinó que solo mediante una presión de calle, de opinión “bullanguera y deliberante” de las que acudía a la Sociedad Patriótica, de intelectuales, mantuanos, pardos, blancos pobres, comerciantes, artesanos, religiosos, podía quebrar el peligroso equilibrio de fuerzas formado en el Congreso; riesgo que echaría por la borda las aspiraciones independentistas. A comienzos de julio, asistió a la reunión de la Sociedad Patriótica y en medio del tumulto, intervino en el debate. Ante la afirmación incierta de que esta Sociedad quería asumir el rol del recién elegido Congreso General, dijo: No es que haya dos congresos…lo que queremos es que esa unión sea efectiva para animarnos a la gloriosa empresa de nuestra libertad. Unirnos para reposar y dormir en los brazos de la apatía, ayer fue mengua, hoy es traición”.  Apasionado y convincente en su discurso, ante el requerimiento de más tiempo para madurar las decisiones, ripostó: “Esas dudas son tristes efectos de las antiguas cadenas. Que los grandes proyectos deben preparase con calma. ¿Trescientos años de calma no bastan? ¿Se quieren otros trescientos todavía? (Ídem: 49). De esta forma, el ideólogo, intelectual,  perspicaz, dando puntada con dedal, sin ser integrante del Congreso General, desde la calle,  logró que el proceso emancipador avanzara.


Fotografía del Boceto para la firma del Acta de Independencia, elaborado por Martin Tovar y Tovar, en 1876. Se trata de uno de los primeros esbozos fundamentados en su investigación sobre tan magno evento nacional. En este trabajo preliminar, el autor  muestra varias figuras que se reúnen en torno a la mesa donde está el Acta fundacional de la República. Obsérvese, a la figura de Miranda, destacando como protagonista de la jornada.  Colección de la Galería de Arte nacional. Fundación de Museos Nacionales. Caracas (MPPC).

Presentes los diputados en la Capilla Santa Rosa de Lima de Caracas, el debate en el Congreso se inició el día 3 de julio.   La propuesta de Bolívar,  fue aprobada y remitida al Congreso General, que al tomarla consultó al Poder Ejecutivo,”… y al recibirlo favorable el 4 de julio, después de encendido debate sobre las facultades de sus miembros para hacer la <<declaración de independencia>>, ella se efectuó el 5 de julio de 1811, en Acta famosa, redactada por Roscio e Isnardi…” (Ídem).  El día 7 de julio, el Acta fue aprobada por  los representantes de las distintas provincias, menos  por el padre Manuel  Vicente Maya, diputado por La Grita. La fueron firmando, lentamente,   y el 18 de ese mes se estamparon las últimas firmas.



Placa metálica informativa del Arca donde reposa el Acta de Independencia, develada el 5 de julio de 1911, durante el gobierno del general Juan Vicente Gómez. Asamblea Nacional.

          Como ejemplo de las posiciones enfrentadas en dicho Congreso, les transcribo 3 extractos de discursos divergentes, que nos ilustran sobre aquellos hechos.
         Intervención didáctica de Juan Germán Roscio  en el Congreso General, el 3 de julio de 1811:
“La Independencia consiste en no depender de ninguna nación extranjera y no como ha dicho el señor preopinante en la abolición del gobierno monárquico y establecimiento del republicano”  (Este extracto de la intervención en el Congreso General de Venezuela de 1811, fue tomado del Libro de Actas  correspondiente, publicación de Academia Nacional de la Historia, Caracas, 2010).



Dr. Juan Germán Roscio, ilustre diputado, abogado, redactor de la majestuosa Acta de Independencia de Venezuela.


      Intervención del clérigo tachirense  Manuel Vicente de Maya, opositor a la declaratoria independentista:
 “…he alegado muchas razones que me persuaden no debe declararse la Independencia. …Sólo añadiré a ellas que no considero al Congreso con facultades para esta declaratoria, porque la convocación hecha a los pueblos fue para que eligiesen sus representantes para formar el cuerpo conservador de los derechos de Fernando VII; y a este objeto, por consiguiente, contrajeron ellos su voluntad expresa…”(Ídem). Con este artilugio jurídico, el cura irrumpió contra el principio de la soberanía de los pueblos, y el debate se centró en eso.

         Intervención del   diputado  trujillano Antonio Nicolás Briceño, en la  Sesión del 3 de julio de 1811.
“…Creo que debemos declarar nuestra independencia por todo lo expuesto, pero también creo que deben preceder los fundamentos y razones que tenemos para hacerlo; creo que deben tomarse medidas para estrechar más nuestras relaciones con los europeos y sacar a los buenos de la indiferencia en que los tiene el temor; creo que debe anunciarse que no se relaja por eso la subordinación a las leyes y la obediencia a las autoridades constituidas, y creo, finalmente, que ahora más que nunca debe ser la unión, la fraternidad y la moderación nuestra divisa…”.   (Ídem). Briceño, apoya responsablemente la declaratoria de independencia, y en su discurso deja entrever, la fuerte influencia que en él tienen las ideas de la revolución francesa.




Dr. Antonio Nicolás Briceño, prócer trujillano,  diputado y destacado protagonista de aquel 5 de julio de 1811.

Ese día tan magno, fundamental y complejo, que celebramos todos los años, es un acontecimiento de características civiles, aunque derivaran como consecuencia, hechos de armas. Se concibe de naturaleza ideológica, y su suerte, nadaba en la disyuntiva de los congresistas en cuanto la definición del proyecto histórico y escoger cuál sería el cauce a recorrer, por eso, la celebración de tan magna fecha debe darse en las escuelas, universidades, en las expresiones de la sociedad civil, en los concejos municipales, en los concejos legislativos, en el pueblo,  con esto no excluyo, lo militar, siempre para abordar su significación, su debate, su vigencia y para el reencuentro y rescate histórico de nuestra ideología libertaria bolivariana y mirandina. 


miércoles, 3 de julio de 2019

Pedro Santa Anna Coronado, el Buen Pastor de La Puerta.



Oswaldo Manrique R.

De primero, la enseñanza expresa: “En verdad, en verdad os digo, que quien no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que sube por otra parte, el tal es un ladrón, y salteador…”. Como segundo: Más el que entra por la puerta, pastor es de las ovejas…”.  El tercero indica: “A éste el portero le abre, y las ovejas escuchan su voz, y él llama por su nombre a las ovejas propias, y las saca fuera al pasto…”.  Y como cuarto punto: Y cuando ha hecho salir sus propias ovejas, va delante de ellas: y las ovejas le siguen, porque conocen su voz…”   (Fragmento del Evangelio según San Juan.10, 1-21).  Estos cuatro apartados de ese trozo del Evangelio de San Juan, de tanta significación para el pueblo cristiano, han sido interpretados por la exegesis,  en el sentido que la función del sacerdote es salvar a las ovejas descarriadas, para ello trabajará, se preocupará  y creará las facilidades para esa salvación.   En el caso de los párrocos de los pueblos de indios, concentrados para ser adoctrinados e incorporados al catolicismo, así como, para ser protegidos ante la explotación por sus encomenderos,  era la guía fundamental en su actividad y vida pastoral, es lo que se denomina el Buen Pastor. De acuerdo a las fuentes historiográficas, con que contamos en la iglesia de La Puerta, como factor importante e influencia en su proceso evolutivo como pueblo, encontramos a un sacerdote que reunió todos esos elementos de los  que nos habla San Juan, es el Presbítero Licenciado Pedro Santa Anna Coronado.



El padre Pedro, además de cumplir con su misión evangelizadora Biblia en mano, también se ocupó de dar una edificación religiosa decente a la Parroquia. Cronografía 53876.

En 1777, era Cura Doctrinero de La Puerta, el Presbítero y Licenciado Pedro Santa Anna Coronado,  pariente del capitán Juan Vásquez de Coronado, encomendero en Tomón y Boconó, así como, de Gonzalo Vásquez de Coronado, también con encomienda en Boconó. 
 Fue el cura que inició la recolecta de dinero entre los hacendados, para la construcción de la Capilla de La Puerta, que al parecer se concluyó a finales de la séptima década  del siglo XVIII.   Formado en el Convento de San Francisco de Asís o San Antonio Tavira de Padua de la Recolección, de la ciudad de   Trujillo, y luego cursaría estudios mayores en el seminario, pudo graduarse como Licenciado en teología y Filosofía. Se vino a establecer, en el valle del Bomboy, donde pudo desarrollar su vida pastoral, contando con el apoyo de la provincial Franciscana y el Obispo de Venezuela.    
Se comprende que, el Presbítero Pedro Santa Anna Coronado, era  franciscano y se encargó de la catolización de los indios Timotes de este valle, misión que había iniciado esta congregación en 1608,  así como de los mestizos,   resultado de la mezcla racial de los colonos europeos y de los aborígenes,  y era conocedor de la zona, de la  gente y del idioma indígena;  y con suficiente espíritu de misericordia evangélica y de humanismo protector que animó todos sus actos, dio comienzo a su ministerio pastoral aquí.  Era valioso este cura, en algunos documentos se manifiesta su trabajo incansable en favor de la parroquia;  apreciándose igualmente, que  era necesario avanzar en el ensayo evangelizador de los franciscanos en tierras trujillanas, con su perseverante formación de pueblo de la colonia.
La primera capilla a la que se refiere el documento de encomienda del capitán Hurtado de Mendoza, se edificó sobre un terreno ubicado en la propia aldea indígena, quizás en lo que era un bohío, y que luego se iría acondicionando  en concordancia con las necesidades básicas de un templo católico para realizar los actos litúrgicos y de adoctrinamiento de los aborígenes. No olvidemos que los indígenas ya vivían en este lugar del Bomboy,  y no tuvieron que ser trasladados de otros sitios y aldeas, para congregarse en La Puerta.  Lo interesante de esto, más allá de sus características y dimensiones, es que por ser la primera edificación religiosa, estaba en el centro mismo de esta aldea, concurrida por los indígenas y efectivamente dedicada al culto católico, lo que influiría en el grupo humano Timotes.  Conformemente, la primigenia capilla fue una construcción sencilla, en forma de bohío o choza grande, con elementos y materiales de la zona, como madera y horcones  de laurel o cedro, quizás de mapora que había bastante en la zona y techos de paja paramera, sin pretensiones estilísticas y ornamentales, ya que el propósito era cumplir y dar inicio al pueblo dedicado o de advocación a nuestro señor San Pablo del Bomboy. Se calcula que pudo haber medido unos doce metros de largo, por 8 de ancho.  Por alguna entrada, estaba la habitación del señor cura, otra para el Sacristán y el Mayordomo de Fábrica. Tendría, para estar dotada de su pequeño altar, de una pequeña pila de agua bautismal, tendría también con los años, las naturales inscripciones de los hacendados donantes y colaboradores,  entre ellos el mismo Hurtado de Mendoza, y las placas de los curas y los principales personajes  que iban muriendo,  y en el lateral exterior, una de las tradicionales espadañas con la o las campanas. La Santa Cruz en el exterior, cerca de la plaza, como símbolo de pueblo católico.
         Ciertamente, este esfuerzo primario de comienzos del siglo XVII, dará con el tiempo, el emprendimiento de construir una capilla mejor acondicionada para efectuar los deberes religiosos en el proceso evolutivo de nuestra comarca, hasta concretar el templo que se tiene hoy.


Fachada del templo actual de San Pablo Apóstol de La Puerta. Cronografía 52781, propia de este blog.

En la segunda mitad del siglo XVIII, el cura párroco Pedro Santa Ana de Coronado, venía desempeñando sus funciones  en esta primera Capilla de San Pablo Apóstol, que ya estaba en condiciones precarias, a pesar que si contaba con sus ornamentos y modestas condiciones de espacio, calculamos que ya pasaba de los ciento cincuenta años de construida.  Se planteó que con la evidente prosperidad económica en el valle y el crecimiento de la población, ya era oportuno que se construyera un templo formal para su parroquia y solicitó al Vicario, permiso para iniciar la recolección de fondos entre los hacendados y comerciantes, para la construcción del nuevo templo.  Era lógico, que una capilla con más de  siglo y medio de uso, estuviera amenazada de ruina, en el caso de que le hubieren levantado las paredes de  tapias y cimientos de madera; lo que hacía procedente, por utilidad pública, su edificación nueva o la reedificación de la existente. Él se decidió por la construcción de una nueva, ya que el pueblo se lo merecía y podía sufragar su construcción.
El padre Pedro, también era párroco del vecino pueblo de Mendoza, sin embargo, estaba encantado con el paisaje  de La Puerta, sus montañas, su río, su valle, y la docilidad y mansedumbre de sus indígenas, a tal grado que, tomó como residencia este pueblo.  Al encargarse de la parroquia, hizo algunos arreglos de la capilla, casi en ruinas, la acondicionó y  ornamentó en lo básico, pero era muy pequeña y mal construida; él se había trazado la idea, desde su llegada que había que levantar otra, más amplia y decente para los propósitos de la iglesia, su labor y para los habitantes. Los domingos, veía  que aumentaba la asistencia de los parroquianos que iban a escuchar su palabra cargada de fervor religioso, y la capilla se hacía cada vez más pequeña.
De cara a su propósito del nuevo templo, trabajó incansablemente, inclusive, se le vio como obrero de la construcción y haciendo gasto de su propio dinero, para lograr fabricarlo, pues los feligreses que se habían comprometido en ayudar económicamente, aportaron muy poco. El padre Coronado, cumplía su labor pastoral,  se preocupaba por todo aquello en que estuvieran afectados sus parroquianos, tanto en el campo espiritual, como en el material, ayudaba a los necesitados, eran pocas las horas del día para atender a los fieles que le iban a plantear sus problemas. Voluntariamente entregó su vida, su esfuerzo, su tiempo por su rebaño.
 Construyó un templo con una sola nave y planta rectangular, utilizando otros materiales de mayor duración; se tiene como año de culminación de la obra: 1790.  Este templo, seria reconstruido en algunas de sus partes a comienzos del siglo XX, bajo el gobierno del dictador Juan Vicente Gómez. La ubicación era en la esquina noreste de la Plaza Real (hoy Bolívar), y a su lado, su hermoso torre campanario de tres cuerpos, rematado por una cúpula en forma de diamante, que dejaba sonar las tres campanas metálicas, que no se saben en dónde están, ni el por qué no aparecen, ni el por qué se las llevaron, ni por qué no se ha reclamado. Esto le daba prestancia a nuestra iglesia, al tener como punto elevado de la comarca, una edificación sobresaliente y destacada, con su alta torre campanario, representativa de la belleza y del poder, lo que demostró con su construcción, las posibilidades económicas y técnicas de esta comunidad y de su cura.


Fotografía histórica: el viejo templo, reconstruido a comienzos del siglo XX, bajo el auspicio del gobierno del general Juan Vicente Gómez. Obsérvese su hermoso campanario, que fue demolido en 1965. Cronografía 2785, colaboración de Tulio Rivas.

 Sobre eso, voy a compartir dos primeros registros positivos que recojo en un ensayo de mi factura, sobre la historia de dicho templo parroquial:
“…El padre   Vásquez de Coronado, seguramente tenía en mente y había proyectado construir un templo de características arquitectónicas europeas, sin embargo, la realidad en posibilidades era otra, tenía que  atenerse a los materiales de construcción que se podían encontrar en la región y a los fondos disponibles. En 1790, entre las familias de mayores recursos económicos de La Puerta, por poseer haciendas y comercios, se encontraban los Briceño, Álvarez Daboin,  Labastida, Fernández Carrasquero, Mejías, Graterol, Cabrita, Saavedra, Mendoza, Paredes, Rivas, Betancourt entre otras, no encontrando información hasta el momento de los aportes hechos por ellas para la construcción del templo, salvo el caso del Dr. Antonio Nicolás Briceño (padre del prócer), que ratificó, testando en su lecho de enfermo, el pago de 50 pesos. El párroco Vásquez,  logró levantar una edificación sencilla, pero que reunía lo que aspiraba la comarca un templo católico andino, con su espacio suficiente de encuentro religioso, su altar, el presbiterio, sus bancos de madera, su campanario, su sacristía, el bautisterio, con suficiente terreno para cementerio;  posteriormente se haría la casa cural. Había logrado este sacerdote terminar, la construcción más importante de este nueva comarca, había logrado avanzar en la trasformación de esta aldea indígena, y abría el campo de perspectivas para la fusión de ambas culturas, de la cual derivaría nuestra conformación como pueblo. 
La data de culminación del templo de de San Pablo Apóstol del Bomboi, se ubica hacia finales del siglo XVIII.  Seguramente en 1790,  tres años antes  de la llegada como cura párroco de La Puerta y Mendoza, del sacerdote Francisco Antonio Rosario; consideramos que  estaba recién construido el templo de San Pablo Apóstol, por lo que el nuevo párroco se dedicó a fomentar la construcción del templo de San Antonio Abad, en la vecina parroquia Mendoza, obra que concluyó en el año 1796…” (Tomado de mi ensayo Historia del Templo de San Pablo Apóstol del Bomboy (La Puerta). Inédito).
“…El diseño y distribución del espacio interno del templo, responde a la tendencia arquitectónica católica aplicada a las edificaciones religiosas en las colonias americanas. Planta rectangular, semejante al estilo basilical, que se describe en el acta de inventario   de 1882, cuya acta describe: “En el cuerpo de la Yglesia de La Puerta a trece de abril de mil ochocientos ochenta y dos el cura encargado de ella presbítero José Asunción León, asociado del Mayordomo de Fabrica, ciudadano Miguel Aguilar y los testigos, avaluamos Natividad Aponte y José Miguel Bustos se procedió hacer en debida forma el inventario de propiedades de la Yglesia. Primeramente. 1.- Caserón (o Cañón)  de tapias que constituye la Yglesia y a la espalda un cuarto que sirve de sacristía y otro a un costado del presbiterio que sirve para guardar…” (Libro de Fabrica del templo de San Pablo Apóstol de La Puerta.  Archivo Histórico de la Diócesis de Trujillo).   El inventario inmobiliario y características del templo indican que era una construcción simple, sin ningún aditamento u ornamento arquitectónico que lo asemejara a un templo formal dentro de los cánones eclesiales tradicionales europeos. Hicieron el inventario el 16 de mayo de 1882: José Asunción León, cura párroco; el Mayordomo Miguel Aguilar; el jefe civil de la Parroquia José Natividad Aponte, quien no firma y lo hace a su ruego, Sebastián Alvarado.
          Llegado el siglo XX, la población de La Puerta, iba aumentando el uso y necesidades de un templo con mayores condiciones, fue preocupación del gobierno, que al designar al Mayordomo de Fabrica de la Parroquia La Puerta, el diez (10) de abril del año mil novecientos treinta y uno (1931), se realizó un inventario del patrimonio, en el que describe la edificación,  como sigue:  “…Ynventario   de la Yglesia Parroquial de San Pablo Apóstol de La Puerta, diez de abril del año mil novecientos treinta y uno…1.- El edificio reconstruido…tres naves sobre tapias de los lados y por el medio sobre pilares de madera, con una pieza después del Presbiterio que sirve de sacristía; al lado izquierdo un cuarto para el…al pie del mismo lado, otro que es Bautisterio y al lado derecho el edificio del campanario en dos pisos, todo está cubierto de tejas…” (Ídem).    Refiere una reconstrucción de este templo que fue erigido el siglo anterior, bajo la dirección del padre Vásquez Coronado.  Tiene la planta de tres naves, con la central conectada al altar principal. Sus medidas generales aproximadas, eran 15 metros de frente (fachada principal), por 50 metros de fondo, con la posibilidad de ampliación hacia el terreno trasero. Este terreno, sirvió de cementerio (calle Sucre y Los Jumangues hoy), y el del lado derecho, era un cambural. Tanto el altar, el presbiterio y sacristía, se encuentran ubicados hacia el lado este del templo, es el eje  y  zona funcional de los curas y sus ayudantes durante los faenas litúrgicas; en lugares específicos de cara hacia los feligreses, se encuentran las imágenes de San Pablo Apóstol, San Isidro, la Purísima y la Virgen de la Paz, como cuarteto sagrado de esta parroquia; se dice que esta orientación responde al símbolo sol,  como se estila en los templos paganos. La entrada queda en su lado oeste, desde donde se extienden las bancas o asientos de madera, en dirección al altar.  
 Típico de la construcción andina colonial, la utilización de tapiales de barro como paredes, en lo interno, acoplaron pilares de madera, en calidad de columnas en la nave principal, que la diferenciaba de las laterales en el conjunto del templo.  Estaban totalmente techadas de tablones de madera traída del páramo y teja criolla, tanto sus naves como el campanario, sacristía, bautisterio y el resto de sus ambientes. De fachada sencilla, estilo barroco, con puerta central de madera arqueada, que conjugaban con la entrada de piedra, en la sencilla fachada y sus paredes internas y externas totalmente pintadas de blanco, en contraste con el techo de teja criolla. La torre del campanario, como se estilaba en esa época en Venezuela, de dos pisos, con hermosa cúpula en forme de diamante. Son las características de la antigua capilla, rural, pequeña, sin ínfulas de suntuosidad, pero igualmente solemne y cargada del misticismo religioso. Era el espacio de regocijo y encuentro,  querida por los fervientes feligreses, a la que le daban el calor humano y el cuido necesario propio del entusiasmo cristiano…” (Ídem).



Gráfica de la actual torre campanario inaugurada en 1965. Cronografía 2788, colaboración de Tulio Rivas.

El padre Andrade, cronista de Valera, escribió que, el  9 de abril de este año 1777, el Obispo Mariano Martí visitó acompañado de sus curas ayudantes y los esclavos a su cargo, el Pueblo de indios de nuestro señor San Pablo Apóstol del Bomboy (hoy La Puerta); venia de la Mesa de Esnujaque;  “…San Pablo del Momboy  fue visitado por el Ilustrísimo Dr. Mariano Martí en 9 de abril de 1777, cuando era cura de almas de este pueblo y de Mendoza el Presbítero Licenciado Don Pedro Santana Vásquez Coronado…” (Andrade, Juan de Dios. 100 años de la instalación del 1er. Concejo Municipal del Distrito Valera, 1875-1975. Págs. 91. Tipografía 7 Colinas. Valera. 1975). Fue el Presbítero Licenciado Don Pedro Santana Vásquez Coronado, a quien se debe la iniciativa y construcción del primer templo formal a San Pablo Apóstol de La Puerta.  Al ser designado el padre Francisco Rosario, como nuevo párroco, aquel asumió la Vicaria  de Escuque y pueblos circunvecinos. De esa forma y durante los más de 20 años que estuvo como Párroco, el padre Pedro, protegió, formó para el cristianismo y fue guía de los indígenas y mestizos que integraban su rebaño, y ejemplo en la pléyade de forjadores del pueblo de La Puerta.

Francisco Moreno y su ajicero de alto rango.

Por Oswaldo Manrique. En nuestros pueblos andinos, hay personas que vemos a diario en las calles, mostrando sus productos y desarrollando ...