El Resguardo Indígena de La Puerta.
Por Oswaldo Manrique.
Al contrario de lo que se piensa, La
Puerta, nunca fue asiento ni residencia del hombre blanco, ni del negro, ni se
establecieron casas, estancias y factorías coloniales, porque sencillamente
solo fue un pueblo de indios Timotes, cuya cotidianidad y costumbres era
distinta a la de aquellos, como lo demuestran viejos documentos de encomiendas
recientemente paleografiados, sumado a los libros eclesiásticos parroquiales que
se han revisado y el expediente de la Partición Judicial del Resguardo Indígena
de 1891, que demuestran que la historia local que nos han echado hasta el
momento, no es cierta.
Antes de la llegada de los europeos
al Valle de Bomboy, existía una comunidad originaria, constituida por indígenas
de nación Timotes. A comienzos del siglo XVII, con el otorgamiento de las
Encomiendas y para evitar los malos tratos que dieron los encomenderos a los
primeros pobladores y les continuaran despojando de sus tierras ancestrales, se
selecciona y dota de tierras, como posesión exclusiva de los aborígenes
diseminados en el valle del Bomboy, pero que serán también ocupadas por grupos indígenas
desalojados de otras tierras, mudados y trasladados por sus encomenderos, desde
Jajó, igualmente familias esnujaques, escuqueyes, jirajaras, cuicas, gayones y
por supuesto, los grupos del contorno, como mukutis, kombokos, vikuyes y
Bomboyes, como parte de la Doctrina, que fue la estrategia organizativa y de
reducción de la conquista y colonización española de Trujillo.
El inicio de la evolución de La
Puerta, como pueblo colonial esclavista, se sitúa en los finales del siglo XVI,
de acuerdo a las más recientes investigaciones paleográficas, sobre documental
localizada en el Archivo General de Indias, obteniendo de esto, que habrían
pasado al día de hoy, más de 420 años
aproximadamente, desde aquel punto de partida. Siendo el primer encomendero del
valle de Bomboy, el portugués Tomas de Buyn, también llamado capitán Tomé Buy,
de Vuyn o
Avoin (Briceño Iragorry: Fundadores de Trujillo.1930).
Siendo Alcalde el capitán portugués Tomas
Dabuyn, certificó que el 20 de diciembre de 1578, se encomendó al Capitán
Alonso Pacheco, elaborar las características
geográficas de los predios trujillanos, y eran, <<Al Norueste de Mérida, Distrito del
Nuevo Reyno de Granada…toda tierra serranía y rasa, camino derecho; todo
poblado de naturales, asi de la dicha ciudad de Mérida, como de esta>>
(Relación gráfica y descripción de la ciudad de Trujillo, 1579. p. 140),
tierras pobladas por aborígenes. Incluyen en dicha Relación de 1579, que <<Los
pueblos de los indios como esta dicho repartidos por la tierra sin haber pueblo
fundado. Fueron hechas las encomiendas por quebradas y por chapas y decoradas,
de sierras, y en algunas partes fueron casas contadas. Está repartida toda la
provincia del pueblo en seis doctrinas de sacerdotes>> (Relación gráfica y descripción de la ciudad
de Trujillo, 1579. p. 141); se entiende que para ese año, no estaban agrupados,
ni reducidos ni concentrados los indígenas, en los llamados “pueblos de
indios”.
De acuerdo a la distribución
doctrinal, considerada de mayor importancia para el ordenamiento poblacional de Trujillo, la realizada
por el Obispo Fray Antonio de Alcega, en 1608, la comunidad indígena agrupada
en la Séptima Doctrina, es decir, el Pueblo de San Pablo Apóstol de Bomboy (no
confundir con la Encomienda del mismo nombre), estaría constituida por
aproximadamente más de 959 indígenas de los llamados útiles; se
debe anotar que los principales caudillos aborígenes en este sitio, al tomarlos
bajo su dominio en 1611, el encomendero Juan Álvarez De Buyn, hijo del capitán
Tomas De Buyn, eran: Bomboy (o Bombas),
Jasepe, e Yguara, todos de raza Timoto.
En la descripción geográfica de 1578, de la ciudad de Trujillo, cuyo alcalde era el capitán Tomé Buyn, incluye entre los datos importantes que, <<había
en esta provincia cuando en ella se entró, catorce o quince mil indios hombres
y ahora habrá cinco o seis mil; la causa de haber faltado tanto fueron las
guerras porque han sido belicosos y revelados cuatro o cinco veces y muerto
mucha gente>> (Relación gráfica y descripción de la ciudad de
Trujillo, 1579. p. 139); también por las
dos epidemias, una de ellas en 1573, de
la llamada viruela. Comparando las cifras poblacionales de indígenas de 1578,
con la que tenía San Pablo de Bomboy, en 1608, esta representaba más del 15 por
ciento de la población indígena y mano de obra total de todo Trujillo.
Según la normativa
de Indias, las posesiones para la constitución de un pueblo de indios, cabecera
de doctrina, era de una legua a los cuatro vientos, de tierra fértil para la
agricultura, con rio cercano, para asegurarle a los indígenas un modo de
subsistencia, de la cual una porción era para cultivos que se distribuirían
entre la comunidad, otra para el pasto de ganado y la tercera para explotación
en conjunto de todos los pobladores, en forma rotatoria y de labranza gratuita,
cuyo producto se aportaba a la Caja de la Comunidad, y un sitio donde tener su
vivienda, asi como su templo católico, vivienda cural, plaza y lugar de
reuniones; pero fundamentalmente se establecía para que los encomenderos asegurasen la mano de obra y el pago de
tributo, concentrando y manteniendo bajo custodia, control social, doctrinario
y vigilancia a los indígenas, que pasaron de estado de libertad a estado de
esclavitud. No podían vivir en estas
tierras personas blancas ni negros ni mestizos en los primeros tiempos de
coloniaje, se mantuvo hasta 1891. En 1687, cesa el régimen de encomienda, y el pueblo de indios de La Puerta, junto con
otras 15 comunidades, pasan en 1722 a formar parte del Corregimiento de Indios,
cuyo primer Corregidor fue don José Pérez de las Nieves.
En nuestra investigación, componían el
Resguardo, todas las tierras que están dentro de los siguientes linderos, <<están
limitados por el Norte, con el Zanjón Negro o Quebrada “Guadalupe” hasta su
entrada al rio Bomboy, y pasando este, la quebrada de las “Paperas”, la cual se
sigue de para arriba hasta la cima; por el Sur, la Quebrada “Tafallez”; por el
Este y Oeste, la cima de los dos cerros que forman los derrames del Bomboy>> (Registro Principal del Estado
Trujillo. Documentos de la Partición de las posesiones de tierras de los
Resguardos Indígenas de La Puerta. Inserto bajo el N° 49, del Año 1891); de
esta forma, quedaron delimitadas en el texto de la Partición, las tierras que comprendían el Resguardo
Indígena de nuestra comarca: La Puerta, anteriormente denominado Pueblo de Indios San Pablo de Bomboy. Los 2 cerros a los que se refiere el Partidor
Judicial, son: el Paramo de La Puerta (Hoy llamado de los Torres) por un lado,
y el de Comboco, por el otro; asimismo, precisando con los 2 derrames que son:
Comboco y La Maraquita.
Este asentamiento forzoso llamado “pueblo
de indios”, posteriormente Resguardo Indígena, en la forma establecida en
el modelo hispánico de poblamiento, fue
ubicado en una extensión “…de mil novecientas ochenta y cuatro
hectáreas…”, de
tierras predominantemente agrícolas, ubicadas en el valle y en las riveras del
Bomboy, en las que pudieron mantener relativamente sus cultivos
ancestrales, permeados por los traídos por los colonizadores españoles, como el
trigo, cacao y café. Dichas posesiones fueron reprochablemente despojadas mediante un juicio
fraudulento de Partición, a los indígenas Bomboyes que hasta 1891, se mantenían
en casi su totalidad puros, usaban su lengua originaria, sus costumbres,
religiosidad y cotidianidad, juicio
este, que estaría sujeto a la evidente nulidad, por lo que de acuerdo a los
decretos y leyes sobre Partición de Resguardos, vigente para aquel tiempo del
gusmancismo (1891), pasaban a ser propiedad de la comunidad. Parte de esta
tierra, es lo que hoy conocemos como el área urbana de la Parroquia La Puerta.
Así, se fue consolidando el Pueblo
Cabecera de Doctrina o Pueblo de indios San Pablo Apóstol de Bomboy (hoy La
Puerta), en tierras de lo que se conoció como "Valle de indios
Timotes" (no Timoto- cuicas), dentro de la estructura política religiosa
española, de la ciudad de Trujillo de Nuestra Señora de la Paz. El primer cura
doctrinero fue el Pbro. Antonio Montero, luego sustituido por el padre Salvador
de Carmona. Debido a la necesidad de ahorrar en jornadas de camino y contar con
la mano de obra más cercana debido al
crecimiento pecuario de la parte norte del Valle, se creó en 1620, el
Pueblo de Indios San Antón Abad (hoy Mendoza).
Entre 1795 y 1847, fue protector y
párroco de ambos, el cura Francisco Antonio Rosario, pupilo del obispo Ramos de
Lora, además, prócer independencista, quien hizo construir un Oratorio con la advocación
de Virgen de Guadalupe de indios, que resulta de los más antiguos y escasos
recintos marianos de este tipo, en Venezuela.
El padre Rosario, fue el único Cura
que al implantarse el periodo republicano, tuvo dentro de este Resguardo, tierra
para su manutención, concedida por los nativos, llamada Hacienda del Padre
Rosario y allí fue también erigido el Oratorio de la Virgen de Guadalupe de Indios,
ubicada en la parte norte de La Puerta, surcada por la quebrada la Guadalupe,
donde hoy están el hotel de este nombre, los edificios de García Méndez, el
parcelamiento y hacienda El Rosario, tierras que fueron invadidas por hacendados
de la localidad, a comienzos del siglo XX, y debido a la centrífuga documental,
cambiaron el nombre original por el que se conoce actualmente, de “hacienda El
Rosario”.
Sirva
esta primera nota, como reconocimiento histórico de que el espacio que ocupa
hoy la población urbana de La Puerta, son parte de las tierras ancestrales de
la comunidad de nativos Bomboyes, de la etnia Timoto, en el valle del Bomboy.
La Puerta, octubre 2022.
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