Francisco Gutiérrez, el anunciador de la navidad.
Por: Oswaldo Manrique.
En nuestra Parroquia La Puerta,
diciembre es el mes del regocijo y del reencuentro familiar y de la amistad. Tradicionalmente las fiestas de navidad se
prolongan hasta el año siguiente, cuando se empalma con la bajada de los Reyes,
el robo y búsqueda del Niño Jesús, y se extendía un poquito más, hasta la
celebración de los patronos católicos San Pablo Apóstol y Nuestra Señora de la
Paz. En las distintas casas los
preparativos comienzan a mediados de mes, cuando se escuchan los redondos sonidos
de las carruchas o carros de rolineras sobre el asfalto; que compendiaban con
los repiques de las campanadas, que las desaparecieron a finales del siglo XX, y no las han devuelto, y los preparativos familiares del pesebre y ese símbolo de la
hermandad y prosperidad: las hallacas, y, en la gran víspera de la navidad, se queman
fuegos artificiales. Durante este
periodo, las calles, plaza, esquinas, y en los caseríos foráneos, junto con la pintada de las casas de vivos
colores, se expresaba la señal de bienvenida, felicidad y renovación.
A mediados del siglo pasado, uno de sus
habitantes, hacía saber e informaba a toda la comarca que había llegado el
tiempo de la Natividad de Jesús. “Chico”
Gutiérrez como lo llamaban en el pueblo, con unos pequeños y maravillosos
artilugios, anunciaba, contagia y
entusiasma a su comunidad. Eran minúsculos petardos, hechos de piedrita motatanense,
pólvora, azufre y papel, se fabricaban y vendían en su casa, ubicada a la
entrada del pueblo, en la avenida Páez esquina con calle 1, de La Puerta,
estado Trujillo.
El arte del estruendo y la luz.
Los historiadores coinciden en que
fueron probablemente los mongoles los que introdujeron la pólvora y los cohetes
chinos en Europa en torno a 1241. A esta industria, de la pirotecnia que se
desarrolló en el siglo XIV, época en que se inventaron las armas de fuego, se agregó la fabricación de los fuegos
artificiales para las celebraciones de victoria o paz. Durante el renacimiento surgió la industria
italiana de pirotecnia, que destacó por la elaboración de los fuegos
artificiales, y hacia la mitad del siglo XVII, los fuegos artificiales se
utilizaban como entretenimiento a una escala sin precedentes en Europa,
haciéndose populares incluso en lugares de reunión y jardines públicos. (Diccionario
Encarta 2009. Microsoft Corporation).
A nuestras tierras andinas, donde
persiste la tradición en el uso
de los fuegos artificiales, le llegó con el europeo Al andaluz, desde el
siglo XVII. En La Puerta, como pueblo andino y religioso, es común que se
utilicen en sus distintas fiestas y celebraciones populares y católicas estos
artificios de luces y explosiones artificiales. Un antecedente importante lo encontramos en el
Programa de las Fiestas de La Puerta de 1909, en el que se destaca que a las 8
pm, se quemaran vistosos y variados fuegos de artificio, en la Plaza
Bolívar, y el 25 de enero de 1909,
día del patrono, se inició con <<una
gran diana de música, triquitraquis, boladores y recamaras, despertaran como en
el día anterior, a los animosos fiesteros, que no sepan o no puedan huir de las
groseras impertinencias del rudo clima de la época>> (Programa de las Fiestas de La Puerta. 1909. En papel). Este seria, el
primer dato histórico sobre el uso de los fuegos artificiales en nuestra
Parroquia.
Piedritas navideñas y caras de alegría.
Los escueleros se ponían de acuerdo y
buscaban en la casa de Don Chico Gutiérrez, aquellas minúsculas cosas para
iniciar la alegría, en sus faltriqueras, bolsillos “robagallina” o bolsillos
pequeños, salían Calle Arriba y Calle Abajo, iban sacando sus atesoradas
piedritas y las iban lanzando contra el piso o contra la pared o algún muro
aquellos días fríos de diciembre; se puede decir, que se ponían felices como
los ángeles, tan alegres como su mismo prójimo podía estar. Su felicidad compartida,
gritando sin desvergüenza: - ¡Es navidad!
En las casas de familia, al comenzar
a escuchar los primeros petardos, nos despertaba y nos disponía a un entusiasta
día de celebración navideña. En ese ambiente cálido y armónico, nos abrumó durante varios años, este anunciador
estruendoso de la Navidad andina, con las estruendosas detonaciones de las
populares "piedras" artificiales, que generaba risas, bromas y
chanzas en la muchachada. Algo de esa
sensación quedaba al final del día, al vencerlos el cansancio de tanto reír las
ocurrencias al tirar las diminutas “piedras”, aquel silencio que los envolvía los
subyugaba, como si fuera un regalo todavía por abrir.
El taller de la alegría navideña, el de los fuegos artificiales.
En una casa ubicada en la entrada norte
del pueblo (área urbana de La Puerta), se fabricaba con todo detalle y con la
seguridad necesaria, los fuegos artificiales que llenaban de alegría a los niños, adolescentes y a cuanto
ocioso alegre habitaban en este poblado. Era la casa taller de Francisco Gutiérrez o Don Chico Gutiérrez,
como también se le llamaba.
En este
taller, su operario principal, cuidadoso como era, mantenía el hermetismo
necesario para la elaboración de los fuegos artificiales conocidos como “piedritas” navideñas; una especie de
petardo pequeño que era capaz de producir un estruendoso sonido al ser lanzados
contra el piso o las paredes, era la alegría de los niños para sorprender a los
amigos, y también, la utilizaban los mayores, esos jodedores de las esquinas,
para reírse a carcajadas del que era sorprendido y asustaban.
Corrobora su hijo David Gutiérrez, lo que recuerda y comenta la memoria oral de esta localidad: <<mi papá se destacó en el arte de la Pirotecnia, aunque él sabía fabricar varios productos nos enseñó a hacer lo que hoy conocemos como las Piedras Navideñas o Piedras Explosivas, ya que era más fácil su fabricación y menos compleja la manipulación, estas las comenzó a fabricar al final de la década de los 50, solo con ánimo de diversión familiar y compartir un buen momento con los vecinos, pero fue en el año 1968, cuando un maracaibero llegó a la casa y le compró treinta Piedras que tenia reservadas para la Navidad y le hizo otro encargo, luego otro, y después otro pedido y posteriormente le prometió que el compraba toda la producción y asi fue como iniciamos la comercialización de este producto, que representó nuestra fuente de ingreso para la Temporada navideña…y aprovechando este legado la familia desarrolló este arte>> (Datos biográficos de Francisco Gutiérrez, suministrados por wasap, por David Gutiérrez, 11-12-2022); en la década de los años 70 del siglo XX, en la ampliación de sus horizontes y buscando nuevos derroteros, se muda y se residenció en Maracaibo, establece la fábrica de fuegos artificiales y otros negocios. Este emprendimiento, tecnología y secretos, se lo enseñó a su hijo Eladio, que luego quedaría a cargo.
El mismo David, explicó que, <<en el año 1.988, todos los hermanos varones constituimos una empresa la cual llamamos en honor a nuestro padre con las iniciales de su nombre Francisco Antonio Gutiérrez, FAG. Fuegos Artificiales Gutiérrez, para lo cual compramos un hermoso terreno llamado Granja La Muchachera, allí construimos galpones, oficinas, canchas deportivas y llegamos a tener más de cien trabajadores, llevando cantidades de este producto para Caracas y Oriente donde las pagaban a muy buen precio. Posteriormente nos dedicamos a la importación de Fuegos Artificiales de Estados Unidos y China, a donde tuve que viajar en varias ocasiones, constituyéndonos como la primera Empresa importadores de Productos Pirotecnicos del Occidente de Venezuela y aunque vivo en Estados Unidos aún conservamos esta próspera empresa, ahora Pirotécnica Gutiérrez Hnos. C. A. PIGUCA. Ubicada detrás de Kapital La Limpia >> (Ídem); los hijos redimensionaron el legado.
Como buen hijo y respetuoso caballero
David Gutiérrez reconoce que, <<Esto lo hemos logrado Gracias a este hermoso
legado recibido de nuestro progenitor Francisco Antonio Gutiérrez y también a
que hemos encomendado al Creador del Universo nuestras obras, planes y
proyectos y El ha afirmado nuestros pensamientos>> (Ídem).
Igualmente, Don Chico, fabricaba las
habituales “bombas”, que salen desde un mortero metálico a propulsión,
explotando estruendosamente en el aire, que se usan para sacar alegremente a
los santos del templo, y también para la recorrida de San Benito y sus
chimbangueles. En las fiestas de calle y profanas, se exhibieron por su
colorido y espectáculo los llamados “toros”, con el que se persigue a los
espectadores, asi como, las luces giratorias, que hacían mover la rueda, al son
de las explosiones, y otros fuegos que
eran el entretenimiento de niños y adultos.
La particular historia de vida del artesano de la alegría navideña.
Francisco Antonio Gutiérrez, nació en
el caserío Agua Clara, Municipio Valera Edo. Trujillo, cerca de Carmania, la
histórica propiedad del padre Rosario, <<el día 5 de enero 1.908, hijo
natural de Don Adilon Rumbos, y Elodia Gutiérrez, (de aquí el nombre de su hijo
preferido y su nieto ambos de nombre Eladio Antonio Gutiérrez (privilegiados ya
que le asignaron el primer nombre de la mamá y su segundo nombre).
Elodia, su madre <<muere
cuando Francisco Gutiérrez, era un pequeño de nueve años de edad>> (Gutiérrez).
Era hijo de un señor español, de fuerte carácter, que
contrastaba con la personalidad de Francisco. David, hijo de nuestro personaje
explicó: <<Adilón Rumbos, su papá conocido por ser un acaudalado hombre de
negocios, de origen español, propietario de la Hacienda San Pedro, que
comprendía casi todo el territorio de la ciudad de Valera, calificado por ser
un hombre de carácter recio>> (Ídem). Siendo un niño, tomó la decisión de irse de la
casa de familia, <<ya que en su condición de huérfano no recibe el trato que él
esperaba de su padre, labrándose una vida llena de adversidades, dificultades y
limitaciones, pero con el esfuerzo, esmero y pasión que aprendió de su hermana mayor de crianza Guadalupe Valero y la confianza en Dios, inicia esta nueva aventura, desarrollando una
excelente creatividad y logra prosperar de manera sorprendente>>. (Ídem). Hizo
sus estudios de primeras letras y muy niño se fue de la casa familiar en busca
de nuevos senderos, en los que pudiera
desplegar sus inquietudes, adquirir conocimientos y vivir su vida
Francisco o Chico como le llamaban, se casó en
1933, a los 25 años de edad con una hermosa
joven de 18 años de edad, María
de Jesús Uzcátegui, quien nació en 1915, en Monte Carmelo, Edo. Trujillo, y con
ella
<<engendró ocho hijos, de mayor a menor: Perpetuo Ramón, María Ernestina
del Carmen, Francisco Omar, Edenis Josefina, Eladio Antonio, David Alberto,
María de Jesús y Óscar Gonzalo Gutiérrez Uzcategui>> (Gutiérrez);
los cinco primeros, nacieron en La Puerta, y el resto en Valera. La
esposa murió en Maracaibo, en mayo de 1997.
Francisco Antonio Gutiérrez, se
establece en la Puerta, y fomenta su familia y logra materializar parte de sus
ilusiones y proyectos, su hijo David, rememora que en la comunidad fue, <<conocido por ser un hombre cariñoso y
protector con sus hijos, filántropo, generoso, servicial, integro con
principios éticos, morales y espirituales bien formados que se gana el respeto y
el cariño de la comunidad de La Puerta, convirtiéndose en el padrino de casi
todos los niños de la época, recuerdo que a mis siete años de edad, en La
Puerta, cuando íbamos para la Iglesia en todo el trayecto, los niños y jóvenes
le pedían la Bendición, esto constituía para mí una gran satisfacción y
admiración por mi progenitor>> (Ídem). El aprecio del que gozaba en
el pueblo, lo fue convirtiendo en padrino de muchos niños de la comunidad,
inclusive en su familia recuerdan cuando se hizo famosa la frase de
"Ahí están peleando los hijos de padrino".
Un relato familiar.
Era melómano, le gustaba mucho la
música, y tenía una antigua vitrola para recrear sus oídos. Rememora David, uno
de los gustos de su padre: <<Entre sus posesiones más recordadas
era una Vitrola que era un equipo de sonido de cuerdas, (sin electricidad)
usaba discos de acetato, de 45 y 33 RPM., recuerdo escuchar y ver bailar con
mucha alegría a las personas cuando escuchaban las Orquestas La Sonora
Matancera, La Billo’s Caracas Boys, Los Melódicos etc. Toda la gente
contemporánea con mi papá y jóvenes de la época aprendieron a bailar con esta Vitrola.
(No existía el Reggaetón, perreo, ni vallenato)>> (Ídem).
Recuerda nuestro colaborador Benito Rivas, que siendo niño le tocó en una
fiesta en casa de Don Chico, a la que asistió con su familia, darle a la
manivela de la vitrola por un espacio de tiempo y se iba turnando con otros
niños, para que pudieran disfrutar y bailar la música.
En las localidades alejadas de las ciudades,
es una característica del poblador, el
cuidar y apreciar sus vehículos, por eso, <<Otra
posesión que lo identificó era un Jeep Willys, año 1.953. Aunque tenía tres vehículos
(Un camión 1.952, este lo regaló, el Jeep Willys, y una Camioneta Jeep). Todos
estos vehículos comprados nuevos de paquete, cosa poco común aún para la gente
rica de la época, conservó por mucho tiempo el Jeep Willys>> (Ídem).
Se marcharon esos tiempos.
Los mandatos de la medicina y la herbolaria.
Desde muy joven fue estudioso de la
herbolaria y observador de los temas de salud y medicina. Se convirtió en practicante
de medicina y puso en alto su destreza para curar heridas y torceduras, pero
siempre bajo la instrucción y dirección de un medico, inyectaba y administraba
a los enfermos las medicinas, muchas de
ellas naturistas, que ordenaba el facultativo. Recuerda su hijo David
Gutiérrez, que, <<Francisco Antonio Gutiérrez era un hombre polifacético,
desarrollaba múltiples disciplinas, la más destacada era que él fue practicante
de la Medicina, llegó a ser asistente
del Dr. Parajan (Parjan), un reconocido médico de la época en La
Puerta>>; el Dr. Luis Parjan, de origen húngaro, medico graduado en la UNAM, en la ciudad de
México, fue el pediatra de varias generaciones de valeranos, y estuvo muy
ligado a la población de La Puerta. Murió en 2020, en Panamá.
Algo anecdótico y la gente admiraba fue que, <<<<mientras este médico Parajan (Parján) estaba sin atender a nadie, papá en cambio tenía cola de pacientes para ser atendido por Don Francisco, con excelente resultados, obviando al profesional de la medicina Dr. Parajan, que además de diagnosticar a los pacientes también fabricaba una parte importante de las medicamentos que prescribía a sus pacientes con éxito sorprendente, el resto recomendaba a la Farmacia Sucre, recuerdo que cuando vivíamos en La Puerta, lo visitaban personas de Las Virtudes Edo. Mérida, y viceversa, cuando vivíamos en Las Virtudes, asistían pacientes de La Puerta, a tratar su salud con él >> (Ídem). Parján fue considerado un buen médico, tuvo su consultorio en la antigua Clínica Jhonker, de la ciudad de Valera, hoy Clínica Rafael Rangel, donde estuvo Francisco Gutiérrez, como su asistente.
Don Chico Gutiérrez, el polifacético.
Trabajó el metal, elaboraba alambiques,
artesano, tuvo en su casa en calle 1 con avenida Páez, de La Puerta su taller,
donde trabajó la madera, hizo muebles, pero también se ocupaba en lo que sería
su actividad fundamental: la pirotecnia y la elaboración de las famosas
"piedras", usadas por los muchachos en Navidad y en las fiestas
populares de los pueblos andinos.
Francisco Gutiérrez, de joven fue curioso, detallista, con sus pocos estudios formales, fue autodidacta, incursionó en varias disciplinas, que lo fue capacitando para ser un hombre multifacético y útil a su comunidad, <<<<conocía el arte de la Carpintería, mecánico, albañil, plomero, soldador, construcción de viviendas, aunque nunca le prestó estos servicio a nadie si los ejecutó ayudando a la comunidad y construyendo sus propias viviendas ya que tenía siete de ellas construidas por el mismo (cuatro en la Puerta, una en Las Virtudes, unan en Los Caraños, estas dos, en el Edo. Mérida y una en Maracaibo. Sector 23 de Enero); también fabricaba jabones medicinales, lámparas y plantas de Luz con carburo, grasas, conos para barquillas, mantequilla exquisita>> (Ídem). Recuerda el puertense Jorge Albarrán, quien hoy vive en el estado La Guaira, que siendo muchacho, y por vivir cerca de Don Chico, él fue su ayudante, y le hacía diligencias y mandados a quien considera un hombre de mucha sabiduría.
Edenis Josefina, hija de Francisco,
recuerda que vio a su papá <<hablar ingles fluido con unos
personajes importantes, él nos enseñaba pero desconocía esta habilidad, esto fue
como resultado de que cuando era soltero a los 22 años viajó a las Islas del
Caribe, con un investigador y científico venezolano que se me escapa el nombre,
donde aprendió este idioma>> (Ídem).
Hombre de principios y el valor de la palabra.
Fue un buen padre de familia y buen
colaborador y respetuoso de su comunidad, donde logró labrarse el respeto de
todos, Don Francisco Gutiérrez, gustaba de expresar sus ideas y principios
ciudadanos. Sus decíres no eran solo promesa u oferta barata. El mismo David Gutiérrez señala que <<Don
Francisco como era conocido, tenía frases que lo escuchaba cuando aconsejaba
estas eran: La persona que se roba un medio (Bs. 0,25) se roba un millón. Otra
frase era: La persona que no sirve para nada, sirve para manejar un carro>>;
muy cierto esto.
Francisco Antonio Gutiérrez. Imagen cortesía de David Gutiérrez. |
En una oportunidad, un señor conocido
le gustó y le propuso comprar una casa que había construido, Gutiérrez aceptó vendérsela
por 4 mil Bolívares. Un pariente le dice que cómo iba a vender en ese precio,
si valía el triple. Francisco le respondió: - yo, ya dí mi palabra
(Conversación telefónica con David Gutiérrez.
10-12-2022). En efecto, la vendió en 4 mil Bolívares.
Vicisitudes
Un día, viajaba en su apreciado Jeep
Willis, y le llegó a la parte trasera del carro de un norteamericano; este, se
bajó “engorilado”, como era de contextura fuerte, lo agarró y lo alzó por
los brazos, Francisco reacciona y le dio un cabezazo y le partió la nariz.
Cuando le preguntaron de aquel hecho, dijo: - ¡A mí ningún musiú me va a venir a joder!
(Ídem). Reacción criolla y nacionalista.
Su hijo David Gutiérrez, quien
colaboró para la elaboración de esta semblanza, es un destacado ciudadano,
presidió el Rotary Club de Maracaibo, cursó estudios de Teología, en Texas,
Estados Unidos, allá se avecindó y es Pastor de una Iglesia, y actualmente, es
empresario y dirige una organización de hombres de negocios en Texas.
Francisco fue el causante de ese
tiempo de las caras sonrientes de los niños y jóvenes de nuestra Parroquia La
Puerta. Era el anunciador de la llegada de la felicidad, alegría y magia de la
navidad. Envolviendo a todos en aquel maravilloso ambiente popular y religioso,
dado por los artificios creados en su casa que constituían el atractivo y
principal aderezo de nuestras tradiciones y celebraciones andinas. Francisco Gutiérrez <<partió
a las Moradas Eternas, el Viernes Santo 24 de Marzo de 1978, en el Hospital
Central de Maracaibo, por insuficiencia renal>>, a la edad de 70 años.
Fue la creación de Francisco Antonio
Gutiérrez: su pirotecnia, que afloraba los bonitos deseos de reír, compartir,
obsequiar, visitar a los familiares y amigos, y esa espiritualidad navideña de
desear lo mejor y la prosperidad para el venidero año. Vida y obra, que merece
ser reconocida y registrada en la
historia local y cultural de nuestra comunidad.
La Puerta, diciembre 2022.
omanrique761@gmail.com
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