Obdulio Palomares, alfarero de paz, en La Puerta.
Oswaldo Manrique Ramírez.
En la serie de personajes de La
Puerta, de los que se ha escrito escasamente, se incluyen algunos, que a pesar
de haber sido emprendedores y celosos cultores de su pueblo, están en el
olvido, como el caso de Obdulio Palomares, tan significativo por haber sido, juez de paz de La Puerta, en una
época de oscurantismo y violencia. Se han recuperado para la memoria histórica
de dicha comarca, rasgos importantes que aquí publicamos, gracias a la
conservada voz de la tradición popular, incluyendo, la de sus parientes
puertenses, que pudimos escuchar.
Las nuevas generaciones de jóvenes de nuestra localidad, que se vienen formando en nuestras escuelas, liceos e institutos educacionales, muy poco, o seguramente, no han oído hablar de don Obdulio Palomares, un interesante personaje contemporáneo, que se consagró por entero al trabajo significativo, en el área urbana y la rural, y particularmente a lograr convivencia ciudadana, entre los abiertos horizontes de nuestra localidad.
En esta antigua y algo borrosa fotografía, se observa a la izquierda, a un pequeño niño, a su lado a don Obdulio Palomares, vestido con paltó y franela blanca, cinturón de cuero, como se estilaba en la época; en el centro dos de sus hijas, y a la derecha, su esposa
Eudocia Abreu. Cronografía 0609-WAO-051.
1.- Obdulio Palomares, don Yuyo.
José Obdulio
Palomares, nació en el bello pueblo de La Puerta, Trujillo, Venezuela, en el
año 1881, tiempo de intranquilidad política y militar; hijo de María Virginia Palomares (1867 -1899),
desconociéndose quién fue su padre. Fue el único varón y el mayor de los cinco
hijos que tuvo Virginia, no obstante de la
modesta familia donde se crió, recibió el afecto maternal y valores familiares
y cristianos. Fueron sus abuelos maternos: Miguel María Palomares
Briceño (1830-1870) y Candelaria Villarreal (1845). El apellido Palomares,
toponímico, viene del latín palumbes,
lugares donde se criaban palomas; es oriundo de lugares como Sevilla,
Salamanca, Alicante, España. Se tiene datos, que de los primeros Palomares en
Venezuela, una señora que se convirtió en hacendad de matas de cacao, en uno de
los pueblos del sur del lago de Maracaibo, a mediado del siglo XVIII, de nombre
María palomares. Sus bisabuelos
maternos: Bartolomé Palomares (1803) y Juana de la Rosa Briceño (1808). En la
familia todos llegaron a llamarlo “Yuyo”, por cariño, como apocope de Obdulio,
nombre que significa: el que suaviza las penas; en efecto, su llegada al mundo,
fue el refugio, la tranquilidad y la felicidad de su señora madre Virginia, la
de los Palomares.
Don "Yuyo" Palomares. Cronografía 0609-WAO048.
Posterior a su
nacimiento, llegaron sus hermanas: María Clarisa (nació en 1887), María
Visitación (nació en 1889); Juana Blasa (nació en 1891) y María Elisa Palomares
(nació en 1893), con las que mantuvo una relación fraterna, y lo respetaban por
ser el mayor, en una época donde la vorágine caudillista, obligaba a tomar las
riendas de la familia y defenderla.
La segunda mitad del siglo XIX, en
esta zona trujillana, al establecerse el modelo de gobierno federal, dio rienda
suelta a que terratenientes, que a la vez, eran los dirigentes políticos, con
una estructura conformada con otros
caudillos y caciques municipales y parroquiales, que convertían sus parceleros,
arrendatarios, peones, ahijados y parientes pobres en soldados, hicieran lo que
les dictaba su propio arbitrio.
Historiadores que han escrito de este tema, entre ellos, La Riva Vale, describió
que este periodo, se consumió en un ambiente de divisiones, atropellos,
desorden, saqueos, venganzas y persecuciones; las familias vivían en
persistente consternación, alarma, intranquilidad, amenazadas de ser
exterminadas <<ante la salida de un caudillo que si los hubo, incapaz de permitir
un desafuero, y la llegada de otro, en cuyas filas al lado del guerrero
valiente que en las acciones bélicas combatía con gran denuedo, venia el sujeto
de triste fama y pésimos antecedentes…”poseso de furia insana arremetía contra
todo”>> (La Riva Vale, Alberto. Anales de Valera. Pág. 77.
Publicación del Concejo Municipal de Valera. 1988); asimismo, sufrió la
agricultura y el comercio, actividades abandonadas, por la amenaza de ser
reclutados sus operarios y el saqueo, por los bandos en conflicto. Eran tiempos
de caudillos.
Cuando apenas tenía
11 años de edad, escuchó del episodio dramático de la derrota de los godos en
el Paso de Bolívar, y comenzó a ver la persecución de sus tíos y primos
maternos, viejos, jóvenes y niños, a quienes buscaban las fuerzas del gobierno
liberal para exterminarlos. Sus tíos,
los legendarios Palomares, eran gente vinculada a las fuerzas oligárquicas,
como la mayoría de las familias en el Valle del Bomboy, hoy La Puerta y
Mendoza, aunque su influencia militar y política se extendía hasta más allá de
Motatán y Montecarmelo. Era significativa su fuerza y su experiencia como
montonera.
Saliendo de la adolescencia física,
sufre otro golpe, fallece su mamá, con quien compartía su vida; su nieta Marlene Palomares, arquitecta de
profesión, rememora lo que se conoció en conversaciones de familiares, Obdulio <<Al morir su madre a la edad de 32
años, en el año 1899, quedó él de 18 años y fue acogido en el hogar de la
señora Carolina Plaza Angarita, quien se encargó de su crianza y educación
junto con su familia. Se mudaron a Montecarmelo, Trujillo donde fijaron su
residencia. Allí conoció a María Eudocia Abreu -quien también estaba bajo la
crianza de la familia Plaza Angarita-, hija de María Natividad Abreu (1840 –
1901)>> (Notas sobre don Obdulio Palomares. La Puerta. Mayo 2021);
a esa edad, ya había solidificado los consejos de Virginia, su madre,
inclinándose por el camino del bien, el estudio y el trabajo. María Eudocia fue la segunda de tres hijas
que tuvo María Natividad: María Concepción (nació el 9 diciembre 1877; María Eudocia (nació el 1888 – 1976), y Rafaela María (nació el 20 abril 1891); las tres Marías.
2.- Don
Yuyo formando familia, en Montecarmelo.
Detrás de la serranía del palmichero,
hacia el suroeste de Escuque, hay un estrecho valle, bordeados por las
quebradas de San Antonio y Palmas de Tomón, conocido como Montecarmelo. Se
conserva en la memoria oral colectiva,
que el padre Francisco Rosario, prelado de la libertad, en una de sus
muchas peregrinaciones anuales, se presentó al predio donde se había levantado
una pequeña capilla para misas y oficios litúrgicos, con un retablo de la
imagen de la Virgen del Carmen, manteniéndose desde ese día, este nombre
bíblico, en la consecuente devoción mariana de sus pobladores, y como la
patrona de esa comunidad.
Montecarmelo, fue, el lugar, donde
una señora de buenos sentimientos, se encargó de la conducción familiar del
joven Obdulio. Calles bien empedradas, casa municipal, templo, cementerio,
algunas edificaciones importantes, actividad artística, musical y varias
escuelas; en una de ellas, pudo seguir estudiando. La familia de Carolina Plaza
Angarita, de buena posición social, estaba constituida por gente muy laboriosa,
destacando entre sus miembros el señor Domingo Plaza, prospero comerciante y don Virgilio Plaza,
fuerte hacendado del café, con quienes le tocó trabajar a Obdulio y aprender de
ellos, estas actividades productivas, hasta que el negocio del café, cayó en
crisis, produciendo pérdidas económicas para la región y para las personas
involucradas en su comercialización.
Cuando llegó Obdulio a este Municipio
Montecarmelo, solo había 100 casas y algo más de 500 habitantes. Era un pueblo
con expectativas de florecimiento económico, por la producción de café y de azúcar;
muchos fueron los viajes a través de caminos intransitables en tiempos
lluviosos, tuvo que hacer el joven Obdulio, sobre mulas, para llevar productos
de los Plaza, al Puerto de la Dificultad, en el Lago de Maracaibo.
Con 25 años de edad,
y algo de solvencia económica, se casó con María Eudocia Abreu, joven que
también estaba bajo la crianza de doña Carolina Plaza, allí mismo en Monte
Carmelo; su nieta, relató que, <<se enamoraron, casándose en esa misma entidad, el 26 de abril de
1906. De ese matrimonio nacieron en Montecarmelo: María del Carmen (1907 –
1972); María Eulogia (1909); José Alejandrino (1910); María Gregoria (1911);
María Cipriana (1912 – 1974); José Eloi (3 de julio 1914)>> (Ídem); al año siguiente de haber
nacido José Eloi, se mudó con toda su familia inmediata y cambió de lugar de
residencia.
Doña Maria Eudocia Abreu, esposa de don Obdulio Palomares. Cronografía 0609-WAO050.
Hombre muy coloquial, tenía por
costumbre ir a la plaza Bolívar de La Puerta, todos los domingos en la mañana,
a sentarse a compartir con la gente; la
citada nieta describe ese compartir social, con la siguiente
pincelada: <<sentado al frente del
riachuelo que atravesaba la Plaza en ese entonces. Tocaba el cuatro y la
guitarra, componía versos, cantaba y le sacaba coplas a todo lo que veía y
vivía>> (Ídem). El
lugar, al que se refiere, es la hoy calle o transversal 8, donde pasaba una
quebrada donde tomaban las señoras con sus cántaros, jarrones y pimpinas, el
agua para el consumo domestico.
Montecarmelo, donde se formó y paso
su juventud, tenía una Banda Filarmónica, cuyos jóvenes integrantes, vatios
amigos de Obdulio, amante de la música, viajaban en fatigosas y distantes
jornadas, a tocar conciertos y presentaciones en diferentes pueblos,
plazas y templos de los Andes. Esa
banda, fue creada por músicos italianos, dirigidos por Antonino Anselmi Berti,
abuelo del maestro José Antonio Abreu, de grata recordación para nuestra
población puertense del Bomboy.
Don Obdulio Palomares, fue uno de los
insustituibles cantores de las noches decembrinas de mediados del siglo XX, en
La Puerta, en las que <<el corazón se henchía con singulares
emociones>> (Abreu, José Rafael. La Puerta: un pueblo. pag.84.
Editorial Arte. 1969); asi recordaba el maestro Abreu, las virtudes musicales
de don Yuyo.
En relación a sus características
generales, lo recuerdan como una persona de caminar pausado, impecable en su
vestimenta, con su liquiliqui blanco y su sombrero negro o blanco, de acuerdo a
la ocasión; no le faltaban sus lentes de sol; su bigote blanco y su impecable
barba blanca, bien cuidada, su descendiente agregó: <<fue un hombre de carácter
regio, pero muy jovial a la vez; honesto, recto, integro en su proceder, era
muy conocido, querido y respetado por los pobladores de toda la comarca. Era
prestamista pero casi nunca cobraba las deudas porque la gente no tenía cómo
pagar, en ese entonces, existía el trueque>> (Ídem);
antiguamente, luego que a los Conventos religiosos y a los curas, se les
prohibiera el negocio del censo y prestamos, fueron los comerciantes los que
asumieron dicha actividad, algunos con mas carga agiotista que otros.
3.- La madurez de don Obdulio. La casa grande y el comercio.
José Obdulio, nombre
con el que fue bautizado, logró ir a la escuela de primeras letras, preparado
para el trabajo y los negocios, asumió sus responsabilidades y se mudó en 1915,
con su esposa y sus hijos, a La Puerta, donde había observado, un nuevo campo de
oportunidades; su nieta Marlene, en sus apuntes sobre la vida de su abuelo, relató
que <<al tiempo se
mudaron a La Puerta, Trujillo, donde se residenciaron definitivamente, en una
vivienda (aun existe), ubicada en la avenida Páez, esquina de la calle 9, al
frente de la vivienda conocida como “la casa del Dr. Anzola”. Allí nacieron el
resto de los doce hijos: José Florencio Palomares Abreu, nació en 1916; María
Angelina Palomares Abreu, nació en 1918; María Edén de la Paz, nació el 28
diciembre 1922; José Hipólito del Carmen Palomares Abreu, (nació el 30 enero
1924 y murió el 12 febrero 2001); Francisca Antonia Palomares Abreu, nació el 2
junio 1931, y Juan Bautista Palomares
Abreu >> (Palomares, Marlene. Notas sobre don Obdulio Palomares. La
Puerta. Mayo 2021), con esta cantidad de nacimientos, procrearon doce hijos, en total.
Casa antigua de don Obdulio Palomares, en la parroquia La Puerta; fue
sede de su hogar familiar y de su negocio mercantil. Cronografía propia de este blog.
Se mudó, en un tiempo oscuro, para este pueblo campesino, en el que el gobierno nacional de Juan Vicente Gómez, lo calificó como enemigo, y los aportes, ayudas y obras fueron casi nulas, como consecuencia, del levantamiento de sus paisanos los coroneles Américo Burelli y Sandalio Ruz en la Cordillera de la Culata, en 1914; sin embargo, ya con la experiencia de persecución a su familia por los liberales, en 1892, que debió quedarle muy grabada en su mente, definitivamente se dedicó al trabajo agrícola y pudo establecer una casa comercial en La Puerta, con lo que fue muy prospero. Obdulio es en 1928, uno de los 12 principales comerciantes de La Puerta (Bennet); este geógrafo francés, lo calificó como importante dueño de casa de comercio.
Persistente y cumplidor de sus
labores, contando con algunos recursos económicos, fue construyendo, una de las
casas más atractivas de aquellos tiempos, cercada con tapiales y mejor
distribuidas del Municipio, una residencia andina campesina de caudillos, tipo
galería, incluyendo caballeriza, patio, plazuela, corredores, con materiales
autóctonos, madera parameña, adobes, tejas criollas, ubicada cerca de la
Plazoleta de la Santa Cruz del Calvario, de la cabecera de La Puerta, Trujillo
en Venezuela, y en su lado oeste, con el río Bomboy, directamente de la mágica
fuente denominada por los indígenas, el Cío; vivienda que aun está en pie, se
calcula que tiene más de 100 años de construida.
Refiere nuestra colaboradora, que en
esta misma casa, don “Yuyo” pesaba animales, tenia depósitos, hacia negocios,
compraba y vendía, inclusive, las tejas y adobes se fabricaban allí mismo, en
el patio de esta residencia; toda la familia trabajaba.
Para este tiempo, solo existían 11
casas alrededor de la Plaza principal de La Puerta y 1 pulpería. En 1928, de acuerdo al censo realizado por el geógrafo
francés Francis Bennet, en el Municipio La Puerta (hoy Parroquia), existían 376 casas (incluyendo la urbana, área que les
fue despojada a los indígenas Bomboyes,
en 1891) y contaba con 1.779 habitantes (Bennet, Francis. Guía General de Venezuela. pág. 376. 1929); se calcula que en la
cabecera habían unos 300 habitantes, aproximadamente.
Fue criador de ganado y productor
agrícola, en esta actividad, estuvo pendiente, de sus sementeras y sus
animales; existían en el Municipio 51 fincas, una de ellas era de don Obdulio;
recuerda el vecino Nicolás Manau, que Palomares, era dueño y labraba la
posesión “El Higuerón”, que se extiende desde el zanjón de Víctor González,
hasta el zanjón del Muerto y el hotel Guadalupe, lo tuvo muchos años, luego lo
vendió a Víctor Salas.
En las memorias de José Rafael Abreu,
se puede leer que, Don Obdulio y doña Eudocia tenían un solar <<en
la calle de arriba, cerca de El Rincón, donde los ayudábamos a desherbar o a
aporar las plantas que allí cultivaban>> (Abreu Burelli, Alirio.
Un valle, una aldea, un río. Pág. 98. Trujillo. 2007). Según el censo realizado por el investigador
Francis Benet, para el año 1928, existían en La Puerta, 13 establecimientos
mercantiles principales, cuyos propietarios eran: Obdulio Palomares; Abdón
Lamus; Ismael Maggioranni; Isaías
Ramírez; Aquilino Azuaje; Pedro Aldana;
Resurrección Araujo; Tobías Briceño; Hilario González; José Abel González;
Emilio Ibarra; Carmen Rivero; y Manuel F. Villarreal (Benet, Francis. Guía General de Venezuela. Pág. 376.
1929); sumado a los propietarios de las 9 fincas mixtas de ganados y las 51
fincas agrícolas, constituyeron la vanguardia de hombres, que impulsaron la nueva
economía de La Puerta, durante buena parte del siglo XX.
4.- Nuevas responsabilidades al frente del Municipio: Juez de Paz.
El periodo de dictadura del general
Juan Vicente Gómez, liquidó las revoluciones y revueltas de los caudillos
locales y regionales; había un solo caudillo y amo de Venezuela, ese era Gómez;
pero ni los hombres ni el ejercicio de los cargos de gobierno, son eternos.;
éste, murió en 1935. Con inclinación natural para la política, don Obdulio, a
pesar de tener su arma, ya no se expresaría con los máuseres y el machete
guerrillero de sus tíos, sino que optaría por las formas legales de lucha.
A mediados del siglo XX, siendo uno
de los comerciantes más acaudalados, fue Jefe Civil del Municipio La Puerta, su
nieta relató que, <<al establecerse en la Puerta, comenzó a interesarse por los
problemas de la comunidad y a buscar la solución de los mismos, ayudando a la gente,
ejerciendo durante muchos años como administrador de rentas, como Juez de Paz
(tenia potestad para realizar matrimonios aparte de otras muchas funciones),
hizo de Alguacil, todo esto en el edificio municipal conocido actualmente como
“La Prefectura” de la Parroquia>> (Palomares, Marlene. Notas sobre don Obdulio Palomares. La
Puerta. Mayo 2021). Para ser Juez de Paz
en aquellos años, saliendo de la vorágine caudillista, se requería ser
considerado una persona de respeto, conciliadora, de buen verbo, preparada y
acostumbrada a resolver conflictos interpersonales, desde reclamos en el campo
agrícola, servidumbres, ocupación y linderos de tierra, cobros de deudas y
sobre el tema del agua de riego, entre otras asuntos de la cotidianidad rural
andina. Como Juez de Paz, tuvo la satisfacción de presidir el matrimonio de su
hija Francisca, que se casó con el señor Baldomero Materan, que luego fue Jefe
Civil de La Puerta.
Una bonita descripción de este
personaje, la dio el señor José Rafael
Abreu, al decir, que es de quienes <<viven en el pueblo y la sirven con
su trabajo y su ejemplo>> (Abreu: 80); fue un modelo de
ciudadano, que ejerció sus derechos, fue justo y proactivo en favor de su
comunidad, lo que revela su personalidad madura, equilibrada y emocionalmente
talentosa.
Asociado al desarrollo del pueblo de
La Puerta, y preocupado por su mejoramiento, no tuvo pereza alguna, para sumar
voluntades para esos propósitos, en convocar a <<sus amigos entrañables y
muy honorables…familias como los Burelli Rivas, los Carrasquero, los González,
los Viloria, don Luís Ignacio Araujo, quien fue su compadre>>
(ídem); con los que se tuvieron algunos logros para la comunidad.
5.- El
ocaso de don Yuyo.
Quizás, su mayor obra, la que le dio
mayores satisfacciones, fue la familia que fomentó, que fue guía de una
comunidad que comenzaba a asentarse en estas tierras serranas y que acompañó en
su avance comunal, durante más de medio siglo; recuerdan que, <<su
matrimonio con María Eudocia, duró toda la vida, hasta que enfermó y dejó de
existir un 10 de octubre de 1975, en su residencia>> (Ídem);
aunque numerosa, la mayoría de sus hijos formaron sus familias en esta comarca.
Si alguna interpretación cabe de la
vida y obra de Obdulio, es su transición desde la estadía en Monte Carmelo,
donde siendo una especie de adoptado-criado, aprovechó esos años, quizás
sumisamente, en estudiar, aprender las actividades del campo, en esos rubros
que ingresaban con la cultura itálica, que hizo raíces en dicho pueblo; al
igual, que aprendió oficios y percibió las reglas del comercio. Cuando se va de
allí, existe cierta prosperidad y avance urbanístico, se va a La Puerta, que
apenas tenía 12 casas; y se propuso fomentar, emprender, construir pueblo. Era
un ciudadano, quizás, no aquilatado por títulos, guirnaldas y condecoraciones,
tampoco, descendiente de los dueños del valle del Bomboy, pero supo aspirar a
ser ejemplo de ciudadanía, no era ambicioso de poder, sin embargo, por su vida
ejemplar, le tocó intervenir en problemas de sus vecinos y de la comunidad;
virtudes, valores, religión, cultura, formaron parte de su Doctrina de
ciudadanía.
En una síntesis de José Rafael Abreu,
incluida en sus memorias, Obdulio Palomares fue un <<artesano de adobes de arcilla,
cantor de paradas de niño, juez, excelente padre de familia>>
(Abreu Burelli: 6); sencilla descripción esta, de tan ejemplar ciudadano. Como
dato curioso, al mudarse a La Puerta, en su misma casa, fomentó su tejería, en
un borde del río, elaborando adobes, tejas y piezas de arcilla y barro, con lo
que se fueron construyendo las primeras casas de los nuevos habitantes del
Municipio.
Don Obdulio, murió a la edad de 97 años. Como si lo estuviera
presenciando, la nieta relató: <<Fue sepultado en horas de la mañana del día 11 de
octubre de 1975, en el Cementerio Municipal, oficiando la misa en esa fecha, el
presbítero Mario Castillejo>> (Ídem).
Su fallecimiento congregó a todos sus amigos y coterráneos, con el propósito de
conducirlo hasta su última morada y rendirle un conmovedor homenaje. Recordó
igualmente, su descendiente, que, <<
Al año siguiente (23 de diciembre de
1976), murió su esposa María Eudocia, siendo enterrada en la misma tumba con su
esposo de toda la vida, en La Puerta, a la edad de 87 años>>
(Ídem). La vida, con los particulares emprendimientos de Don Obdulio Palomares, con su capacidad de conciliador, ético,
normativo y Juez de Paz, bien merece ser inscrita en la memoria histórica
de nuestra Parroquia.
Galería fotográfica:
Su compadre Luis Ignacio Araujo, destacado hacendado de la localidad, asistente al traslado de los restos de
Obdulio Palomares. Colaboración de Arq. Marlene Palomares. Cronografía 3969.
En la gráfica, se observa a don Alberto Burelli, entre los asistentes al
sepelio de su amigo Obdulio Palomares. Colaboración de Arq. Marlene Palomares. Cronografía
3973.
Al fondo, con traje negro y corbata, don Alberto Burelli, amigo de don
Obdulio, y al frente, con uniforme de
monja, la Yaya Cabrita. Colaboración de Arq. Marlene Palomares. Cronografía
3972.
En la gráfica, se observa a mano derecha, vestido con flux y corbata al hacendado y empresario local Antonio Ramón Simancas, entre otros vecinos, cargando el féretro de don Obdulio Palomares. Colaboración de Arq. Marlene Palomares. Cronografía 3974.
En un dia con sol resplandeciente, encabezado por el párroco Mario Castillejo
ritual en mano, se observa el profuso cortejo fúnebre de don Obdulio Palomares. Colaboración de Arq. Marlene Palomares. Cronografía 3965.
El cortejo fúnebre de don Obdulio Palomares, recorriendo las calles de
La Puerta, rumbo a su última morada. Colaboración de Arq. Marlene Palomares. Cronografía
3966.
Salida del templo San Pablo Apóstol de La Puerta; vecinos llevan el
féretro con los restos mortales de don Obdulio Palomares. Colaboración de Arq.
Marlene Palomares. Cronografía 3967.
Inhumación de los restos mortales de don Obdulio Palomares. Colaboración de Arq. Marlene Palomares. Cronografía
3968.
Vecinos cargando sobre sus hombros, la urna con los restos de don
Obdulio, por la empinada subida hacia el cementerio nuevo de La Puerta. Colaboración de Arq. Marlene Palomares. Cronografía
3970.
Otra toma fotográfica del cortejo, se observa al padre Castillejo,
párroco de La Puerta. Colaboración de Arq. Marlene Palomares. Cronografía 3971.
La Puerta, agosto 2021.
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