Laura Sulbarán y sus recuerdos del tiempo.
Por: Oswaldo Manrique (*)
Conociéndonos de
muchos años, solo fue a comienzos de junio del 2022, que
me acerque a buscar unas fotos y a conversar con Laura Sulbarán, acerca de una
recopilación de vocablos antiguos de nuestra comarca. Nos reunimos en su
pequeño local comercial de la avenida Bolívar, en La Puerta.
Una reja de medio
cuerpo, se abrió. En el local, las paredes repletas de ropa en exhibición. En
el lado izquierdo, un mostrador metálico con productos cosméticos que allí
vende, y como signo de que allí no hay montunos ni marrajos, una mesa redonda y
sillas para el que llegue, eche la conversada.
Laura era una militante
de la juventud católica y de la cultura, de firmes propósitos cuando se trataba de la lucha
social, destacaba su esfuerzo y tenacidad. Morena, delgada, con un inmenso
corazón y sensibilidad. Al despuntar la mayoridad, sus opiniones siempre
expresaron de forma categórica sus simpatías y sus rechazos, no se anda con
ambivalencias. Su carácter muy provinciano, encierra en el fondo su recelo andino,
coincidente con la armonía ancestral.
Nació en uno de
los pueblos más antiguos de Trujillo: La Puerta, que este año cumple 423 años de sus inicios coloniales, cuyos páramos y comarcas exhiben un
mágico multipaisaje, en los términos de Erika Wagner, que dota a sus pobladores
de un especial comportamiento humano.
Laura Sulbaran Rivas, la alfarera socio-cultural de La Puerta. Imagen cortesía de la profesora Belkis Villegas. |
Sus padres Martín Sulbarán y Froilana Rivas de Sulbarán, personas
sencillas del campo, de esos que caracterizan y expresan el afecto y la
conversación en la cotidianidad de estos pueblos. la supieron criar bajo los principios y valores cristianos, ha demostrado tener esa capacidad excepcional de asumir responsabilidades pesadas y permanentes, en favor del prójimo.
Participó en primera linea, siendo muy joven, en toda la lucha ambientalista, por la tierra y por la vida que se libró en La Puerta, en los años 80 del siglo XX, desde antes de la creación del Comité Pro Defensa. Por eso y por su actitud perseverante y trabajadora en cuanto a hechos y personajes, tenía fama de extrema y radical en los planteamientos. Es Laura Sulbarán, alfarera social, cultural y religiosa.
Como lo sigue manifestando con su actitud y recuerdos, en su temperamento no cabían negociaciones con INTURESA, el consorcio promotor del macro proyecto urbanizador en su Parroquia, ni toleraba los políticos que lo apoyaban. No tenía ideología partidista, salvo sus valores cristianos, y eso lo expresaba en sus palabras y en la acción: la unidad de propósitos, defensa de su pueblo y de la vida.
Laura Sulbaran en compañía del escultor Juan Felix Sanchez, esperando para subir al Tisure. Cortesía de Laura Sulbaran. |
Su madre Froilana, una mujer dulce, atenta, silenciosa, afectiva que se rendía ante las acciones de sus hijos, con quienes lidió a diario. La hija, ayudaba en el negocio de su papá Martín, venta de víveres, ropa y otros artículos. Tuvo especial atención por Laura, la única hembra de su prole, con quien compartió y conversaron directamente los asuntos de la lucha.
Sus amigos y
compañeros de inquietudes
Ella es una
persona de buen trato, risueña y de agradable conversación, de las que
sorprende con una simpática frase o te suelta una burbujeante anécdota. Aquel
día, amablemente, y con el fin de de afirmar con fotografías sus palabras,
buscó sus álbumes que muestran el paso del tiempo y de la humedad. Las fue
mostrando y en cada una de las fotos, se detenía a explicar el sitio y las
personas, logramos copiar unas 35 imágenes, entre ellas, a Juan Félix Sánchez, el escultor del "Tisure"; los cantautores Alí Primera, La Chiche Manaure, el poeta puertense "Tista" La Cruz y otros.
Laura Sulbaran en el centro de la imagen, sonriente, conversando con el escultor Juan Felix Sanchez, y la esposa de éste. Cortesía de la profesora Belkix Villegas. |
En la pelea ambientalista de La Puerta. Los inicios.
La memoria fotográfica
aporta mucho al proceso de reconstrucción histórica local. Hablamos de aquellos
inicios de la lucha ambientalista de los años 80 del siglo pasado. Le referí lo
ocurrido el 28 de mayo de 1980, cuando se alzó un grupo de hombres y mujeres de
la comunidad y se fueron a la construcción que estaba haciendo INTURESA frente
al hotel Guadalupe. Laura no participó ese día, la noté emocionada cuando
le toqué este punto, <<sí, a raíz de eso, se formaron
varios grupos, para distintas actividades, para distintas partes y fue
importante la creación del Comité>> (Conversación con Laura Sulbarán,
en La Puerta, el jueves 9 de junio del 2022); se refiere al Comité Pro Defensa de La
Puerta, la organización que le dio direccionalidad a la lucha ambientalista, en la que ella participó.
Recuerda ella, que se enteró del problema, un día cuando llegó a su casa <<el profesor José Antonio Montilla, "Montillita", de Valera, sociólogo, con otra persona que no recuerdo quién era y empieza a decir que en La Puerta iban a ejecutar una obra de una suma de dinero muy grande, y habló del daño que podía causar al paisaje>> (ídem); eso le comenzó a ocupar la cabeza, el corazón y su tiempo.
Laura, ha sido y es además de responsable con su familia, una mujer muy religiosa, de la acción social de la Iglesia, pero, el asunto de la defensa de su comarca lo privilegió desde aquella conversación y reflexión, al respecto dijo <<Yo joven y amante de mi valle y celosa con la naturaleza, me tomé muy a pecho esa lucha. Lo primero que hice fue, quitarle un biombo a mi papá, que lo tenía en su cuarto como división y lo forré de papel, le fui pegando todos los reportajes y declaraciones y avisos que iban saliendo en la prensa relacionados con el conflicto de La Puerta, y lo puse aquí en la calle, frente a la tienda. La gente se paraba a leer y a preguntar, y luego la casa se fue convirtiendo en punto de información y de reuniones>>; fue su primer aporte a la lucha.
Laura Sulbaran en sus tiempos mozos, como activista cultural y de la Iglesia. Cortesía de la profesora Belkix Villegas |
Manifestando su formación religiosa, me dio a entender que en aquellos años le retumbaba una voz cristiana en su conciencia, trajo a colación a una guerrera religiosa, recordó a <<Juana de Arco, de alguna manera pensar en sus luchas, me fortalecía, algo me anunciaba ella de lo que iba a ocurrir en La Puerta>>; al parecer, la hizo pensar mucho y Laura sabe interpretar las señales de ese guerrero llamado tiempo.
Fíjese que, <<en esos días se realizó en casa de los Viloria, una reunión de muchachos y muchachas, muy entusiasmados por defender al pueblo, que ayudó a concientizar a la gente, y los mayores que fueron, se terminaron de convencer>>; la amenaza de aislar al viejo pueblo campesino, estaba en marcha, y las primeras columnas del ampuloso desarrollo vacacional urbanístico, se estaban construyendo.
Relató que su casa de la avenida Bolívar con 3a. Calle, de La Puerta, <<sirvió para reuniones, foros, y fue sitio de durmienda de los que venían a apoyar la lucha, aquí estuvo Fruto Vivas, el magistral arquitecto, José Manuel Cabral, considerado el primer ecologista del país, también José Moya, Crisanto Pérez de organizaciones ambientalistas>>; todos en la familia Sulbarán, se incorporaron a la lucha contra el desarrollismo urbanístico depredador.
Para ella, fue
una especie de escalada contra La Puerta, <<comenzaron a brotar diferentes
proyectos económicos como el de La Maraquita, el de los Chalets, el Cordillera,
me acuerdo que invité al Presidente de la Junta Comunal de aquel tiempo, para
que subiera de 5 a 6 de la tarde, a La Lagunita, y viera aquello, que belleza;
pero él quería desarrollo urbanístico en La Lagunita y Quebrada Seca, a lo que
se opuso el Comité>>; que eran las posesiones de la
familia Burelli.
Alí Primera en La Puerta. Lo trae la Federación de Centros
Culturales.
Trujillo en las tres últimas décadas del siglo pasado, se caracterizó por tener un activo movimiento cultural popular, que se fortaleció con la creación del NURR de la ULA. Laura formó parte de ese movimiento cultural, y me dijo: <<En Valera existió la Federación de Centros Culturales, con Alfredo Matheus, que conocía por los asuntos culturales, era amigo del profesor Montilla. Se buscó el apoyo de Alfredo, ellos hicieron una invitación a Alí, para La Puerta, a través de Nubia Uribe>>; Nubia, es una destacada promotora cultural del estado Trujillo.
En la imagen, Laura Sulbaran en compañía de la Chiche Manaure y Ali Primera, tiempos de la lucha ambientalista en La Puerta, 1981. Cortesía de la profesora Belkix Villegas. |
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Refiere Laura que, <<Un día me llama Luis Villarreal, y me dice que Alí va a estar en la emisora, Turismo, necesitábamos hablar con él, porque se va para Motatán. Me encomiendan hablar con él y me voy pa' Valera. Subí a la emisora y allí estaba. Le dije: - Alí sabe lo que está pasando en La Puerta, y estamos contando con UD, no nos falle, estamos contando con UD", y me lo traje, ésa fue la primera vez que vino>>. La emisora radial era Radio Turismo, a pocos pasos de la parada de busetas de La Puerta, en la calle 16 de Valera.
Por fin le
llegaron noticias de la solidaridad, <<habíamos tomado la Medicatura,
porque no había médico. En la madrugada, llegó Alfredo Matheus con varios
jóvenes de Valera, y me dijo que venía Alí, con el grupo Ahora y Antonio Acosta
Márquez y comenzamos a organizar para el 3 de agosto>>, se
le notaba la emoción, recordando aquellos momentos de espontaneidad y de
sus comienzos en la lucha ambientalista.
Los preparativos
del acto de Alí, motivó a mucha gente, aquí y en los pueblos vecinos, <<A comienzos de 1981, elaborábamos un
discurso ecológico y campesino, era algo nuevo para nosotros; y organizando lo
del acto en la plaza. Alfredo nos confirma que venían con Alí Primera, Los
Guaraguao, el grupo Ahora, Antonio Acosta Márquez, Canto a un Pueblo, el Tepuy,
grupo de Tamunangue y el declamador Balbino Blanco>>, eso los
entusiasmó más.
Andando con Ali Primera. Las primeras anécdotas.
Laura se convirtió
de hecho en la estafeta del Comité, y correaje con Alí Primera y los grupos
culturales. Con su habitual sencillez, contó que, <<Un día, Alí se molestó
conmigo por algo que estaba en la agenda y a él no le gustó, y me dijo
"coma mierda Laura", y yo no me le quedé callada y le contesté
"sabe cómo es la cosa, Ud. también coma mierda" >>; sin
duda, una equilibrada discusión.
Reconoce que a
veces, la sorprendía, <<Otro día, me llama por teléfono, al
de la casa, en aquel tiempo no habían celulares y me dijo: Laura estoy en
Barquisimeto, ando un poco mal, ¿a ti por casualidad no te molesta el oído
derecho? No supe qué contestarle>>; cosas de Alí.
En la sala de la
casa de los Sulbarán, hubo otra extraña reacción del Cantor, recuerda Laura que, <<conversábamos
en un grupo y dije: a mí siempre me molestó la derecha (como expresión política). Inmediatamente Alí, me
dijo: ¡Dejémoslo así!>>; por supuesto, ahí quedó el asunto.
En la búsqueda de apoyo a la causa del pueblo puertense.
Los comienzos de la lucha de La Puerta, en lo que se refiere a la concienciación y participación de la gente, los factores de solidaridad, los apoyos externos y la misma organización de eventos, para los puertenses era algo nuevo, desconocido, fueron aprendiendo sobre la marcha. Una de las primeras motivaciones, según Laura, fue cuando se enteran que, << Alí estaba interesado en el problema de La Puerta. Que tratara de asignar comida a los distintos grupos culturales y musicales, para lograr un perfecto desarrollo del acto de la plaza, como darle mejor acogida o incentivarlos para que se quedaran más tiempo en el pueblo>>, estas palabras denotan la necesidad del Comité, en ese momento, de obtener apoyo y solidaridad.
En esta borrosa imagen, Laura Sulbaran, la Chiche Manaure y una vecina. Cortesía de Laura Sulbaran. . |
Igualmente, le
pidieron a ella que, << si es posible promocionar a través
del perifoneo o cualquier tipo de propaganda>>. Hay algo anecdótico
en esto. Benito Rivas de la dirección del Comité Pro Defensa, recuerda que, <<usaban
el carro de Alfonso Briceño, también directivo y lo llamábamos "Valmóvil
N° 1", él venía los fines de semana a La Puerta, porque estudiaba en la
ULA en Mérida. Cuando yo venía de Maracaibo, se usaba mi carro para perifonear,
y lo llamaban "Valmovil N°2">>; el evento tuvo su buen
impacto en cuanto a información, toma de conciencia y participación; toda la
comunidad, se apiñó esa tarde hasta sobre los árboles coreando las canciones
rebeldes de Alí y el grupo de músicos que lo acompañaba, en la plaza Bolívar se
escucharon frenéticas griterías contra las insanas intenciones de Inturesa.
Lluvia de consignas y de pitas contestarías.
Sólo dos veces, estuvo en La Puerta.
Caminó por las calles estragadas de Boconó, luego Carache, Valera y las de nuestro pueblo en lucha contra el urbanismo depredador, con Alí Primera, cantautor de la Patria Buena, quien a través de la música bolivariana nos dejó su legado de libertad.
Fue enfática Sulbarán,
en despejar esta duda: <<Alí vino dos veces a La
Puerta>>. Los organizadores del acto, muy motivados, les
palpitaba sus recios corazones, la lucha avanzaba y ahora no estaban solos, <<después
del acto, se quedó en el pueblo, en casa de la Nena Vargas, había estado en La
Lagunita>>, quedó encantado de tanta belleza natural.
Sin duda fue poca la estadía del Cantor, en este pueblo trujillano, pero fue intensa y significativa, <<un día se fue a Quebrada Seca, fue a un sancocho que le prepararon, le encantó>>; bastó ese tiempo, para que él percibiera la realidad de nuestros campos y recogiera el sentir de este pueblo.
<<Todos querían estar en la casa>>.
Se refiere a su casa materna, la de los Sulbarán. <<Aquí se quedó el destacado arquitecto y ambientalista Fruto Vivas, porque aquí mismo se hizo un foro, estuvo José Manuel Cabral, primer ecologista del país, también se quedaron los del grupo Ahora, el gordo Páez>>, eran reuniones importantes y fundamentales, por las exposiciones de los conocedores de la lucha ambientalista, y los jóvenes puertenses, aprendiendo y formándose.
Recordó nuestra amable interlocutora, que <<En esta casa, mi mamá muy atenta con los que llegaban, además se convirtió en sitio de información, se hacían reuniones, en el salón que era grande, se hicieron foros>>. Fue un punto de logística importante para la lucha que había emprendido.
Al cabo de la
actividad en el pueblo, Alí, clamaba por un teléfono, no existía el celular. Le
dijo a Laura, <<no tengo teléfono y necesito comunicarme con Coro. Consígueme
un teléfono. Le dije a Ramona Combita, que se lo prestara, que yo le buscaría
los 500 bolívares para la renta. El hombre se alargó hablando y yo preocupada,
después me daba pena pasar por la casa de la señora. Entendí que él estaba
llamando a la novia y las conversas así, se alargan>>. Al transcurrir el tiempo, se hizo más fluida
la comunicación con él, y mayor confianza.
La cabellera de Alí.
De esas ocurrencias de Alí, rememoró
que, <<En una oportunidad, le digo: usted si se toca el pelo, me
contestó: ¡ Claro, para verme bonito!>>, una respuesta
alegre, porque no era un hombre vanidoso. Pero un
día, le había encargado algo a uno de mis hermanos, <<Consíganme miel para la
garganta. Alfonso, le compró media botella con sello, y cuando la vio le
dijo: ni lo intente, eso no, que sea criollita. Y para la garganta pidió
jengibre>>, cuidaba sus cuerdas vocales, la garganta.
El allanamiento en La Puerta.
Existiendo el local del Comité, en la calle 9 o de Tarbes, la casa de la familia Sulbarán, se convirtió en la práctica en punto de actividad continua del movimiento. Allí se daba información, se reunían, se recibía a los visitantes solidarios y se tenía propaganda.
En la pugnacidad
con los constructores de Inturesa, las fuerzas policiales llegaron a tomar el
pueblo, intentando doblegarlo en su lucha. Ella recuerda que, <<Un
día llegan al local de la casa Antonio Acosta Márquez y Alirio Rangel el ingeniero trujillano y me alertan sobre posible allanamiento y les
respondí ¡aquí no hay nada que esconder!>>. Aunque ingenua
respuesta, la pelea era frontal y en la calle.
Último concierto en Caracas.
Laura Sulbaran entrevistada por una periodista de Valera. Cortesía de la profesora Belkix Villegas. |
En aquellos años 80,<<en una de esas conversaciones con él, me dijo: Yo quiero que vayas a ese concierto. Teníamos los Sulbarán, un apartamento en el Retiro, por San José del Ávila. Alí dice, y cuando termine el concierto te mando para allá. Quizás él pensaría que se me haría difícil ir>>; mujer de decisiones y acción.
Siguió contando
que cuando se acercó el día del concierto, <<le pido a mi hermano Gilberto,
"deme la cola", y me fui a Caracas, llegué a la tarima, en la
avenida Bolívar, cuando José Vicente era candidato y Alí cantó. Me subo a la
tarima arriba, muy alto aquello, voy subiendo la escalera confiada y
empoderada. Me paran los de seguridad y me dicen ¿para dónde va? Vengo de
Trujillo y voy a hablar con él y hacerle una entrevista. Me dejaron seguir, Alí
cuando me ve, me dijo sorprendido: ¿Laura cómo hiciste para llegar aquí? Solo
le respondí: Tú me dijiste que viniera y aquí estoy>>; como toda
una soldado.
En ese momento, Laura materializaba esa cualidad del trujillano, que llamó Don Mario Briceño Iragorry, la "extraversión telúrica", que se lleva cuando nos convencen las causas nobles. Agregó a la conversación, que Alí le preguntó: << ¿Cómo hiciste para pasar la seguridad?
- Les dije que te iba a entrevistar Él replicó: - ¿Y tus credenciales?
- ¿Y eso qué es? Le
contesté.
- Lo que te acredita como
periodista. Me dijo, quédate quieta por ahí. Me llevaron a la casa, a las tres
de la madrugada>>. Fue un acto multitudinario.
Sus ideas las expresaba hasta en el mínimo detalle.
Una vez, el Alí
integral, les dio una lección cultural, que Laura no olvida, y lo cuenta: <<Cuando
lo acompañamos al canto en Carache, y también, al de solidaridad con los
damnificados de Boconó; fui con Sofía de Frías. Recuerdo que fuimos a una casa
donde nos invitaron, y él entró a la cocina, e inmediatamente cambió de
temperamento y lo notamos todos, fue que
se molestó porque habían muñecos negros de madera, que tenían ahí de adorno>>;
sus convicciones de respeto a los afro descendientes, no permitían que se les
convirtiera en muñecos o adornos de cocina.
La profunda sensibilidad primeriana.
Laura acompañó a
Alí, en la mayoría de sus giras de la Canción Bolivariana en Trujillo. Él se sentía bien y
cómodo, rodeado de los trujillanos, era un hombre muy sencillo. Ella
rememoró que, en uno de esos viajes, le preguntó: <<Alí, ¿cuál de tus
canciones es la que más te gusta? Me respondió: Laura, nunca me habían
preguntado cuál es la canción que más me gusta. Le insistí ¿Cuál es?
Respondió:
- la piel de mi niño huele a
caramelo>>; es posible que haya tenido otras, pero esa fue su
respuesta.
Los valores y principios cristianos de Alí.
En el comedor de
la casa, conversábamos de posiciones que mantiene la Iglesia, y casi de forma
explosiva dijo: <<En mi casa también se preocupan por los sacramentos. Laura,
cuando yo me case, la que vaya a ser mi esposa, no le voy a permitir píldoras
anticonceptivas y menos control de natalidad,
si Dios me tiene para darme 18 hijos, no voy a pensarlo>>.
Convicciones de Alí, sobre la vida, como principal valor de la humanidad.
Laura Sulbaran mostrando en el recinto del templo San Pablo Apóstol, la bandera de La Puerta. Cortesía de la Profesora Belkix Villegas. |
Laura Sulbaran, en su tienda, de la avenida Bolívar de La Puerta. |
Una anécdota repetida en Carache.
Con su muy
particular sonrisa, recordó algo que les pasó yendo a Carache, tuvo dudas para contármela, y me dice que no
quiere que la escribiera, al rato la convencí. Emocionada y con su habitual
franqueza, la soltó: <<Mi hermano Ramón lo quería conocer. Él se
iba en cola a Mérida. Un día se fue a Mérida, y estando en el Páramo El Águila, los de un
carro funerario pararon y le dieron la cola. Llevaban una urna. El carro
estaba hediondo de flatulencias. El chófer iba malo del estomago. Con los vidrios arriba, porque no aguantaban el frío.
Ramón aguantó hasta que llegó a Mérida. Mi hermano le echó el cuento a Antonio
Acosta Márquez, aquí en la casa y éste en Caracas, se lo contó a Alí>>; Laura, se
reía a carcajada batiente al contarme esto.
Seguidamente, retoma el hilo de la conversación: <<Cuando vamos hacia Carache, Alí me dice que le había pasado lo mismo que a Ramón, y me cuenta: yo estaba pequeño y dormíamos cuatro en la cama, y cuando había sopa de caraotas, los más grandes para asustarnos, se ponían a hablar de espantos, y yo que era el más pequeño me daba mucho miedo y el único que se tapaba la cabeza era yo, me tocaba calarme la ventosidad de mis hermanos... "y a mí, si me tenían jodido">>. Cosas de Alí, para las carcajadas.
Mujer de mucha fe, Laura considera hoy, a más de 40 años de aquellos hechos, y a pesar de la partida física de Alí, que la lucha aún continúa. ¡Gracias amiga Laura!
(*) Portador Patrimonial Histórico y Cultural de La Puerta.
La Puerta, agosto 2023.
omanrique761@gmail.com
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